![]() ![]() 3 Noches en Praga. Enamorados de la capital de Bohemia ✏️ Blogs de Checa Rep.
Diario de nuestra escapada en pareja a Praga de Marzo de 2018.Autor: Aguchan Fecha creación: ⭐ Puntos: 4.9 (14 Votos) Índice del Diario: 3 Noches en Praga. Enamorados de la capital de Bohemia
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Etapas 4 a 6, total 6
![]() Sabado 10 de Marzo. Castillo y Mala StranaVisita al recinto del Castillo de Praga andando y Mala Strana Para afrontar nuestro segundo día completo en la ciudad nos levantamos algo más tarde. Tras, de nuevo, un desayuno excelente en el hotel salimos a la calle y nos llevamos la primera mala noticia del día. El frío había desaparecido, pero había llegado la lluvia (lo cual es mucho peor). Nuestra idea era ir al castillo andando y esta situación no era la idónea. En cualquier caso, no llovía mucho (aunque el teléfono apuntaba lluvia todo el día) y nos arriesgamos a seguir nuestro plan. Y a posteriori vimos que no podíamos haber hecho una mejor selección.
Con la ayuda de algún gorro y paraguas llegamos enseguida a la Torre del Puente Carlos, tras avanzar por unas calles absolutamente desiertas (curioso, eran las 8:15 de la mañana, no excesivamente temprano). Cruzamos el puente sin gente, lo que nos permitió pararnos en todos los lugares en los que dos días antes era imposible. Pudimos ver con detenimiento las esculturas y las imágenes del lanzamiento de San Juan Nepomuceno al río, cumplimos con la "tradición" de poner los dedos en las 5 puntas de la estrella (en la cruz donde, en teoría tiraron al santo al río), tocamos al perro para volver a Praga. En fin, todo ese tipo de cosas que, en teoría, no sirven para nada pero por si acaso... Y, durante el tiempo que pasamos admirando el puente y casi sin darnos cuenta, dejó de llover (¡y no lo haría más en el resto del día!). Así que, ahora sin ya ninguna duda, emprendimos la subida al Castillo de Praga por la calle Nerudova. Siempre se habla de que esta calle es un placer para los sentidos (pese a que es una subida constante, aunque no tan empinada como preveíamos) y tanto que es así. Está llena de casas pintorescas que bien valen una foto además de numerosos restaurantes y cafeterías (en uno de ellos comeríamos ese día). Al final de la calle se llega a unas escaleras que dan acceso al distrito de Hradcany, donde se encontraba nuestro primer destino. Así, a las 9:50 llegamos a Hradcanské Námêstí, perfecto para ver el cambio de guardia de las 10:00 y para entrar, de los primeros, al Castillo.
En este punto, para entenderlo, cabe la puntualización de que lo que en Praga se llama "Castillo" es un conjunto de palacios y diversos edificios, coronados por la Catedral de San Vito. Quien espere encontrar un castillo como los que hay, por ejemplo, en la Selva Negra, se decepcionará (y este Castillo de Praga para nada es decepcionante, más bien todo lo contrario).
Tras el solemne cambio de guardia (y el recuerdo de un acto similar de unos años antes en la tumba del soldado desconocido de Arlington), entramos al recinto del Castillo. Como avisan en determinados sitios de Los Viajeros, al entrar hay una oficina para poder comprar las entradas al castillo, tanto para el recorrido A como para el recorrido B (podéis ver qué entra en cada uno aquí) y más adelante, enfrente de la catedral de San Vito, hay otra oficina más. Si hay mucha gente en la primera (que es en la que todo el mundo se para), a la segunda de cabeza. No fue nuestro caso, ya que no había prácticamente nadie y en 5 minutos ya teníamos nuestros tickets para el recorrido B y el permiso para sacar fotos (50 CZK[/b] extras). Sabíamos perfectamente donde se montaban las mayores colas e incomodidades del recinto, que no era otro sitio que el famoso [b]Callejón de Oro y sus casas de colores, así que allí que fuimos los primeros. Tras pasar unos tornos llegamos al callejón y ¡¡sorpresa, estaba vacío! Pudimos parar lo que quisimos en cada una de las casas (habitadas por orfebres, mendigos...), visitamos la casa donde nació Kafka, pasamos un rato en las tiendas de marionetas y vimos una buena colección de armas medievales (donde incluso, pagando un pequeño precio, podías lanzar una ballesta a una diana). Tardamos en torno a una hora en ver todo y, cuando terminamos, el callejón estaba abarrotado de gente (en especial, de orientales), así que nos fuimos al siguiente punto de interés. Tras algunas fotos en unos miradores llegamos a la torre Daliborka, una antigua prisión bastante lúgubre pero que vale la pena visitar. Bajamos a su calabozo y también pudimos ver una colección de máquinas de torturas en las que se encontraba una doncella de hierro (up the irons!!!). Destacamos también que por la prisión había varios esqueletos, pero no nos quedó claro si eran reales o maquetas (nos inclinamos por lo segundo, pero ayudan a conseguir una buena atmósfera). Tras salir de ahí pasamos por delante del Palacio Lobkowicz, pero decidimos no entrar en el museo ya que nos interesaban más el resto de puntos a visitar.
