JUEVES 3 MARZO 2022
“Amanece” (si puede llamarse así a la hora a la que nos levantamos) lluvioso y el día está muy feo, pero hoy no nos importa porque tenemos por delante una de las excursiones que más ilusión nos hace.
Es verdad que es una paliza, porque son más de 7 horas de autobús para ir y lo mismo de vuelta, pero pensamos que el escenario va a merecer la pena. Estos días en Nueva York ha hecho frío, pero yendo bien abrigados se estaba muy bien, pero hoy la cosa se pone seria, así que tenemos que recurrir a unas camisetas interiores térmicas para no pasarlo excesivamente mal.
Reflejos
Por fin
El autobús sale delante de la tienda Lids que hay en
Times Square y la guía no tarda mucho en aparecer y empieza a revisar tanto las reservas como la vacunación de todos los pasajeros. Sobre las 04:00 vemos aparecer el autobús y me sorprende ver a un señor mayor con una pinta un poco regular sentado en la primera fila, pero no le doy más importancia.
Cuando estamos todos a bordo, nos dicen que aún faltan 2 personas por llegar, pero que, si en 2 minutos no han venido, nos vamos. Al final, llaman a la guía y le piden que les espere porque se trata de una señora mayor y les damos un poco más de margen. Además, la guía nos dice que Roberto, nuestro conductor, va a recuperar el tiempo perdido en la carretera. Por lo visto el otro hombre que iba sentado delante es Charlie, el conductor para el viaje de vuelta.
Finalmente, la gente que faltaba por llegar era una chica joven y su tía, y habían llegado tarde porque según ellas la excursión era a las 5.
Cuando ya por fin estamos todos, empezamos nuestra aventura. Yo enseguida me acomodo y me echo un sueñecito que me sienta de escándalo. Ana se ríe, pero yo digo que ese es mi súper poder. Me puedo dormir en cualquier lado y en cualquier condición sin esfuerzo alguno. De todas maneras, no voy todo el camino durmiendo.
A medida que vamos yendo hacia el norte, empezamos a ver todo nevado y el paisaje merece la pena.
Oh blanca navidad
Sobre las 08:20 hacemos una parada en
Wegmans, un supermercado situado en Corning para ir al baño y comprar algo para desayunar. Es más barato que en Manhattan, pero aun así sigue siendo todo muy caro para lo que es. Nos avisan de que en las cataratas no hay casi nada para comprar (apenas una tienda de souvenirs donde venden café), para que lo tengamos en cuenta antes de salir. Nosotros compramos un poco de jamón de york, unas lonchas de queso y un paquete de pan de molde para hacernos unos sándwiches y algo de beber. También un par de cafés calentitos que nunca vienen mal con esas temperaturas exteriores.
Parada técnica
Una de las cosas que me sorprendió del viaje fue que antes de hacer una bajada pronunciada, el conductor tomó una salida que, según nos explicó la guía, había sido para probar los frenos, porque se lo exigen por normativa.
Llegamos a las cataratas a las 11:40 de la mañana y teníamos allí hasta las 14:00 para ver aquello. Puede parecer poco tiempo, pero es más que suficiente. Hay que tener en cuenta que en esa época del año el barco que pasa por las cataratas (
Maid of the Mist) no está operativo (empieza en mayo), así que básicamente vamos a ver los miradores.
Cueva de los Vientos también estaba cerrada por mal tiempo, pero sabemos que lo que vamos a ver va a ser más que suficiente.
Hace mucho frío, pero hay sol y eso se agradece bastante. Un día perfecto para ver semejante espectáculo.
Llegando
Es impresionante. No se me ocurre una descripción mejor de lo que tenemos delante.
Estamos todos con la boca abierta todo el rato hasta la hora de marcharnos.
Bienvenidos
Hola holita
Aguas revueltas
GUAU
Yo estuve allí
Nieve al instante
Haciendo el indio
Entre las ramas
Idílico
Bajo el arco iris
Como vamos bien de tiempo, la guía nos dice que, si estamos de acuerdo, nos lleva a otro sitio chulo antes de regresar, y todos estamos de acuerdo.
