LUNES 28 FEBRERO 2022

Hoy amanecimos un poco más tarde, pero solo eran las 06:30 cuando ya estábamos los dos despiertos.
A las 09:00 teníamos contratada el Tour de Contrastes de Nueva York VIP con New York Metro Contrastes LLC y nos recogían en la esquina de la 47 St con la 8º Ave.
Fuimos los primeros en llegar, pero el resto no tardó mucho en aparecer. En total éramos 13 personas más el conductor que según creí entender se llamaba Jaime, aunque él lo pronunciaba Yey-me.
La primera parada fue en Cotton Club donde nos bajamos a hacer unas fotos por la zona. De ahí continuamos hasta el Parque Morningside donde se encuentra hasta abril de 2022 una escultura llamada “Libertad reclinada” del autor Zaq Landsberg.

El algodón no engaña

De ruta

Descansando

Al final aprendo a jugar
El guía nos había avisado de que en cada parada podíamos estar unos 10 o 12 minutos, porque había habido gente que había aprovechado incluso para irse de compras, así que Ana y yo nos dimos una vuelta por allí hasta una cancha de baloncesto para echar unas fotos y, al volver, la furgoneta había desaparecido. Era imposible que hubiésemos echado más de 10 minutos allí, pero la furgoneta no aparecía por ningún lado y no veíamos a nadie más del tour. Creo que me acordé de toda la familia de Yey me y seguro que a día de hoy todavía le pitan los oídos, pero pensé que nos daba algo al vernos tirados sin saber muy bien dónde. De pronto, vimos a otra pareja que había venido con nosotros, y fueron ellos los que nos avisaron de que la furgoneta estaba aparcada en una de las calles perpendiculares a dónde estábamos nosotros. Creo que del susto que nos pegamos, me salieron 20 canas de golpe.


En filita
El guía dice que había avisado pero claro, como nosotros nos habíamos separado del grupo un momento, no nos enteramos de nada. Lección aprendida. A partir de ese momento, todos juntitos y de la mano.
De ahí fuimos al Teatro Apollo en Harlem, para seguir por las escaleras de Joker y hacer otra parada en el estadio de los Yankees. Por la comisaría de Fort Apache pasmos sin detenernos. Vimos los grafitis de Big Pun y de I love Bronx y desde allí fuimos a Flushing Meadows.

Lo mismo me arranco a cantar

Pinturitas

No subo ni loco

La próxima vez, toca beisbol

Volveremos a vernos

Por si nos portamos mal

Sin bajarnos

Miedito de barrio

¿Un peloteo?

El mundo es mío
Nos reíamos, porque no parábamos de escuchar New York SE TE y pensábamos que se trataba de algún sitio al que íbamos, hasta que al final comprendimos que se refería a New York CI TY, pero pronunciado con un acento “americano” (los de pueblo semos asíN)

La última parada del tour fue en el barrio de Williamsburg en Brooklyn, donde vive la mayor comunidad judía fuera de Israel y alucinamos un poco con lo que nos iba contando. Paseamos por sus calles, pero Yey-me nos dijo que por favor no hiciésemos fotos.
De allí me sorprendió la suciedad de las calles. Se lo comentamos al guía y su respuesta fue que Nueva York es muy sucia. A lo mejor es que pillamos mal día, pero me impresionó ver aquello tan sucio.

En general estuvo bien, pero daba mucha información y, tras la parada en Flushing Meadows, perdió un poco a su audiencia. La gente ya empezaba a escucharle poco y a hablar entre ellos.
Acabamos en DUMBO junto a los puentes de Brooklyn y Manhattan, aunque quien quiso pudo continuar hasta Chinatown.
Nosotros nos hicimos unas fotos en Pebble Beach con el Puente de Brooklyn y el Skyline de fondo y de allí fuimos a comer a Julianas.

Menudas vistas

Ahora del revés

¿Apetece?