![]() Vistas al salir en el mirador a la salida de la torre, mezclando la parte antigua con edificios comunistas La siguiente parada era la Basílica de San Jorge y su fachada barroca. Por dentro nos dio la sensación de ser algo desangelada y muy amplia, siendo interesantes también las tumbas que hay en su cripta (alguna con un osario bastante conservado).
Y ya sí, desde ahí y tras pasar por los servicios (a un precio de 10 CZK), nos adentramos en la Catedral de San Vito. No vamos a ahondar en cada uno de los puntos de esta catedral por separado, ya que es enorme e impresionante, para eso, cualquier guía tanto por internet como física os explicará cada uno de los puntos. Pero lo que si haremos es recomendar encarecidamente esta visita. Y sobre todo, "perder" el tiempo que sea necesario en admirar las vidrieras porque quedan en la memoria para siempre. Al salir tras parar otro buen rato en el magnífico Pórtico Dorado, tuvimos nuestras dudas de si subir o no al campanario de la catedral, que es uno de los miradores más elevados de Praga, básicamente uno quería subir y otro no. Finalmente no subimos y decidimos aprovechar lo que quedaba de la mañana recorriendo otros puntos de Hradcany.
Salimos del recinto del castillo justo por la puerta donde habíamos entrado por la mañana sin colas. Pues bien, eran alrededor de las 12:00 y ahora, la fila de gente para entrar era kilométrica. En definitiva, ¡hay que ir a esta zona a primera hora de la mañana!.
Una vez finalizado nuestro tour por el castillo de Praga (en total estuvimos unas dos horas y media por el recinto) fuimos dando un paseo por Loretanska hasta llegar al Loreto, dimos un paseo por sus alrededores aunque ni planteamos entrar (en este viaje, nuestra prioridad desde luego no era pasar a edificios religiosos). Justo enfrente está el Palacio Cernin con su impresionante fachada de más de 100 metros. Además, este palacio salió en la visita del día anterior por el "suceso" de Jan Masaryk, el hombre que era tan ordenado que cerró la ventana tras saltar por ella (si queréis leer más, en su página de wikipedia se explica la historia).
De ahí fuimos a otro de los puntos que teníamos marcados en nuestro mapa, que es el Monasterio de Strahov, pero ahí nos llevamos una de las decepciones del viaje. Su biblioteca, que pasa por ser una de las más bellas del mundo, estaba cerrada. No sabemos muy bien si era por el día, por la hora o por algún tipo de reformas, pero no parecía que se fuese a abrir. Así que, ya que estábamos allí, pensamos aprovechar en tomar una cerveza de la propia que fabrican en el monasterio. Podíamos elegir entre tomarla dentro del propio recinto o fuera en el jardín del propio monasterio, donde tienen una terraza. El tiempo había mejorado mucho y hacía una temperatura súper agradable, lo que unido a las excelentes vistas nos hicieron decantarnos por la segunda opción. Pues esto fue un error de bulto, porque tras 30 minutos de reloj sin que nadie nos atendiese en la mesa (y sirviendo a las mesas de al lado) nos levantamos y nos fuimos (ligeramente enfadados, eso sí). Nos quedamos con las ganas de probar la cerveza Pivovar Strahov que tan buena fama tiene (y como curiosidad, también servían una cerveza de color azul aunque no tengo claro si yo la hubiese pedido). Al menos, pudimos descansar un poco y aprovechar las magníficas vistas.
