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Fin de semana de diciembre en LondresAutor: Marga_1978 Fecha creación: ⭐ Puntos: 4.5 (4 Votos) Índice del Diario: Fin de semana en Londres
03: Domingo 7 de diciembre del 2008
04: Otros
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Etapas 1 a 3, total 4
Salimos desde Barcelona el viernes por la noche con easyjet (www.easyjet.com), que aunque no era la opción más barata, era la que más se adecuaba a los horarios que deseábamos. Era más económico con Ryanair, (www.ryanair.com) pero no gozábamos con la comodidad de viajar desde Barcelona. La compañía no numera los asientos del avión, sino que el lugar donde te sientas es de libre elección. Cuando más pronto vayas a facturar, antes entrarás en la aeronave para poder elegir asiento. El vuelo nos costó, a cada uno, 155 euros, incluido el precio del equipaje. Siempre tienes la opción de no facturar, sin límite de peso, pero las medidas de las bolsas de mano están bastante controladas, con lo que si no aceptan que subas tu maleta al avión, te puede salir más caro. El hotel donde nos hospedamos fue el Easyhotel London Victoria (www.easyhotel.com). Elegimos este establecimiento por ser el más barato de la zona y por tener baño propio en la habitación, algo con lo que cuentan muy pocos hoteles si no son de categoria algo superior (y por lo tanto, más caros) La zona fue cuestión de comodidad, ya que el tren que nos trasladaba desde Gatwick hasta el centro de la ciudad, nos dejaba en la estación Victoria, por lo que no teniamos que hacer grandes búsquedas cargados con maletas y de madrugada, con el metro cerrado (hay buses nocturnos en sustitución) Hay varias maneras de viajar desde el aeropuerto de Gatwick hasta Londres, pero a la hora que nos encontrábamos (más tarde de las 12 de la noche) solamente teniamos 2 opciones. El tren Gatwick Express (www.gatwickexpress.com) es el más rápido, no realiza ninguna parada y tarda unos 30 minutos en llegar a Victoria. El Southern (www.nationalrail.co.uk) es más lento, llega en 45 minutos, pero es más barato, unas 7 libras menos (es decir, unos 9 euros) Descubrimos que existe la opción de elegir un billete donde puedes subir a cualquier tren por un precio que se coloca entre el Gatwick Express y el Southern, muy práctico si decides subirte al primero que puedas independientemente de como se llame. Del hotel tengo que decir que fue mejor de lo que esperábamos, teniendo en cuenta que nos temiamos lo peor. Son habitaciones muy pequeñitas, bastante más de lo que aparece en la página web de la compañía, con el espacio justo para poder dejar las maletas en el suelo y que una persona pueda moverse (la otra tiene que estar sentada en la cama) No hay armario, tan solo un percherito – recomiendo llevar perchas desde casa- y el baño es para apenas una persona, y sin sobrepeso. Para hacerse una idea y no llevarse una gran decepción, podeis ver las habitaciones en youtube o bien ver el capítulo de Londres de Planeta Finito, de la Sexta (es muy divertido) Etapas 1 a 3, total 4
El sábado por la mañana, bien abrigaditos y con bufanda, guantes y gorro de lana, nos dirigimos a desayunar a la estación de tren London Victoria, hay muchos sitios para elegir y abren temprano. Nosotros nos sentamos en el Costa, en la primera planta. Que a nadie se le ocurra pedirse un café con leche ni siquiera mediano, las tazas son enormes y el café está bastante malo. En todas las cafeterias. Si quieres un desayuno típico inglés, también es facil de encontrar. Nosotros tuvimos suficiente con café con leche pequeño y un muffin (magdalena de triple tamaño) Con el estómago lleno, nos dirigimos caminando a Buckingham Palace. Ese dia no habia cambio de guardia (para consultar qué dias puede verse podéis acceder a www.changing-the-guard.com), pero con el frio que hacia por la mañana, tampoco nos hubiéramos atrevido a esperar a que empezara. Se notaba que era puente en España, porque el 70% de la gente que nos rodeaba era española, y así fue en todos los lugares que visitamos. Para empezar a coger calor, nos fuimos andando hasta Trafalgar Square, pero a través de St. James Park (otra opción es hacerlo a lo largo de The Mall), donde pudimos comprobar lo confiadas (o valientes) que son las ardillas inglesas, dispuestas a subirse a las piernas de los viandantes en busca de comida. Una vez llegamos a Trafalgar Square y comprobamos lo triste del árbol de Navidad (es un regalo que hacen los noruegos a la ciudad cada año), cogimos el metro, estación Charing Cross, y nos dirigimos