Venecia: escapada de primavera ✏️ Blogs de Italia

Hoy conoceremos un poco más de la ciudad con un tour gratuito de la mano de Free Venice City Tour.

Es el típico tour al estilo Sandeman que hacemos en todas las ciudades, pero en este caso la guía quizás es un poco novatilla o tiene menos gracia que muchos guías Sandeman que nos hemos encontrado en nuestros viajes.

Aun así, nos cuenta la historia del barrio judío en Cannaregio, con su orígen del primer ghetto del mundo, nos descubre un maravilloso bar para tomar un aperitivo al que volveremos por la tarde, nos explica como los primeros habitantes de Venecia construyeron sus casas con unos fundamentos a base de troncos de maderas y finalmente nos lleva a la piazza San Giovanni e Paolo y nos habla del hospital y del cementerio, ya en el barrio de Castello.

Ni este tour ni otros tours gratuitos no van al barrio de San Marco sino que recorren zonas menos turísticas que quizás no recorreríamos si no fuera con el guía.
Han sido tres horas muy amenas y se ha hecho la hora de comer. Encontramos un bonito restaurante de camino de la piazza San Marco.

El restaurante Alla Conchiglia tiene mesitas al lado de un canal, en una calle tranquila. Ofrece un menú de primero (pasta), segundo (carne o pescado) y postre (flan) por 16€. Hay que añadir 2€ de servicio por persona y la bebida. El pan va incluido. Es el restaurante más recomendable que hemos estado, por precio, calidad, ambiente y situación.

Y por la tarde vamos al meollo. La piazza San Marco. Hay cola para entrar en la basílica, pero en diez minutitos ya estamos dentro. Nos hemos descargado una audioguía gratuita de Audioviator en el movil, así que mientras esperamos y también dentro de la basílica, vamos culturizándonos.


La entrada es gratuita, pero para ahorrarse la cola se puede reservar día y hora y pagar 2€ en la web Veneto Inside. Los horarios de apertura varían según el mes del año, y se pueden consultar en esta web Turismo Venezia.

La construcción actual con estilos gótico y bizantino es el resultado de varias modificaciones desde su inicio en el siglo IX hasta el siglo XVII. Aunque no destaque por su altura, los mosaicos tanto interiores como exteriores así como el gran número de detalles (los caballos de cobre, las esculturas de piedra, mármoles) la hacen única.

En el interior no se pueden hacer fotos y se visita un recorrido muy limitado para que los turistas circulen. Aunque no hay inconveniente en pararse y contemplar esta obra de arte durante unos minutos.

Se puede subir a la terraza, que da a la plaza, por 5€, pero nosotros preferimos subir al Campanile (8€). En la página web de Turismo Venezia se pueden consultar los horarios, que varían según los meses del año.

La cola para subir al campanario es algo más larga, tardamos veinte minutos. Se sube en ascensor y desde arriba hay unas vistas 360º de toda Venecia.

Destaca la plaza San Marcos con los turistas diminutos y la cúpula de Santa Maria della Salute, la iglesia más grande de la isla de Giudecca y el palacio ducal. Desde aquí se aprecian una infinidad de campanarios e iglesias, pues en total hay más de 100.


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En la foto, vista de la isla de San Giorgio Maggiore desde el campanile de San Marco.

También destaca de la piazza la Torre del Orologio, el edificio con el gran reloj y los dos gigantes que tocan las campanas.

Acabamos el día con un paseo por la Riva degli Schiavoni, la gran avenida que da a la laguna, llena de turistas y paraditas de souvenirs.

No nos gusta tanto ajetreo así que tomamos un vaporetto que remonte el gran canal y vamos a tomar un aperitivo, el famoso spritz Aperol en la Taverna al Remer. Durante la Happy Hour (de 5 a 7 de la tarde) el spritz vale 3€ y por 3€ más incluye un simple buffet libre de tostadas y pasta.

La taverna es un restaurante antiguo y muy auténtico, y lo mejor es que da a una placita junto al gran canal. No hay asientos pero uno se puede sentar al suelo y descansar mientras se disfruta de la bebida tradicional veneciana.

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En la foto, plaza del Remer. A la izquierda Taverna al Remer.

A partir de las 7 de la tarde la taverna se prepara para las cenas románticas pero nos quedamos en la placita sin prisa.

Cuando se hace de noche damos una vuelta por el barrio de San Marco. La plaza tiene ahora otro ambiente, quedan menos turistas y se está más tranquilo.

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En la foto, vista desde el Gran Canal de la iglesia de Santa Maria della Salute.

Para volver al hotel, nos pasa lo que nos pasará cada día. Nos perdemos por las diminutas calles y callejones. Es imposible no perderse. La única solución es utilizar Google Maps para evitar dar vueltas y vueltas por los barrios sin ser capaz de situarse.

