![]() ![]() Kosovo, tan misterioso como sorprendente ✏️ Blogs de Europa Oriental
Viaje de cinco días realizado en agosto de 2019 recorriendo lo mejor de Kosovo desde Macedonia del Norte. Visitamos Pristina, Peje y Prizren, así como los monasterios e iglesias medievales de Kosovo que son Patrimonio de la Humanidad: Monasterio de Gracanica, Patriarcado de Pech y Monasterio de Visoki Decani. Antes de subir al avión de vuelta conocimos también Skopje.Autor: Palafox Fecha creación: ⭐ Puntos: 4.6 (9 Votos) Índice del Diario: Kosovo, tan misterioso como sorprendente
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Etapas 4 a 6, total 6
Este miércoles tocaba viajar a Peje, localidad en la que se encuentra el Patriarcado de Pec y localizada igualmente a 12 km del monasterio de Decani, que visitaríamos el día siguiente. Desayunamos en una cafetería en la que curiosamente el propietario hablaba un perfecto castellano, que nos dijo aprendió cuando proveía de pan y otros alimentos a los militares españoles allí destinados. Llegamos de nuevo a la estación de Pristina, desde donde salía nuestro autobús rumbo a Peje en 5-10 minutos. Hay a todas horas, salen más de 40 cada día y cuesta 4 euros. El autobús va medio vacío pero me sorprende que en cualquier lugar recogen gente. Nada más salir de la estación se sube un grupo, a los pocos minutos otro y así. Los autobuses, sin lujos pero cómodos. En todos ellos hay que pagar arriba y te dan ticket, lo que evita cualquier intento de timo.
Pristina y su aglomeración urbana se extiende por varios kilómetros y nos cuesta bastante rato salir a carretera abierta. El trayecto dura hora y tres cuartos y transcurre sin incidentes. La carretera parece buena e incluso vamos por autovía en parte del trayecto. Poco antes de llegar a Peje vemos la fábrica de cerveza Peja, la más conocida del país y que me acompañaría en todas las cenas. También divisamos antes de llegar a la ciudad numerosos cementerios con retórica albanesa. Me dejo llevar por mi intuición al querer orientarme por Peje y me equivoco caminando tontamente en dirección contraria con las mochilas a cuestas y a pleno sol. Una vez situados vamos al hostal Stone Bridge, también situado entre la estación de bus y el centro, muy moderno, con baño privado y nos costó 28€ la noche. Recomendable. Antes de llegar al hostal pasamos por el animado bazar de la ciudad. Descansamos un poco y salimos rumbo al Patriarcado, situado a 25 minutos del centro, en las afueras de Peje y justo al comienzo del cañón Rugova. El pequeño centro de la ciudad está algo más cuidado, con numerosas estatuas y monumentos en honor a los caídos en la guerra. Todos ellos rodeados de banderas albanesas y del Ejército de Liberación de Kosovo. Me llama la atención que aquí se ven menos banderas kosovares y más albanesas. Y también me sorprende la cantidad de banderas del ELK, grupo armado considerado terrorista prácticamente por todo el mundo y aquí ondean sus banderas con toda naturalidad en monumentos públicos, incluso venden souvenirs con pegatinas del grupo. ![]() Una vez abandonas el centro, el trayecto hasta el Patriarcado no es muy agradable y es que una vez sales del pequeño bulevar de Peje, las aceras de la ciudad están en un estado calamitoso, los coches aparcan en cualquier lado y no hay nada destacable que nos llame la atención. A todo esto hay que sumar un sol de justicia que achicharra a cualquiera. En el plano que nos dieron en el hostal aparece un par de puntos turísticos: un cementerio austrohúngaro de la Primera Guerra Mundial y la iglesia católica de Santa Catarina. El cementerio son cuatro lápidas en un regular estado de conservación y la iglesia está cerrada. Comemos un kebab con bebidas por 5 euros entre los dos. No dejan de sorprenderme estos precios. Pocos minutos más tarde llegamos al Patriarcado. En la entrada al recinto hay una garita con dos policías kosovares a los que dejamos un pasaporte, el mío solo y eso que vamos