![]() ![]() 6 Días en Alsacia ✏️ Blogs de Francia
Erase una vez, en una región muy lejana, en Alsacia, una familia que se aventuró a perderse por el encanto de sus pueblos, sus rincones y su arquitectura de cuento.Autor: Cherokee1150 Fecha creación: ⭐ Puntos: 5 (1 Votos) Etapas 4 a 6, total 6
Domingo 9 de octubre de 2016
De nuevo madrugamos, nos levantamos a las 7:30, a las 8:00 estamos desayunando. Como siempre, cuando termino de desayunar salgo a fumar un cigarrillo, y descubro que el local que hay frente al hotel es una panadería, así que decidimos que los días que nos restan desayunaremos en nuestro apartamento, ya que la panadería abre a las 4:00, sin problema para comprar pan recién hecho por la mañana. Además coincido en la puerta del hotel con un grupo de estudiantes españoles que se están agrupando para visitar Colmar. Son un instituto de Navarra que han ganado un concurso, a nivel europeo, sobre instituciones europeas y les han regalado un viaje a Estrasburgo, que ellos han ampliado para visitar Colmar. Subimos, tras desayunar, al apartamento, hay que lavarse los dientes y coger las mochilas. Nuestro recorrido hoy se centra, casi en su totalidad, en la ruta de los vinos: 1.- Haut-Koenigsbourg. 2.- Ribeauvillé. 3.- Riquewihr. 4.- Kaysersberg. 5.- Niedermorschwihr. 6.- Katzenthal. Como siempre, en principio, había un par de paradas más en nuestra ruta, pero tras consultar con el personal de recepción se cayeron dos de los pueblos de la lista, de nuevo un acierto, ya que con esta lista se ajustó el tiempo bastante bien a nuestro tiempo. 1. Haut-Koenigsbourg. Comenzamos el día tomando la autovía hacia el castillo de Haut-Koenigsbourg. Según dicen, este es el castillo en que se inspiró Disney para diseñar el del cuento de "La Bella Durmiente". Estamos comprando las entradas a las nueve y algo, el día está triste, hay niebla y chispea a ratos. Las vistas de toda la región de "Los Vosgos", que según dicen son espectaculares desde el castillo nos las perdemos, pero con la niebla tiene un encanto especial. recorremos todas las salas del castillo, nos lleva entorno a una hora, es precioso. Tras dejar atrás la visita a Haut-Koenigsbourg programamos el GPS hacia Ribeauvillé. Vamos circulando, entre lomas inundadas de viñedos, hasta llegar a la villa. 2. Ribeauvillé. Al llegar, lo primero que encontramos es la zona de aparcamiento de pago, la vamos rodeando, y ante nuestra sorpresa, nos encontramos, justo al otro lado de un edificio que hay al final del parking de pago unas calles con el aparcamiento libre, así que estacionamos el coche y nos dirigimos a la oficina de turismo, donde nos facilitan el plano de rigor con la ruta sugerida, que, como siempre vamos siguiendo. Este pueblo, de momento es el más grande que hemos visitado hasta el momento, quizás sea del tamaño de Obernai. Vamos paseando por sus calles y plazas. A las espaldas del pueblo hay un monte con un castillo en su cima, lo que da un encanto especial a las vistas hacia ese lado del pueblo. Está empezando a despejarse, pero aún hace bastante frío, así que, al comenzar el recorrido compramos algo típico de la zona, un vino caliente con especias, no somos, ninguno, de vino, pero habrá que probar las cosas de los sitios, además la mañana invita a calentarnos. Con nuestro gusto, poco acostumbrado a estos menesteres distinguimos, aparte del vino dulce, clavo y canela, está más aderezado, pero se nos escapan el resto de las especias. Nos vamos perdiendo por sus callejuelas, como nos pasó en Obernai, saliendo y volviendo a entrar en el camino sugerido. El pueblo es precioso, tiene una gran iglesia protestante al lado de otra no menos grande católica de estilo gótico. Esta villa es preciosa. No sin motivo, Nuria afirma que este es el pueblo que más le ha gustado de todo el viaje. 