Era las 13:00, no habíamos podido tomar la correspondiente pivo y teníamos algo de hambre, así que decidimos comer más temprano que de costumbre. Teníamos apuntados algunos restaurantes en Nerudova y, más adelante el conocido Ferdinanda. Tirando de Restu (la app que es el equivalente a El Tenedor en la República Checa) vimos que había sitio en U tří housliček (Los Tres Violines), un sitio recomendado por Monlis , así que allí que fuimos. El restaurante es precioso y bastante pequeño (recomendable reservar). Comimos muy bien y, sobre todo, con un servicio excelente pero a un precio algo más caro que en el resto de sitios que visitamos (también porque comimos de carta). En cualquier caso, como es norma en Praga, el importe total seguía siendo más económico que en cualquier ciudad grande española ( en este caso 880 CZK más 75 que dejamos de propina, no llega a 20€ por persona). Podéis ver una reseña aquí. Tras relajarnos un rato con una buena sobremesa, empezamos la que sería nuestra última tarde en la ciudad. El tiempo había mejorado muchísimo y, ahora sí, la calle Nerudova estaba hasta arriba de gente que subía al castillo. Nosotros cogimos dirección contraria hasta que llegamos a la plaza de Mala Strana, donde está la iglesia de San Nicolás (para variar, cerrada) y la columna de la peste (que realmente está dedicada a la Santísima Trinidad por su protección ante la peste negra). Continuamos posteriormente dirección al puente de Carlos para, justo antes de llegar a él girar a la izquierda. Avanzando por U Lužického Semináře, a la altura del número 24, encontramos otro de los puntos más peculiares de la ciudad, la denominada como la calle más estrecha del mundo (Vinarna Certovka). Vale la pena pasar por ella (respetando los semáforos porque la calle tiene 50/60 cm de ancho y, obviamente, no caben dos personas) aun teniendo que hacer una pequeña cola.
Nuestro siguiente destino estaba justo adelante, el Museo Kafka, en cuyo patio está la conocida fuente de dos hombres orinando en un mapa de la República Checa de Cerný. Antiguamente se podía incluso mandar un sms para que las estatuas escribiesen eso con sus "micciones", pero ya no es posible (es fácil imaginarse porqué).
No habíamos ni planteado entrar en el museo de Kafka así que tras algunas fotos, miramos en el teléfono nuestro próximo punto de interés, que era Isla Kampa. Por error, nos fuimos a un restaurante que se llama Kampa Park que estaba justo al lado, cosas de no fijarse mucho. Eso sí, aprovechamos para hacer algunas fotos, ya que desde esa parte del rio había unas vistas bastante bonitas del puente Carlos.
Tras este pequeño error, ya si que cogimos el camino correcto, desviándonos un poco para volver a pasar, ahora de día, por el Molino del Gran Prior y el Muro de John Lennon. De ahí, llegamos a Isla Kampa, donde estuvimos un rato sentados justo a la orilla del río, a la altura de la escultura de los pingüinos amarillos, disfrutando del buen ambiente que hay en la zona. Posteriormente nos acercamos a ver a las enigmáticas estatuas de los bebés gateando de Cerny (un tipo peculiar, sin duda). No hay una interpretación concreta para estos niños gigantes con una especie de código de barras por cara, cada uno debe sacar la suya, pero ¿algo que ver con una crítica al capitalismo?. Tal vez...
Continuamos con nuestro agradable paseo llegando a Santa María de la Victoria. Aquí sí que pudimos pasar y ver el conocido Niño Jesus de Praga, una imagen de cera muy venerada por el gremio católico de la ciudad (no hicimos fotos de él porque estaba muy controlado el tema de las fotos dentro de la iglesia). De ahí, nos fuimos al último punto a visitar del día, pero lo hicimos subiendo un poco por la falta de la colina Petrin, donde hay varios caminos muy agradables. Tras unos minutos llegamos al monumento a las víctimas del comunismo, que nos impresionó sobre manera. Se trata de unas esculturas de 7 personas que parecen estar como deformadas cuanto más lejos están de la vista. Individualmente, cada una por separado no dice mucho, pero al verlas desde abajo, la imagen es sobrecogedora. Ahí dimos por terminado nuestro recorrido del día y emprendimos la vuelta a nuestro hotel cruzando el Puente de las Legiones (Most Legií), que pasa por encima de la isla Střelecký donde había un montón de gente jugando con perros, haciendo deporte o simplemente descansando (nos quedamos con ciertas ganas de bajar a verla). De ahí, una vez llegamos al teatro nacional, volvimos a introducirnos en la parte antigua de Praga sin un rumbo fijo y sin mirar para nada el mapa, solo disfrutando de las calles de la ciudad.
