![]() ![]() Islandia, Febrero/Marzo 2017 ✏️ Blogs de Islandia
Dos semanas en campervan, abaratando al máximo un pais que no es para pobres. Una aventura para recordar y repetir.Autor: LaOli Fecha creación: ⭐ Puntos: 4.9 (25 Votos) Índice del Diario: Islandia, Febrero/Marzo 2017
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Etapas 7 a 9, total 16
Nos despertamos con un sol radiante y nos alegramos mucho porque podríamos hacer todas las visitas que quisiéramos sin contratiempos... O no! Dejamos con pena el camping que había sido nuestra casa por dos días, y partimos rumbo a la catarata de Dettifoss, nuestra idea era subir por la carretera 862 (sabíamos que la 864 estaba cortada en invierno) hasta el cañon de Ásbyrgi y de ahí ir hasta Husavik a pasar la noche. Resultó que la carretera 862 solamente estaba abierta hasta la catarata, así que teníamos que decidir qué hacer después. Aprovechamos que habíamos podido llegar a la catarata, ¡nunca se sabe donde vas a poder llegar!, y comenzamos el paseo que nos llevó hasta Detiffos, era muy llano y fácil, pero como había nevado tanto teníamos que buscar bien el camino porque las estacas que marcaban el sendero estaban enterradas en la nieve. Y como no, llegó el primer resbalón de las vacaciones, vi como mi novio se caía a cámara lenta delante de mi ![]() La bruma que envuelve la catarata no se debe al viento sino a la fuerza con la que choca abajo, es la más caudalosa de Europa. Fijaos en la barandilla cómo estaba: Volviendo hacia la furgo decidimos ir a los mismos sitios que teníamos previstos pero dando una vuelta más larga (N1, y carreteras 87 y 85), aunque eso implicara pasar 3 veces por la misma carretera. Arrancamos la furgo, seguimos las indicaciones de salida del parking y ¡plof!, nos quedamos atascados. Por suerte había bastante gente en el parking y enseguida vinieron a ayudarnos, pero estuvimos un buen rato hasta que conseguimos salir. Carretera cortada, caída, coche atascado en la nieve, empezábamos bien el día... Pero la verdad es que nos lo pasamos bien tratando de salir de donde nos habíamos metido, resulta que sólo habían limpiado la entrada y la gente salía y entraba por la entrada, todos menos nosotros ![]() Animados como estábamos con el ejercicio físico, nos aventuramos a subir al cráter Viti, en la zona de Krafla, ya que teníamos que volver a pasar por ahí, dejamos la N1 en el desvío hacia Krafla y a la altura de la fábrica vemos un asiático parado en mitad de la carretera sopesando si seguir o no, "si está bien la carretera", dijimos, "¡no sé que se piensa tanto con un 4x4!". A los pocos minutos, ¡plof! Si, otra vez atascados, esta vez fue mucho más leve la cosa y lo sacamos en cuestión de minutos con la ayuda de una pareja que acudió a nuestro rescate. Por supuesto nos dimos la vuelta, ¡todo estaba en nuestra contra en la zona de Myvatn! de camino vimos esto: ¿Qué hace una ducha y un lavabo en mitad de la nieve? Pero, visto lo visto, preferimos no parar en la cuneta por si acaso la volvíamos a liar. Seguimos hasta el cráter negro a ver si podíamos subir pero, antes de meternos en otra carretera atrapa-furgonetas, bajamos y comprobamos la carretera, no nos atrevimos a pasar. Os pongo la foto del volcán cuyo cráter negro no conseguí ver. Paramos en un mirador cercano a comer: Y nos fuimos del lago Myvatn,pero mañana volveremos, ¡a nosotros nada se nos resiste! Nos esperaba un tramo largo de carretera, pero fue un viaje precioso, la carretera 87 es una explanada con rectas larguísimas y suaves cuestas, y disfrutamos de viajar sin viento, ni hielo en la carretera. Por si fuera poco vimos este precioso arco iris. La carretera 85 es de quitar el hipo, así que, aunque era un poco tarde, pasamos de largo Husavik, donde teníamos pensado pasar la noche, y seguimos hasta el cañón de Aysbirgi. De camino paramos en algún mirador, pero toda la carretera en sí es un gran mirador. Llegamos a Aysbirgi cuando faltaba poco para el atardecer, hicimos el camino que va por dentro del cañón, el cual tiene forma de herradura y la leyenda cuenta que es la