dos personas, devolviéndomelo al momento. Entramos en un recinto inmenso en el que hay una pequeña caminata hasta el propio Patriarcado, un recinto interior que, como todos estos lugares, son un remanso de paz y tranquilidad que consta del templo, unas casas donde viven los religiosos (en este caso religiosas), una zona ajardinada muy cuidada y una tienda de souvenirs. Es mediodía y estamos completamente solos. Están las típicas indicaciones de prohibición de hacer fotos en el interior y la obligación de vestir con decoro. A pesar de eso, voy en pantalón corto y nadie me dice nada. ![]() Entramos en el templo, otra iglesia Patrimonio de la Humanidad, en la que es inevitable soltar un ¡¡oooostras!! cuando entras en ella. Un nártex excepcionalmente pintado da la entrada a tres iglesias interiores de una calidad igualmente extraordinaria. Y eso lo puede apreciar hasta un auténtico profano en arte como yo. El conjunto consta de una cuarta capilla a la que se accede desde el exterior, muy pequeña y que casi dejamos de visitar porque estaba la puerta cerrada, que tiene que estar cerrada para evitar que sufran las pinturas. En el momento en el que llegamos solo hay una monja pasando el aspirador, a la que preguntamos dónde coger el audioguía. Nos indica muy amablemente que en la tienda de souvenirs, pero al ir allí encontramos la tienda abierta pero sin nadie. Flipo al ver que dejan todo eso abierto para que cualquiera se lleve cualquier artículo sin pagar. Vemos en la misma tienda un mapa de "Kosovo y Metohija, provincia Serbia" así como folletos que indican la importancia de la iglesia para la escasa comunidad serbia de Kosovo. No deja de ser curioso el contraste entre las banderas del ELK que hay fuera con las menciones a Kosovo como provincia serbia en el interior del Patriarcado. Bueno, pasan por lo menos 10 minutos y como no viene nadie, nos vamos a ver la iglesia sin audioguía, qué le vamos a hacer. Entramos de nuevo y la pobre monja nos pide perdón por "molestarnos" con el aspirador. Como nos ve por ahí cambia de tarea y se dedica a pasar la fregona la pobre... Ni mucho menos nos persigue y aprovechamos para echar unas cuantas fotos. Volvemos a ver una iglesia extraordinaria para los dos solos, sin más turistas con los que compartir una experiencia tan bonita. ![]() Absolutamente maravillados salimos al jardín donde hay una fuente y un banco en una zona a la sombra donde aprovechamos para refrescarnos. Se está realmente bien en este oasis de tranquilidad. Damos una vuelta por el recinto viendo un pequeño cementerio y volvemos a entrar en la iglesia. De verdad, no me canso de estar en estos templos ortodoxos tan maravillosos. Y aún antes de irnos definitivamente entro una vez más para volver a tener esa sensación de asombro al acceder a la iglesia. ![]() Nos ha gustado mucho y me ha sorprendido lo poco protegido que está, tanto el exterior con solo dos policías kosovares que además no piden identificarse a todos los que entran, como el interior donde solo están unas monjitas con sus quehaceres diarios. En la capilla exterior más pequeña no hay nadie vigilando nunca. Lo cual me gusta porque te da más libertad pero desde luego si alguien quiere sabotear las pinturas no lo tiene muy complicado. Vamos saliendo del Patriarcado y vemos una bonita estampa del río que recorre la ciudad con los montes al fondo. Como comentaba, aquí empieza el cañón de Rugova, una bonita zona montañosa que propone al visitante un montón de actividades de aventura, además de unas vistas estupendas. Como no tenemos coche, no podemos comprobarlo, así que volvemos al centro de la ciudad. El camino es un tanto tortuoso entre el calor y el pésimo estado de la zona destinada al peatón. Aprovechamos para comprar unos helados por 0,20€... y los había por 0,10€! ![]() Antes de subir al hostal a descansar dimos un paseo por el bazar, pero tampoco vimos nada que nos llamara la atención. Caminamos hasta la principal mezquita de la