Nos encontramos con la estatua del hombre colgado (en la calle Husova, no es difícil de encontrar, solo hace falta llegar a la calle e ir al lugar donde hay gente mirando hacia arriba). Acabamos llegando al Mercado de Havelská, donde pensamos en comprar algunos recuerdos. Ante la posibilidad de que no aceptasen tarjetas y como íbamos ya justos de efectivo, nos acercamos al Raiffeisenbank que está en la Plaza de Wenceslao a volver a utilizar la Bnext (de nuevo con buen resultado). Tras comprar algunas cosas para nuestras pequeñas y volver a caer en la tentación del trdelnik (repetimos en el local de la calle Celetna, 150 CZK por dos dulces), nos fuimos para el hotel a descansar un poco.
De nuevo, repetimos lo del día anterior. Ducha reparadora, algo de descanso y fuera a cenar. Esta vez nos acercamos al centro comercial Palladium (teníamos que comprar también algunas cosas de un supermercado y allí sabíamos que había uno) y cenamos en la planta superior, donde había varios restaurantes. Ninguno nos llamó la atención a simple vista así que acabamos en un restaurante mediterráneo llamado Uno. No estuvo mal, aunque alejado de la cocina checa. Teníamos poca hambre después del trdelnik de la merienda, así que una pizza, una ensalada y listos (495 CZK). Podéis ver una reseña más amplia aquí.
Vuelta de nuevo al hotel paseando por las encantadoras calles de Praga de noche (y por cierto, sin sentir ni un ápice de inseguridad pese a la oscuridad de alguna de las calles). Había sido un día genial, pero de muchos kilómetros recorridos a pie. Quedaba guardar algunas fuerzas para nuestro último día, donde aún nos quedaban cosas interesantes por ver. Etapas 4 a 6, total 6
![]() Domingo 11 de Marzo. Josefov y vuelta a casaÚltimo día en Praga, visitando Josefov y despidiéndonos de la ciudad. Llegábamos al último día de nuestro viaje y había que aprovechar el tiempo que nos quedaba en la ciudad. Nuestro vuelo salía a las 19:50, por lo que teníamos hasta bien empezada la tarde de margen. Tras disfrutar de nuevo del desayuno del hotel, hicimos el check out y dejamos nuestras maletas en una habitación que tienen habilitada en el propio hotel para ello (lo cual se agradece).
Y al salir del hotel, primera sorpresa agradable del día: sol y una temperatura más que agradable. La Plaza de la Ciudad Vieja lucía magnífica con tanta luz pero no nos entretuvimos demasiado y nos fuimos a Josefov, el barrio judío de Praga. Este barrio, que es fruto de la unión de todas las comunidades judías de la ciudad y de su aislamiento del resto de la ciudad, debe su nombre a Jose II, ya que bajo su mandato fue cuando este colectivo comenzó a tener ciertos derechos que antes no disfrutaban. Se trata de un barrio pequeño, en el que todo está cerca y que tiene su mayor interés en las sinagogas. Hay varias y hay que sacar entradas dependiendo de lo que te interese ver. Las dos modalidades se diferencian en que incluyen (o no) la sinagoga Nueva-Vieja (donde quizá encontréis al golem!) y la entrada se puede sacar en cualquiera de las sinagogas. Nosotros fuimos la primera a la Sinagoga Pinkas, porque nos llamaba mucho la atención el museo judío y queríamos verlo sin aglomeraciones y, en vista de que para la Sinagoga Nueva - Vieja suele haber mucha cola, elegimos la opción de no incluirla en nuestra visita (al menos, inicialmente). Así, los tickets para los dos fueron 660 CZK (ojo!, no aceptan tarjeta, solo efectivo) más otras 10 CZK por una kipá que tuve puesta dentro de los templos y que luego me quedé de recuerdo. A las 9 abren las Sinagogas y nosotros llegamos a Pinkas a las 9:20. No había nada de cola y dentro de la sinagoga no había tampoco prácticamente nadie, por lo que pudimos hacer una visita muy cómoda. Nos impresionó muchísimo todo lo que vimos aquí, ya que está convertida en un monumento a la memoria de los judíos asesinados por los nazis (en las paredes hay escritos a mano miles de nombres de víctimas del nazismo). En especial hay una parte donde se exhiben los dibujos de niños que estaban presos en el campo de concentración de Terezín que ponen literalmente los vellos de punta. Tuve sensaciones muy parecidas viéndolos a las que sentí años atrás en Mauthausen, esa presión en el estómago y el mal cuerpo de pensar lo que se tuvo que sufrir en esas situaciones.