huella del caballo de Odin. Lo de debajo de la plataforma es un lago helado, sobre el que mi novio se empeñó en patinar, le obligué a agarrarse a la barandilla haciéndole todo tipo de chantaje emocional, acabó accediendo y no se alejó de la barandilla, de repente el hielo cedió y le faltaron manos para agarrarse, una pierna se le hundió en el agua helada hasta casi la ingle. El susto fue importante, pero empezó a hacer el tonto y se nos pasó rápido. Volvimos a la furgo antes de que se le congelara la pierna. Había un camping a la entrada, pero preferimos volver a Husavik y buscar la poza. Volvimos por la preciosa carretera que parecía otra al cambiar de perspectiva, se iba haciendo de noche pero aún así la disfrutamos mucho. LLegamos al pequeño pueblo de pescadores que ya era de noche, seguimos las indicaciones del gps pero no conseguíamos encontrar la poza, en el último camino que nos metimos a la furgo le costó un montón subir una cuesta por la que nos habíamos aventurado. y ahí dijimos "basta, vamos al pueblo a dormir", demasiadas emociones por hoy. Pero como somos cabezones, en la gasolinera, le preguntamos a la chica que donde estaba la piscina natural y nos dijo que en linea recta a pocos metros, seguimos las indicaciones y acabamos en la piscina municipal. Así que decidimos probar, costaba sólo 5 o 6€ por persona, y sabíamos que era de agua caliente. Resultó que había 4 piscinas, una para nadar a menor temperatura, otra para niños, donde había familias enteras, y otras dos mas pequeñas muy calientes. Nos metimos en la que había menos gente. Un chico letón que estaba dentro de la piscina nos explicó cuantos grados había en cada una, nos dijo que había también una sauna y un barril de agua helada, nos insistió para que probáramos éste último. Yo me negué en rotundo, pero por supuesto mi novio fue a sumergirse unos segundos y volvió corriendo, por más que me insistieron ambos en que la sensación de contraste era maravillosa yo nunca contemplé la posibilidad de hacerlo. Bastante tenia con el frío que pasaba al cambiar de una piscina a otra. Estuvimos allí en remojo hasta la hora del cierre yendo de una piscina a otra, fue una experiencia maravillosa, creo que el letón y nosotros eramos los únicos turistas, así que durante un rato nos integramos en la vida islandesa. Por supuesto había duchas, así que aproveché para lavarme el pelo, esta vez con agua que no olía a azufre. El camping del pueblo estaba en una cuesta abajo muy inclinada y no había signos de que estuviera abierto, así que como no nos la queríamos jugar más, aparcamos a las afueras del pueblo (en el pueblo había carteles que prohibían pernoctar al igual que en Myvatn) en un lugar que habíamos visto mientras buscábamos la poza. Me asomé varias veces durante la noche con la esperanza de ver la aurora boreal, la predición era "moderada" pero no hubo suerte. Etapas 7 a 9, total 16
Nos despertamos en la mayor latitud a la que jamás habíamos llegado, tan solo 40km nos separaban del círculo polar ártico. Fuimos a ver el pueblo, en invierno no hay posibilidad de avistar ballenas, pero si vais en otra época, desde aquí os garantizan casi el 100% de posibilidades de éxito. Acabamos pronto porque es muy pequeño, y lo poco que hay que ver se concentra en la zona del puerto. Y después deshicimos el camino andado el día anterior para volver al lago Myvatn, por última vez intentaríamos completar alguna excursión de la zona, nos decidimos por el crater Viti, ya que sólo nos daría tiempo a una cosa si queríamos llegar a los fiordos del este con algo de luz. Lo que más ilusión nos hacía era ver de cerca esa ducha en medio de la nada, y ahí nos paramos, resultó que de la ducha salía agua caliente, así que sacamos los albornoces y las toallas para hacernos fotos divertidas. Los pocos coches que pasaron nos miraban incrédulos. La empinada carretera hasta el cráter estaba cortada, así que tuvimos que subir la cuesta andando, fue durillo pero sólo el primer tramo, una vez arriba era todo llano. La mayoría de la gente llegó hasta el mirador y se volvió, sólo