ciudad pero estaba cerrada. Peje no es una ciudad atractiva y si no fuera porque tiene cerca el Patriarcado y Decani, sería fácilmente prescindible. Además, sin sentirnos inseguros, sí que vemos gente más rara, adultos en el suelo del parque sin ningún quehacer y algo de mendicidad. Peje es más rural, más albanesa y está visiblemente menos desarrollada que Pristina. ![]() Salimos a cenar por el animadísimo bulevar central que en estos días de agosto presenta una temperatura estupenda. Se estaba realmente bien. Nos sentamos en la terraza de una pizzería en la que servían pizzas pequeñas, medianas y familiares a 1, 2 y 3€ respectivamente. Alucinante. Nos tomamos después un sabroso helado a 0,50€ sentados frente a uno de los muchos monumentos dedicados a los caídos en la guerra. Vemos con lástima cómo algunos de los fallecidos nacieron el mismo año que nosotros aunque tristemente perecieron con 19-20 años. Peje tiene un pub/casino/restaurante molón con un montón de cochazos en el parking. Y aquí voy a hacer un inciso sobre los coches en Kosovo. Vimos cientos y cientos de coches de altísima gama y me estoy refiriendo a los modelos más caros de las principales marcas alemanas, además de varios Lamborghinis y algún Ferrari. Yo flipaba. Algunos tienen matrícula suiza o alemana. En un país con los sueldos tan bajos, con semejante tasa de paro, muy muy pocos habitantes deberían tener acceso a estos vehículos, por lo que pensé que podían ser emigrantes que vuelven a casa con su cochazo para que vean todos que les va muy bien. Pero sinceramente un emigrante en Alemania o Suiza, por muy bien que paguen allí, no suele llevar un BMW 7 equipado hasta arriba. También pensé que podían ser coches robados en Europa Occidental pero mantenerlos también es carísimo y vimos muchos muchos coches de lujo como para que sean todos de emigrantes que viven en el extranjero o coches robados. De verdad, un misterio. En la vecina Macedonia del Norte no vimos coches como estos. Volvimos al hostal y subimos al ático donde había una terraza y allí echamos un último vistazo al plan de mañana. Llegaba el día más esperado del viaje. Etapas 4 a 6, total 6
El día prometía, tocaba ver el que según todos es el monasterio más espectacular de Kosovo y la ciudad más bonita. Tras desayunar en una cafetería próxima al hotel nos dirigimos a la estación de autobuses pasando de nuevo por un bazar de Peje que empezaba a abrir sus comercios. Para llegar al monasterio de Decani hay que coger el autobús que lleva a Gjakova, Dakovica en serbio. Los hay a todas horas, pero tampoco conviene madrugar mucho porque el monasterio no abre hasta las 10. El bus, como casi todos, va medio vacío y nos costó 1 euro el trayecto. Hay que estar atento y bajarse justo al pasar una rotonda grande con una enorme bandera del ELK en el centro. No es la primera parada de Decani pero sí la más próxima al monasterio. Le cuesta llegar porque hay bastante tráfico. Lo primero que llama la atención en Decani es la simbología albanesa por todos lados, aquí no recuerdo ver banderas de Kosovo. Justo en la marquesina de la parada hay un pequeño parque con estatuas de militares fallecidos en la reciente guerra con Serbia acompañados por banderas de Albania y del ELK. Con la aplicación maps.me no me resulta difícil encontrar la calle que lleva al monasterio. Al poco veo una bifurcación, a la izquierda está la calle ELK y a la derecha la calle "Monasterio", así que desde aquí todo recto. El trayecto hasta el monasterio lo hicimos a pie. Se realiza a través de una carretera que por momentos no tiene ni arcén, pero como el tráfico es escaso tampoco supone mayor problema. El primer control lo tenemos a unos 15 minutos andando. Una enorme caseta de la KFOR se divisa a cientos de metros y antes hay unos monolitos de piedra para obligar a los coches a parar en el control. Aquí saludamos a un militar austriaco muy joven que nos deja pasar sin problemas, ni siquiera nos pide el pasaporte.