Un acierto
Últimas fotos
El viaje de vuelta se hace algo más largo, eso sin tener en cuenta que la parada a mitad de camino se alarga más de lo esperado y llegamos a nuestro destino cerca de las 23:00.
Todavía nos queda algo de energía así que, tras dejar los trastos en el hotel, salimos en busca de un rooftop donde tomar algo antes de irnos a la cama.
Al lado de nuestro hotel hay uno, pero el chico de recepción nos dice que lleva ya dos años cerrado. Probamos en el siguiente, pero nos dice que ha cerrado a las 23 y nos indica uno que cree que está abierto, pero sólo hasta medianoche. Nuestros cuerpos están a punto de decir basta, así que decidimos meternos en el primer bar que veamos y la verdad es que no estuvo nada mal. Estuvimos muy a gusto tomando algo y llegamos al hotel cerca de la 01:30.
Recordando viejos tiempos
Ponme una
O dos
Hoy había que sumar 13132 pasos para un total de 160917
VIERNES 4 MARZO 2022
Es nuestro último día entero en Nueva York y por primera vez en el viaje, hoy no hay nada programado. Solo sabemos que vamos a ir a un par de sitios de compras y tenemos pensado dónde comer y cenar. El resto lo iremos improvisando sobre la marcha.
Yo me levanto a las 07:30, pero Ana, que el día anterior en el bus no había pegado ojo, no se despierta hasta las 09:00.
Entre el Compeed y que los últimos dos días han sido más relajados, nuestros pies parece que han revivido y están en buena forma. Quizás no al 100%, pero tampoco andan muy lejos.
Como no hay prisa, desayunamos con calma y salimos del hotel dando un paseo en dirección a la tienda TJ Maxx de la 6ª Ave.
Shooooooping
Habíamos estado en otra cerca de Wall St, pero estos establecimientos tienen sus
cosas. Normalmente, la primera visita siempre es un poco caótica y no se le termina de coger el punto y siempre es mejor ir por la mañana a primera hora que es cuando la mayoría de las prendas están colocadas en el sitio que les corresponde y por lo tanto son mucho más fáciles de encontrar.
Yo iba buscando un cinturón y lo encontré rápido, pero Ana hizo mucho más gasto y apañó algo de ropa, así como algunos regalos para familiares y amigos.
Desde allí, continuamos hasta Chinatown para comprar los últimos souvenirs, pero la verdad es que me defraudó un poco. Los precios no son mucho mejores que en otras zonas e incluso había cosas más caras. Eso sí, si queréis comprar algo, hay que regatear un poco y así a lo mejor se consigue algo decente.
Chinatown
Cambiamos de continente
Mi chino está un poco oxidado, pero creo que se vende Opel Corsa
Las tiendas de regalos las llevan en su mayoría indios o pakistaníes y solo nos cruzamos con chinas que tenían catálogos de bolsos de imitación, pero como no íbamos buscando eso, no les hicimos mucho caso.
Entramos en un par de sitios y salimos con algunas compras y nos dirigimos hacia la calle Mulberry para ver Lilltle Italy antes de seguir con nuestro camino por Bowery hacia el norte en busca de un sitio dónde almorzar.
Benvenuti
Bella Italia
En caso de incendio
Mientras subíamos, tuvimos una situación surrealista. Un vagabundo nos pide algo de dinero para comer (como tantas otras veces nos había pasado), y nosotros seguimos caminando hacia delante sin hacerle mucho caso, cuando de repente se pone a gritar como un energúmeno diciéndonos que por qué no le contestamos, que somos unos hijos de tal y se acordó de toda nuestra familia. La verdad es que yo pasé algo de miedín, sobre todo porque hubo un momento que pensé que iba a salir detrás nuestro, pero por suerte todo quedó en un susto.
En la 35 St con la 3ª Ave, llegamos a nuestro destino para comernos unas hamburguesas en el
Jackson Hole Burgers.
