![]() ![]() POR ZIMBABWE Y BOTSWANA, DE NOVATOS EN EL AFRICA AUSTRAL ✏️ Blogs de Africa Sur
Viaje distinto a todos los demás que hasta ahora habíamos realizado. Un viaje sobre el que teníamos ciertos temores pero que nos fue enamorando día por día, asombrándonos a cada poco. Un viaje dinámico y cambiante pese a lo repetitivo de algunas actividades. Lleno de vivencias y sensaciones no experimentadas anteriormente. Nos ha creado otros puntos de vista de viaje y expectativas de viajes futuros.Autor: Alejandria Fecha creación: ⭐ Puntos: 5 (21 Votos) Índice del Diario: POR ZIMBABWE Y BOTSWANA, DE NOVATOS EN EL AFRICA AUSTRAL
01: INTRODUCCION
02: Viaje y llegada al PN de Hwange
03: Safari diurno y nocturno en Parque Nacional de Hwange
04: Nos vamos al PN Matobos
05: Explorando el Parque Nacional de Matobo
06: Cruce de Zimbabwe a Botswana. Nata, santuario de aves
07: Makgadikgadi Pans: entre boabads, suricatos y noche en Ntwetwe Pan.
08: Parque Nacional de Makgadikgadi. Migración en el río Boteti
09: Traslado a Maun. Nos adentramos en el Delta del Okavango
10: En el corazón del Delta del Okavango. Safari a pie, mekoro, poblado Xaxaba
11: Vuelo sobre el Delta del Okavango. Llegamos a Moremi.
12: Dejamos Moremi y nos vamos a Savuti, (Parque Nacional de Chobe)
13: PN Chobe. De Savuti a Kasane. Crucero río Chobe.
14: Victoria Falls. Vuelo en helicóptero.
15: Cataratas Victoria. El humo que truena nos envuelve.
16: EL LARGO VIAJE DE VUELTA A CASA
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Etapas 10 a 12, total 16
![]() En el corazón del Delta del Okavango. Safari a pie, mekoro, poblado Xaxaba5 de agosto. Recorreremos caminando un tramo de la Chief's Island con traslados en mokoro. Hay prevista una visita al poblado de Xaxaba, el pueblo de nuestros poler. Sobre las 5:30 de la mañana tocan diana, con el “buenos días, chicos” de nuestra guía. Desayuno comentando los ruidos nocturnos de la noche pasada. Nos desplazaremos hasta la cercana Chief’s Island para hacer un safari a pie. Para ello tendremos que hacer uso, por primera vez, de los mekoro. Con el nombre de mokoro, (plural mekoro), se conoce a la embarcación tradicional que se utiliza desde casi siempre para recorrer las aguas poco profundas del Delta del Okavango. La embarcación era artesanal, vaciando el tronco recto de algún gran árbol. Podía ser el tronco de un jackalberry, marula, kigelia (árbol salchicha), ébano… Con el aumento del turismo y el número de embarcaciones se ha ido introduciendo la fibra de vidrio en la construcción de estas canoas. Su construcción es más rápida y fácil y, por otra parte, se evita el cortar árboles. Su forma recuerda a las piraguas y su extremo en punta posibilita el poder avanzar mejor entre la vegetación que flota en el delta. Al ser livianas y con poco calado se pueden desplazar en zonas con poca profundidad, e incluso avanzar por encima de las plantas acuáticas. ![]() En cada mokoro se encuentra ya posicionado un poler. En el fondo de la balsa han instalado un asiento de plástico con respaldo para darle algo de comodidad. En cada mokoro viajaremos dos personas y el poler. Los poler llevan en su mano una larga pértiga, el “pole”, que, normalmente, se hace de madera de terminalia (como una especie de almendro) que es resistente al agua. El poler se apoyará en esta larga vara tocando el fondo arenoso para dar impulso a la barca que se desplazará como las góndolas en Venecia. ![]() ![]() Nos subimos por parejas a un mokoro. Aquello se mueve muchísimo. Parece frágil y que, de un momento a otro, va a volcar. Su poco calado hace que se hundan en el agua sobresaliendo por encima de la misma unos pocos centímetros. Eso es lo que vemos en los mekoro de los compañeros. Es una sensación muy rara, de poca estabilidad, y lo último que yo querría es acabar en aquel agua llena de bichitos que van saltando de las plantas y revuelta entre los tallos y las hojas de los nenúfares y quién sabe con qué más. Menos mal que en todo el entorno no habíamos visto ningún cocodrilo, pero los hipopótamos que anoche bramaban no debían estar muy lejos. El recorrido hasta la isla de enfrente es corto y poco a poco se va diluyendo el nerviosismo. Ya ha amanecido y el sol está avanzando en el cielo, regalándonos reflejos dorados en el agua e imágenes parecidas a las del atardecer del día anterior. ![]() Desembarcamos en la Chief’s Islan. Y nada más hacerlo un pájaro comienza a emitir su sonido de alerta. Ya se han enterado en toda la isla que hemos llegado. No recuerdo el nombre del pájaro que dijeron se había encargado de avisar la llegada de extraños a la isla. Quizá sea eso cierto porque no abundaron los animales que avistamos. ![]() Esta isla, la Isla del Jefe, es la más grande de todo el Delta del Okavango, 70 km. de largo por 15 km. de ancho. Recibe este nombre porque en el pasado era una reserva de caza del jefe local. La isla se encuentra integrada en la Reserva de Caza Moremi. Su superficie es más elevada y por eso no es inundada. Conforme aumentan los niveles del agua en las crecidas, gran parte de la fauna del delta se concentra en esta isla. La caminata la comenzamos como el día anterior, en fila india y en completo silencio. Dos o tres poler se quedaron en los mekoro y el resto nos acompañaba en la expedición. La idea de caminar nos entusiasmaba a todos, era una actividad distinta a los safaris en coche y había ya ganas de estirar las piernas. Si, además, vas caminando entre estos paisajes que siempre hemos visto desde el coche y tus pisadas van sobre, y entre, esta maleza amarillenta tan característica de la sabana africana, pues es un gustazo. El safari a pie hubiera estado completo si hubiera habido más avistamiento de animales, pero ya se había encargado el pajarraco de alertar a toda la isla y los animales, tal y como dije de la excursión del día anterior, no se van a quedar cerca de nosotros para que los contemplemos. ![]() ![]() En una lengua de tierra inundada, que se había adentrado en la isla, si que vimos una gran concentración de antílopes de agua, sobre todo hembras. Un grupo de ellos atravesaban los pastizales verdes inundados a todo galope, salpicando agua y formando una escena difícil de contemplar, por lo extraordinario de la misma. Según palabras de nuestra guía. ![]() ![]() Otra concentración de impalas, cercana también a la zona inundada, nos alegró la vista. Por muchos que veas, siempre es agradable ver a estos simpáticos animales. Un despistado facócero , algunos babuinos y alguna que otra ave pequeña completaron el cartel de avistamientos de la excursión. ![]() ![]() ![]() Recién comenzada la caminata vimos huellas frescas de leones, incluso restos de pelo. Los leones cuyos rugidos se oyeron en la noche y de los que yo ni me enteré. ![]() En la Chief’s Island se mantiene una pequeña población de leones que se alimenta de búfalos, impalas, ñus, antílopes… Dicen que son los únicos leones nadadores… y famosos por ser musculosos y corpulentos ya que es muy grande el esfuerzo físico para cazar en este medio. Nos tendremos que conformar con los documentales para verlos. Para lo que no necesitamos documentales es para ver estos magníficos paisajes. Al verde de los pastizales de las orillas anegadas le sucede el amarillento de la hierba de la sabana con zonas intermedias en que la vegetación anegada ya no lo está, y tiene un colorido transitorio hacia el amarillo presentando tonalidades rojas que son una preciosidad. Luego las llanuras de sabana mezcladas con bosquetes ligeros y