a Notting Hill. El metro es bastante caro, y lo mejor es coger un billete válido para todo el dia (5.30 libras por persona los fines de semana y off peak- es decir, después de las 9.30 de la mañana, más temprano es un poco más caro) En Notting Hill se celebra los sábados por la mañana un mercadillo de antigüedades (concretamente en Portobello Road) no muy diferente a los rastros españoles, pero con la diferencia de que el ambiente que se crea es muy animado, y de que las tiendas de la misma calle son realmente pintorescas. Cuando salimos del bullicio, y al lado de la parada de metro Notting Hill, hicimos una parada para desayunar por segunda vez. Probamos los típicos bagels, que son panecillos redondos similares a los donuts, agujero incluido, en los que les puedes poner lo que quieras si así te lo permite el establecimiento.Cuando hubimos descansado un poquito, volvimos a coger el metro y nos bajamos en Marble Arch, dispuestos a pasarnos por la Speaker's Corner y ver si habia alguien con ganas de hablar y practicar nuestro inglés un poquito. No tuvimos suerte, pero como hacia un dia bonito, decidimos darnos un paseo por Hyde Park. El parque en cuestión es enorme, no te das cuenta del tiempo que puedes llegar a pasar en esta extensión verde. Supongo que en verano está más animado y con un montón de gente tomando el sol. Nosotros tuvimos que conformarnos con perros paseantes, algunos patinadores y con una pequeña feria infantil al lado de The Serpentine, el lago que se situa en el centro del parque. El hambre empezó a asediar tanto como las ganas de sentarnos y beber, asi que decidimos tomar el metro en South Kensington y dirigirnos a Picadilly, para buscar algún restaurante por alli, no sin antes pasar por el Albert Memorial y el Albert Royal Hall. La tarea de encontrar un sitio económico para comer y que no estuviera hasta los topes nos costó un poco. En Irving St. (calle comunicante con Leicester Square) localizamos una hamburgueseria entre otros tantos italianos, asequibles, pero lo de la hamburguesa nos llamaba más la atención. El Hamburger Union (www.hamburgerunion.com) es una cadena con varios establecimientos, más o menos como un Mac Donald’s, pero en versión de lujo. Pides tu comida en la barra, la pagas, y vas a sentarte mientras esperas que te la traigan. Hay mucho más espacio entre las mesas, la decoración está más cuidada, está más limpio, las hamburguesas son caseras y también es un poco más caro que los demás fast food, pero es una buena opción sino quieres volverte loco con los chillidos de los crios y descansar un rato sin sentir la presión de los que comen de pie porque no les ha quedado otro remedio. Como ya oscurecia, aunque estábamos cansados, nos paseamos un poco por el Soho, en las próximidades de Picadilly. De todas las veces que habia estado en Londres, nunca habia pasado por Chinatown, y aun a pesar del topicazo, quise visitar la zona donde viven tantos orientales y hacerme la foto en el “arco” de estilo chino que delimita Chinatown del resto del Soho. Fue curioso, porque estando dentro de un barrio famosamente gay, divisé a algunos homosexuales orientales, lo que me llamó la atención por ser tan poco habituales. Ya que estábamos por la zona, decidimos acercarnos hasta Oxford Street, que ese fin de semana, y para fomentar las compras navideñas, se cerraba al tráfico (junto a Regent Street) y se convertian en una afluencia de gente enorme tanto en las aceras como en el asfalto. Es impresionante la cantidad de tiendas que puedes encontrar, incluidas las famosas marcas españolas. Eso si, sólo aquellas que pueden pagarse un alquiler en una de las ciudades más caras de Europa. Agotados, volvimos a coger el metro en Picadilly Circus, yo un poco decepcionada con las luces de Navidad, esperaba algo más… ¿deslumbrante? y nos plantamos en el hotel para quedarnos tirados sin hacer nada hasta la hora de cenar. No fuimos muy lejos porque el agotamiento pudo con las ganas de investigar, así que elegimos un italiano en Victoria St. (el ASK, www.askcentral.co.uk) que nos costó, al cambio, unos 20 euros por persona y nos fuimos a dormir. Etapas 1 a 3, total 4
[align=justify]El domingo empezamos desayunando otra vez en el Costa, recién despiertos no nos apetecia investigar más y dimos por válido el refrán “más vale malo conocido…”