![]() Nada más cruzar vemos un tanque de la KFOR. Desde aquí hay otros 10 minutos andando hasta llegar al segundo control que da acceso al monasterio. Aquí vemos camiones militares y otro militar austriaco nos pide los pasaportes y nos da una chapica para entregarla a la vuelta y devolvernos así nuestra documentación. Nos proponíamos a entrar cuando la persona que está custodiando la entrada al recinto me dice muy educadamente que no se puede entrar en pantalón corto. En todos los monasterios lo indicaba pero en ninguno me habían dicho nada. No fue problema porque como iba con la mochila, me puse un vaquero por encima y arreglado. Cuando nos fuimos llamaron la atención a un hombre por el mismo motivo y le dieron, previo pago de un euro, una horribilísima prenda marrón que le cubría desde el cuello hasta los tobillos. No he visto cosa más fea en mi vida. Bueno, a lo que iba, entramos en el recinto, como todos con una puerta amurallada de acceso en la que pone que el lugar es Patrimonio de la Humanidad y una zona ajardinada. Nada más entrar te topas con el monasterio y sorprende su exterior. Había visto multitud de fotos del mismo, pensando que sería extremadamente discreto pero en vivo es muy bonito y quizás más grande de lo que parece en la pantalla del ordenador. ![]() Accedemos al interior y me vuelvo a quedar más maravillado si cabe. Visoki Decani es realmente asombroso. Estupendos frescos esta vez más altos que los de los monasterios anteriores que dejan a cualquiera boquiabierto. Un guía que a la vez vigila el templo nos pregunta procedencia y nos cuenta cosas del mismo. Entre que no le entendía mucho y lo emocionado que estaba, asiento a lo que me dice, le sonrío pero me alejo para contemplar tranquilamente las estupendas pinturas del nártex. ![]() El interior del monasterio es igualmente espectacular, absolutamente todas las paredes decoradas con pinturas más grandes que en los monasterios que había visitado antes. Se me agotan los calificativos para describir lo que estábamos viendo. Estaba echando fotos a escondidas cuando veo que el guía invita a hacer fotos a una pareja, así que a partir de entonces no me corto un pelo y fotografío todo lo que veo, hasta me hago una foto en el iconostasio. No había mucha gente dentro, estaríamos menos de 10 personas. Salimos a dar una vuelta por el recinto: nos refrescamos en la fuente, vemos la tienda de recuerdos y vamos al baño antes de volver a entrar una última vez. En esta ocasión estamos completamente solos, de nuevo una iglesia Patrimonio de la Humanidad para nosotros solitos. Me hubiera pegado allí horas porque recuerdo pocas iglesias tan espectaculares como esta, pero debíamos continuar la marcha. ![]() Al salir nos devuelve los pasaportes un soldado italiano y abandonamos el recinto muy satisfechos. Hemos visitado las tres iglesias que queríamos ver en la más absoluta soledad, pudiendo hacer fotos para el recuerdo y sin pagar nada en ninguna de las tres. Así da gusto viajar. Casi media hora después volvemos al pueblo de Decani, que como tantos otros, tiene todo el jaleo en una calle principal por la que discurre una transitadísima carretera. Justo en ese momento aparecen un montón de coches pitando con banderas albanesas en lo que parece es una comitiva nupcial. Comemos un kebab en uno de los numerosos restaurantes que hay. El precio, igual de ajustado que en todos lados aunque cuando preguntamos por el baño nos dice con una cara de cierto sonrojo que no hay. Pues hala, ni podernos lavar las manos con lo pringoso que son los kebab. No era la primera vez que nos pasaba, en Gracanica nos dijeron que fuéramos al baño del restaurante de al lado. En fin... Afortunadamente la parada del bus que nos debía llevar a Prizren cuenta con una marquesina para evitar achicharrarnos. Pasa un autobús rumbo a Gjakova, le digo que no, que me espero al siguiente porque quiero ir a Prizren pero me indica que el próximo pasará dentro de 45 minutos (no era lo que había visto por internet, pero bueno...) y que subamos porque en Gjakova podemos coger otro bus rumbo a Prizren. Le hacemos caso porque estamos mejor en un bus que ahí en la calle. Efectivamente llegamos a Gjakova y a los pocos minutos enlazamos con otro bus rumbo a Prizren. El tráfico por esta parte del país parece muy intenso y no vemos autovías aunque no se percibe peligro. El aire acondicionado de este último bus funciona regular y el trayecto se hace un poco largo. Llegamos a Prizren y en 5 minutos llegamos al hostal De Rada Prizren, cerca también del centro de la ciudad. Teníamos toda la tarde para visitar esta bonita ciudad. Lo primero que visitamos fue la iglesia de Nuestra Señora de Ljevis, la cuarta iglesia de Kosovo que es Patrimonio de la Humanidad y que nadie consigue verla abierta desde que en las revueltas del 2004 los albaneses intentaran quemar todos los templos cristianos. Aquella revuelta debió ser especialmente dura en Prizren. Yo tampoco tuve suerte. La puerta principal estaba cerrada y en el lateral hay unas concertinas sobre el muro para que no salte nadie. Me sorprendió ver una garita con dos policías kosovares supuestamente custodiando la iglesia. Aunque ya me sabía la respuesta, le pregunté a uno de ellos si se podía visitar. Era palmario que ni el policía kosovar ni yo habíamos estudiado en Cambridge pero creí entenderle algo así como "clérigo" o "misa". Vamos, que o te presentas cuando viene el religioso que custodia la llave o te quedas sin verla. Aunque no me había hecho ilusiones, me decepcionó no