3. Riquewihr. El día sigue tonto, al igual que nos ha pasado en Haut-Koenigsbourg y en Ribeauvillé sigue nublado la mayor parte del tiempo y chispeando a ratos. De nuevo, a la llegada al arco de entrada al casco antiguo del pueblo todas las calles están marcadas como estacionamientos de pago, así que nos damos la vuelta y aparcamos en la primera que no está señalizada como aparcamiento de pago. Lo cual, al igual que en casi todas nuestras paradas anteriores, no supone ningún gran problema, en cinco minutos estamos flanqueando el arco que da entrada al casco antiguo. Esta vez soy yo quien se queda impresionado por la belleza que se muestra ante mi. Es una calle pendiente, adoquinada, toda entera de arquitectura popular de la zona, me siento como si acabase de traspasar las murallas de una ciudad medieval. En este pequeño pueblecito, además de los restaurantes, que inundan toda la ruta del vino de Alsacia, a la entrada, a mano derecha encontramos una galería con puestecitos. Así que, para variar, decidimos probarlos, unos bocatas de un puesto, unos crepes de otro unos cafés más allá y nos damos por almorzados. Continuamos subiendo la calle principal y a cada paso descubrimos nuevos rincones, cada cual con su encanto especial. Que sí el patio de una casa reconvertida en restaurante, que si el patio de otra, que aún sigue siendo una bodega. Todo es precioso. Flanqueamos otro arco, como de una segunda puerta en una segunda muralla. y seguimos subiendo. Yo voy todo el rato boquiabierto. Me encanta. Cuando llegamos a la parte más alta del pueblo decidimos bajar por las calles adyacentes, por paralelas a la principal, y nos damos cuenta de que hay algo común en todos estos pueblecitos, una vez te sales del recorrido que te marcan, esa arquitectura que llena de encanto las calles y te hace sumergirte en los sueños de los cuentos de tu infancia, desaparece casi por completo. De manera que volvemos a regresar a la calle principal con la primera perpendicular que hayamos. Terminamos de bajar la calle principal volvemos a atravesar la puerta de entrada al casco antiguo y nos despedimos de Riquewihr. Tengo que recalcar que, a mi, ha sido el pueblo que más me ha gustado de todo el viaje a Alsacia. La impresión que me entró al atravesar la puesta de entrada a la villa aún la tengo tatuada en el alma. Pienso que la pendiente constante tiene bastante que ver con mis sensaciones, y, por supuesto, lo cuidado de la calle principal. 4. Kaysersberg. Continuamos conduciendo atravesando una sucesión de pueblecitos y aldeas hasta que el GPS nos indica que hemos llegado. Este pueblo es medianito, todas las calles que rodean el casco antiguo, ¿lo podéis imaginar?... aparcamientos de pago. seguimos rodeando el casco antiguo. A la parte de arriba del casco antiguo damos con una calle, con aspecto de zona residencial, que no está marcada como aparcamientos de pago, así que estacionamos allí. El tiempo ha empeorado, la lluvia aprieta. La App de turno del móvil nos informa de que la lluvia no cesará hasta las cuatro y media, así que permanecemos en el coche un buen rato. Sobre las tres y algo escampa un poco y Nuria, ya harta de estar encerrada en el coche decide que nos vamos a visitar la villa. Lo cual resultó un error al final. Otro precioso pueblecito de arquitectura popular alsaciana y, como todos los demás, sin nada que ver con el resto. Unas casas preciosas. Unas calles con un encanto que, de nuevo, nos transportan a los países de los cuentos. Y como en la mayoría de los pueblos cada casa es un restaurante, un hotelito, una tienda de souvenirs, una bodega... Este pueblo, también es medianito, aproximadamente como Ribeauvillé, y también, como éste, tiene una zona restaurada bastante a tener en cuenta. Kaysersberg cuenta con el encanto añadido de que hay un riachuelo que atraviesa el pueblo, partiéndolo en dos. Tras cruzar el río, en una de las innumerables tiendas nos encontramos un señor que da a probar un producto similar, por no decir que son, a las almendras garrapiñadas, y otro que da muestras de quesos y bizcochos. Paula no se puede resistir y nos convence de que le compremos un paquetito de almendritas. Y, desde ese momento comienza nuestro desastre de Kaysersberg. Vuelve a llover, y aprieta por momentos, nos ponemos los impermeables. Paula, Noelia y yo parecemos tres preservativos, ya que los impermeables son de poncho. ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() Terminamos la visita a Kaysersberg como buenamente se puede. Esto es empapados. Volvemos al coche y programamos el coche para ir a Katzenthal. Como sigue lloviendo decidimos eliminar de la ruta Niedermorschwihr. Y nos dirigimos a Katzenthal. Esta es una aldea que no tiene nada de especial. Es una aldea de viñedos sin nada especial que ofrecer, ni en arquitectura, ni monumentos, ni un casco antiguo... pero, en uno de los diarios de viaje leí que tiene un restaurante con marionetas automatizadas. La idea en Katzenthal era, simplemente cenar en Caveau-Winstub Bacchus. El GPS se ha debido de volver loco, nos está metiendo por una serie de "carreteras", si se pueden llamar así, por las que solo vemos viñedos, en las que cruzarse con otro vehículo resultaría bastante difícil. Tras quince minutos en los que nos sentíamos totalmente perdido llegamos a la aldea. Ahora toca buscar el restaurante. Hecho, nos bajamos del coche Paula y yo, cruzamos la carretera, mojandonos, y encontramos que la puerta está abierta, entramos y, una señora con pinta bonachona, nos indica que está cerrado. De nuevo nos hacemos comprender a trompicones y salimos de allí con mesa para las siete y media. Volvemos al coche. E intentamos programar el GPS para una pista de patinaje que hemos leído un anuncio en el plano turístico de Colmar. Digo intentamos ya que conseguimos encontrar un pabellón de deportes cubierto en una zona que parecía zona universitaria, pero nadie nos sabía dar ninguna indicación de donde se hallaba la pista de patinaje. Así que, algo contrariadas, Paula y Noe se quedan sin patinar. Volvemos a programar el GPS para volver al hotel. Nos vamos a la piscina un rato Paula, Noe y yo. Al salir de la piscina aprovechamos y nos duchamos allí, directamente. Con lo que al volver al apartamento, aunque Nuria estaba un poco ofuscada, se tranquilizó al comprobar que ya sólo nos faltaba vestirnos. Nuria se había quedado en el apartamento descansando un rato. Yo creo que se recreó en la ducha. 5. Katzenthal. Nos vestimos para la ocasión y ponemos GPS rumbo a Katzenthal. hacia Caveau-Winstub Bacchus. Al llegar nos indican que podemos elegir entre dos mesas, una en un rincón, al fondo del establecimiento, y otra en un rincón, a la entrada esta vez, pero al lado de uno de los escenarios de marionetas. Estaba cantado, nos quedamos con la segunda. Pedimos, otra vez tartes flambées para las niñas, Nuria se pidió backeoffe, algo que aún no habíamos probado, pero que resultó tener una merecida fama, buenííísimo. A mi no me preguntéis qué pedí, me pedí el menú del día, ni recuerdo como se llamaban los platos, lo que os puedo asegurar es que estaba delicioso. Tras servirnos las bebidas, de nuevo agua, refrescos y buena cerveza alsaciana, las niñas se levantaron para echar un vistazo a la decoración del restaurante. Nuria y yo nos quedamos refrescandonos, ella con su refresco y yo con mi cerveza, admirando la estructura del salón. Es una casa de campo antigua, totalmente restaurada pero conservando todo el sabor a antiguo, con todas los vigones y pilares de madera a la vista, el sitio es precioso y la poca iluminación le da un aire más añejo aún. cuando vuelven las niñas, justo, comienzan las marionetas, además empezamos por las que teníamos justo al lado. Las marionetas tienen una serie de automatismos que hacen que se muevan coordinadas con una música y una historia que se va oyendo de fondo. Nos encantó. Al poco de terminar el nuestro comenzó a funcionar un segundo escenario de marionetas que se encuentra algo más en el centro del local, en alto. Las niñas se fueron a verlo. Cuando volvieron ya nos habían traído la comida. Cenamos muy bien en un establecimiento muy agradable. A medio cenar comenzó, de nuevo, a funcionar el escenario que teníamos al lado. En fin Katzenthal, al menos para mi, resultó una muy agradable velada por setenta y algunos euros. De vuelta al hotel y a descansar, que ya es tarde. Pero antes, les encargo a Paula y Noelia un trabajito, ellas serán las encargadas de organizar el día siguiente. El lunes hemos decidido dedicarlo a Colmar, como estamos alojados en esta ciudad tienen numerosos folletos publicitarios y planos de la ciudad. Se ponen manos a la obra, cada una diseña un recorrido con lo que quiere ver y visitar y después lo ponen en común. Así que mañana día de niñas. Etapas 4 a 6, total 6
