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Si el día de ayer nos pareció que habíamos encontrado, visto y contemplado la mejor maravilla del mundo, hoy vamos a desmentirlo y decir que este otro lado del Gran Cañón es tan interesante o más que el de la víspera.

Al salir del hotel, hemos repostado, a 2,96$ el galón. Tras concluir la kilometrada hasta el Parque del Gran Cañón, mostramos el pase, y la señorita que nos recibe, tan amble como el muchacho de la víspera, nos da la bienvenida en español. Simpatiquísima.

Aparcamos nuevamente en el parking 3. Accedemos al bus rosa. Nos trasladamos hasta SouthTrailhead Kaibab. Las vistas de este lado del Cañón muy bonitas. Caminamos en dirección al lecho del cañón, descendiendo, con buenos porcentajes. Llegamos hasta el punto Oh Ah Point. Las vistas desde allí, mucho mejores que cualquiera de las anteriores. La subida exige un poco de buena forma, pero con el día nublado y algo más fresco que la víspera, y con un poco de paciencia, se sube sin mayor problema.

Volvemos a pasar a otro bus, y regresando hacia el Visitor Center, nos detenemos en Pipe Crek Vista. Efectivamente, las vistas son impresionantes. Seguro que ya tenemos todo visto y, que lo que queda, no merece tanto la pena. O el esfuerzo.

Aprovechamos que nos encontramos en la zona del Visitor Centre, y curioseamos la tienda de recuerdos o de librería. Con el coche, vamos a ir visitando algunos puntos que distan del centro neurálgico. Nos detenemos en Grandview Point. Desde aquí la perspectiva ha evolucionado ostensiblemente respecto a la del día anterior. Vistas, muy agradables.

Llegamos a Moran Point. Parece que la Naturaleza se haya puesto de nuestra parte. Éste mirador nos ofrece vista más interesantes que los anteriores.

Le toca el turno a Navajo Point. Nos gusta más que los anteriores. Queremos terminar y largarnos, pues el cansancio se va acumulando, y el hambre achucha.

Desert View Watchtower, está dotado de parkings para coches y para autocaravanas. Hay bares o restaurantes, tiendas. Debe de ser el punto más importante del Parque. Tras aparcar el vehículo, al acercarnos al acantilado, el paisaje es sobrecogedor e imponente.

Subimos a la Torre. Las vistas desde lo alto son una maravilla. Estamos entre encantados o emocionados, entre felices o satisfechos. Sobre ella dice Wikipedia que el interior de la torre está decorado con dibujos y pinturas que simulan las de los propios indios de la región, los Anasazi. El edificio de este mirador emula una Torre Vigía, la cual en realidad se construyó en 1933. La torre fue construida a principios de 1930 por el arquitecto Mary Colter, que la creó como un homenaje a las torres de vigilancia construidas por los nativos Anasazi que habitaban la zona. El sitio se compone de dos edificios circulares, uno grande y bajo, el otro más alto y más estrecho, con cinco pisos de altura. Dentro de la torre hay pinturas de estilo petroglifo.

Concluida la visita, cerramos aventura. Continuamos ruta hasta Page. Visitamos la presa de Glen Canyon, que se encuentra corriente arriba del Parque nacional del Gran Cañón. Es una obra espectacular. Tiene un arco de presa de cemento de 216 metros de alto que controla el fluir del agua de las cuencas superior e inferior del río Colorado. La cuenca hidrológica es de 281.671 kilómetros cuadrados y teniendo una capacidad máxima de mil trescientos megavatios, produciendo tan sólo una media de 451 megavatios.

Repostamos a 2,99 $ el galón. Justo nos han entrado 20 $. Hotel, cena y charleta.

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Sin romper el despertador, hemos tratado de agilizar la mañana. Antes de la 9:00 ya estábamos en marcha. Nuestro primer destino ha sido el abarrotado parking de Horseshoe bend: La Herradura.

Aparcado el vehículo, nos hemos lanzado sendero arenoso arriba, hasta culminar en lo alto de una pequeña loma, desde la que hemos podido divisar la muchedumbre multitudinaria que se cernía sobre el plácido Cañón. Cientos de personas, tantas como los que habían dejado sus vehículos en el parking, allí abajo, en los bordes del abismo.

Horror. Nos hemos acercado y, casi hemos tenido que pedir turno para podernos asomar. No hay barandillas. La gente se arrima, se sienta en el borde de un acantilado de varios cientos de metros. Si al menos el motivo fuese para realizar fotografías de concurso. Algun@s se retrataban las sucias y viejas playeras, en el vacío. Y luego dirán que se producen accidentes.

Después de hacer varias tomas del arco que forma el río Colorado, una vez que se libera de la presa, con el sol a nuestras espaldas, cuando refleja su cálida y poderosa luz de la mañana en las paredes del cañón que quedan y se muestran frente a nosotros, después de intentar aparecer en alguna de esas imágenes, cuando el tiempo ya había dado todo lo que podíamos esperar del lugar, nos hemos trasladado hasta el siguiente y muy cercano objetivo.

En el parking del Lower Antelope Canyon, sin apenas trastos, sin funda de cámara, sin mochilas, sin bolsos, sólo con la botella de agua, la cámara y los móviles, tras pagar 200$, a razón de 50 por pasajero: 40$ de ticket, 8$ de tasas o impuesto Navajo y 2$ de comisión.