Uno más
Vamos para dentro
El lejano oeste
Tócala otra vez, Sam
Para combatir el calor
Pedazo ensalada
Esta tampoco está mal
Algo pequeñito
El sitio está muy bien y las hamburguesas también, pero para mi gusto tienen un defecto: son demasiado grandes. Parece mentira que sea por su gran tamaño en lugar de por ser muy pequeñas, pero es que son un poco incómodas de comer. Terminas con las arterias luchando por sobrevivir, las manos perdidas de salsa y es un poco un guarreteo.
Salimos de allí hasta arriba de comida y nos vamos acercando peligrosamente a uno de los momentos más temidos del viaje. Toca patinar sobre hielo. O como lo llamo yo: Intentar no hacer el ridículo en exceso y salir de allí con todos los huesos enteros.
Teníamos pendiente entrar en la
Biblioteca Pública de Nueva York y ese nos pareció un momento perfecto para hacerlo. Accedimos por la entrada principal y fuimos en busca de la sala de lectura, pero no está permitido el acceso a no ser que seas estudiante. No es que pusieran muchas pegas en la entrada, ya que solo preguntaban si ibas a estudiar y no vi que necesitasen enseñar identificación alguna, pero a nosotros se nos veía a kilómetros que éramos turistas, así que nos conformamos con ver el resto.
Totalmente de acuerdo
Habíamos mirado lo del patinaje en Rockefeller Center y salía por unos 75$ los dos, pero ya que estábamos ahí al lado, nos apetecía probar en
Bryant Park , así que eso fue lo que hicimos. Se necesita reserva previa (que hicimos online en el mismo momento) y nos costó 45$ más o menos, lo que nos daba derecho a patinar durante 55 minutos y nos regalaron una bolsa para guardar nuestros zapatos. También nos dieron un ticket con un número y un color para que te salgas de la pista cuando te digan que se ha acabado tu tiempo.
Era la primera vez en mi vida que me ponía unos patines y, parecerá una tontería, pero no esperaba que resbalase tanto. Todos han de patinar en el mismo sentido y este va cambiando aleatoriamente de día a día. Mi primera vuelta fui íntegramente agarrado a la barandilla como si me fuera la vida en ello, pero al completar ¾, ya no había dónde agarrarse y tuve que poner en práctica mis mejores cualidades, que no son precisamente el equilibrio y la destreza. De todas formas, creo que con un par de veces más puedo llegar a los próximos Juegos Olímpicos de Invierno.
Yes We Can
Veremos cómo salimos de allí
Creo que de un total de 5 vueltas y al final fui capaz de ir casi siempre suelto. Solo me caí una vez y, en mi defensa, tengo que decir que dos chicas de Bangladesh que entraron a la vez que yo no habían avanzado más de un par de metros en todo ese tiempo, así que los hay peores que yo.
Yo no sé si es normal, pero del esfuerzo por no caerme, me dolían bastante las piernas, así que no patiné más de 20 minutos. Podía dar el reto por superado y no había hecho mucho el ridículo, así que podía estar satisfecho.
Nos queríamos hacer una foto en la escultura de “Love”, pero por lo visto se encuentra en fase de limpieza y no se sabe cuándo volverán a instalarla así que nuestro gozo en un pozo, pero aún quedaba otra que habíamos visto y que también nos gustó y era la de “Hope” que se encuentra en el cruce de la 53 St con la 7ª Ave.
Esperanza
Queríamos descansar algo antes de la cena así que nos fuimos caminando al hotel y paramos en un par de tiendas de suvenires para rematar las compras de regalos.
Aprovechamos esos momentos para hacer el check in online del vuelo de vuelta y… adivina adivinanza… Nos habían tocado los mismos asientos que en la ida, pero 7 filas más adelante. Otra vez nos tocaban 2 desconocidos a los lados para seguir haciendo amigos.
