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Una semana por ciudades coloniales y ruinas mayasAutor: VIVID Fecha creación: ⭐ Puntos: 5 (3 Votos) Etapas 4 a 6, total 6
![]() Reserva de la biosfera y ruinas mayas de CalakmulUno de los lugares menos conocidos y más fascinantes de México
Había quedado con el conductor a las 10:00 de la mañana, y llegó puntual. Empezamos la “ruta del río Bec”, visitando los yacimientos mayas de esa zona: primero Xphjil, luego Becán (el más espectacular de todos ellos) y luego Chicanná, donde destaca un templo cuya entrada es como una boca feroz. Tras unas cinco horas en total, llegamos sobre las 14:00 al pueblo de Conhuás, donde está el restaurante y las cabañas “La selva”. El alojamiento es algo precario, sin ningún lujo, pero al menos tiene lo mínimo, incluido un baño. La idea era pasar una noche y madrugar al día siguiente para ir a Calakmul bien temprano al día siguiente. Esa tarde la pasé por el pueblo, viendo su ambiente tranquilo. No es un lugar muy pintoresco, que digamos. Nadie viste al modo “indígena” (según me comentaron tanto Rocío como el conductor, quedan pocos descendientes de los mayas, y de hecho solo tres familias en el pueblo hablan el idioma). En el alojamiento sólo había otra persona, un anciano británico que viajaba solo fotografiando pájaros. Me acosté temprano.
La idea era llegar a las 8:00, hora de apertura, al Calakmul, para evitar a los turistas. Cierto es que hasta hace poco había solo unos 10 visitantes diarios, pero poco a poco el lugar se va dando a conocer. Ahora hay entre 50 y 100 al día. No parecen muchos, y de hecho son un número bajísimo comparado con los miles que recibe Chichen Itzá, pero aun así, quieras o no, tener que compartir la parte de arriba de la pirámide más alta con otras decenas de personas no es agradable. Así pues, fui a primera hora. El lugar realmente impresiona, y no se entiende que no sea más conocido (bueno, sí…porque está mal comunicado, ya que no solo está a cuatro horas del aeropuerto más cercano sino que además está a hora y media del pueblo más próximo. Y, no solo eso: la gente que va a Chiapas no llega hasta Calakmul, mientras que la gente que va a la Riviera maya y sigue por México hace una ruta por el norte, por Mérida, y no se mete por esta reserva de la biosfera, que es la segunda selva tropical más grande de América después del Amazonas). En fin, lo dicho…un lugar impresionante, y es que esta antigua ciudad-estado fue más poderosa que las más conocidas Palenque y Chichén Itzá, y fue rival de Tikal, en Guatemala, a la que sometió. No se descubrió hasta el siglo XX y, de hecho, aun se van extrayendo máscaras y ajuar de las tumbas: sólo una pequeña parte ha sido excavada. A la pirámide más alta, la llamada Estructura II, solo se puede subir por uno de sus costados: los otros tres aún están llenos de vegetación y todo el edificio realmente solo se puede apreciar desde una vista aérea (hay fotos en Internet). A la estructura I, para mí la más interesante, también se puede subir, y las vistas son impresionantes: un mar inabarcable de selva la rodea, y choca con un cielo y unas nubes impresionantes en una imagen increíble que se extiende hasta el horizonte, hasta lo lejos, pero también hacia arriba y hacia todos los puntos cardinales. Me quedo con esta imagen de todo mi viaje a México: la selva y el cielo, por donde volaban libremente un par de zopilote (una especie de buitre típico de la región) en la inmensidad del cielo y sobre la inmensidad de la jungla. Cerca, la estructura I, apenas un montículo lleno de vegetación porque el lado por donde se sube está en el costado opuesto y, un poco más lejos, la Estructura VII, a la que también se puede acceder y que es el tercer edificio más alto de las ruinas. Un consejo: los grupos de turistas entran sobre las 10:30 y realizan el itinerario en sentido inverso al recomendado: en lugar de empezar por la derecha y ver lo primero (Acrópolis), entran por la izquierda y van directamente a la plaza con los tres edificios más altos. Por tanto, o bien empezáis vuestra ruta en el orden recomendado e intentáis llegar a la plaza antes de que vengan los turistas (o sea, os tendréis que dar algo de prisa al principio) o hacéis la ruta que hacen ellos: os los evitaréis, pero también veréis al principio lo más interesante, con lo que luego el resto