A las 11:45 nos han avisado, nos han contabilizado y nos agrupado. 15 personas por grupo, dirigidos o guiados por una muchachita muy amable y colaboradora.

Había varias prohibiciones, pero en realidad ella nos ha ayudado a programar los móviles y cámaras para hacer las mejores fotos. Incluso, nos ha sugerido situarnos en determinados puntos y ella nos ha sacado en las fotos.

El pasadizo bajo las rocas rosadas, una maravilla. Cómo la naturaleza ha podido excavar dicho pasillo, dando y originando las formas que podemos ver y disfrutar, es un prodigio sin comparación.

Una hora habremos pasado emocionándonos, encontrando una imagen mejor que la anterior. Una hora con un precio, más que amortizado. El espectáculo, deja a propios y extraños, mudos, absortos, hechizados, satisfechos.

Al final de la experiencia, ella, nos ha demostrado con una botellita de agua, cómo se ha producido toda esa erosión y esas formaciones.

Nos hemos despedido de ella y, hemos aprovechado para comer.

Sin demorarnos, hemos salido dirección Monument Valley Navajo Trival
Park. Después de un buen rato de coche, hemos llegado a la caseta de peaje. 20$ por acceder al recinto. Hemos pasado por el Visitor Centre en busca de información, pero no hemos conseguido mucha más que la que se nos había proporcionado al pagar.

Desde la terraza del edificio se disfruta de una panorámica espectacular. Quien haya visto en su vida una película de vaqueros de Jhon Wayne,seguro que recuerda estos escenarios.

Hacemos un tour con nuestro vehículo, ya que la pista no se encuentra en demasiado mal estado. Un poco polvorienta acaso, pero como no hay previsión de lluvia, el polvo se caerá del coche en la carretera.

Los paisajes son especiales, muy previsibles, porque sabemos a dónde vamos; muy conocidos, por las películas; pero impactantes. Ha merecido la pena llegar hasta aquí. Además, la luz del atardecer, reaviva más el color rojizo de las montañas y de las rocas.

Jornada muy fructífera. Excelente.

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Después de desayunar, hoy sin maletas, pasamos a la gasolinera que tenemos frente al hotel. Repostamos unos 10.329 galones de gasolina Regular y nos lanzamos a la carretera. Sabemos que las distancias no son cortas, aunque se hacen bastante rápido.

Una vez en Cortez, cruzamos esta ciudad de Colorado, y llegamos hasta el Visitor Centre del Parque Nacional de Mesa Verde, que si bien no es una atracción paisajística, tiene mucha historia.

Nos informamos en el Visitor Centre de los posibles tours a realizar. No hay mucho en estas fechas, pues hasta últimos de mayo no abren la mayoría de las visitas. Algunas instalaciones se encuentran en plena actividad de montaje. Sabemos que el próximo domingo reanudaran algunas cosas su ritmo normal, después del largo descanso invernal.

Adquirimos unos tickets para la única visita posible en estas fechas, y como es lunes y hay poca afluencia de público, tenemos turno para las 17:00 horas. Por 4$ por persona nos aseguramos la visita.

Nos ponemos en marcha y, las chicas proponen hacer el circuito Oeste. Llegamos hasta Park Point Overlook, un puesto de vigilancia antiincendios, desde el que se divisa gran extensión del Parque. Abajo la llanura, Cortez, y tierras circundantes del propio Parque.

Llegamos hasta Wetherill Mesa, donde en los próximos días habrá afluencia de público, pues tiene hasta un pequeño restaurante. Comemos algo ligero, y nos acercamos hasta Long House. Estas edificaciones construidas bajo la protección de una enorme visera de roca, allá entre los años 700 y 1300 de nuestra era, y de las cuales quedan paredes, estancias, escalas, terrazas, etc, nos retrotraen hasta aquellos seres humanos, que en otro tiempo, ahí encontraron su morada y su refugio.

Especialmente para mí, esa panorámica, esa experiencia ya cubre mis expectativas. Casi podría decir que ya ha merecido la pena el viaje hasta aquí.

Se nos ha ido la mañana viniendo, con alguna visitilla y comiendo, el mediodía. Y ahora con esta visita, la media tarde. Sólo nos queda la guinda del pastel.

Salimos pitando hasta el siguiente punto, como va a ser Balcony House. Llegamos al parking con bastante antelación, el Ranger ha tardado algo, pero aunque haya sido con un poco de retraso, hacia las 17:00 horas hemos comenzado la visita.

El Guía sólo ha hablado en inglés. Nos ha dicho que no tocásemos nada, ni siquiera las piedras de las paredes. La razón es que en las piedras queda parte de la grasilla de las manos.

En dicha casa o refugio, en dicha construcción, vemos pequeñas estancias, pasadizos, Kibas, etc. De cómo vivían, de qué se alimentaban, su agricultura, incluso su ganadería, ya hemos visto en el Centro de Interpretación.

Y la gran pregunta es ¿qué fue de ellos?. Pues parece que hacia el siglo XV, antes de la llegada de los europeos, se habían trasladado hacia el sur, hacia Nuevo México. Ya nada más se sabe de aquél pueblo. Quizás los habitantes de las actuales tierras de más al sur, sean los descendientes de aquellas gentes.

Todavía nos queda ver desde diversos miradores, las construcciones Cliff Palace y Sun Temple. No dejan de sorprendernos y maravillarnos.

De regreso hacemos algo de compra en un Walmark, y una desandados los kilómetros de la mañana, llegados al hotel, cena y a descansar.

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