Colombia 2017 ✏️ Blogs de Colombia

INTRODUCCIÓN
En realidad, este viaje hace un año que lo realizamos y es probable que haya cosas de las que no me acuerde muy bien. Aun así, antes de cada viaje me propongo que escribiré un diario para ayudar a los demás, igual que yo hago uso de ellos para preparar mis viajes, pero luego nunca es así.
Por ello y porque cuando busqué no encontré muchos diarios para preparar mi viaje a Colombia, o no al menos que hablasen de una zona que nosotros decidimos visitar, he decidido hacer este diario, aunque haya pasado tanto tiempo.
No es un país que tuviese en mente para viajar, pero un compañero de trabajo, Robert, nos dejó para hacer un proyecto de un año en Colombia y visitarlo fue la excusa perfecta para situar Colombia en nuestro mapa de viajes.
Utilizamos casa de Robert y Mayte en Bogotá como base central para nuestros desplazamientos. Podríamos habernos ahorrado algún vuelo o haber pasado en escala por otra ciudad, pero tener los trastos en casa de Robert e ir cambiando de ropa o útiles en función de la siguiente zona a visitar nos fue muy bien.
Nosotros viajamos con un presupuesto medio, ni muy tirado ni derrochando. Sí que tenemos unas consideraciones mínimas que suelen ser limpieza, habitación y baño privado. También primamos más el tiempo que no el dinero en muchas ocasiones, por lo que hay trayectos que los realizamos en avión en vez de por tierra. Colombia es muy montañosa y lo que parece que es razonable por km acaba siendo un trayecto larguísimo en tiempo.
Colombia es un país muy grande y en tres semanas no puedes verlo ni mucho menos, así que decimos centrarnos en tres zonas y hacer un poquito de cada una ellas.
Bogotá
Eje Cafetero
Chocó
Cartagena-Tayrona-Palomino
Día 0
Vuelo directo Barcelona-Bogotá con Avianca, muy bien. Todo el mundo nos comenta que mucho mejor que con Iberia.
El vuelo llega sobre las 21h. Había hablado con Robert que cuando llegásemos nos conectáramos al wifi del aeropuerto para avisarle y él nos enviaría un cabify (el cual utilizaríamos bastante gracias a Robert). Así lo hicimos y todo fue rodado, a las 22h y algo estábamos en casa de Robert, preparados para ir a dormir y empezar al día siguiente con energía.
Día 1. Bogotá.
Mayte nos había reservado un free tour sobre los grafitis de Bogotá. Aunque no te interesen demasiado los grafitis, está bien porque te sitúa un poco en la ciudad, pasas por calles que se te pasarían por alto de otro modo y el guía (que también es grafitero) explica muchas cosas sobre la situación social y política actual y anterior del país.
Después del tour nos pusimos en búsqueda para comprar una sim de móvil. No tardamos en encontrarlo, pero la chica tardó un rato en poder configurar mi teléfono. Escogimos la compañía “Claro”, que después nos dirían en el Chocó que es la única con cobertura allí.
Comimos en un restaurante que nos recomendó Mayte llamado Prudencia, no es económico, pero es muy bonito, cocina de fusión y tienen para ahumar su propia carne. La comida nos costó sobre los 40€ para los dos.
Pasamos el resto del día viendo el centro de la ciudad, pero no entramos a ningún museo, simplemente paseamos. Cuando decidimos volver a casa de Robert, cogimos un taxi directamente en la calle, te aconsejan que no lo hagas, pero era el centro, no nos pareció peligroso y aún no habíamos podido descargar la app Tapsi. Cenamos con Robert y Mayte en casa.

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Día 2. Eje Cafetero
Al organizar el viaje pensamos que podíamos ir en coche al Eje Cafetero, pero Robert y otra amiga que estuvo unos meses antes nos quitaron esa idea de la cabeza. El trayecto que google marca que son 8h, ellos nos decían que acaban siendo 10h, por camiones, estado de la carretera, pronunciadas subidas, mala visibilidad… Asique descartamos ir de Bogotá en coche y cogimos un billete de avión y alquilamos el coche allí.
Pocos días antes del viaje, se ponen en contacto conmigo por el alquiler del coche y me dicen que el día previsto no puedo recoger el coche porque es el día “sin carro” en la zona y que por tanto no me lo pueden dar. La reserva era de 4 días, pero el segundo sabíamos que no lo íbamos a usar. Finalmente deberíamos volver el 3r día para recoger el coche en el aeropuerto y tener coche sólo dos de los días.
En el Eje Cafetero había dos cosas que quería hacer, una ir al valle del Cocora y hacer la ruta de las palmeras de cera, dos ir al Parque Nacional Natural de los Nevados y subir a una de sus montañas y estar a más de 4000 mts de altura.