Lunes 10 de octubre de 2016
Hoy hemos decidido desayunar en el apartamento. Así que nos levantamos, no tan temprano como los días anteriores, hoy nos quedamos en Colmar así que la media hora de rigor del primer traslado en coche se elimina. Me toca bajar a la panadería, con lo que nos sobró de la cena del primer día y unos cafés y colacaos de la máquina de recepción y lo de la panadería desayunamos bastante bien. Cruzamos la calle y a los menos de 10 minutos ya estamos en el casco antiguo de Colmar. Resulta que el apartahotel, además de tener una muy buena relación calidad precio está bien situado. Comenzamos a seguir la ruta que las niñas han diseñado la noche anterior, ellas se encargan de todo. Yo disfrutando viéndolas trabajar juntas, Nuria quejándose de que tardamos mucho (Nuria es un poquito muy nerviosa). Se pierden un poco, como cualquiera en una ciudad que no conocen, pero van bastante bien, la orientación general de las niñas me sorprende. Cruzamos Avenue d'Alsace avanzando por la rue de Theinheim para tomar la segunda a la izquierda, la rue Vauban, se puede decir que ya hemos entrado en el casco antiguo. Vamos bajando la rue Vauban hasta la place Jeanne d'Arc; en esta plaza comienza la Grand Rue de Colmar, pero las niñas han decidido dar un rodeo para pasar antes por la sinagoga; así que en la Place Jeanne d'Arc tomamos la rue de Chasseur, donde se encuentra la sinagoga. Al llegar a la sinagoga nos desviamos por un callejón que los lleva hasta la place du 2 Février. Pero, a la media hora de empezar Paula (la mayor) se afecta por tanto comentario negativo de su madre y se convence de que está perdida; el callejón no tiene placa con el nombre a parte de que tampoco aparece en el plano que tenemos. Con lo que, bastante enfadado por la actitud de Nuria me veo obligado a tomar el plano y retomar el camino. Llegamos a la place du 2 Février por el callejón en que Paula se ha cansado, desde esta plaza tomamos otro callejón, que tampoco aparece en el plano que nos adentra en la Grand Rue por un lateral de la Eglise Saint Matthieu. Seguimos bajando por la Grand Rue paseando mientras disfrutamos del casco antiguo de Colmar. La idea es dirigirnos directamente a La Petite Venise y así intentar tomar las barcas a primera hora. Al terminar la Grand Rue nos perdemos un poco por la zona de La Petite Venise, aún así llegamos al embarcadero pronto, tan pronto que aún no están las barcas. Para hacer tiempo decidimos dirigirnos al Museo de Historia Natural, Noelia tenía muchas ganas de verlo; aunque la verdad, es una visita que os podéis ahorra, es bastante decepcionante. Salimos del museo y continuamos perdidos por La Petite Venise, Alsacia tiene muchos rincones ideales para perderse y, uno de ellos es La Petite Venise. Aprovechamos para intentar reservar mesa en uno de los restaurantes que nos recomendaron en el hotel, L'Epicurien, además de recomendarlo en el hotel tiene muy buena crítica por todas partes; pero, mala suerte, está cerrado. Así que seguimos disfrutando de los canales los puentes y la arquitectura popular alsaciana, una mezcla del todo impresionante; vamos deambulando por callejas y puentes pasando innumerables terrazas junto a los canales, llegamos hasta Le Marché Couvert de Colmar. Pero, de pronto, miramos el reloj, y nos damos cuenta que si queremos el paseo en barca hay que ir ya, o esperar a la tarde, así que nos dirigimos de nuevo al embarcadero, pero esta vez nada de pasear, a toda prisa. Los esfuerzos suelen tener recompensa, y esta vez así ha sido, tenemos 4 de las 6 últimas plazas de la última salida. Esta última salida comienza con retraso, ya que los barqueros esperan más de diez minutos a un grupo grande que habían reservado previamente. Así que no salimos hasta que llega el grupo, cerca de un cuarto de hora tarde. Hay un señor que se queja del retraso, pero en el momento en que comienzan a avanzar las barcas y nosotros a disfrutar de la belleza de los canales, se olvidan todos los malos rollos. El barquero comienza a explicarnos las cosas en francés