poder verla. Seguro que quedó muy dañada tras los altercados de 2004, pero podría estar abierta. Bueno, cruzamos el puente que divide la ciudad en dos a la altura del ayuntamiento, nos compramos en una panadería unas napolitanas por 0,20 euros cada una y seguimos por la calle que bordea el río hasta llegar al puente de piedra, muy fotogénico y pintoresco con la mezquita al fondo pero en esas fechas habían puesto unos fluorescentes que por la noche eran muy llamativos pero por el día nos mataba la imagen más característica de Prizren. ![]() A un paso está la plaza Shadervani con una fuente en el medio de la misma. La plaza tiene su encanto. Sin tener nada especial ni contar con una fuente llamativa, crea un conjunto bonito. Y a esas horas de la tarde con la chicharrina que caía, estaba especialmente transitada, imposible hacerte una foto sin salir con mil gentes más. Seguimos por la calle de la derecha con el fin de visitar las iglesias cristianas de la ciudad. De momento llevaba 0/1. La primera es la de San Jorge, donde ya pone en la entrada que todo acto contra el templo tendrá la consideración de vandalismo con las consecuencias que ello puede acarrear. Hay un grupillo de policías kosovares por ahí sentados en un par de bancos y al decirles mi procedencia me dejan dar una vuelta por el entorno. El interior, cerrado a cal y canto. 0/2. A tres minutos está la catedral católica del Perpetuo Socorro... también cerrada. 0/3. Empezaba a frustrarme con tanto cierre. Yo puedo entender que estén en un estado deplorable, pero seguro que de alguna forma se podría seguir disfrutando de ellas. Nos tomamos el primer helado del día y el empleado quiere intercambiar unas palabras con nosotros. "Bonito país" le digo. Y su respuesta me dejó pensativo durante un rato: "Para ti, no para mí". Y posiblemente lleve razón, yo estaba disfrutando de una nación diferente pero los kosovares viven en un país aislado condenados a salarios bajos y elevado paro, con lo que muchos ansían emigrar. Volvemos a la plaza y nos dirigimos a la principal mezquita de Prizren, la de Sinan Pasha, con una cúpula interior especialmente bella. Cruzamos de nuevo el río por otro puente para ver desde fuera la mezquita Emin Pasha, más pequeña que la anterior pero igualmente bonita, y los baños turcos aunque solo desde fuera. Lo imprescindible estaba visto así que pusimos rumbo a lo alto de la Fortaleza Kalaja, desde donde queríamos ver el atardecer. De camino se pasa por la Iglesia del Salvador y adivinad... también cerrada!!! 0/4. Fracaso total. Todas las iglesias cristianas cerradas, los altercados aquí tuvieron que ser muy gordos. Tras una pequeña caminata no muy exigente llegamos a lo alto de la fortaleza. Las vistas son estupendas, podemos localizar todos los lugares que hemos visitado y contemplar la totalidad de la ciudad con sus montañas al fondo. ![]() Se pueden ver un montón de mezquitas. De igual manera que dije que en Pristina no parecía importarles mucho la religión, aquí además de muchas mezquitas vimos algún pequeño grupo de mujeres con niqab, algo que no habíamos visto en ningún otro lugar de Kosovo. La fortaleza en sí está en ruinas pero es bastante grande y en verano tienen incluso un cine al aire libre. El sol se iba poniendo, se oían los cantos a la oración desde las mezquitas y en pocos minutos anocheció dando lugar al bullicio habitual de las noches veraniegas kosovares. Sentado ahí en lo alto viendo la transición del día a la noche yo era feliz. Hacía una temperatura ideal, las vistas eran preciosas y todo ello contribuyó a hacer una reflexión de un viaje que estaba a punto de terminar. Un viaje que había planeado durante mucho tiempo y que había disfrutado tanto. No me hubiera bajado nunca de la fortaleza pero al día siguiente teníamos que pegarnos un buen madrugón, así que fuimos en busca de un restaurante para cenar. Sin miedo a sablazos, escogimos uno en una ubicación privilegiada, en la misma orilla del río, con el puente de piedra de fondo en una animadísima calle. Ese día pedimos algún plato de más porque llegábamos con hambre, me pedí un par de cervezas y a pesar del buen sitio en el que estábamos y lo copiosa de la cena, la cuenta apenas pasó de 10€ los dos. La noche estaba más animada si cabe que en las dos anteriores en Pristina y Peje, y es que en esta ciudad además de los locales, había numerosos turistas. Nos dimos una última vuelta por la plaza Shadervani, nos refrescamos una vez más en su icónica fuente, nos tomamos un último helado y volvimos al hostal, comprándonos antes algo de bollería para desayunar el día siguiente por 0,30 euros. Terminaba nuestro último día en Kosovo y el que más habíamos disfrutado. Etapas 4 a 6, total 6
Nos levantamos a las 5 de la mañana porque media hora más tarde saldría el autobús que nos llevaría a Skopje. Entre el madrugón y el calorazo que pasamos la verdad es que no descansamos nada bien. El autobús arranca solo con 6-7 personas pero como hay muchas paradas a lo largo del trayecto se termina llenando casi la mitad. Desde Prizren hasta Skopje anuncian un trayecto de 3:30 horas aunque nosotros lo hicimos en unas 3, seguramente porque el paso fronterizo fue rápido. Lo único destacable en el trayecto es que vimos a policías kosovares subir al autobús como cualquier otro pasajero, utilizaban el bus como medio de transporte. En esta ocasión nos hicieron bajar del bus en la frontera, pero tampoco tiene mayor complicación: vamos pasando uno a uno por la caseta donde nos escanean el pasaporte y listo.