Aunque dar vueltas y vueltas por las pintorescas y oscuras calles de Venecia tiene su encanto y puede ser muy romántico, y además es cierto que de vez en cuando hay cartelitos con flechas indicando “a Rialto” o “a San Marco”, no recomiendo ir sin un mapa en el movil para evitar desesperarse.

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Hoy visitaremos las tres islas más famosas después de Venecia: Murano, Burano y Torcello.

Se accede a ellas con unos vaporettos (ferrys). Hay varias líneas que van a cada una de estas islas. Se toman en San Marco o en Fondamente Nove (al norte de la ciudad, en el barrio de Castello) En la web del servicio de transporte municipal se pueden consultar las líneas y horarios.

Tomamos el vaporetto 12 desde Fondamente Nove hacia Burano.


Después de unos 45 minutos de tranquilo trayecto llegamos a las 10:30 al muelle de Burano.
Somos de los primeros turistas y el pueblo está casi vacío. Los ancianos habitantes van a hacer la compra arrastrando el carrito o las señoras empiezan a abrir las tiendas, principalmente de souvenirs. Está claro que este pueblo vive de esto. Una de las tradiciones locales es el encaje. Hay un museo dedicado a este arte.

El pueblo tiene dos o tres canales y varias calles, callejuelas y plazas. Todas las fachadas están pintadas de colores llamativos, siempre respetando la homogenea tradición de pintar de blanco los marcos de ventanas y puertas. Es el pueblo más fotogénico que he visto nunca. No podemos parar de hacer fotos. No hay mucho más que hacer.

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Al cabo de una hora y media ya está todo visto, y se ha llenado el pueblo de turistas. Cogemos otro vaporetto hacia Torcello. Esta pequeña isla tiene una calle que comunica el muelle con el centro, compuesto de dos iglesias y un museo. No parece que viva nadie aquí. En esta calle que bordea un canal están seis de los ocho restaurantes de la isla.

Visitamos la Basílica de Santa Maria Assunta. Es la construcción más antigua de toda la laguna. En el interior hay unos bonitos mosaicos bizantinos del siglo XI y XII que recuerdan a los antiguos mosaicos de los romanos. La entrada vale 5€. No incluye subir al campanario.

Damos una vuelta por el campo que rodea la basílica y enseguida se acaba la isla. Comemos en el restaurante Taverna Tipica Veneziana, la primera que hemos visto al bajar del ferry.

Es un bar muy simple, se pide la comida en la barra y te la llevas con una bandeja a cualquier mesa del jardín. El menú del día vale 16€ y no incluye bebida ni postre. Es un precio estándar para Venecia, es decir, carísimo para la relación cantidad-calidad de comida. En fin.

Tomamos un ferry en dirección a Murano. La frecuencia de ferrys entre Venecia y Murano es muy alta, pero para salir de Torcello sólo hay uno cada hora, así que más vale consultar los horarios al llegar.

Una vez en Murano paseamos por el pueblo, que es parecido a Burano pero sin las fachadas de colores. Casitas bajas, iglesias antiguas y muchas, muchísimas tiendas de piezas de cristal típico. Sólo encontramos una tienda en la que anuncian una demostración de soplar vidrio en el interior, pero entramos y no parece que tengan la intención de hacer nada, así que salimos.

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Murano tiene muchísima menos gracia que Burano, y al cabo de una horita de pasear (es bastante más grande que Burano, y muchísimo más grande que Torcello) volvemos a Venecia.

En la parada de vaporetto del Faro hay mucha cola, pero en cualquier otra parada hay menos gente. ¡No hagáis cola en el Faro!

En total hemos estado una hora y media en Burano, unas dos horas en Torcello (parando a comer) y otra hora y media en Murano.

Llegar a la piazza San Marco nos lleva tres cuartos de hora porque rodeamos el barrio de Castello, y vemos por fuera el arsenal.

Desde San Marco tomamos un ferry a la isla de San Giorgio Maggiore, dónde por 6€ subimos al campanario de la iglesia. Las vistas son maravillosas.

Las vistas desde la plaza de enfrente la iglesia también permiten contemplar el campanile de San Marco y la fachada del palazzo ducale. Se está muy tranquilo.
Esta islita es poco más que la iglesia, de entrada libre, con una magnífica fachada de mármol y obras de Tintoretto en el interior.

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En la foto, vista de la Piazza San Marco y el Palazzo Ducale desde el campanario de San Giorgio Maggiore.

Cuando anochece vamos al barrio de Dorsoduro, uno de los menos turísticos, para tomarnos unos spritz.

Un spritz suele costar 3€ o 3'50€ y los montaditos suelen ser entre 1'5€ y 2€.