e inglés, así que nos enteramos de muy poco de lo que decía en inglés (yo en inglés, con muchos esfuerzos, me hago entender, pero me cuesta mucho comprender, Nuria, a pesar de comprender mucho más que yo, no suele poner mucha atención). De lo que creí comprender, recuerdo que nos explicaron que había unas barreras en los canales que, en otros tiempos, se usaban como aduana de entrada de productos al mercado de la ciudad, o algo así; también recuerdo que había una zona en la que creí entender que nos decían que, en otro tiempo, también, fue una zona residencial en la que tenía residencias vacacionales las más pudientes familias francesas. El paseo en barca discurre por un canal que va desde esta antigua zona residencial, con unas casas de época preciosas, todas con unos jardines muy cuidados; hasta Le Marché Couvert de Colmar por esta zona se iban sucediendo, uno tras otro, los restaurantes con terrazas al canal y los hotelitos junto al canal. El embarcadero se encuentra bajo el puente de Boulevard Saint-Pierre que cruza el canal, se puede decir que es el punto que hace de frontera entre las dos zonas habilitadas del canal. Tras terminar el paseo en barca volvemos a tirar de plano para buscar la segunda opción de las que nos recomendaron en el hotel para comer, La Cocotte de Grand-Mère, es muy pequeñito, y, debido a la hora avanzada para estas barbaras tierras, está completo, así que decidimos recorrer la Rue des Marchands hacia la Grand Rue, se ven varios restaurantes en esta dirección, y tras barajar varias opciones decidimos cambiar hoy la comida alsaciana por comida italiana, nos sentamos en una pizzería con decoración moderna, no como las de Málaga, que casi todas están decoradas como más clásicas, de la que no recuerdo el nombre; Noelia pidió espaguetis, Paula, Nuria y yo pizza, estaba todo delicioso, como casi siempre, por no decir siempre, regado con refrescos, agua y cerveza. Al salir de allí nos encontramos con la sorpresa de que estaba, también, comiendo allí la señora que regentaba el restaurante en el que cenamos la noche anterior, el de las marionetas. Y nos reconoció y nos saludamos. Seguro que no nos olvida en una temporada, con lo que nos costó casi entendernos. ![]() Al salir de allí no dirigimos hacia la Place des Unterlinden, pero, al pasar por la Place de l'École encontramos un puestecito de creps en el que nos paramos para que las niñas tomen su postre favorito, creps de nutela. Llegamos a la Place des Unterlinden (está en obras, con una gran zanja abierta) pero es un lugar precioso. En ese momento Paula se da cuenta de que estamos al principio del recorrido recomendado en los planos turísticos de la ciudad, así que vuelve a tomar las riendas y a dirigir nuestros pasos. Dejamos la plaza para recorrer la Rue de l'Eau, es exactamente por donde hemos venido, pero es lo que dice el plano y Paula no quiere perderse. Esta calle desemboca en la Rue des Têtes, justo al lado de la Maison des Têtes, uno de los edificios más fotografiados de Colmar. Al acabar la Rue des Têtes tomamos la Rue des Boulangers hacia la Rue des Serruriers, es la misma calle, pero cambia el nombre a la altura de la Place de l'École, por lo que hasta esta plaza hemos desandado nuestros pasos. Avanzamos por la Rue des Serruriens hacia la Eglise des Dominicains y desde aquí, por una calleja hasta la Place de la Cathédrale, llegados aquí, rodeamos la catedral, gótica, preciosa, entramos y, al menos yo, me quedo alucinado, el contraste de sombras y luz filtrada por sus vidrieras de la mayoría de los templos góticos que he conocido, tienen un no se qué que me llevan a un no se donde. Al salir nos liamos un poco le digo a Paula que creo que es por otra calleja que nos conduce hacia la Rue des Marchands, pero esta vez por una zona que aún no hemos pisado, avanzamos por esta última hacia la Grand Rue. Llegamos a la Grand Rue, a mediación, a la altura del, creo recordar barrio de los curtidores. Ya estamos muy cansados. El recorrido recomendado nos dirige hacia la Petite Venise, pero esa zona la hemos pateado por activa y por pasiva esta mañana, y nos saca de la Pettit Venise por el barrio de los curtidores, que