muchos termiteros. ![]() ![]() ![]() Los termiteros fueron una constante en los paisajes que frecuentamos. Quizá aquí eran más abundantes o quizá nos percatamos más de ellos al ir caminando. Observamos que muchas de las veces están construidos junto a un árbol. Preguntamos y nos dijeron que los termiteros no se construyen al lado de un árbol ya que las termitas no se alimentan de madera viva. El nacimiento de árboles es posterior. Algunas investigaciones han asegurado que las termitas juegan un papel muy importante en el desarrollo de la vida en las sabanas africanas. Son como islas de fertilidad propiciando el crecimiento de plantas a su alrededor debido a que los nidos en los que viven millones de insectos ayudan a mejorar la canalización de agua y aumenta los nutrientes en la tierra colindante. Los insectos viven bajo tierra, lo que se ve es una construcción de barro que varía en altura. Estos montículos tienen pequeñas aberturas que permiten la entrada de aire y que crean una serie de corrientes que regula la temperatura interior. Las temitas necesitan de una temperatura constante de 30º para sobrevivir. Lo construyen con una arcilla que resulta de la mezcla de saliva, tierra y excrementos. ![]() ![]() Algunos termiteros no están activos y son utilizados, aprovechando sus conductos interiores, por otros animales como guaridas. Tal es el caso de las mangostas y serpientes. También son utilizados por el hombre como material para la construcción de las viviendas en los poblados. Nosotros, las chicas, también lo utilizamos como parapeto de un baño improvisado. Ni siquiera nos fijamos si estaba muerto o no, por aquello de las serpientes…… ![]() Las paradas en el caminar eran frecuentes. Cada vez que nos encontrábamos algo que Walter estimaba pertinente explicar. Lo que ya he comentado, alguna que otra planta como la sabia salvaje, una flor rosada en mitad de tanta gramínea, un arbusto de frutos rojos que llaman las semillas de la suerte (algunas mujeres los utilizaban para abortar) y se los llevan los críos cuando tienen exámenes…. Una parada prolongada fue bajo la sombra de un gran árbol salchicha, kigelia africana que estaba al lado de un jackalberry. Del jackalberry ya he hablado. En esta ocasión los poler recogieron algunos de sus frutos y nos los dieron a probar. ![]() ![]() Del árbol salchicha hubo una larga exposición. De sus propiedades, de sus leyendas, de su fruto. El fruto es muy grande y pesa bastante. Es como un calabacino enorme. No me enteré muy bien en este caso. Estaba distraída observando a los poler que nos acompañaban y su distribución. También porque Roger no paraba de buscar “bichitos” menudos, como por ejemplo una mantis religiosa pequeñísima, que nos enseñaba, y estaba intentando explicar algo de una rama espinosa que no me enteré. En esta parada también se explicó lo que contenía un agujero en el suelo que era la madriguera de una hormiga león, uno de los cinco animales más pequeños de Africa. En África hay listas de “ranking” de animales de lo más variopinto. Además de la conocida como de los cinco grandes, está la de los siete magníficos, los cinco animales más feos, los cinco más pequeños….. Aunque estas listas yo creo que más bien las hacen los guías. ![]() ![]() El guía entremezclaba en sus explicaciones alguna que otra de sus historietas- adivinanza para no aburrir al personal. La parada fue aprovechada para nuestra expedición hacia el termitero. Desde aquí nos dimos la vuelta y comenzamos nuestro regreso. En total estuvimos caminando 4 horas, unos 8 kilómetros según alguien había medido. Había estado observando a los poler, como ya dije antes. Su distribución parecía al azar, y así sería en algunos de ellos. Pero entre Walter y algunos poler se intercambiaban señales y a partir de ellas algún poler se cambiaba de posición, o se adelantaba, o se dirigía hacia algún árbol o termitero para otear el horizonte. Algunas chicas estuvimos comentando el tema y coincidimos en que la marcha tenía su estrategia montada de antemano. El safari iba destinado a disfrutar de los paisajes y sus detalles, al avistamiento de animales menores y aves, si se presentaban, y a evitar cualquier otra situación que hubiera podido provocar algún peligro para nosotros. Cuando tuvimos que atravesar una gran llanura que estaba rodeada de arboleda por todas partes, nos pararon unos minutos antes de cruzarla y no proseguimos seguramente hasta que ellos estuvieron seguros de que no rondaba ningún animal salvaje. Particularmente yo había caminado muy relajada desde un principio, casi convencida de que no avistaríamos ningún animal salvaje. ![]() La zona donde se habían quedado los mekoro tenía ahora un trasfondo especial. En los pastizales anegados y zona de juncos había unos cuantos elefantes comiendo hierba tranquilamente. Ni nos miraron cuando, regresando a nuestra isla, pasamos cerca de ellos. ![]() ![]() Mientras llegaba la hora de la comida un grupo decidió ir a bañarse, con nuestra guía a la cabeza. De primeras me parecía una idea de lo más peregrino, bañarse en estas aguas infectadas de bichejos, por muy limpias que parezcan ¡¡¡¡. Pero cuando la ofrecían sería por algo y nuestra guía ya se había bañado en otras ocasiones. A punto estuve de unirme a la expedición, aunque no pretendía bañarme, solo para curiosear. Pero me decidí demasiado tarde. Luego nos contaron que en el lugar elegido para el baño el agua no estaba estancada y estaba totalmente transparente. Pasaron un buen rato. Antes de salir por la mañana, el que quiso, dejó una bolsa con ropa que nuestra cocinera Liliam se encargaría de lavar. Pues allí estaba la ropa tendida en un lado del campamento, totalmente limpia y lista para recoger. Increíble cómo pudo darle tiempo a lavar tanta ropa y con los pocos medios a su alcance. Ropa limpia, lavada con agua del Okavango. ![]() Otra comida sabrosa, pequeño descanso y sesión de aprendizaje, por parte de los jóvenes del grupo, de cómo manejar la pértiga y conducir un mokoro. Hay que reconocer que demostraron maestría y se hicieron con el manejo en poco tiempo. Pero no lo suficiente como para adentrarse en el delta, así que para la siguiente e inminente salida nos encomendamos a la pericia de los poler nativos. ![]() Nueva visita del elefante que se queda largo rato observándonos bajo la sombra del jackalberry. ![]() De nuevo nos montamos, cada pareja, en nuestro mokoro y con nuestro poler. Este recorrido en mokoro fue bastante más largo. Ya habíamos cogido confianza y las sensaciones de deslizarse por entre, y sobre, la vegetación acuática del delta eran cada vez más placenteras y relajadas. ![]() Los nenúfares, que tanto habían llamado mi atención ya desde que embarcamos el día anterior en el río Thamalakane, se encuentran a escasos centímetros. Aparecen con sus flores blancas levitando en el agua, tan solo esperando a ser mecidos con las leves ondas que la embarcación provoca a cada golpe de pértiga. Se mezclan con otras flores acuáticas de color amarillo que no hemos visto anteriormente. ![]() ![]() Desde el mokoro las panorámicas son distintas. La sabana con sus tonos ocres y amarillos te va pareciendo que se sumerge entre este horizonte, más cercano, de hierba brillante y mojada. Distingues que es tierra firme por los ramilletes de palmeras y las agrupaciones de alguna arboleda. La navegación es silenciosa, a la velocidad de los impulsos del poler, el mokoro parece que rasga la vegetación balanceándose y llegas a tener, en algunos momentos, un estado de