Es habitual en Venecia tomarse la bebida en la calle, enfrente del bar. Elegimos Enoteca Gia Schiavi y la Osteria Al Squero, las dos en la misma fondamenta (calle que da a un canal). Además de la bebida nos pedimos unos cicchetti. Alrededor de las nueve cierran los bares, así que nos vamos retirando, no sin antes perdernos por el barrio. Nos salva Google Maps una vez más.

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A primera hora vamos a visitar el Mercato Rialto. Un mercado de fruta y pescado muy cerca del puente Rialto. Hay ambiente de pueblo, con los locales haciendo la compra.

En el mercado hay un bar restaurante llamado Osteria Bancogiro con una terraza tranquila. Hemos ido el miércoles a tomar un vino con nuestro tour.

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Hoy también nos queda visitar el interior del Palacio Ducal.

Este gran edificio gótico, colindante con la basílica de San Marco, fue residencia de los dogos, es decir, los governantes de la República de Venecia del siglo X al siglo XVIII y sede de la administración de la nación.

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Hay dos tipos de entrada, la que incluye los Museos de la Piazza San Marco (Museo Correr, Museo Arqueológico y Biblioteca Marciana) y la que sólo se visita el Palacio Ducal pero además te lleva por los “itinerarios secretos” con una visita guiada en italiano o inglés.

Las dos entradas tienen el mismo coste de 20€.

Nosotros elegimos la que incluye los Museos.
Esta entrada combinada se puede reservar por internet, haciéndote elegir día y hora, así que no haces cola, o bien puedes comprarla directamente en la taquilla.

Nosotros hicimos una cola de unos 45 minutos.
Para evitarse la cola se puede ir al Museo Correr, mucho menos concurrido, a comprar allí la entrada, así que una vez llegas al Palazzo Ducale no necesitas hacer la cola de la taquilla, sino que entras por el acceso de “Entrada comprada”.
Esta entrada tiene una duración de 3 meses, así que no necesitas visitar todo en el mismo día.

También alquilamos un audioguía en el palacio por 5€.
Estuvimos alrededor de una hora y media visitando las ostentosas salas renacentistas, con sus escalinatas, murales, cuadros y techos ricamente adornados. El audioguía te cuenta la función de cada sala y la historia de los dogos. En cada sala también hay un panel explicativo con información similar.

El pasillo que conduce a las cárceles es muy estrecho, me dio claustrofobia y retrocedí.

Después de comer una pizza (cómo no) en una callejuela de detrás de la piazza vamos al Museo Correr.

El restaurante Ae Rasse es igual de caro que todos, pero tiene mesas en un bonito patio trasero, muy tranquilo. Es un remanso de paz.

Este museo está situado en el extremo de la piazza San Marco, en el mismo edificio del museo arqueológico y de la biblioteca marciana, así que se visita del tirón.

El museo Correr contiene los apartamentos imperiales que fueron residencia de la familia Bonaparte y posteriormente de la emperatriz Sisi de Austria.
También hay una exposición de la historia de la ciudad y de los dogos, una colección de monedas antiguas...
Hay maquetas de barcos para ilustrar el poder naval de la ciudad en su época independiente y varias obras de los artesanos desde la edad media.

En la segunda planta está la pinacoteca, con obras bizantinas y sobretodo del período gótico (siglo XV y XVI).

El museo arqueológico contiene principalmente esculturas griegas y romanas y la Biblioteca Nacional Marciana es una gran sala renacentista obra de Sansovino, por eso también es referida como biblioteca sansoviniana.

Para descansar, al finalizar la visita, tomamos un café en la cafetería del museo, con vistas a la basílica. Un cortado cuesta 3'10€ y un americano 3'80€. No está mal para ser la piazza San Marco.

Y luego vamos caminando hacia el Arsenal, en un extremo del barrio de Castello. No se puede visitar por dentro pero se pueden ver la puerta principal renacentista (porta magna o “de tierra”), las dos torres de entrada y la fortificación que rodea la base naval.

Para finalizar el día buscamos algun bar para tomar el aperitivo. Nuestro favorito, Osteria al Ponte, hace esquina con el puente que da a la iglesia de San Giovanni e Paolo. Mucha variedad de cicchetti, vinos y spritz. El interior es diminuto pero se puede sacar la bebida y la comida a la calle.

Con un paseo por las laberínticas calles de Venecia volvemos al hotel. Esta es la última noche. Mañana nos toca tomar el bus en piazzale Roma para ir al aeropuerto.

El domingo por la mañana vamos con tiempo y aprovechamos para hacer un paseo por las calles que rodean el piazzale, en el barrio de Santa Croce. También hay canales, pero son más anchos. Las calles son rectas y no es nada laberíntico. Es el barrio de menor atractivo de la ciudad.

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