Al llegar a Pereira era una locura coger un taxi, debido a que como era el día son carro solo podían circular los taxis del aeropuerto y nadie podía ir a recoger a los pasajeros con su coche y todos debían ir en taxi.
En el aeropuerto se habían acabado una especie de documentos que les tiene que hacer la central si van a una zona más alejada. Tuvimos que ir a la central de taxis para que le dieran el permiso. Con lo que perdimos algo de tiempo.
El alojamiento era Lagos de Venecia en Santa Rosa del Cabal. Queda a las afueras, fue a propósito porque en principio íbamos a tener coche. La idea era ir seguidamente a una finca cafetera que se encontraba como a una hora en coche. El personal del alojamiento nos dijo que era demasiado lejos y que como el taxi debía “cambiar de zona” nos harían pagar muchísimo y que había fincas bonitas mucho más cerca y nos comentó dos.
Al principio, con la desconfianza de ser el primer día, pensé que nos la quería colar para que fuésemos a la finca de algún conocido, pero dada la hora que era tampoco podíamos hacer mucho más.
Se puso en contacto con una de ellas y le dijimos que iríamos si nos buscaba un taxi y si la finca tenía para poder darnos de comer, ya que era tarde para estar en Colombia. Así fue, pero debíamos comer después de la visita ya que la retrasaban para esperarnos.
La finca estaba a 10-15 min en coche. Su nombre es Finca del Café. El nombre no es muy original, pero la finca es bastante grande, es muy bonita con plantas y flores, frutales y tiene un bosque de guadua con zona no cultivada. El chico que nos explicó era muy amable y nos fue enseñando las diferentes plantas, no solo las del café.
Al acabar la visita sobre las 16h, nos enseñó el hotel de la finca. Las habitaciones son bonitas y están cuidadas. Dispone de una piscina horizonte con vistas de la finca. Entonces recordé que lo había visto al buscar alojamiento, eran unos 60-80€ por noche y quedaba fuera de nuestro rango. El eje Cafetero era el sitio donde podíamos escatimar más en el precio del alojamiento.
Comimos en la terraza junto a la piscina, la comida era buena y la cantidad era excesiva (como en casi todos sitios) y el precio era correcto. Compramos café de la finca.
Tras acabar la visita volvimos al alojamiento, teníamos pensado ir a unas piscinas termales con cascada que hay cerca. Queríamos ir al anochecer. En Colombia anochece pronto si comparas con nuestro verano y, curiosamente las piscinas abrían hasta tarde, las 23 o 24h si no recuerdo mal. Solicitamos un taxi que nos llevaba y que posteriormente el mismo nos viniese a buscar a la hora acordada, no se le paga hasta la recogida.
La cascada es bonita, pero sería mucho más si estuviese en un paraje natural aislado. Las piscinas están bien para descansar un rato, tienen diferentes temperaturas. Hay donde comer y comprar bebidas. La entrada incluye agua con panela y una especie de queso fresco, aunque no vale mucho.
No recuerdo a que hora nos recogió, pero no fue muy tarde ya que al día siguiente visitábamos el Parque Natural Nacional de los Nevados.

Día 3 Nevado de Santa Isabel
Había reservado desde Barcelona una excursión para subir en un día al glaciar del Nevado de Santa Isabel. Nos hacía mucha ilusión poder estar a más de 4600 mts altura, aunque no es el nevado más alto del PNN.
Nos pasaron a buscar con el 4x4 a las 4:30 am, nos esperaban unas 4h por caminos donde sólo pueden pasar 4x4, llenos de baches y movimientos incómodos. Si quieres subir en un día la mayor parte se hace con el coche y después sólo asciendes los últimos 800mts a pie, aun así, se tarda unas 3 horas (dependiendo del estado físico).
Mientras hacíamos nuestro trayecto en coche, paramos cuando salía el sol para ver las vistas y poder ver el humeante Nevado del Ruíz, el cual está activo y cerrado a visitantes.
Cuando faltaba aproximadamente una hora de trayecto, paramos en una granja a desayunar. Se hace increíble que a aquellas alturas haya familias viviendo, tan aisladas, criando animales y cultivando MONTONES DE PATATAS!!
El desayuno estuvo muy bien, además comes dentro de la casa de estas personas, en su “salón”.
Proseguimos en nuestro viaje, en algún momento paramos en un punto de información del PNN donde te hacen una pequeña explicación y te recuerdan que no se puede seguir sin guía.
Una vez llegamos al punto de partida, cogimos nuestra mochila con agua y algunos víveres y nos pusimos en marcha.
La ruta no es difícil, el problema es la gran altitud a la que te encuentras y ves como tu cuerpo va mucho más lento de lo habitual. El guía nos fue explicando diferentes plantas, incluso hay unas muy curiosas, que apenas crecen un centímetro al año y algunas de aquellas tenían más de 100 años.