Por supuesto, dentro de la visita a esta sinagoga pudimos ver el cementerio judío y, gracias a que llegamos tan temprano, pudimos estar por él un buen rato sin ningún tipo de problema. Hay que tener en cuenta que el cementerio se ve a través de "un camino" de un único sentido, por lo que si hay mucha gente no se podrá parar demasiado (tenedlo en cuenta si esto es una de vuestras preferencias para ir lo antes posible). Como nos explicaron el día anterior, este cementerio era el único lugar permitido durante 300 años para enterrar a judíos en Praga, por lo que las tumbas estaban apiladas en varias alturas (se calcula que hay unas 100.000 personas enterradas ahí). Las tumbas están puestas sin un orden concreto y tiene por encima gran cantidad de piedras con papeles debajo (tiene que ver con una tradición de deseos dirigidos a Dios). Hicimos numerosas fotos, parando todo el tiempo que fuese necesario, y encontramos las tumbas del rabino Loew y de Mordecai Maisel. Sin duda, una de las visitas imprescindibles de Praga (y si tenéis la suerte de disfrutarla como nosotros, en ausencia de más gente, mucho mejor).
De ahí pasamos a la sinagoga Klausen, justo al lado. Pinkas había dejado el listón altísimo y esta nos supo a muy poco. Tras pasear un poco más por Josefov y ver de nuevo la escalera por la que sale el golem, nos fuimos a la Sinagoga Maisel, en cuyo interior está una exposición bastante interesante dedicada a la historia de los judíos en Praga (usa nuevas tecnologías para mostrar cómo se fue creando la judería).
Por último, llegamos a la Sinagoga Española. Justo en su puerta está la estatua en memoria de Frank Kafka, curiosa como casi todas las esculturas de la ciudad checa. Por dentro, esta sinagoga nos dejó bastante impresionados, ya que su diseño se separa bastante del resto. Cualquiera que haya estado en La Alhambra verá ciertas similitudes con este edificio. Es realmente bonita y dentro también podéis encontrar un pequeño museo con objetos relacionados con la persecución nazi a la comunidad judía.
Con esta visita completábamos lo que nos interesaba ver y definitivamente, dejábamos fuera la Sinagoga Nueva-Vieja (otro motivo más para volver a Praga). Eran las 11:30 y con el excelente tiempo que hacía ese día, nos apetecía pasear por la ciudad para despedirnos de ella. Así, nos fuimos de nuevo a la Plaza de la Ciudad Vieja y entramos en Nuestra Señora de Tyn. Definitivamente, es mucho más atractiva por fuera que por dentro aunque tiene cosas interesantes como el órgano más antiguo de Praga.
Estuvimos un rato sentados en la plaza, admirándola una vez más. No nos cansábamos de ver cada uno de los rincones de la plaza, de las más bonitas que hemos visitado. Tras eso, nos fuimos a pasear por penúltima vez por el Puente Carlos. Con las chaquetas fuera (increíble siendo Marzo) disfrutamos de varios músicos que tocaban por el puente y de las vistas que hay desde el puente con la luz del sol. Aprovechamos también para hacer algunas compras más por la zona antigua , incluso entramos en las tiendas de golosinas Captain Candy, donde es imposible resistirse a llenar una de sus bolsas de papel de golosinas gigantes (ojo, que el precio también es alto). El calor hizo que nos entrase sed, y aún quedaba tiempo para algunas pivos más, así que decidimos ir a comer. Teníamos apuntado pasar por el U zlatého tygra, pero al llegar nos pareció que había cerrado. Sin embargo, justo al lado encontramos un cartel que ponía pintas de cerveza a 25 CZK y algunos "platos del día" apetecibles llamado U Modreho Hroznu. Decidimos entrar y no pudimos tomar mejor decisión. Comimos de escándalo, con un goulash delicioso y muy buena cerveza por un precio de 550 CZK, ¡¡excelente!!. No pudimos dejar propina porque con la tarjeta no la aceptaban y no llevábamos nada suelto (pedimos disculpas porque realmente se la merecían). Un sitio 100% recomendado (podéis leer una reseña más completa aquí).
