VOLVEMOS A SUIZA! + PUY DU FOU, ORADUR SUR GLANE, SAINT EMILION...Y ASTURIAS ✏️ Blogs de Suiza

El día amanecía completamente despejado y en Suiza los pronósticos eran similares, así que recogemos la camper, compramos unas cosas en el Lidl, repostamos a precios razonables y rumbo a la frontera suiza de nuevo (ojo a las camper y las autocaravanas porque en este paso fronterizo paraban prácticamente a todos y les hacían entregar toda la comida y la bebida...nosotros libramos de milagro).

Nunca habíamos oído hablar de HOHSAAS ni de KREUZBODEN, hasta que los descubrimos leyendo el ebook del Valais de Vacaciones Por Europa. De este destino decían que era desconocido y que apenas había gente...pues nosotros debimos elegir mal día, no sé si porque era domingo, porque empezaba agosto, o cual era el motivo pero aquello estaba hasta arriba de gente.

Para llegar lo primero que hay que hacer es dirigirse a Saas Grund, y de allí parte el teleférico que nos subirá en media hora escasa a 3.200 metros de altitud: HOHSAAS. El precio? 41chf.- cada adulto.
Las vistas son soberbias, se puede contemplar un auténtico anfiteatro de cuatro miles mires donde mires.


Al salir del telecabina la temperatura había bajado a 8 grados, así que chaquetas y a caminar por el sendero que lleva al glaciar Trift. Puedes llegar hasta el mismo glaciar en un cómodo y seguro paseo, ya que está vallado para evitar accidentes por el vicio de selfies, y una vez que termina el sendero la zona es solo apta para auténticos montañeros y escaladores, todos los que había iban preparados para la nieve; incluso se veían bajar grupos con cordadas, así que si vas como nosotros en plan familia vuestro paseo aquí habrá terminado, pero no las fotos:





No creáis que termina la visita...volviendo sobre nuestros pasos encontramos este bonito restaurante donde podéis tomar algo contemplando cuatro miles y el espectacular glaciar. Allí los montañeros tenían secando al sol sus botas y ropas en unas estructuras muy curiosas que nunca había visto,y a las que por cierto, no saqué fotos.


Cerca de la estación del teleférico comienza a subir un pequeño sendero para contemplar los cuatro miles, algo más de una hora se pasó mi marido por allí arriba. Se trata de un recorrido donde vas encontrando los 18 cuatromiles en miniatura con información. Nos pareció que había bastante desnivel para Hugo, unido a la altitud, así que como no queríamos tener que bajar corriendo como el año pasado en Glacier 3000, nosotros nos quedamos al sol en un banco jugando con piedras y dejamos a papá hacer un poco el cabra.


Ahora sí terminaba la excursión en Hohsaas y comenzaba la parte divertida para Hugo...KREUZBODEN y el paraíso de la diversión...
Si en la estación superior teníamos un auténtico anfiteatro de picos, lo de la estación inferior era un verdadero "circo" de juegos, mires donde mires había algo divertido para hacer, podríamos haber estado allí un par de días tranquilamente si hubiera sido por Hugo.

Zona de esclusas donde mojarse y jugar con las compuertas, circuitos de kars a pedales, tirolina, cabañas de aventuras, tipis, rocódromo, balsa de madera con una cuerda para cruzar un pequeño lago, toboganes, un mini zoo,...bueno un paraíso para pequeños y no tan pequeños. De los mejores parques alpinos que hemos visitado sin ninguna duda.
Bienvenidos a Hohsi Land:




A mi, a parte de ver la cara de felicidad de mi hijo, me enamoró esta postal, no me hubiera importado que el mundo se parase en ese preciso instante, donde sentados en el césped, con unos bocadillos y una botella de agua, contemplando tanta belleza no necesitaba más.


Las horas iban pasando sin tregua así que después de comer decidimos empezar el intento de abandonar el paraíso de los niños. Tras varias intentonas fallidas, conseguimos coger el teleférico de vuelta al parking y poner rumbo a ZERMATT...era inconcebible marcharnos del Valais sin ver el Matterhorn, aunque solo fuera desde Zermatt...

Aparacamos como siempre en el parking de Tasch, cogemos el tren que justo llega en ese momento y comienza nuestro paseo anual por Zermatt.

Teníamos pendiente desde que veraneamos en Suiza el Museo del Matterhorn, así que no lo pensamos mucho y fuimos directos a visitarlo. Al principio creí que sería una visita corta porque no sería muy interesante para Hugo, pero todo lo contrario...le encantó.
La parte de abajo del museo recrea el Zermatt de las primeras ascensiones, y lo forman pequeñas casas y establecimientos a los que puedes entrar y ver y leer curiosidades de la vida de entonces y del alpinismo.
El museo preserva la historia de Zermatt a través de los siglos, narrando como Zermatt se convirtió en lo que hoy conocemos, a través de maquetas, mapas, y diversas salas podemos conocer su evolución geológica, su fauna, su flora y muchos datos más.
Merece muchísmo la pena. 10chf.- contribuyen a que la visita sea obligada.
Incluso en algunas de las cabañas tocabas un botón y algo se ponía en funcionamiento: un pequeño tiovivo, los ronquidos de un aldeano, sonidos de animales...
Bueno y ya el remate fue contarle a Hugo la primera ascensión al Cervino, ver la cuerda allí rota...nos tuvimos que ir porque cerraban y nos echaron, pero nos hubiéramos quedado más rato.
Os dejo unas fotos:






El siguiente paso no podía ser otro que contemplar un año más el gigante de piedra y nieve, que nos tiene hechizados desde que lo vimos por primera vez, y es que parece que el Matterhorn siempre necesita tener un público a sus pies, y aquí estamos nosotros, fieles a él.