Tocaba cenar en
Shake Shack y la verdad es que andábamos algo escasos de hambre, pero de todas formas, me apetecía probar su hamburguesa. Ana pidió un perrito y yo una hamburguesa sin patatas ni bebida que nos costó 12.06$
De tranquis
Última hamburguesa
El menú
Psé
Mucho mejor
Al llegar al hotel preguntamos si podíamos dejar el equipaje allí hasta que tuviésemos que salir hacia el aeropuerto, y nos dijeron que sin problemas. Me parecía haber leído en algún sitio de internet que te cobraban 18$ por maleta por este servicio, pero no nos dijeron nada de pagar, así que había esperanza después de todo. También pregunté si tenían algún acuerdo para ir al aeropuerto y una chica me comentó que no y que un taxi nos saldría por unos 90$.
Hoy había que sumar 28865 pasos para un total de 189782
SÁBADO 5 MARZO 2022
Se acaba lo bueno y tocaba empezar a pensar en el viaje de vuelta. Nos levantamos a las 07:00 pero por desgracia todo lo que teníamos que hacer ese día era esperar el viaje de vuelta. Ana se había quedado con las ganas de comprar un par de cosas en la tienda de la
Biblioteca Pública de Nueva York, así que terminamos de guardar las cosas en las maletas, dejamos todo listo y bajamos a recepción a hacer el check out y a que nos guardasen el equipaje hasta la hora de irnos al aeropuerto.
Lo hicieron sin ningún problema y, como aún era pronto y la biblioteca no estaba abierta, fuimos a dar un paseo por la 5ª Ave para hacer tiempo. Acabamos picando en una tienda de Krispy Kreme con unos donuts de Twix y otro relleno de frambuesa, que menos mal que no los probamos antes, porque si no hubiese sido nuestra dieta del viaje.
Ay si te hubiera conocido antes
Mientras caminábamos por allí, nos paró un chico que no tenía pinta de ser turista, para preguntarnos dónde estaba la estación de autobuses y fuimos capaces de darle las indicaciones correctas.
A las 10 en punto estábamos frente a la entrada principal de la biblioteca junto a muchos estudiantes que hacían cola para entrar. La tienda la abren a las 11, así que fuimos a explorar un poco más y a ver si había suerte y nos podíamos colar en la sala de lectura, pero en cuanto subimos vimos que a pesar de ser sábado, seguía habiendo control de acceso. Ya nos íbamos a ir, cuando de repente vimos un cartel que decía que los lunes y los sábados hacen un tour gratuito por dentro de la sala y que empezaba a las 10:30, así que preguntamos qué había que hacer para apuntarse y nos dieron unas pegatinas que debíamos llevar visibles.
Primero nos contaron datos de la biblioteca y nos explicaron algunas de sus salas y, finalmente, pudimos acceder a la de lectura.
La verdad es que es una pasada mires por donde mires.
Insectos
¿Subes o bajas?
Los intelectuales
¿Leemos algo?
La Sala
Tuvimos que esperar unos minutos para que abriesen la tienda y allí nos encontramos con una pareja española que había venido con nosotros en el vuelo de ida y que nos reconocieron.
Nos quedaba algo de tiempo así que entramos en un par de tiendas que se iban definitivamente de nuestro presupuesto, y acabamos en 5 Below que es una de tonterías y chucherías de 1 a 5$ y que se adaptaba mejor a nosotros.
Me gustas
A gastar
Nuestra última comida fue en un
Chick Fil A que estaba cerca del hotel y que llevaba llamándonos toda la semana y estuvo muy bueno, aunque no fue precisamente barato. Pagamos más de 40$ y tampoco comimos demasiado. Lo mejor: la salsa que tienen y la limonada que es una pasada. La única pena es que en el que comimos nosotros no tenían refill de bebidas gratis.
La última
Famosa con truco
A las 14:00 habíamos quedado en la puerta del hotel con los mismos chicos con los que compartimos el
Uber de llegada y, tras recoger nuestras maletas sin tener que pagar nada, salimos a la calle a esperarles.
El
Uber de vuelta nos salió por 92$ (pequeña diferencia), pero aunque no la creímos, ya nos habían avisado el día anterior.