nosotros y un chino al que íbamos siguiendo continuamos hasta el cráter. Resultó que el lago estaba helado, así que no pudimos ver ese azul maravilloso que sale en todas las postales, pero igualmente era un espectáculo estar al borde de semejante cráter. Todo era nieve y hielo, así que no nos salió ninguna foto en condiciones. La bajada la hicimos mitad andando mitad rodando, improvisando como trineo una bolsa de plástico que acabó hecha pedazos. Y con esto dimos por concluida nuestra visita al norte del país y nos fuimos hacia la zona éste. El tramo hasta Eggilstadir fue largo y un poco aburrido. En la ciudad paramos a reponer cervezas, porque hay pocos establecimientos que vendan alcohol y con horarios muy reducidos, se llaman Vínbúð y en su página web podéis consultar dónde están y a que hora abren, está en inglés y en islandés www.vinbudin.is Seguimos hacia Seydisfjordur que fue el pueblo elegido casi a la fuerza para ver los fiordos del este porque era prácticamente el único accesible. La ruta hasta allí es muy bonita y el pueblo es encantador, todo lleno de casitas de madera pintadas. En su mayoría son comercios, pero como era temporada baja todos estaban cerrados. El pueblo tiene un gran puerto que une Islandia con Dinamarca una vez por semana, y nosotros llegamos el mismo día que el ferry, así que vimos al monstruoso barco en el puerto. El edificio más destacable es la iglesia, más por su belleza que por su tamaño. Y mientras recorríamos el pueblo a pié mi novio oyó a un señor hablando en italiano (él es italiano), así que espero que acabara su conversación telefónica y fue hacia él. Era muy simpático y nos contó cómo había llegado hasta allí y muchas cosas más, descubrimos más de Islandia en el rato que hablamos con él que en todo lo que llevábamos de viaje, nos invitó a tomar un café con él la mañana siguiente para que conociéramos a su familia. Nos despedimos muy contentos tras la charla. Subimos a ver el atardecer al punto más alto del pueblo para tener algo de perspectiva del fiordo. Y mientras esperábamos a que se hiciera de noche a ver si había suerte con las auroras boreales, un coche paró junto a nosotros, resultó ser el hijo del señor de antes que su padre le había contado nuestro encuentro, así que supuso que eramos nosotros y se quedó a charlar un rato. Resultó que tenían unos apartamentos para alquilar allí cerca, y se iba a recoger a unos clientes, os dejo la web por si buscáis alojamiento en la zona www.langahlid.com Poco después se acercó también un señor islandés que nos vio aparcados y se imaginó que pensábamos pasa ahí la noche, nos dijo que esa carretera se helaba por la noche y la bajada era difícil, que el camping a pesar de estar cerrado tenía el baño abierto para que los turistas que llegábamos en invierno lo pudiéramos usar. Como estaba nublado y no se veía movimiento en el cielo, hicimos caso al señor y nos fuimos al camping, donde efectivamente uno de los baños estaba abierto, ¡¡¡y tenia agua caliente!!! Etapas 7 a 9, total 16
Nada más levantarnos fuimos a visitar a nuestros nuevos amigos en la casa que se estaban construyendo, nos contaron un montón de anécdotas y nos dio pena irnos de Seydisfjordur, pero me veía viviendo en Islandia si no me llevaba a mi novio de allí. Nos dirigimos hacia Hengifoss, poco antes de llegar paramos a socorrer a unos americanos que habían "patinado" y estaban encajados en la cuneta, pero nos dijeron que ya venía la grúa de camino. Llegamos a Hengifoss y entre que nos hicimos otro café y fuimos al baño (éste si que estaba abierto), vimos llegar a los americanos. Nos quedamos más tranquilos. El inicio del Hengifoss track es muy empinado, pero han puesto unas escaleras, claro que estaban llenas de hielo, así que había que ir con cuidado. Luego le sigue una ligera cuesta hasta que llegas a la puerta. Nos parecía que hacía más frío que otros días y miramos en el móvil la temperatura, -6º ![]() Antes de llegar a Hengifoss hay una pequeña catarata, Litlanesfoss. A partir de aquí había pocas indicaciones, pero bastaba con seguir el curso del