Llegamos hasta el final del pueblo, donde unas hamacas de madera nos esperaban para contemplar el Cervino mientras Hugo correteaba y jugaba con el agua de una fuente...era el broche final para un día de 10, de los que nos hacen asegurar que el siguiente verano volveremos.


Bajamos de nuevo a Täsch, cogemos la furgo y algo más de dos horas para llegar a nuestra casita en Beatenberg...llegamos anocheciendo, preparamos algo rápido de cena, duchas, deshacer maletas y familiarizarnos con el que será nuestro hogar para los próximos 8 días. La casa es la misma de todos los años, con la salvedad que este año el bueno de Erns no alquila la buhardilla ya que vive su hijo, y nos hemos bajado a la planta inferior, un apartamento con 2 habitaciones, 3 terrazas, lavavajillas,...vamos que hemos ganado con el cambio aunque sea un poco más caro.

Mañana más!

---

Lo teníamos claro, ante lo imprevisible que es el tiempo en Suiza, el primer día que tuviéramos despejado por completo lo dedicaríamos a subir al BRIENZ ROTHORN, que estando al lado de casa era un perfecto desconocido para nosotros.
Y hoy parece que es el día.

El Brienz Rothorn Bahn es una excursión perfecta para catar el ambiente suizo, es ideal para los que desean una salida tranquila y nostálgica. Ya que se trata del único tren a vapor que alcanza los 2.400 metros de altura sin ningún tipo de electricidad, únicamente con una locomotora a vapor empujando unos bonitos vagones de color rojo que hacen un precioso contraste con el verde de los prados.
Por ello, se tarda una hora en recorrer los 7,5km hasta al cima del Brienz Rothorn, imaginaos a qué velocidad va.
Es un tren que funciona desde 1892 (casi na!), solo se interrumpió el servicio durante la Primera Guerra Mundial, pero no así su mantenimiento, por lo que pudieron reanudar los viajes al terminar la guerra.


El precio para cada adulto, ida y vuelta, es de 92chf.-, y este verano había un combinado que por 99 podías comer un pequeño menú del día que incluía una sopa, un segundo plato y un postre (bebida no incluida).
El tren sale cada hora, y una vez que sacas el ticket tienes que esperar la cola, ya que solo entran pasajeros hasta completar los vagones.

Las vistas son sublimes, prados verdes, bosques, túneles, casas con sus macetas florecidas, vacas, cabras...y el lago, siempre el lago de Brienz en todas las fotos.



¿Y una vez arriba? Bueno no es que haya un amplio abanico de opciones, pero las vistas a las montañas del Oberland Bernés, incluso del Jura si el día está despejado, son indescriptibles:


La opción más común es subir caminando hasta el mirador que hay en el pico del Rothorn en unos 20 o 25 minutos:


Otra opción allí arriba es coger el teleférico que en 10 minutos te deja en Sörenberg, que por increíble que parezca pertenece al cantón de Lucerna, Así que puedes empezar en un cantón y terminar en otro en la misma mañana sin apenas tocar el suelo.

Por el camino al Rothorn hay un par de restaurantes. Uno de ellos tiene una terraza arriba con merenderos y tumbonas para tomar el sol, donde comimos el picnic que llevábamos. Hugo y yo nos quedamos haciendo fotos y tomando el sol, nos habíamos propuesto que el día sería tan tranquilo como la subida en el tren.


Mientras mi marido optó por la ruta más corta que había...Chruterenboden, 45 minutos de subida y algo menos de bajada:

Cuando bajó, esperamos la cola para subir al tren y comenzamos el descenso...Hugo y yo con el traqueteo del tren, la tripa llena y el calorcito caímos fritos y despertamos poco antes de llegar...menuda siesta y menudo dolor de cuello!!

Para espabilarnos un poco, acercamos el coche a una de las zonas de baño, sacamos nuestra tabla de paddle surf y pasamos allí el resto de la tarde.
Este año han puesto tumbonas para tomar el sol o bien contemplar el lago, así que buscamos una sombra junto a los vestuarios (hasta vestuarios gratuitos!, tumbonas! donde se ha visto eso!!, si donde nosotros veraneamos el dueño del chiringuito tiene que recoger las tumbonas después de comer porque le desaparecen...y es la playa más tranquila del mundo!!) y pasamos una tarde idílica bañándonos y pegándonos trompazos con la tabla, que aunque parezca sencillo, tiene su aquel.