relajamiento total. ![]() ![]() A algún que otro animal vimos en la lejanía. ![]() ![]() Nuestro destino es el poblado de los poler que conducen los mekoro, el poblado de Xaxaba. Nos recibe un pequeñín de sonrisa fácil que no parece notar que tiene una mano vendada por alguna herida. Casi en la orilla hay un mokoro de madera que se está tallando a la manera tradicional. Es de Roger que lo va construyendo en sus ratos libres y nos lo muestra con orgullo. ![]() Walter también vive en este poblado y es el que nos va a ir guiando por el mismo contándonos cosas relacionadas con su forma de vivir y lo que vamos viendo. ![]() En este poblado dice que vivirán unas 500 personas, cuando está completo pues durante la semana algunos se trasladan a Maun para que los niños vayan a la escuela. Hoy es domingo y hay muchos niños. Las casas, más bien chozas, redondas o cuadradas se fabrican con material de termitero y encima, un entramado de ramas cubierto de hierbas secas de gramíneas en gavillas, hacen el tejado. Algunas casas, en sus paredes, tienen intercaladas entre el amasijo de tierra latas de refrescos que ellos recogen ya que al parecer da más consistencia al conjunto y sirve de aislante. Las latas que gastábamos en este campamento, en lugar de aplastarlas y tirarlas a la basura como el resto de los días, las íbamos guardando aparte porque ellos las reciclaban. Ahora sabemos su destino. ![]() ![]() ![]() Algunos chiquillos nos siguen. Son abiertos y parece que les gustan las visitas, somos una atracción para ellos. A lo lejos se oye un chiquillo llamar a su padre. Es el hijo de Walter que no comprende como su padre no le hace ni caso. Le tenemos que decir que vaya unos momentos a saludarlo y que nosotros esperamos. ![]() Damos un paseo por el poblado y Walter nos enseña el edificio que hace de bar y de tienda, hoy cerrado porque es domingo. El consultorio médico que es abierto una vez al mes, cuando el médico llega. Finalmente llegamos a una explanada que podría hacer las veces de plaza del pueblo. En ella hay puestas telas en el suelo y sobre las mismas objetos de artesanía, de madera, cestería. Si quieres algún objeto o aclaración, se alza la mirada y alguna de las mujeres que hay en un lateral se acerca. Si se regatea, bajan el precio, al menos a nosotros nos rebajaron. ![]() En otro lateral de la supuesta plaza, un grupo de mujeres y jóvenes, junto con algunos chiquillos entusiasmados, se disponen a ofrecernos una canción y un baile típico de ellos como recibimiento, acompañados del sonido de dos tam-tam. ![]() ![]() Invitan al grupo a integrarse con ellos en el baile. Se atreven nuestras dos chicas jóvenes y M. que es experta en bailes de bolywood. Ellas se lo pasaron fenomenal y nosotros también. ![]() Dijeron de cantarles nosotros una canción de despedida. Fue algo rápido y sin meditación. No sé cómo ni por qué, pero comienzo a oír que estamos cantando el “Belén, campanas de Belén”. Todos ellos bailaron con su particular movimiento, al ritmo de este pegadizo villancico. Yo nunca hubiera imaginado que un villancico se pudiera bailar. Aunque todo, si tiene ritmo, se puede bailar. Allí teníamos la muestra. Como éramos de distintas zonas a nadie se le ocurrió una canción que nos supiéramos todos. Luego nos acordamos de unas cuantas. Lo que es innegable es que cuando oigamos en Navidad este villancico, de seguro que volverán a nuestro recuerdo estas entrañables imágenes. La vuelta a nuestro campamento fue lo mismo, o más, de placentero que a la ida. Además ahora nos acompañaban los tonos dorados de la tarde. Salvo que a unos cuantos del grupo un grupo de hipopótamos les dio tremendo susto. Unos pocos mekoro navegaban por otros canales, al parecer, cercanos a un lugar de remojado de hipopótamos y a estos no les hizo mucha gracia su cercanía y les advirtieron de ello de la única forma que suelen hacerlo, bramando con todas sus ganas. ![]() ![]() ![]() Cercanos ya a nuestro campamento y enfrente de la Chief’s Island habían instalado su particular mesa adornada con nenúfares y con la palabra XAXABA escrita con frutos del jackalberry para celebrar la hora dorada. Lo singular de ello era que la mesa estaba colocada en una pequeña isleta que sobresalía un poco sobre las aguas del delta. Y tan pequeña, no cabíamos todos en ella y algunos se tuvieron que quedar en el mokoro a contemplar la puesta de sol. ![]() ![]() Nos habían vuelto a sorprender. Desde luego, no hay mejor lugar para contemplar una puesta de sol en el Delta del Okavango que situados en medio del delta mismo. Aunque creo que, ante estas puestas de sol, cualquier sitio es adecuado. ![]() ![]() ![]() El sol va bajando y dejando su reflejo en el agua. Antes de llegar al horizonte y esconderse, comienza a enrojecer poco a poco y parece que se convierte en fuego. Incluso cuando ya se ha escondido, el horizonte sigue teniendo tonos rojizos que se van diluyendo en otra escala de colores hasta fundirse y mezclarse con los tonos del cielo. Por muchos atardeceres que se vean, no dejan de sorprenderte y de llegarte al alma… Dicen que es el mal de Äfrica….. Que te atrapan y ya no puedes escapar …… ![]() Después de otra cena estupenda nos quedamos varios de tertulia alrededor del fuego. Contemplación de estrellas y conversación de la buena. MOMENTOS Y MOMENTAZOS Aparentemente el día había estado escaso de momentos destacados. Pero en mi fuero interno toda la jornada fue memorable. Estaba dónde quería estar, dónde tantas veces había imaginado, en el eje central y motivo de este viaje. Caminando entre la sabana africana en la isla más grande del delta, en el corazón mismo del Delta del Okavango. Contemplando una galopada armónica de una manada de lechwe rojo salpicando el agua de los pastizales anegados. Había conseguido relajarme y dejarme llevar sobre el mokoro navegando en los pequeños canales del delta. Me había vuelto a emocionar con esta maravilla de puesta de sol orquestada en sitio tan singular. Ni en mis mejores pensamientos pude imaginarme una escena similar. Etapas 10 a 12, total 16
![]() Vuelo sobre el Delta del Okavango. Llegamos a Moremi.6 de agosto. Hoy toca abandonar este rinconcito del corazón del delta del Okavango. Aunque aún nos queda un traslado en mokoro. Sobrevolamos el delta y parte de la Reserva de Moremi. Safari en Moremi y noche de acampada salvaje en las cercanías de la Reserva Hoy toca abandonar este rinconcito del corazón del delta del Okavango. Aunque aún nos queda un traslado en mokoro. Sobrevolamos el delta y parte de la Reserva de Moremi. Safari en Moremi y noche de acampada salvaje en las cercanías de la Reserva. Levantada temprano, sobre las 6:00, para no perder la costumbre. Desayuno con los primeros claros del día, recogida de equipajes y ya estamos listos. Despedida de Liliam y de los chicos que se quedan levantando el campamento. En poco tiempo aquello quedará sin apenas rastro de nuestra estancia. Nuestro amigo el elefante podrá ahora visitar los jackalberry sin que nadie lo moleste. Nosotros nos desplazaremos en mekoro y nuestro equipaje se traslada igualmente en otros mekoro, amontonado, guardando un equilibrio precario que, no obstante, no perdieron. La navegación de hoy va en otra dirección. Nos desplazamos hacia otra isla del delta donde se encuentra un pequeño aeródromo que tiene por nombre Xaxaba , como el poblado de nuestros poler, aunque se encuentre en Eagle Island. Intento guardar en mi recuerdo estas últimas imágenes directas del delta. Mentalmente intento tranquilizarme