Una vez estas llegando al glaciar, vas viendo las marcas que han hecho del retroceso del glaciar y es sorprendente lo rápido que está retrocediendo, apenas queda y va muy muy rápido. Otra cosa que nos sorprendió es que el hielo en parte es de color negro y es debido a las cenizas que van llegando desde el Nevado del Ruíz, cosa que también acelera la desglaciación.
Paramos unos 30 minutos allí, comimos algo, repusimos fuerzas y emprendimos nuestra bajada.
Tuvimos mucha suerte ya que el día empezó muy despejado y pudimos tener vistas del resto de montañas.
Otra cosa que me resultó curiosa es que apenas hacía frío, no es que no hiciese, pero me esperaba mucho más frío, escuchas 4000mts y piensas que te vas a congelar, pero no es lo mismo en el trópico.
Llegamos al coche de nuevo y volvimos a parar en la misma granja para comer. Nos esperaba lo peor, el viaje de vuelta. Si el coche daba saltos cuando subimos, cuando bajamos era exageradísimo, durante 3 horas! Creo que es mi peor viaje en coche hasta la fecha. Aun así, si lo hubiese sabido también hubiese ido al nevado. Las sensaciones valen la pena.
No recuerdo si cenamos o no ese día, creo que no, estábamos muertos.
Día 4. Valle del Cocora
Nos dirigimos a la oficina de alquiler de coche para recoger el nuestro y pusimos camino a Salento.
Nos alojábamos en Hostal Selva Verde, queda por debajo de las calles más céntricas y estaban acabando de asfaltar las calles.
Pese a que se nos echaba el tiempo encima, decidimos que seguiríamos con nuestros planes de hacer la ruta de las Palmeras de cera ese día. Preguntamos dónde podíamos comprar algo tipo picnic que ya viniese todo hecho para ir directamente. Nos comentaron una especie de hamburguesería, muy turística, pero que efectivamente hacen packs para esto, además los chicos que atienden te explican la ruta en un gran mapa en la pared, por donde hay que ir, etc.
Una vez llegamos pasamos los parkings donde se supone que hay que aparcar y llegamos un bar/restaurante. Preguntamos en el bar si podíamos aparcar allí y nos dijeron que si (estaba claro que a la vuelta debíamos tomar algo allí).
Nuestra intención era seguir el consejo de Robert, hacer la ruta al revés de lo que la gente suele hacer. De esta manera te ahorras una gran subida. Sí que haces subida, pero es más progresiva. Para ello debíamos empezar primero por las Palmas de Cera. Sin saber cómo acabamos haciendo la ruta del modo en que deseábamos. Nos encontramos a un hombre que pedía dinero por atravesar la finca, algo habíamos leído. En realidad no es legal, pero por ahorrarnos una discusión le acabamos dando algo, aunque no todo lo que pedía.
La imagen de las palmeras es impresionante, es como estar en Asturias pero lleno de palmeras. Unas palmeras altiiiisimas y muy delgaditas que parece que se vayan a romper. Nos gustó mucho.
Por el camino casi todo el mundo hacia la ruta a la inversa y la verdad que hacían cara de exhaustos, algunos nos preguntaron y les dijimos que ahora ya solo les quedaba bajada y todos cambiaban de cara. Después entendimos el porqué de aquellas caras, pero para nosotros era bajada.
Pese que en el jardín del alojamiento se podían ver colibrís y que habíamos empezado tarde, más de las 11 seguro, íbamos a buen ritmo y decidimos que haríamos el desvió para ver los colibrís. Van poniendo los mts que faltan, pero creo q es el km más largo del mundo, aun así se puede llegar y hacer bien. Hay algún punto confuso, pero vas encontrando gente que te confirma.
Una vez llegas debes pagar para poder sentarte y esto incluye una bebida (no recuerdo si algo más).
Los colibrís los puedes ver des de que llegas y están acostumbrados a que te acerques para hacer fotos. Vimos un tipo que no volveríamos a ver de cola larga azul, muy bonito.
Aprovechamos para comer nuestro picnic allí sentados y proseguir. Después venían los puentes y troncos a lo Indiana Jones.
Hay que tener en cuenta que gran parte del camino está embarrado, en parte por el paso y pipi de caballo. Vimos gente con converse, ¡incluso blancas!, mala idea…
Acabamos la ruta muy bien de tiempo y decidimos tomarnos un rico jugo en el bar donde habíamos aparcado. Además teníamos de vista las bonitas palmeras.
Salimos en busca de algún sitio para cenar. Salento es muy turístico y hay montones de sitios para comer y de varios rangos de precios. Miramos tripadvidor y nos decantamos por Café Bernabé Gourmet, no es económico pero nos gustó mucho. Es comida fusión con buenos ingredientes y con algunas combinaciones que no habíamos probado.