Terminamos la jornada haciendo compra en el Lidl y a casa, a ver atardecer tomando una cervecita desde la terraza.

---

Amanece de nuevo un día perfecto, hoy el destino también está relativamente cerca... el lago OESCHINEN, en Kandersteg. Un lago glaciar a 1578m, de un turquesa tan espectacular, que puedo asegurar es el más bonito que he estado (y os aseguro que llevo unos cuantos a mis espaldas)

Para llegar a esta maravilla de la naturaleza hay que llegar hasta Kandersteg y en la entrada está el desvío a la izquierda. Dejamos la furgo en el parking y alucinamos con la cola que hay para subir en el teleférico (esta es una gran diferencia que hemos encontrado respecto a viajar a primeros de julio como hemos hecho siempre). Nos impactó tanto, y quisimos darnos tanta prisa en coger mochilas, bastones y demás, que se nos olvidó poner el ticket del parking
menos mal que nos dimos cuenta al bajar, si no...menuda comedura de cabeza todo el día...

28 francos ida y vuelta cada adulto, bastante asequible teniendo en cuenta los precios en suiza y la variedad de opciones que ofrece la excursión.

Una vez arriba lo primero que te encuentras es un Rodelbahn, y del que huímos prometiendo a Hugo un par de viajes al regreso si el día marchaba correctamente.
No esperéis encontrar el lago nada más salir del teleférico...hay un agradable paseo de una media hora, aunque nosotros elegimos otra pista forestal un poco más larga (45 minutos) por caminar un poco más y sobre todo por huir de las hordas de gente que avanzaban hacia el lago.

Solo el sendero ya merece la pena...



Un apunte muy importante y es que desde que sales del teleférico hay coches eléctricos que cubren la ruta hasta el lago para personas con movilidad reducida o para aquellos que por algún motivo no puedan completar el paseo.

La pista que hemos cogido lleva a la parte alta de la montaña, donde un restaurante rompe toda la estética del paisaje y podemos divisar el lago desde arriba...con razón era la ruta más larga, ahora tocaba bajar...y de qué manera!

Pero es la mejor opción para contemplar tanta belleza...ya que la otra ruta (por la que van los vehículos eléctricos) es completamente llana.


Dicen que en Galicia está el banco más bonito del mundo...yo lo dudo, en Suiza los bancos siempre están situados para disfrutar de estas vistas:


Hay incluso hasta un photocall de madera, del que no puedo poner fotos porque salimos en familia.
Llegados a este punto, el camino de nuevo se bifurca y nosotros como cabras, volvemos a elegir el sendero más largo,... y aquí si que nos equivocamos, porque era súper peligroso para bajar con niños. No tenía ningún tipo de protección, con bastante pendiente que hacía rodar piedras hacia abajo continuamente, y un simple traspiés puede traerte problemas.

Conseguimos llegar al lago y allí estuvimos un buen rato, Hugo incluso se bañó, pero estaba tan masificado que perdía el encanto que tenía desde arriba.
Hay un pequeño embarcadero para alquilar botes.
Os dejo unas fotos de otra perspectiva más solitaria que tomó mi marido, que en cuanto puede, se escapa a saltar piedras:



Cuando regresó continuamos bordeando el lago por el camino que conducía a la pista sencilla y que llevaba de regreso al teleférico.
Seguía habiendo tanta gente que decidimos emprender la vuelta y comimos más adelante donde encontramos menos masificación. Además la zona del lago empezaba a nublarse y además nubes feas...

Y como lo prometido es deuda, y Hugo había aguantado como un jabato la excursión, nos fuimos al rodelbahn...mega cola con un montón de grupos de escolares...horrible.


Hugo y yo empezamos a esperar ooootra cola más para coger el teleférico y bajar, mientras mi marido hizo el descenso a pie.
Abajo hay un súper parque, con bolos, cama elástica, minigolf, animales, pingpong, badmington,... y para mi...unos edelweiss que me encantan...



Y estando allí de repente veo que un coche está multado y me viene a la cabeza como un rayo que no recuerdo haber dejado ticket en el coche...oh my god!!salgo corriendo hasta la furgo y por suerte no nos han multado...ufff.

Cuando llega mi marido nos vamos hasta Kandersteg, aparcamos junto a las piscinas municipales y damos un paseo para conocer el pueblo...compramos un yogur con arándanos casero en una tienda de productos naturales y artesanos...mmm para quitar el hipo!! Hugo jugó un rato en un parque, visitamos la iglesia, estuvimos viendo las piscinas con trampolines, y corriendo a la furgo porque las nubes que vimos en el lago habían llegado hasta allí y empezaron a descargar con fuerza...nos vamos a casa!





Cuando llegamos a Beatenberg, había parado de llover y antes de ir a casa paramos en una caseta que vende sus propios productos...en la caseta no hay nadie...solo una nevera y un arcón llenos de productos, una caja de caudales y un tabla con los precios.
Compramos unos huevos de gallinas felices (ya pueden serlo al precio que tenían) y un trozo de queso. Y ahora sí...nos vamos a casa, mañana es la fiesta nacional...veremos qué nos depara el día...

---