Volvemos a territorio normacedonio y en nada estamos en Skopje, desayunando en la misma estación de autobuses, desde donde fuimos a dar una vuelta por la ciudad. Hacía calor, llevábamos una pesada mochila encima y habíamos dormido poco por lo que igual no la disfrutamos tanto como merecía la ciudad. ![]() Primero entramos en la iglesia Madre de Dios, que despista su sencillo exterior comparado con su bonito interior. Cruzamos por los numerosos puentes repletos de estatuas que cruzan el río Vardar, vemos desde fuera el Museo Arqueológico, el monumento del Guerrero a Caballo (en honor a Alejandro Magno aunque no lo quieren decir para no herir la sensibilidad de Grecia), Puerta Macedonia, la casa memorial de la Madre Teresa de Calcuta, la catedral de San Constantino todavía en construcción pero ya apunta maneras y el reloj del museo parado a la misma hora en la que el terremoto de 1963 sacudió la ciudad y casi la destruye por completo. ![]() ![]() Por último nos desviamos 10 minutos para ver la preciosa iglesia San Clemente de Ohrid, de diseño original y llamativo interior. ![]() ![]() Ahora sí cruzamos definitivamente a la orilla norte y subimos a la fortaleza Kale, que tampoco tiene gran cosa, y la mezquita Mustafa Pasha. Desde allí nos dirigimos al antiguo bazar, donde damos una vuelta rápida antes de buscar un sitio donde comer. Encontramos una plaza muy cuca donde había muchos restaurantes con una fuente en el centro. Comimos muy bien por 12€ los dos, algo más caro que en Kosovo pero todavía lejos de nuestros estándares occidentales. ![]() Llegamos con tiempo más que de sobra al pequeño aeropuerto de Skopje y, como suele ser habitual, el avión de Wizz Air salió con algo de retraso, en este caso despegamos 35 minutos más tarde de la hora prevista. Volveremos a Macedonia del Norte para dar una vuelta más pausada por su capital y por supuesto para visitar Ohrid y su entorno. Conclusiones No es un viaje que se pueda recomendar a todo el mundo, pero los que estamos un poco "viajados" a veces nos cansamos de ver grandes avenidas y fastuosos palacios y anhelamos destinos poco convencionales en los que realmente disfrutamos de lo lindo. Los países balcánicos son una fuente inagotable de sorpresas y Kosovo no podía ser menos. El país tiene unas iglesias espectaculares y unas ciudades interesantes, además de gozar de una seguridad total. Así que si estáis por la zona, no dudéis en dedicarle unos días. Por supuesto también merece un viaje ex profeso como fue mi caso. Por último, comentar que para entender un poco mejor el país hay que ir con la lección aprendida y conocer tanto la historia reciente como la situación que se vive actualmente. Huelga decir que he vuelto muy satisfecho. Nuestro gasto en este viaje ascendió a 635€ entre los dos, correspondiendo 350€ a vuelos (recuerdo que viajé en agosto y además no pude reservar con mucha antelación) y 285€ a todo tipo de gasto en territorio normacedonio y kosovar. Etapas 4 a 6, total 6
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