es lo único que nos falta del recorrido recomendado para turistas. Las niñas están cansadas, en el plano se ve muy grande y no quieren continuar, pero después de la experiencia de casi todo el día en la que nos hemos perdido varias veces debido que al ver el plano nos íbamos más lejos de lo que en realidad era pienso que no es tanto lo que nos falta. Así que casi obligo a las niñas y Nuria a terminar lo que nos falta, por suerte no estaba equivocado, en cuestión de diez minutos habíamos terminado. Encaminamos nuestros pasos hacia el apartahotel, con el enfado de Paula y Nuria, por lo del barrio de los curtidores. Como la tarde aún es joven, las convenzo para volver a visitar Kaysersberg, que nos lo empañó la lluvia el día anterior, y Niedermorschwihr, que ni tan siquiera llegamos a visitarlo. De modo que, tras pasar por el apartamento, encaminamos el coche hacia estos dos pueblecitos. Niedermorschwihr, si eres de vinos merece la pena, si no, pienso que no; lo único que tiene es unas cuantas casas restauradas en la carretera que son bodegas, y más que pequeño, se puede decir que es minusculo. Sin embargo, volver a Kaysersberg sí pienso que fue un acierto, además de verlo con otra luz y sin que lo empañe el agua, como no había prisa por mojarnos, fuimos descubriendo nuevos rincones preciosos. Tras visitar estos dos pueblos nos dirigimos al hipermercado E'Leclerc, para comprar algo para la cena, el día ha sido largo y cansado, y no nos quedan energías ni para salir a cenar a parte ninguna, y el desayuno del día siguiente. En coche tardamos cinco minutos en llegar al apartahotel Tras estas dos visitas volvimos al hotel. Las niñas y yo nos fuimos, otra vez a la piscina, allí coincidimos con una familia alemana, la señora hablaba algo de español, así que nos comunicamos algo, los cuatro niños jugaron un poco juntos en la piscina. Subimos al apartamento sobre las ocho y algo, nos duchamos y picamos algo para cenar. Nos retiramos pronto a las camas, ya que, al día siguiente nos espera Estrasburgo, la capital de la región. Etapas 4 a 6, total 6
Martes 11 de octubre de 2016
Hoy volvemos a desayunar en el apartamento, así, que de nuevo bajo a la panadería, y hago la parada de rigor en la máquina de café de recepción. Pan recién hecho, chacina y algún que otro bretzel, como el día anterior. Tras asearnos y desayunar preparamos las mochilas y programamos el GPS de nuestro Mokka hacia Estrasburgo. Que se prepare la capital para ser tomada por la familia Fuentes Jiménez. Tras unos tres cuartos de hora de autovía entramos en Estrasburgo hacia la Place de la Porte Blanche, donde se encuentra la estación de tren de Estrasburgo. Comenzamos a callejear intentando encontrar alguna zona donde el aparcamiento no sea de pago, ilusos de nosotros. Pero como no hay mal que por bien no venga, cuando nos damos cuenta de que en el casco antiguo de Estrasburgo y en sus inmediaciones es imposible, y nos decantamos por un parking tomamos camino hacia el que nos indican las señales que vamos encontrando, aparcamos en un parking subterráneo, y cuando salimos nos damos cuenta que estamos en el parking del Musée d'Art Moderne et Contemporain, y hemos salido del parking justo en el Pont Couverts. Para no perder mucho tiempo programamos el GPS del móvil para ir a la oficina de turismo, que, en Estrasburgo, está en la plaza de la catedral. En un cuarto de hora, más o menos, estamos en la oficina de turismo, adquirimos el plano turístico de Estrasburgo. Al salir vemos el típico trenecito turistico estacionado en el lateral de la catedral, preguntamos los precios, y nos dan un plano con el recorrido. El recorrido del tren es prácticamente el mismo del que se recomienda en el plano para recorrer andando. Noelia quiere tomar el tren, pero nos parece un error pagar para hacer el mismo recorrido dos veces, ya que el recorrido andando lo haremos. Como aún falta un rato para el próximo viaje del tren accedemos a Notre Dame de Strasbourg. De nuevo una catedral gótica, con toda la magia de las catedrales góticas, de nuevo mi mente se autotransporta al país de los sueños. Esta catedral es muy bonita, las vidrieras, su rosetón, también