Día 5. Eje Cafetero
Por la tarde teníamos vuelo de vuelta a Bogotá, así que habíamos dejado este día con algunas ideas, pero sin plan fijo.
Quería visitar una finca cafetera más pequeña y había leído en varios sitios la finca de Don Eduardo. Llegar no fue difícil pero sí que paramos un par de veces para preguntar si íbamos bien. Una vez llegamos nos hicieron pagar para aparcar y luego el pago por la visita. La visita la realizaban unos chicos jóvenes, familiares de Eduardo. La vista estuvo bien, pero tenía unas expectativas muy altas y quedé un poco decepcionada. Aun así, creo que está bien poder ver cómo trabajan las fincas pequeñas y las grandes.
Después visitamos Filandia, es parecido a Salento, más tranquilo y tal vez con algo menos de color. Empezó a llover un poco así que hicimos una visita rápida.
Había un Jardín Botánico no muy lejos, pensé que podríamos pasar el rato allí. Para ir pasamos por un camino que se convirtió en camino de tierra estrecho. El camino no era malo, pero eran nuestros primeros días solos por Colombia y temía que nos metiéramos en algún sitio que no debíamos. No fue así, acabamos saliendo a una carretera principal.
El jardín nos gustó bastante, es guiado y te explican plantas y algunos animalillos que vas viendo, como el carpincho, que era la primera vez que lo veíamos.
Tienen un mariposario, en el que las mariposas están vivas y andas entre ellas. Te enseñan como las puedes coger sin hacerles ningún daño, muy curioso.
Era hora de volver hacia Pereira para coger nuestro vuelo. Llegamos bastante justos de tiempo, el hombre del alquiler de coche nos estaba esperando. Como siempre… el vuelo con retraso.
El motivo de nuestra vuelta a Bogotá principalmente era poder pasar algún día con Robert, ya que entre semana trabajaba y no podía estar por nosotros.

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Día 6. Bogotá
Robert y Mayte acostumbran a empezar el sábado yendo de compras por la mañana. Así que nos levantamos temprano y nos dirigimos al mercado de PaloQuemado. Destacábamos bastante, empezando por Robert, un holandés alto y rubio.
Es un mercado cubierto muy grande. Este queda fuera de la zona turística y, que según nos dijeron, un taxi de noche no te llevaría. Me encantó, está dividido en secciones, fruta, carne y pescado. En la zona de fruta había puestos que tenían de todo y otros especializados, parada de aguacates: montones y montones, parada de patatas: montones de patadas, de piña… y las de variedad también eran montones de todo.
En la zona de carne muchas tenían las canales enteras por cortar aún. El pescado seguía la misma filosofía y los montones en ocasiones quedaban más altos que mi cabeza.
Desayunamos en un barecito dentro del mercado, muy bien y muy barato. Para mi unos huevos revueltos, Josep y Robert se atrevieron con algo más contundente creo que llevaba habichuelas y no sé qué más.
Una de las cosas que nos sorprendió en Colombia es lo limpio que está todo, todos los lugares de comida están muy muy limpios. Incluso en aquel mercado donde las instalaciones eran viejas y los locales chiquitines, todos estaban muy limpios. Además todos con su redecilla en el pelo. Muchos establecimientos de España están bastante lejos de esto.
Una vez comprada la verdura y fruta fuimos al exterior donde hay un mercado de flores. Mayte compra flores frescas habitualmente para casa, ya que aquí son más económicas.
Dejamos a Mayte y los tres fuimos a subir a Monserrate. Si Bogotá ya está a más de dos mil metros (me quemé el primer día estando el día tapado). Una de las montañas que hay detrás, Monserrate, supera los 3000mts. Se puede subir a ella caminando, en teleférico o en funicular.
Subimos en funicular ya que el teleférico aún no estaba abierto. Arriba hay una iglesia, y algunas paraditas de souvenirs y de comida, pero por lo que todo el mundo sube aquí es por la vista de la ciudad. Es impresionante lo inmensamente grande que es Bogotá. Nunca había estado en una ciudad tan grande, más de 8 millones de habitantes. Una ciudad donde todos esos habitantes se mueven por su superficie ya que no hay metro. Además se puede apreciar el cambio de clase social según los edificios.
Fuimos a comer a un restaurante que hacen barbacoas estilo americano, también tienen su propio ahumador de carne. Estaba bastante lleno y tuvimos que esperar. Las cantidades eran generosas y estaba bueno.
Después Robert nos dejó y nosotros visitamos el Museo del Oro y un poco la zona.
Por la noche fuimos a cenar con Robert a un restaurante asiático situado en la zona T, el cual tiene 3 o 4 plantas, enorme. La carta es muy extensa y estaba bueno, el precio es como el de aquí.

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