con estas bonitas imágenes. Estoy aterrorizada con el vuelo que tenemos que hacer, y, a la vez, deseando hacerlo. Hasta el aeródromo hay que andar un poquito. Nuestros sufridos poler acarrean el equipaje hasta la pista del mismo. Es una pista de aterrizaje sin asfaltar que sirve a varios campamentos de esta zona y de algún Lodge exclusivo del corazón del delta. ![]() Tienen que venir dos avionetas a recogernos. Tiempo para ir al baño que, aunque no está señalado, ellos saben perfectamente que el tronco seco de árbol es de mujeres y adentrándose en los árboles es el de hombres. ![]() Hay que despedirse de Walter y los poler que nos han acompañado en toda nuestra estancia. En esta ocasión habíamos pensado cantarles una canción. Se decidió “Al partir” de Nino Bravo que muchos recordábamos. Como esta gente parece llevar la música en el cuerpo, enseguida se pusieron a bailar. Cuando esta canción finalizó, alguien enganchó con “Algo se muere en el alma cuando un amigo se va” y ya casi todos estábamos bailando. Fue bastante bonito bailar entremezclados, dos culturas distintas unidas por la música, bailando sobre el suelo arenoso de una isla del delta del Okavango. ![]() El ruido de las avionetas acelera la despedida. Nos dividimos en dos grupos. El grupo con el que yo viajaba, conocedor de mi “problemilla” y susto con los aviones decidió que yo ocupara el asiento del copiloto, que en nuestra avioneta estaba libre. Gesto precioso por el que les estaré eternamente agradecida. ![]() ![]() Me agarré firmemente a los brazos del asiento y cuando me quise dar cuenta ya estábamos a cierta altura y los paisajes se veían magníficamente desde esta posición. Y no estaba mareada. No podía creérmelo. Parece que la combinación de pastillas, sofrología y la pericia del piloto habían obrado el milagro. Que puedo decir de esta travesía aérea. Me quedo sin palabras. Estaba en un estado de nirvana tal que ni siquiera me había fijado en los mandos del copiloto. Luego me preguntaron y no supe responder nada. A la vista de aquella majestuosidad allá abajo y consciente de lo que ello significaba, hubo varios momentos en que las lágrimas pugnaban por escapar. El paisaje es una mezcla de colores, el azul del agua, con el verde de los árboles y los ocres y amarillos de las tierras secas. Las marismas anegadas brillan con el sol y las lenguas serpenteantes de agua se desparraman hasta desaparecer engullidas por las lenguas de tierra. ![]() ![]() ![]() Hemos explorado y disfrutado del delta navegando por sus canales, caminando en la sabana de sus islas, captando y recreándonos con sus detalles, y ahora lo contemplamos desde el aire. Y precisamente desde el aire es como verdaderamente apreciamos la magnitud y grandeza de este prodigio de la naturaleza. ![]() ![]() ![]() No hemos realizado un vuelo escénico, es un traslado desde nuestro campamento en el delta hasta nuestro siguiente destino en Moremi. Por ello a las vistas del entramado de canales y zonas anegadas de parte del delta hay que añadir las de las tierras secas de la lengua de tierra que se adentra en el delta, Moremi. Tierras secas mezcladas con isletas verdes de los bosques de acacias o mopanes y algunas lagunas bien visibles. Finalmente, cerca del destino, aparecen de nuevo canales de agua serpenteantes y algunas lagunas, correspondientes a la red fluvial del río Kwai y sus afluentes. ![]() ![]() ![]() ![]() Lo que no hemos visto, al menos yo no los distinguí, son las manadas de animales que recorren la sabana y que, dicen, se ven desde el aire. Después de unos 30 minutos aterrizamos en Khwai River Airport. Este es otro pequeño aeropuerto que da servicio a los campamentos y lodges que se encuentran alrededor de la aldea de Khwai y dista unos 4 kilómetros de la puerta norte de la reserva de caza Moremi. Aquí nos están esperando tres jeeps de apariencia militar, dos para trasladarnos a nosotros y un tercero que con el equipaje partió hacia el campamento. Tenemos nuevo personal, tanto de guías – chófer como luego en el campamento. Rápidamente nos ponemos en marcha, comenzamos un safari apresurado porque tienen un aviso de avistamiento importante. Recorremos en varias direcciones una zona densamente arbolada y vemos que hay otros jeeps que parecen buscar lo mismo que nosotros. Tras varias idas y venidas por los mismos caminos dimos con el motivo de tanto movimiento. Un licaón solitario medio camuflado entre la vegetación. Según comentaron desde otro automóvil, había varios concentrados para este avistamiento, el aviso inicial era de una manada de perros salvajes o licaones, pero se habían dispersado debido a este acoso de vehículos quedando este ejemplar solitario que pronto se escapó hacia la espesura del bosque. ![]() Merecía la pena habernos desviado de la ruta prevista para ver estos raros animales. Pero como nosotros ya habíamos visto a una jauría completa en Hwange, no nos emocionó en extremo. Nos dimos cuenta de que a partir de ahora los safaris restantes del viaje iban a seguir la misma tónica. Adiós a la casi soledad de los safaris en Hwange, Matobos, Makgadikgadi, Delta del Okavango. El movimiento de vehículos en los safaris y en los traslados aumentaba considerablemente, no en vano estábamos ya en las zonas más populares de Botswana para realizar los game drives. De camino a este punto de búsqueda fuimos pasando por algunas llanuras y vaguadas que presentaban un aspecto fantasmagórico con muchos troncos de árboles secos, tocones de algunos troncos ya blanquecinos, contrastando con áreas de arboleda de hoja perenne que se alinean a los bordes. Paisaje correspondiente a las llanuras aluviales del complejo sistema hidrológico del río Khwai y sus afluentes. Cuando la llanura se inunda, cubre parte de la arboleda y matorral y al retirarse el agua va dejando esqueletos de árboles. ![]() El río Khwai es el elemento principal de esta zona, a la que también da nombre. Se extiende desde el río Okavango y forma parte de la frontera norte con la Reserva de Caza Moremi . Está influenciado por el ciclo anual de inundación del río Okavango, lo que quiere decir que en época seca, entre junio y agosto, tanto el río como sus afluentes, así como las lagunas y pantanales, se alimentan de las lluvias caídas meses antes en las sierras de Angola. Y esto es independiente de las lluvias locales que caen entre noviembre y marzo. Circunstancias ambas que hacen que la vida se sustente en las dos estaciones. ![]() ![]() ![]() En los paisajes de Khwai, al igual que los de Moremi, se mezclan planicies aluviales, algunos canales, lagunas, charcas, salinas, amplias praderas de sabana, bosques de acacias y mopanes y bosques ribereños junto al río y sus afluentes. ![]() ![]() Después de este improvisado safari con el único fin de ver los licaones, nos dirigimos hacía el poblado de Khwai comenzando ya a ver algunas aves de las muchas que también se concentran en esta parte del delta, gansos egipcios, chorlitos. La aldea de Khwai se encuentra cercana a la puerta norte de la Reserva de Caza Moremi. Comenzó a desarrollarse en la década de 1960, cuando a los pobladores de la zona de Moremi se les animó a establecerse en aldeas al declararse ésta Reserva de Caza. La zona de Khwai comprende una concesión de tierras pública y en ella se vienen desarrollando programas de ecoturismo. Se organizan safaris y numerosos campamentos así como varios lodges están asentados en sus alrededores. En la aldea se puede hacer acopio de víveres y unas cuantas tiendas que flanquean la