quizás no es motiva tanto. Es solo una recomendación. En cuanto a la fauna…daba por hecho que no vería jaguares, pero pensaba que al menos vería monos araña…me tuve que conformar con los pavos. Muy bonitos, eso sí. Tras estar cuatro horas en el recinto, fui en el coche que había contratado hasta Conhuás, comí (riquísimas quesadillas de chorizo, nopal y chaya, que es una especie de espinaca) en el mismo restaurante La Selva de Conhuás y fui a pillar el bus: dos horas hasta Escárcega y luego dos horas más en mini van hasta Campeche, mi siguiente parada. Quienes hayan viajado por Centroamérica ya conocerán la experiencia de desplazarse en este tipo de transportes: gente apelotonada, vendedores ambulantes y música latina a todo trapo. Etapas 4 a 6, total 6
Pasé la noche en hotel recomendable, Casa Mazejuwi; lo llevan una pareja joven y el lugar, decorado con muy encanto, de estilo colonial mexicano (elegante pero sobrio). Antes, pero, cené en el que sería mi lugar de referencia en la ciudad: La posada de los gansos, al lado de la catedral. Un restaurante muy recomendable, donde acuden tanto turistas como foráneos, donde pude degustar el plato local más famoso: pan de cazón (esta especie de tiburón pequeño deshilachado, cocinado con frijoles entre dos tortillas de maíz y con salsa de tomate).
El día siguiente lo pasé deambulando sin rumbo fijo por Campeche, capital del estado homónimo, una bella ciudad colonial, patrimonio de la Unesco. Es diferente a Oaxaca, donde los edificios son más señoriales, más barrocos y algo más austeros. En Campeche las casas son bajas y están pintadas de colores pastel. Además, la ciudad destaca porque es la única que tiene una muralla y por su excelente clima (30 grados en diciembre). Así pues, estuve paseando sin una ruta preestablecida, desayunando en el mercado extramuros (un delicioso mondongo: sopa de callos), visitando el Museo de antropología maya (donde destaca una máscara de jade encontrada en Calakmul), apreciando las coloridas fachadas de sus edificios e iglesias y disfrutando al final del día de la puesta de sol en el golfo de México desde el malecón. Etapas 4 a 6, total 6
Tras pasar la segunda noche en el hotel, tocaba madrugar para ir a coger el avión y volver a la capital. Tenía dos días más en esta ciudad de la que no me canso, y volví a pasear por el centro pero también fui a algunos lugares donde no había estado nunca, como el Museo mural Diego Rivera, con una única obra expuesta, el lienzo de 15 metros “Sueño de una tarde dominical en la Alameda central”. En esta visita a México no visité el Museo de antropología ni las pirámides de Teotihuacan, donde ya he estado dos veces: preferí pasear por el centro o, como hice al día siguiente, por los atractivos barrios de Roma y Condesa, donde se alternan los locales de moda con antiguos comercios y librerías de viejo, donde persiste un ambiente intelectual combinado con jóvenes a la última y donde la arquitectura también da muestras de variedad y calidad, con tanto antiguos edificios coloniales de estilo español como modernos “art déco” de principios del Siglo XX. Esa noche la pasé en un lugar muy recomendable, llamado La querencia: un lugar con mucho encanto en un edificio histórico; sin duda, mucho mejor que un hotel convencional y sin personalidad. Para comer, quesadillas, tlacoyos, tacos y otras delicias de la comida callejera. Por la tarde ya tenía que ir hasta el aeropuerto; tocaba volver.
En definitiva, en mi cuarta visita a México por fin he podido descubrir el país un poco a fondo. Aunque breve, ha sido intenso, viendo muchas cosas en pocos días y, sobre todo, muy variado: una gran metrópolis (el Distrito Federal, que me encanta), ciudades coloniales patrimonio de la Humanidad (Oaxaca y Campeche), ruinas pre-hispánicas y la realidad indígena. He disfrutado de su sabrosa comida y he podido departir con mucha gente, lo cual siempre es bonito. Quizás no ha sido el viaje más exótico de mi vida, no ha habido ningún lugar donde me haya quedado boquiabierto (a excepción de Calakmul desde lo alto de una de sus pirámides) pero sí que ha sido muy placentero, interesante, variado y enriquecedor. México es el país de América con más lugares patrimonio de la UNESCO y esto se nota porque los alicientes son múltiples. Etapas 4 a 6, total 6
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