vidriado, las capillas, el altar mayor... es preciosa, pero aquí va todo el mundo como hormiguitas obreras, correteando por todas partes y nos terminamos contagiando de las prisas reinantes. Pero esta catedral guarda una sorpresa más, cuando ya te estás yendo de la catedral y piensas que ya has acabado, antes de llegar a la salida llegas a una sala con un reloj que ocupa toda la pared. que en los cuartos acciona un juego de figuras preciosos, y nosotros llegamos en el momento preciso en que comienza el espectáculo. Salimos de Notre Dame de Strasbourg por la parte trasera y decidimos rodear la manzana en lugar de volver directamente hacia la plaza, que resultó ser una manzana más grande de lo que pensábamos, ya que, pared con pared, se encuentra Notre Dame de Strasbourg, la Union Sainte Cecile y el Lycée Fustel de Coulanges. Tras rodear toda la manzana llegamos a la Place de la Château, en el otro lateral de la catedral, rodeamos esta plaza saliendo de ella por la Rue de Rohan giramos una esquina para tomar la Rue des Cordiers, que desemboca en la Rue du Maroquin, por la que bajamos hacia el río. Justo al final de la Rue du Maroquin está el muelle del Batorama, un barco turístico que hace un tour por el río. Intentamos convencer a Noe para hacer el tour por el río en lugar del trenecito, como siempre Noe es bastante tozuda. Continuamos el recorrido sugerido en el plano turístico, avanzamos por el lateral del río hacia el siguiente puente, a la altura de la Rue du Vieux Marché aux Poissons, cruzamos el puente hacia la otra margen del río. Seguimos avanzando por Quai Saint-Nicolas y volvemos a cruzar el río por el siguiente puente, a la altura de la Rue de la Division Leclerc, tal y como cruzamos el puente segui avanzando por la margen del río, esta vez por Quai Saint-Thomas, hasta la altura del siguiente puente, donde giramos por la Rue Martin Luther hasta la Place Saint-Thomas, donde se encuentra la "Catedral Protestante", la Eglise Luthérienne Saint Thomas, por aquí pasamos antes, cuando íbamos de camino hacia la oficina de turismo. Nos vamos de la plaza por la Rue de la Monnaie, continuamos por la Rue des Dentelles. Sin darnos cuenta nos estamos adentrando, poco a poco en la Petite France, una de las zonas más famosas del Estrasburgo turistico. Es un barrio, de arquitectura popular alsaciana en la margen del río. Hemos llegado a la Place Benjamin Zix, Una plazuela, en el corazón de la Petite France que uno de sus laterales es el propio río. No se pero le veo un encanto especial a esta plazuela. Nos tomamos un respiro mientras contemplamos el río, y después continuamos por Rue du Bain aux Plantes, nos desviamos por Impasse du Bain aux Plantes hacia Quai de la Bruche, que termina en el Pont Couverts. Sin buscarlo, acabamos de pasar por Au Fantasin, un restaurante que, leí en un blog que tenía de postre tarté flambee de chocolate, cuando se lo dije a las niñas, insistieron en que comiésemos ahí el día que visitásemos Estrasburgo. Cruzamos el Pont Couverts, y, de nuevo, cruzamos un puente cubierto por el que comenzamos nuestra andanza en Estrasburgo, pero esta vez lo cruzamos por arriba, por la azotea. Hay unas vistas preciosas de del Pont Couverts y la zona de los molinos. Ya son pasadas las doce, así que decidimos volver a cruzar los puentes y almorzar en Au Fantassin. Las niñas tarte flambee gratinee, nosotros optamos por el plato del día, no recuerdo que comimos Nuria y yo, lo que no podremos olvidar es el encanto de su terrazita junto al canal. La comida no era espectacular, pero no estaba mal. De postre, pedimos tarte flambee de chocolate, estaba cantado, desde Málaga, lo cual fue un fracaso, ya que no era más que una especie de base crujiente de pizza con sirope de chocolate, con todas las ganas que tenían las niñas, al final no les gustó, y terminamos con unos cafés para mamá y papá. Total cincuenta y algunos euros menos en el bolsillo y energías renovadas en el cuerpo. Etapas 4 a 6, total 6
📊 Estadísticas de Diario ⭐ 5 (1 Votos)
![]() Total comentarios: 2 Visualizar todos los comentarios
CREAR COMENTARIO EN EL DIARIO
Diarios relacionados ![]() ![]() ![]() ![]() ![]()
![]() |