carretera. Nos habíamos acercado hasta la misma para la compra de bebidas destinadas a los dos días de acampada y hacer una parada técnica De camino hacia el campamento los avistamientos no nos sorprendieron porque no vimos nada nuevo. Aves palmípedas, varios elefantes en una charca, unos cuantos kudus. Uno de estos kudu tiene un pájaro en el lomo. Sale la conversación de que los pájaros ayudan a los herbívoros a librarse de insectos, pero también de que se ha comprobado que en realidad son parásitos pues a la vez que se comen los insectos producen al animal pequeñas heridas con sus picotazos. Algunos ñus solitarios, jirafas, grupo de facóceros camuflados entre la alta hierba…, bastantes cebras cercanas en el camino. ![]() ![]() ![]() Y nos enteramos ahora, los de nuestro coche, después de haber visto tantas cebras, de que es el animal nacional de Botswana, por sus rayas blancas y negras. Los mismos colores que figuran en la bandera del país, además del azul que representa el agua. El blanco y el negro representan la convivencia de blancos y negros. El primer presidente de la Botswana independiente estudió en Reino Unido y se casó con una mujer de raza blanca. Dicha historia inspiró la película “Un Reino Unido”. Nuestro nuevo campamento está instalado dentro de una concesión privada, en un entorno idílico. Cercano a un pequeño afluente que forma parte del conjunto fluvial del río Khwai que se encuentra flanqueado por vegetación ribereña. No tiene mucha agua pero sí la suficiente para reflejar, en algunos momentos, los árboles que la rodean. ![]() ![]() Las tiendas de campaña son similares a las del Delta del Okavango, tipo domo, pero algo más pequeñas. Los camastros son del mismo estilo. Carecemos de anexo de baño para cada tienda. Hay dos baños para toda la expedición y dos duchas de campaña que se dividieron entre hombres y mujeres ![]() ![]() Nos presentan a los nuevos componentes del equipo, cocinero, ayuda de campo. Se adjudican las tiendas de campaña y procedemos a comer. Carne estofada con cuscús y verduras y ensalada. No podemos decir que la comida fuera mala, pero ya no estaba tan sabrosa como la cocina del cocinero del camión o la de Liliam. Ya tenemos a dos miembros del viaje algo pachuchos. M. se recuperó en poco tiempo y F. tardó algo más. Aunque en un par de días volvió a ser el que era, gracias a una buena dieta y a los mimos de su mujer I., y los cuidados de nuestra guía. Después de un corto descanso nos ponemos en marcha para otro safari por la zona a ver lo que nos encontramos. La Reserva de Moremi es la única zona protegida del delta del Okavango y ocupa un tercio de su extensión total. Comprende la isla Chief y la lengua de tierra de Moremi. Fue llamado así por el jefe Moremi de la tribu batawana que habitaba la región. Por el mismo jefe de la tribu fue que su coto privado en la isla fue llamado Chief’s Island. En 1962 tuvo lugar, por primera vez en toda Africa, una iniciativa popular del pueblo batawana que decidió convertir una zona de caza en una reserva para detener la reducción de fauna en la misma. No se llegó a formar un parque nacional para que los pueblos San, que allí vivían, pudieran seguir utilizando la reserva. Es más bien un mero trámite ya que tiene todas las protecciones y reglamentos de un parque nacional. En la década de 1970 se añadió el coto real de caza del Jefe Moremi y en 1992 se completó con otra franja de tierra al noroeste. La reserva de Moremi combina áreas secas con otras de agua permanente creando contrastes sorprendentes. Sus paisajes son similares a los descritos anteriormente para la zona de Khwai. Entre Moremi y Khwai no hay vallas y los animales se mueven libremente por lo que las oportunidades de avistamiento de fauna también son similares. Además la zona de Khwai es conocida por su concentración de zonas arboladas que son el hogar del perro salvaje africano, el licaón, y el leopardo. Así que esta zona es buena oportunidad de hacer safaris y conseguir alojamiento o zonas de acampada sin los altos precios y las grandes restricciones del interior de la reserva. Bueno, por la mañana ya habíamos visto al licaón, así que ahora por la tarde tocaba ver al leopardo. Pero no hubo suerte. Por más que mentalmente rogábamos porque se nos diera la oportunidad, se nos resistieron, tal y como nos pasó en Hwange. Los avistamientos fueron numerosos, de eso no podemos quejarnos, pero eran animales que ya habíamos visto y nos faltó esa chispa que aporta lo inesperado. Varias manadas de impalas, a la carrera, dando saltitos, semiescondidos… y algunos ejemplares solitarios. Varios kudus, tanto hembra como macho, ñus, cebras, jirafas, elefantes…. Una charca con varios hipopótamos sumergidos. Un tsessebe que es el antílope más rápido de Africa, algunos lechwe rojo…. ![]() ![]() ![]() De avifauna volvimos a ver la carraca de pecho lila, ya comenté que la convertimos en el pájaro oficial del viaje, el pájaro cabeza de martillo, estornino azulado, pájaro drongo.. El pájaro drongo africano es llamado también el pájaro de las falsas alarmas pues es capaz de imitar la alarma de 50 especies. Con ello engaña a otros animales y les quita la comida con estas falsas alarmas. Añadimos gallinas de Guinea, jacana africana… y dos cigüeñas lanudas. ![]() ![]() ![]() En el recorrido nos topamos con un gran elefante macho que tuvimos bastante cerca y que estaba deambulando en soledad. Sobresalía su enorme cabeza arrugada y uno de sus colmillos rotos. Me vino a la memoria la imagen de un mamut. Se nos queda mirando largo rato con unos ojos tristes y cansados, es un elefante muy mayor y por eso camina solo. ![]() En relación a esta imagen se produce la conversación respecto a la leyenda del cementerio de los elefantes, un mito popular por el que se creía que era el lugar adónde los elefantes se retiraban en sus últimos días. Fue buscado por el supuesto marfil que debía de atesorar. La leyenda fue surgiendo porque en ocasiones se encuentran esqueletos juntos de elefantes, cerca de algunas fuentes de agua. Lo que ocurre es que los elefantes antes de morir, por instinto, buscan el agua y muchos de ellos mueren cerca de ella y puede haber varios de ellos. También suelen buscar estas zonas de agua porque tienen más abundancia de hierba que es la que pueden mejor masticar cuando son mayores. Su tipo de alimentación hace que los dientes se vayan desgastando. Su dentadura se renueva varias veces en su vida pero llega un momento en que se desgasta y ya no se renueva más. Al no poder comer, mueren de inanición. En otras pequeñas lagunas tuvimos ocasión de ver, un par de veces, grupos de elefantes recreándose en otro de sus entretenimientos, además de comer, el de solazarse en el barro y el agua. Uno de esos grupos era también de adultos viejos, reconocibles por sus colmillos rotos o gastados. ![]() ![]() Es gratificante ver la gran cantidad de agua que hay en todo este sistema fluvial del río Khwai. En ocasiones los caminos cruzaban riachuelos que había que vadear. Necesario sin lugar a dudas un coche potente del tipo 4x4 y buena pericia al volante. Los caminos tienen además tramos con muchos baches y por culpa de uno de ellos tuvimos al final de la jornada un percance. ![]() En la tarde atesoramos algunas imágenes preciosas. Algunas de ellas la simple contemplación de una zona de río bordeada de vegetación y esqueletos de árboles o de varias especies de árboles con las ramas descarnadas por la falta de hojas. ![]() ![]() Una pequeña laguna en cuyos bordes se pasean