No se está mal
Nos comimos una pizza muy buena con unas cervezas y salimos para cruzar a pie el puente de Brooklyn.

Fantástica

Cruzando el río

El PUENTE

Ya va quedando menos
No se hace excesivamente largo y es una buena forma de bajar la pizza que nos acabábamos de comer. Además, aproveché para comprar allí unos llaveros e imanes que estaban bien de precio. Una vez en el lado de Manhattan, fuimos callejeando hasta llegar al edificio de la Bolsa de NY y de allí al Toro de Wall St, aunque esta vez no hubo tocamientos por mi parte. Había mucha cola esperando así que nos conformamos con fotografiarlo de pasada.

De aquí al cielo

¿Echamos unos euros?

Donde se maneja la pasta

Ese torito bravo
En nuestro camino, nos cruzamos con un hombre que se había fabricado una mascarilla con unos calzoncillos viejos, y que iba más feliz que todas las cosas con su invento, aunque ya os digo yo que protegía más bien poquito.

Tomamos el Ferry a Staten Island Island para ver la Estatua de la Libertad un poco más cerca. En el trayecto de ida, os tenéis que poner en el lado derecho o seguir a todo el mundo y no hacer como nosotros que fuimos por libre y nos equivocamos de lado. Por suerte, no había mucha gente y pudimos subsanar el error sin mayores consecuencias.

Al agua

Todos vacunados

Im - presionante

Casi se puede tocar
Al llegar al destino, nos bajamos y esperamos a un nuevo ferry para volver.
Caminamos hasta la zona cero, pero el Museo del 11S estaba cerrando, así que nos quedamos con las ganas de entrar. En su lugar, fuimos al One World Observatory a por nuestro tercer mirador del viaje.

Allá vamos

Los pelos de punta

¿Se le irán cayendo trozos?

A punto de subir

Ohhhh
Las vistas son muy buenas, pero no tiene ninguna zona al aire libre y los cristales tienen demasiados reflejos como para que salgan fotos chulas. La verdad es que no salimos tan contentos como esperábamos.
Entramos en el Oculus y casi nos perdemos buscando la salida. Se me ocurrió acercarme a un policía que iba armado hasta los dientes para preguntarle por dónde se salía y cuando estaba a más de metro y medio, me dio un grito para que me parase con el que aún hoy tengo pesadillas. Casi me cago de miedo, pero por lo menos nos indicó por dónde ir.

Volvimos caminando hasta el Museo del Sexo para probar suerte y esta vez sí que lo encontarmos abierto. La NY Pass nos daba acceso al museo, pero había otra zona llamada SuperfunLand por la que podíamos pasar, pero sin participar (había que pagarla aparte). La primera zona era sobre la evolución de los juguetes eróticos a lo largo de la historia. En la segunda, hacían varios juegos divertidos y, a pesar de no tenerlo pagado, no nos pusieron ninguna pega. Es verdad que no jugamos a todo, pero sabemos de otra gente que sí que lo hizo. Fue una experiencia divertida.


El potro de “empujar”

Menuda paranoia

No parece para niños
Cuando salimos a la calle ya era de noche y queríamos cerrar el día con una visita al Top of the Rock para rematarlo. Como en los otros miradores que habíamos visitado, apenas había gente. De hecho, en casi todos subimos o bajamos en algún ascensor nosotros solos, y este no fue una excepción.

¿Y si…?

Mi favorito

Podría quedarme ahí

Embobado

Mala vida
Hicimos muchas fotos, disfrutamos de las vistas y antes de acostarnos cenamos en Los Tacos No1. Probamos un taco de nopal (cactus), que no nos entusiasmó demasiado y una quesadilla de pollo asado que sí que estaba muy buena. Además, yo pedí una horchata, aunque es más parecido al sabor del arroz con leche.

Ándele

Pollo = bien. Nopal = mal
A las 22:30 volvíamos a estar fundidos.

Hoy había que sumar 33728 pasos para un total de 85323