Como nos había recomendado Ramón, pedimos uno XL para que no nos pusiera pegas, pero el coche que nos recogió era del mismo estilo que el del primer día. Yo le hice un par de fotos para tenerlo de referencia y al conductor no pareció hacerle mucha gracia. Pensaría que las hacía por si luego teníamos algún problema.
Yo lo veo igual que quieres que te diga
Como en el viaje de ida, al llevar el check in hecho, fuimos directamente al control de seguridad, donde nos hicieron quitarnos los zapatos y pasar por una especie de escáner, y desde allí hacia la puerta de embarque donde nos sentamos los 4 a esperar.
Como nos habían sobrado más dólares de los que pensábamos, decidimos celebrar ese último día con una cerveza en el aeropuerto, costase lo que costase, y las 2 salieron por 23.46$
A las 16:30 nos pusimos en la cola de embarque a esperar a que nos dejasen entrar en el avión.
Se va acabando
Los minutos iban pasando y seguíamos sin movernos hasta que de pronto sonó por megafonía que en 10 minutos nos darían más información del vuelo. Los españoles que estábamos en la cola nos empezamos a juntar a ver si entre todos nos íbamos enterando de lo pasaba. Nos dieron el mismo mensaje de los 10 minutos y ya hubo gente que se empezó a ir de la cola. Nosotros le estábamos echando una mano a una madre y a su hija que tenían más problemas con el idioma y así llegamos al momento en que nos dijeron que se tenían que llevar el avión a reparar y que hasta dentro de una hora no sabríamos nada.
Casi todos los que estaban allí eran profesores de Málaga que habían aprovechado la semana blanca para irse de vacaciones y tenían que trabajar el lunes y muchos de ellos veían como su conexión en Lisboa se perdía.
Definitivamente nos quitamos todos de la cola, porque no tenía sentido estar allí esperando. Menos mal que había sitios donde cargar los móviles, porque estábamos ya todos tiesos de batería.
Nos dieron un bono de 15$ por persona para gastar allí en los restaurantes del aeropuerto, pero nadie se movía de la zona de embarque esperando noticias.
Prueba
Cuando casi se cumplía la hora, vimos cómo se empezaban a llevar el avión y ya solo era cuestión de tiempo que nos dijeran que se cancelaba nuestro vuelo.
La noticia no tardó mucho en llegar. Yo he viajado bastante y es la primera vez que me veía en esa situación, así que nos acercamos a ver que teníamos que hacer.
Lo primero que nos dijeron fue que nos buscáramos un hotel por nuestra cuenta y que luego se lo reclamásemos a la compañía aérea, así que nos pusimos manos a la obra. En ese momento ya habíamos hecho un grupo majo.
Pensé en reservar rápido, porque cuanto más tardásemos, más subirían los precios, así sin pensármelo mucho me puse en marcha. Había escuchado a los chicos de la biblioteca decir que había un hotel pegado al aeropuerto, y ahí reservé sin más.
Lo único que nos decían es que nos llegaría un mail con los datos del nuevo vuelo en el seríamos recolocados así que tocaba esperar.
Se pidió a la gente que tenía equipaje facturado que lo fuesen a recoger, y el resto fuimos al mostrador de
TAP a ver qué nos contaban aunque yo tampoco le veía mucho sentido. Pensaba que era mejor ir al hotel y esperar el mail de la compañía, pero el resto del grupo que nos habíamos juntado, prefería quedarse.
Cuando nosotros llegamos ya había bastante cola de gente y algunos estaban muy enfadados.
Toca paciencia
Siempre he pensado que no tiene mucho sentido gritarle a alguien que no tiene culpa de nada y que está ahí solo de mensajero, pero imagino que es por mi trabajo de cara al público.
Había unos chicos al principio de la cola que estuvieron un buen rato hasta que por fin les dieron la tarjeta de embarque del día siguiente y vinieron a explicárnoslo. Si ese era el caso, a lo mejor no era mala idea esperar allí un rato.
Les dijimos a los chicos del
Uber que se fuesen a cenar tranquilos y que en caso de que la cola avanzase mucho les avisaríamos, pero eso tenía pinta de ir para largo.