varias especies de aves, gallinas de Guinea, estorninos brillantes y otras clases de aves de agua. Un grupo grande de cebras merodean por su alrededor y al filo de la charca, alguna asustando a los estorninos. Otro grupillo de cebras juguetea al filo de la charca quedando sus figuras dibujadas en el reflejo del agua. Precioso. ![]() ![]() ![]() De similar forma nos encontramos otra gran charca en la que merodean las cigüeñas lanudas. Este tipo de cigüeñas tiene el plumaje negro con el vientre blanco. En el cuello el plumaje es más claro y en la parte delantera tiene largas plumas que pueden producir iridiscencias cobrizas. Un par de estas cigüeñas se encuentran al filo del agua, mirándose en el espejo que forma la superficie calma de la laguneta y que parecen estar posando para nosotros. Una imagen muy bonita la de estas dos cigüeñas, transformada en cuatro de ellas por el efecto espejo del agua. ![]() ![]() Una parada para el atardecer. Junto a un afluente del río Khwai en el que había un hipopótamo casi sumergido. Pero, al parecer, nuestra presencia prolongada no era de su agrado. Se levantó algo sobre el agua y abriendo sus mandíbulas todo lo que podía nos enseñó sus feos dientes y sus enormes caninos inferiores, parecía que estaba bostezando. Pero en realidad estos abrimientos de boca son señales amenazadoras mostrando su agresividad y defendiendo su territorio. ![]() ![]() Estábamos todos encantados con la escena y sobre todo los grandes fotógrafos del grupo. A nosotros se nos había roto la cámara nueva hacía poco rato. Y rota se quedó, no hubo forma de arreglarla. A este atardecer parece que no le prestamos mucha atención. ![]() ![]() De regreso al campamento tuvimos el único percance automovilístico de todo el viaje. El jeep en el que nosotros viajábamos, que iba el segundo, se coló la rueda trasera derecha en un gran hueco y casi volcamos. Yo iba al lado del guía Jorge que casi sale despedido por el vuelco, porque tuvo buenos reflejos y saltó. Estábamos en la parte trasera, justo encima de la rueda hundida. Con una cuerda atada al primer coche y éste tirando y empujando los compañeros el coche accidentado, se logró resolver la situación. De primeras la guía nos decía que no bajáramos del coche. No entendíamos la razón si estábamos a pique de volcar. Yo creo que su temor eran los animales salvajes que no atacan a los coches ya que los ven como un todo homogéneo y ya no les temen. Pero todos allí sueltos y revoloteando alrededor de los coches…. No sé…. ![]() ![]() Vuelta al campamento y organización de duchas. Establecer turnos y no gastar mucha agua pues somos diez en cada ducha. Los baños no necesitan organización, ambos se pueden usar por todos. En una rama de un árbol cercano se colocaba el rollo de papel higiénico. Si llegabas y el rollo estaba en el árbol significaba que aquel baño estaba desocupado. Resultaba hasta divertido. Comenzábamos a darnos cuenta de lo que significaba aquello de acampada salvaje en mitad de la selva africana. La guía nos dio fuertes instrucciones que había que cumplir a rajatabla. Todas las cremalleras completamente cerradas. Nada de salir de la tienda. Y si en la noche no había más remedio que ir al baño, levantar con cuidado la cremallera, hacer un barrido en la zona con el frontal o linterna, y si se ven ojos brillantes, para adentro deprisa. Hasta nos requisó cualquier cosa que tuviéramos de comida, incluso los chicles. Cenamos arroz con pollo guisado y ensalada, de postre natillas con fruta. Los pachuchos, dieta. La charca que teníamos enfrente del campamento parecía no estar frecuentada por fauna salvaje, afortunadamente. Pero sí que tenía que estar plagada de ranas o sapos que nos ofrecieron todo un concierto al aire libre. Unos coros bien orquestados para atraer pareja o proclamar a todo croar, su territorio. Rato de tertulia en el fuego del campamento con los cantos de las ranas de fondo y al catre que mañana nos espera otro gran madrugón. Tenemos un largo trayecto hasta el nuevo campamento en Savuti. La guía nos avisa de que será el día más duro de todo el viaje. En esta tienda había algo menos de espacio pero los catres seguían siendo cómodos y no tardé mucho en quedarme dormida. Antes de quedarme dormida, pero algo ya adormecida, notaba en la lona de la tienda que algo la rascaba, claramente. Pero mi marido me dijo que eran figuraciones mías y acabé por dormirme. Al día siguiente supe que había estado en el campamento una hiena pequeña merodeando y con toda seguridad era la que rascaba la lona de la tienda. Un componente del grupo, junto con la guía, tuvo ocasión de verla. Menos mal que a toro pasado las cosas asustan menos. MOMENTOS Y MOMENTAZOS. En el relato de la etapa he ido dando pistas de los momentos preferidos del día. Como no podía ser de otra forma, el gran momentazo del día había sido el vuelo sobre el Delta del Okavango y la Reserva de Moremi. Había completado la visita al delta, navegando, por tierra y finalmente, por el aire. Momentos importantes fueron el poder volver a ver un perro salvaje, contemplar los bonitos paisajes del intrincado complejo fluvial del río Khwai, las cebras y cigüeñas reflejadas en el agua, la puesta de sol con el hipopótamo enfadado. Etapas 10 a 12, total 16
![]() Dejamos Moremi y nos vamos a Savuti, (Parque Nacional de Chobe)7 de agosto. El largo y pesado camino hacia Savuti Levantada a las 5:00, desayuno y a las 6:30 nos ponemos en marcha. Atrás se quedan los chicos del campamento para levantarlo. Estos campamentos son siempre móviles, ya que no quieren interferir en el medio ambiente ni en el hábitat de los animales. El equipaje nuestro va en un remolque enganchado al coche del jefe. Así que ya somos dos jeeps y un remolque para levantar más polvo. Como es tan temprano hace bastante frío. Qué gran contraste con el calor que luego pasaremos. Nos aliviamos con grandes ponchos que luego estorban y no sabemos dónde poner. El motivo de salir tan temprano es porque tenemos por delante un largo viaje hasta el lugar dónde estará colocado otro campamento móvil en el que pasaremos la segunda noche de acampada salvaje, en la zona de Savuti. El sol se va levantando en el horizonte, mostrándonos su gran bola roja, mientras avanzamos por estos caminos polvorientos. Recorremos toda la zona de Khwai hasta llegar al Parque Nacional de Chobe al cual entramos por la puerta de Mababe. En el trayecto pasamos junto a una piscina de hipopótamos que estaba impresionante con los primeros rayos del sol. ![]() ![]() Avistamos por primera vez un chacal de lomo negro. No es frecuente encontrarlo ya que es un animal de hábitos nocturnos, y dedicado también a la carroña. ![]() Algún que otro avistamiento tuvo lugar en este trayecto que era un traslado más que un safari. Algunos elefantes, los omnipresentes impalas, una avutarda de Kori, kudus, tsessebe, cebras. ![]() En algún momento se conversó sobre si las cebras eran negras con rayas blancas o blancas con rayas negras. Había opiniones distintas. Yo no tenía ni idea y nunca me había hecho esa pregunta. Está comprobado que las cebras son negras a las que les salen rayas blancas. ![]() ![]() Abandonamos la zona de Khwai, la cual me ha sorprendido por sus cambios de paisaje. Puedes estar cruzando un bosque cerrado en el que las ramas arañan el vehículo y los que vamos dentro, (sobre esto, hacía días que veníamos utilizando la palabra más usada de todo el viaje: ¡¡¡ramaaaa!!!), como encontrarte en una planicie con casi ningún árbol a la vista. O bien