La primera visita del dia fue la Catedral de Westminster, a apenas cinco minutos del hotel. Hacia bastante más frio que el dia anterior. No llegamos a ver la temperatura en ningún lugar, pero si se estaban cumpliendo las predicciones que habia consultado un par de dias antes de la partida, debiamos rondar los 2º C. Por suerte, la falta de lluvia hizo que el viaje fuera más agradable. La Catedral de Westminster está situada en Victoria St. y pudimos visitarla por dentro, aunque estaba en obras y llena de andamios pudimos admirar su originalidad. Volvimos a coger el metro en la estación Victoria y nos plantamos en la de Westminster, asi que pudimos ver solo salir del subterráneo, la torre que soporta el Big Ben, las Houses of Parliament y la Abadia de Westminster, pero solamente por fuera, la entrada costaba casi 25 euros. Lo dejamos pasar. Regresamos sobre nuestros pasos y volvimos a coger el metro en la misma estación donde nos habiamos parado 33 fotos antes y nos acercamos a la catedral de St. Paul, (la parada de metro es St, Paul, pero nos bajamos en Mansion House para no tener que hacer ninguna clase de transbordo) lugar de culto donde se casaron Diana de Gales y Carlos de Inglaterra. Me gustó bastante, ya que no cumplia con los estereotipos de catedral. Desde fuera pasaba más por un edificio público (como podria ser el parlamento). Dentro se estaba celebrando un oficio, por lo que no se nos permitió pasar más allá de la pila bautismal de la entrada. Regresar al metro nos dió mucha pereza, y llegar a Tower Hill implicaba muchas escaleras arriba y abajo, asi que decidimos probar el bus rojo londinense de dos pisos, que nos fue genial porque iba directo a la Torre de Londres, que divisamos desde la ventanilla del piso inferior de tan antiguo vehículo. El único inconveniente que encuentro a este medio de transporte es que no menciona las paradas que hace, por lo que si no conoces la forma y el color de tu destino, puede ser un poco complicado. El revisor puede que te eche un cable en caso de duda. Nos dimos un paseo alrededor de la Torre de Londres, ignorando que dentro se guardan uno de los mejores tesoros, las joyas de la corona, y vimos el famoso puente compuesto de dos torres por el que cruzaban cientos de personas ese dia. Una vez más, el hambre arreciaba y decidimos satisfacer nuestra necesidad cerca de nuestro próximo destino, el Museo Británico (al fin, algo gratis) Y, con la mente puesta en algo con sabor oriental, cogimos el metro en Tower Hill y nos bajamos en Holborn. Paseando en busca del museo localizamos un hindú que tenia buena pinta, en las inmediaciones de Covent Garden, y después de mirar un par de tiendas y comprarme un capricho (si, si, yo encantada con las tiendas abiertas en domingo) nos sentamos y recordamos nuestras viejas y respectivas aventuras con la comida picante asiática (por el módico precio de unos 21 euros por cabeza) El Museo Británico estaba repleto de gente, pero al ser muy espacioso, no resultaba molesto contemplar las esculturas. Por desgracia ya llevábamos muchas horas caminando y no apreciamos mucho las 5 plantas que se nos ofrecian, pero hicimos un sobreesfuerzo, filtramos por preferencias, y elegimos un bonito y tranquilo banco donde observamos por tiempo indefinido y con cierta desgana una vitrina que contenia un traje de samurai. La última parada que decidimos hacer después de tumbarnos tal cual sacos de piedra en la cama fue visitar un pub irlandés en el Soho, donde actuaban en directo unos jóvenes con mucho vigor y ánimo unas alegres canciones de su pais. El Waxy o’Connors está situado en el Soho, cerquita de Picadilly, y es un lugar bastante grande, dividido en diversas salas y niveles, por lo que puedes elegir entre sentarte en la zona de restaurante, degustar cervezas de pie mientras oyes a Bono y escuchar música en directo. Nos hizo ilusión cenar en un lugar típico, asi que nos quedamos allí, aun sin estar muy seguros de acabar encontrando mesa, la suerte nos sonrió. La comida que sirven yo la compararia con las cafeterias de platos combinados españolas, es decir, un poco de todo en plan rápido: pasta, sandwiches, fisch and chips, pasteles de carne, hamburguesas…. En la página web tiene la carta detalladita: www.waxyoconnors.co.uk. Volver a casa fue lo más pesado, ya que el avión salía el lunes a las 7 de la mañana y tuvimos que levantarnos a las 2.30 de la mañana para terminar de hacer las maletas, caminar hacia la estación, esperar el tren (evidentemente el lento, que cuesta menos), hacer todo el trayecto, facturar con al menos dos horas de antelación para poder elegir asiento, y finalmente desayunar ese “mini” café latte con muffin y sabor a catering de aeropuerto Etapas 1 a 3, total 4
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