río, en un momento tuvimos que bajar una cuesta bastante pronunciada, cruzar un riachuelo (había un puentecito de madera) y subir con la nieve hasta media pierna, pero salvando ese tramo, fue bastante fácil. Esta es la foto más cercana que tenemos de Hengifoss, a partir de ese punto se nos apagaron los teléfonos y la go pro por el frío, con mi iphone es normal, pero con la go pro y el móvil de mi novio sólo nos pasó ese día. El teléfono se descargó y la go pro hizo como los iphones, se apago y cuando entró en calor se volvió a encender. Como el Klausturkaffi estaba cerrado, había consultado la web www.skriduklaustur.is, nos fuimos a hacer las carreteras panorámicas de los fiordos del éste, (al menos las que pudimos). Empezamos yendo a Eskifjordur, la carretera es alucinante desde Fjarðabyggð hasta allí, aparcamos junto al puerto y al salir... ¡Una peste a pescado seco! A mi me encanta el pescado, pero ese olor era demasiado. Ya que estábamos allí aprovechamos para comer encerrados en nuestra casita rodante a salvo del tufillo, y después emprendimos el camino de vuelta. Nos dirigirnos hacia la carretera 96 para después tomar 955 y así recorrer todo el fiordo de Reyðarfjörður y seguidamente el de Fáskrúðsfjörður, previamente había consultado el estado de las carreteras, "azul", dije, "esta resbaladizo, como siempre", pero no era azul resbaladizo, era azul oscuro, que significaba extremadamente resbaladizo, así que una vez que dejamos la 96 la carretera se convirtió en una pesadilla. Era muy estrecha y no es que tuviera hielo, era una pista de hielo, a un lado estaba la montaña y al otro el acantilado y la furgoneta patinaba continuamente, yo miraba ese mar revuelto horrorizada cada vez que nos acercábamos más de la cuenta al precipicio, avanzábamos a la mínima velocidad posible no sabiendo cómo salir de ahí, no podíamos dar la vuelta en ninguna parte y continuar era una locura. Al final la carretera se ensanchó un poco, y no sé como mi novio se las arregló para dar la vuelta, yo tenía ganas hasta de llorar, despacito conseguimos salir de allí y volvimos a la 96. Nunca en mi vida he pasado tanto miedo en la carretera. La 96 en vez de ir por la costa ataja cruzando la montaña por un túnel de casi 6km., normalmente me resultan angustiosos los lugares cerrados, y estar debajo de una montaña durante 6 kilómetros no me atraía demasiado, pero después de lo que acabábamos de pasar me sentía a salvo en el túnel. Después continuamos hasta llegar a la N1 y siempre por la costa llegamos hasta Eggin í Gleðivík, que es un monumento a las aves locales. Todo el tramo de carretera desde que salimos del túnel fue fabuloso. Ahora sólo quedaba buscar la poza junto a la que queríamos pasar la noche. Encontramos rápido el desvío, aparcamos, pero no veíamos la poza por ningún sitio, caminamos en varias direcciones, vimos un tubo del que manaba agua caliente, no podía estar lejos, pero no conseguimos encontrarla, oscurecía y estábamos cansados, así que dimos media vuelta porque acabábamos de pasar un camping en un pueblo llamado Djúpivogur. Pagamos algo menos que en Myvatn, creo que 1500 coronas, y compramos una ficha para la luz que te servía para poner una lavadora y una secadora. Había que pagar también por las duchas, pero cómo estábamos solos nos lavamos a trozos como los gatos. Aprovechamos para preguntarle al chico del camping, que era muy amable, por la poza, por la explicación que nos dio estaba justo en el sitio donde habíamos parado y sólo había que andar unos metros desde el parking en linea recta hacia el mar. También nos dijo que no nos asustáramos si venía un chico a pedirnos tabaco, que era un loco del pueblo que a veces se ponía pesado, pero era inofensivo. Yo cada vez que oía un ruido mandaba a mi novio a mirar si venía el loco.Y sí, vino, pero vio a mi chico y huyó despavorido, jajaja, se ve que no le gustó la pinta que tenía. Aguantamos lo mas que pudimos para intentar ver las "luces del norte" pero tampoco hubo suerte esa noche. Etapas 7 a 9, total 16
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