circular cerca del río o algún afluente y encontrarte con vegetación diferente y bien verde. Tan solo me queda la espinita de no haber estado en el interior de la Reserva y comprobar que, efectivamente, los paisajes son similares. En la Puerta de Mababe hicimos una parada técnica aprovechando que los coches tenían que registrarse. Qué bien viene estirar las piernas después de unas tres horas dando botes en los jeeps. Y aún no sabemos que lo peor está por llegar. El Parque Nacional de Chobe es el primer parque de Botswana, nombrado en 1967. Aunque tiene antecedentes anteriores a esta fecha. En 1932 ya 24.000 km2 fueron declarados zona de no caza, y en 1960 se creó el Chobe Game Reserve. El parque se suele dividir en cuatro zonas, correspondientes a cuatro ecosistemas diferentes que son los que tienen accesos posibles a ellos. El área de Serondela o la zona frente al río Chobe y el área de Savuti (o Savute, que también puede verse de esa forma), son las zonas que visitaremos. Además están las zonas pantanosas de Linyanti y las cuencas de Negwezumba, menos visitadas. La puerta de Mababe es la entrada sur a este PN de Chobe, y por tanto también a la zona de Savuti. En la primera etapa dentro del parque parece que atravesábamos lo que llaman la Depresión de Mababe que cubre gran parte de los sesenta y pico kilómetros que separan la puerta de Mababe de Savuti. Gran extensión de terreno llano y reseco, lo bordean de vez en cuando algunos matorrales y árboles descarnados y sin hojas. Esta depresión del terreno se llena de agua durante la temporada de lluvias y entonces se transforma en una gran extensión de hierba fresca. Se convierte en punto de reunión para miles de aves migratorias y también las grandes manadas de cebras y ñus que llegan hasta aquí en un movimiento migratorio en busca de pastos frescos. Transitamos por caminos arenosos, sinuosos, caminos de huellas profundas y desiguales, de las muchas rodadas de los coches. Las arenas de Savuti, algunos las conocen como las arenas atrapa – coches, por dónde hay que conducir con una cierta experiencia y habilidad. La que tenían nuestros conductores que no tuvieron el más mínimo tropiezo. Los coches van dando vaivenes constantemente, saltos y más saltos, el viento nos castiga con constancia y el polvo que levanta se nos va pegando a cualquier parte. A lo que hay que añadir que el calor va en aumento. La travesía se nos hace muy, muy pesada. Y eso que en cada parada nos cambiamos de posición, los de delante hacia atrás y viceversa. El coche ha enfilado el carril arenoso y sigue salvando baches sin apenas detenerse, casi que no tenemos tiempo de avistar fauna y menos de hacer fotos. Aunque lo cierto es que en estos primeros kilómetros la fauna parecía haber desaparecido de Savuti. Era difícil creer algo que había leído: “Se describe a Savuti como una de las mejores zonas de safari de Africa, sino la mejor. Presume de tener una de las más altas concentraciones de vida salvaje y los animales están presentes durante todas las estaciones” . Tal pareciera que estaban hablando de otra zona remota y no de la que estábamos a poco de alcanzar. Tuvimos que hacer otra parada técnica en medio de un secarral en el que abundaban los árboles de mopane bastante castigados por el sol y el viento caliente. Todo muy deprisa. Los coches después de esta parada van disparados como alma que persigue el diablo y nos hemos adentrado en otro carril, distinto del que veníamos circulando, que parece tener las rodadas aún más profundas. Los saltos en el asiento del coche son más que notorios. A. llevaba un aparato de esos que cuentan los pasos y también los saltos. El aparato contabilizó en esa jornada 25.000 botes. Las prisas estaban justificadas, tenían un aviso. Aviso que resultó ser cierto. Nos detenemos en el terraplén arenoso de la pista delante de una gran barrera de arbustos y arboleda entremezclada con alta hierba totalmente amarillenta. Dicen que hay un león. Por más que miro no veo más que tonos ocres, amarillentos y el resto de algunos tonos verdes en las hojas resecas de la arboleda. Un manojo de tonos algo más ocres parece destacar cuando la mirada se fija más y parece distinguir alguna diferencia de colores. Son los pelos de la melena de un león. Un león que permanece tumbado escondido entre la maleza. Pero no es un león, son dos leones. ![]() ![]() La vista sigue intentando penetrar por entre medias de esta maleza. Los dos leones se encuentran tumbados, intentando descansar después del festín que parece que se han dado. A su lado quedan los restos de una extremidad de lo que poco tiempo antes era un kudu. Dos leones adultos, dominantes de alguna manada, que por alguna razón caminan solos y se han visto obligados a cazar a falta de las habituales cazadoras que son las leonas. O quizá tuvieron la oportunidad y la quisieron aprovechar. Estamos muy cerca de ellos. Casi sentimos su respiración fatigada. El vientre hinchado de uno de ellos, el más cercano, sube y baja de forma acompasada y rápida. Es como cuando te das un atracón y no puedes con tu tripa. Ellos saben que estamos allí, observándolos. El que está algo más alejado, de pronto, se levanta y nos mira desafiante unos segundos, para, acto seguido, trasladarse a la sombra de otro árbol más lejano. Y bajo esa sombra se volvió a tumbar en una posición en la que solo podíamos ver su cabeza y su melena. Dejadme tranquilo que quiero dormirme, parecía querer decirnos. ![]() ![]() El que teníamos más cercano no cambió de posición. A veces levantaba la cabeza y nos miraba y luego se volvía a echar todo tieso en el suelo, con su barrigota subiendo y bajando. ![]() ![]() Ya habíamos visto una manada completa de leones en Hwange, leonas, leones jóvenes, leones pequeños.. Nos faltaba el león adulto dominante. Y ya lo tenemos, por partida doble. La pega es que había tanta maleza y se camuflaban tan bien…. La visión no era la mejor y las fotos no consiguieron sacar una copia cierta de la realidad. Son las escenas por las que recorrer varios kilómetros, aunque sea de forma fatigosa, merece la pena. Por muchos animales que veas, y te gusta mucho verlos, un safari no está completo si no se ha avistado al “REY”, en mayúscula, de la selva. Proseguimos con nuestro penoso recorrido que es traslado de un campamento a otro a la vez que se aprovecha para atisbar algo de fauna. Parece que los avistamientos fueron algo mejor después de ver los leones, pero no mucho más. En un par de ocasiones vimos una agrupación de antílopes tsessebe, como ya dije, los más rápidos de Africa. Tienen cuernos anillados y curvados en forma de lira, en ambos sexos. Su coloración parda se ve interrumpida por áreas negruzcas en la parte superior de las patas y en la cabeza, desde el hocico a los cuernos. ![]() ![]() Un impala macho precioso y solitario, facóceros, un grupito de elefantes en un menguante abrevadero… ![]() ![]() ![]() Y otro animalejo que yo no quería ni mirar. Una víbora bufadora en el mismo filo del carril arenoso por el que transitábamos. Esta serpiente tiene un potente veneno y un tamaño considerable. Se arrastraba por la arena sin demasiada prisa y en su cabeza y parte del cuerpo tenía un reguero de sangre. No sabemos si es que estaba herida o la sangre que llevaba era de alguna de sus víctimas. ![]() ![]() En una amplia planicie en la que solo había algunos arbustos y unas cuantas acacias para dar sombra nos detuvimos para tomar el almuerzo. En los arbustos verdes estaba un grupo de elefantes comiendo