Tras comer, y viendo que aún eran las 2 de la tarde, decidimos dar un último paseo por Praga e ir a visitar uno de los puntos que nos habíamos dejado pendiente. Así, volvimos a cruzar el Puente Carlos y fuimos hacia el norte, a los Jardines de Vojan (Vojanovy sady) que, según se comentaba, pasa por ser uno de los sitios más tranquilos y relajantes de Praga. Damos fe de que así, unos jardines que antes pertenecían a un convento en el que puedes sentarte a descansar mientras ves los pavos reales pasando por delante. Tras un buen rato, volvimos a la parte antigua cruzando en Puente Manés, el último que nos faltaba por atravesar (y haciendo las últimas fotos a modo de despedida al Puente Carlos).
Tras llegar de nuevo a la Plaza de la Ciudad Vieja, gastamos algunas monedas más en un último trdelnik para cada uno, aunque esta vez cambiamos y lo compramos en un sitio diferente que los hacían con forma de cono (si no me equivoco, en la calle Karlova) y que estaban bastante peor que los de la calle Celetná. De ahí, despedida de la Plaza y de Nuestra Señora de Tyn y al hotel a recoger las maletas. El viaje de vuelta no tuvo ningún tipo de incidente, repitiendo el recorrido de la ida de Metro + Bus (por 80 CZK y sencillísimo, como en la ida) y con tiempo más que de sobra en el aeropuerto para pasar un buen rato viendo al Atleti ganar 3-0 al Celta (sacando partido al roaming gratuito de Vodafone). Vuelo sin ningún tipo de incidencias, muy cómodo. Cerca de la media noche salíamos de Barajas, recogimos el coche en el parking (desierto a esas horas) y directos al hotel Ilunion Alcalá Norte (reseña), donde pasamos esa noche (ya nos dijimos a nosotros mismos, tras volver de Roma, que no haríamos el viaje de vuelta de carretera tras un día de turismo por el cansancio). Nos quedaba la última curiosidad del viaje, y es que, al día siguiente, a las 8:00, desayunando en el hotel nos encontramos con familia de Palma de Mallorca que habían ido a ver al Atleti con su peña sin saber que estaban allí. ¡¡Qué pequeño es el mundo!!. Un fin genial para un viaje que recordaremos mucho tiempo. Etapas 4 a 6, total 6
Este es un resumen de lo que nos gastamos, hay que tener en cuenta que Praga es una ciudad bastante económica para comer y beber, pese a que, por lo que se comenta, antes era incluso más barata. Prácticamente se puede comer en cualquier restaurante por en torno a 20/25€ por persona, incluso en las zonas más turísticas, pudiendo bajar mucho ese precio con solo buscar un poco.
Presupuesto final Transporte y Alojamiento: 401€ incluye vuelos, apartamento,transporte,parking, etc) Comida: 215€ Entradas y Tickets: 85€ TOTAL 700€ En torno a 350€ por persona sin contar lo gastado en compras. Un precio increible pero en el que tiene mucho que ver que los vuelos fuesen prácticamente regalados. Incluso con unos vuelos más caros, se trata de uno de los viajes más asequibles económicamente que se puede hacer en Europa hoy en día
Conclusiones Teníamos referencias inmejorables de Praga, pero todo eso se nos quedó corto con lo que pudimos vivir en la capital checa. Pese a que se aprecia que el turismo empieza hacer estragos, la ciudad sigue manteniendo un aire antiguo y bohemio que enamora. Su olor, su color, esas calles adoquinadas hacen de Praga nuestra ciudad preferida del Este de Europa. Nosotros tuvimos suerte también porque el tiempo nos respetó bastante en nuestro viaje y porque en ningún momento sentimos agobio de gente, algo que por lo que se lee por aquí es bastante habitual. Tampoco tuvimos ningún tipo de percance con los praguenses, a los que se tacha de maleducados y ariscos. Nosotros sentimos amabilidad en todos los sitios donde estuvimos, aunque bien es cierto que ellos son cada vez más conscientes de que viven por y para el turismo. Os dejo en este enlace el mapa que nosotros preparamos con los puntos de interés, restaurantes y demás que podíamos visitar. Espero que este diario os sirva para haceros una aproximación de lo que nosotros disfrutamos y ojalá le valga a alguien para sacar algo de información útil y usarla en su viaje. ¡Gracias a todos por llegar hasta aquí y nos vemos en los distintos post de Los Viajeros!. Angel y Elena Etapas 4 a 6, total 6
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