Al cabo de una hora, empezaron a llegar los primeros mensajes, pero por SMS. La mayoría les habían puesto en el vuelo del día siguiente a la misma hora y respetando también las mismas conexiones que tenían en Lisboa.
Sin embargo, a una pareja que iba con sus 2 hijos les pasaron al vuelo del día siguiente pero a las 23:40. La única diferencia era que ellos iban a Madrid y el resto a Málaga.
Se estaban comiendo unas hamburguesas y como ya eran casi las 22:00, pensé que era un buen momento para ir a buscar algo de cenar. Le pregunté de dónde lo habían sacado y me fui directo para allá. La única pega fue que cuando llegué ya estaban cerrando, así que me quedé con las ganas. Había un sitio de pizzas al lado así que fui allí y les pedí la comida y un par de bebidas, pero cuando fui a pagarles con el bono que nos habían dado, me dijeron que ellos no tenían acuerdo con
TAP y que no aceptaban eso, así que tuve que volver con las manos vacías.
Nosotros seguíamos sin recibir nada y con nuestra suerte nos esperábamos lo peor, pero nuestro mensaje no tardó en llegar. Nos había tocado el vuelo de las 23:40 y supusimos que era porque el otro ya estaba lleno, pero cuando miré más detenidamente el mensaje, casi me da algo. Nos habían cambiado la escala y en lugar de ir desde Lisboa a Málaga, ahora íbamos a Valencia y después a Málaga, donde íbamos a llegar a las 23:30 del lunes. Y por lo que habíamos comprobado, éramos los únicos a los que nos habían hecho eso.
Cuando nos llegó el turno, nos dijeron que la reclamación la teníamos que hacer online adjuntando todas las facturas que tuviésemos y con eso nos fuimos al hotel.
Éramos en total 6, pero dos decidieron coger un
Uber y el resto fuimos en busca de un taxi. Como el hotel estaba relativamente cerca, pero no para ir andando con maletas, sabía que a los taxistas no les iba a hacer ni puñetera gracia hacer ese servicio, pero de todas formas nos acercamos a la parada a preguntar.
Así de primeras, no puso muy buena cara, pero luego recordó que el hotel tenía un servicio gratuito de bus cada 10 minutos y nos indicó dónde se encontraba la parada. Al principio pensé que nos iba a tocar esperar más de media hora porque a esas horas no creía que la frecuencia fuese tan alta, pero me tuve que comer mis palabras porque a los 3 minutos apareció el bus.
Hicimos el registro de entrada en el
Newark Liberty International Airport Marriott, subimos a dejar las cosas en la habitación y bajamos al bar a cenar algo antes de que cerrasen.
Ahora vengo
Buena calidad
Echo de menos Manhattan
Quedamos con la pareja de la biblioteca y tomamos unas alitas de pollo, una pizza pequeña y unas hamburguesas acompañadas de unas cervezas y nos quedamos allí de charla.
Habrá que cenar
¿Una partidita?
O ¿una copa?
Sobre la 01:00 nos íbamos hacia el ascensor, cuando oí un “Álvaro” a lo lejos. Al principio pensé que eran imaginaciones mías, pero Ana también lo había oído. Nos dimos la vuelta sorprendidos mientras tratábamos de encontrar a quien me había llamado, hasta que por fin salimos de dudas.
Se trataba de la madre con la hija que estaba un poco desesperada, porque no conseguía que le funcionase su tarjeta de crédito y se veía durmiendo con la hija en la calle. Se pusieron muy contentas al vernos en el hotel.
Lo que pasaba es que la mujer había tenido un problema y estaba tan nerviosa que se había bloqueado completamente. Tratamos de calmarla y finalmente todo se arregló sin mayores consecuencias y nos pudimos ir todos a dormir.
La habitación era mucho más grande que la de Nueva York y la cama también era muy cómoda, así que no nos costó nada quedarnos dormidos.
Hoy había que sumar 15312 pasos para un total de 205094