tranquilamente. Los coches los espantaron para que pudiéramos comer sin el peligro de su proximidad. ![]() La comida consistía en pasta boloñesa y ensalada. Una pasta pegajosa que denotaba que habíamos bajado de categoría en cuanto a cocinero se refería. Cerca de la zona de picnic aparecieron en los árboles unos cuantos calobos (monos blancos y negros) que no tuve ocasión de ver ni de fotografiar, pero así lo comentaron los compañeros. La palabra Savuti, o Savute, tiene un significado extraño: “impredecible, algo que no se puede explicar”. Y ello hace alusión a la historia del misterioso Canal de Savuti, una historia de fluir con agua y de secarse sin razón aparente. Aunque algunos estudiosos apuntan a que dichos flujos de agua tienen que ver con el movimiento de las placas tectónicas que se encuentran debajo del desierto de Kalahari David Livingstone descubrió el Canal Savuti en 1851, y estaba fluyendo. Treinta años después el canal estaba seco al igual que Savuti Marsh, al cual alimentaba. Así permaneció hasta 1958 que volvió a llevar agua. Sobre 1982 volvió a secarse hasta finales de 2009 y principios de 2010 que volvió a anegar el pantano de Savuti. Actualmente lleva ya tres años sin prodigar sus beneficiosas aguas. Cuando fluye, el agua proviene del río Linyanti y continúa unos 100 km. regando el Savuti Marsh e incluso llegando hasta la depresión de Mababe. Este suministro de agua alterno ha propiciado la aparición de una serie de árboles muertos en algunos tramos que destacan en el paisaje con sus ramas y troncos descarnados y fósiles. Tuvimos ocasión de atravesar algunos trechos del canal, completamente seco. Dicen que el canal seco es un buen corredor de sabana por el que se desplaza la fauna. Nosotros no lo podemos corroborar ya que no tuvimos abundancia de avistamientos. Mala suerte. ![]() ![]() Ya entrada la tarde hicimos una breve parada en nuestro nuevo campamento situado en una concesión privada en el extremo de Savuti, no muy lejos de las colinas Gubatsa. El objeto de esta parada era dejar el remolque que transportaba nuestro equipaje. Equipaje que se encontraba cubierto del polvo del camino ya que no habían tenido la precaución de protegerlo con alguna lona. El campamento aún no se encontraba del todo preparado pero tres miembros del viaje, entre los que se incluía mi marido, decidieron que ya estaba bien ese día de dar botes en el coche y da tragar polvo. Decidieron quedarse tranquilamente a descansar en el campamento. El resto salimos de nuevo a los caminos resecos y polvorientos a hacer un “game drive” auténtico y que no supusiera un mero traslado. Fue un safari corto, dado lo avanzado de la tarde, en el que no tuvimos ninguna suerte. Los avistamientos se limitaron a ver un gran ejemplar macho de kudu, una avutarda de kori, una colonia de mangostas, un raficero común, una carraca de pecho lila y los siempre presentes impalas. ![]() ![]() ![]() Los impalas siempre te los encuentras y son los que, de alguna forma, te consuelan del poco avistamiento de animales. No es de extrañar que sean la base alimenticia de la sabana africana. Son, quizá, la especie más amenazada y debido a ello los pobres apenas si duermen un par de horas. ![]() ![]() El recorrido del safari se dirigió, en principio, hacia las colinas Gubatsa, hogar de leopardos, con objeto de avistar alguno. Y, tal y como he mencionado, no hubo suerte. Las siete colinas de Savuti, conocidas con el nombre genérico de colinas Gubatsa, son colinas de origen volcánico que solo se elevan unos 90 metros. Pero dado que todo el paisaje circundante es totalmente plano, resultan hasta espectaculares. ![]() ![]() En estas colinas hay algunas rocas con pinturas rupestres del pueblo San. Son pinturas sobre las rocas al aire libre, no como otras muchas que se encuentran al amparo de alguna cueva. Clara evidencia del paso de este pueblo nómada San por estos contornos. Nosotros vimos, al paso, algún panel que indicaba “painted rocks”, pero no nos detuvimos a contemplarlas. ![]() Cerca de estas colinas hay una zona en la que se encuentra una bonita agrupación de baobabs, a la que no llegamos. No obstante, hay algún que otro baobab solitario y nosotros tuvimos ocasión de ver un gran ejemplar de ellos. Nos trajo buenos recuerdos de los vistos en Planet Baobab. ![]() Dado el poco éxito obtenido en la búsqueda del leopardo, nos alejamos de las colinas hacia otra zona en las que había algunas pequeñas lagunas. El atardecer estaba cercano y era propicio para el avistamiento de fauna bebiendo en los abrevaderos. Pasamos por una de ellas que tenía un extraordinario tono de verde. Ningún indicio de vida animal cercana. Tan solo un palo retorcido en su orilla que, de primeras, te recordaba la figura de una serpiente de gran tamaño. ![]() ![]() En la siguiente laguna tampoco encontramos nada. En esta nos detuvimos a contemplar la puesta de sol. Otro de los impresionantes atardeceres de Africa que hace que se te olvide que tienes los huesos machacados del traqueteo de todo el día en el coche y el mal humor por no habernos topado con el leopardo que llevamos todo el viaje buscando. Un árbol solitario se recorta en el horizonte filtrando los rayos de sol que, no obstante, consiguen atravesar sus ramas y reflejarse en el agua de la charca. La bola dorada sigue su camino hacia la línea del horizonte y consigue librarse de dicha atadura para así reflejar toda su redondez en la superficie del agua. Precioso. ![]() ![]() Nuestra segunda noche de acampada salvaje la pasaremos en este campamento móvil privado de Savuti. Las tiendas de campaña son las mismas, y las mismas camas (se supone). Sigue habiendo dos baños y dos duchas. Se sigue el mismo ritual que la noche anterior a la hora de ducharse. El entorno del campamento es casi más salvaje, y más reseco también, que el de la noche anterior y al no tener charca cercana, nos faltó la serenata de los cantos de rana. Cena a base de carne de ternera correosa a la parrilla, sopa de calabaza y pudin de chocolate. Tertulia alrededor del fuego con pocos participantes. Hay cansancio acumulado. La guía nos cuenta la leyenda del hipopótamo y también la de la cebra y el babuino. Para no extendernos, se puede echar un vistazo. Tal y como nos fueron contadas. cienciaconarte.com/ ...e-science/ www.africafundacion.org/ ...ticle25415 De nuevo cuando estoy casi dormida vuelvo a notar que rascan en la lona de la tienda, pero en el lado opuesto al mío, el de mi marido. No digo nada y consigo dormirme. A lo largo de la noche el tiene que salir al baño dos o tres veces. Cada vez que oigo la cremallera me quedo en estado de alerta hasta que vuelve. En una de sus salidas decidí acompañarlo. Realmente la noche tenebrosa te da bastante yuyu, ves cosas raras por todas partes. Después de esta experiencia de acampada en la selva africana me ha comunicado tajantemente que “nunca más”. Y no puedo más que entenderlo. A la mañana nos enteramos que había habido otra hiena, adulto, merodeando bastante rato por el campamento. MOMENTOS Y MOMENTAZOS El momentazo del día ha sido la visión y contemplación de los dos leones adultos. El día ha sido el más pesado y cansado de todo el viaje. Ya nos lo advirtieron. Los avistamientos de animales han sido pobres y no nos han emocionado en demasía, precisamente porque estábamos agotados y acalorados. Me quedo con la maravillosa puesta de sol que me borró de un plumazo todos los pensamientos negativos. Etapas 10 a 12, total 16
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