El diario de Parrinano ✏️ Blogs de Global

Día 7 de septiembre, jueves.-

Llegamos a San Petersburgo a las 9:00 y comenzamos la visita panorámica, la primera parada la hicimos en el Monasterio de Smolny con la Catedral de la Resurrección Un bonito conjunto con las fachadas en azul y blanco, colores muy característos de S. P.
A continuación fuimos a la iglesia del Salvador sobre la Sangre Derramada (que también se llama de la Resurrección, como la anterior)Es para mi gusto la iglesia más bonita y singular que vimos en todo el viaje. Cruzamos el río Neva para ir a las columnas Rostrales, Las columnas en sí no tienen demasiado atractivo, aparte de su tamaño y poco más, Pero el entorno y el mirador sobre el Neva es Impresionante, merece la pena además dedicarle un tiempo a los alrededores, continuamos hacia la Fortaleza de S. Pedro y S. Pablo y entramos en la catedral, impresiona ver su campanario en forma de aguja de más de 122 m. de altura. Allí están enterrados varios Zares, Zarinas, Príncipes y la familia de Nicolás II, esta es otra de las visitas imprescindibles de la ciudad.
Tras la comida, fuimos al palacio de Perterhof (Petrodvorec ) Visitamos sus jardines y fuentes, sus estatuas doradas las hacen inconfundibles recorrimos su parque admirando sus numerosas fuentes y bellos jardines, no debéis perderos esta visita los amantes de los palacios y jardines; sin embargo, si tenéis poco tiempo en S. Petersburgo, debéis tener en cuenta que se invierte toda la mañana y que por la tarde a las 5 cierran el agua de las fuentes; a la salida paramos junto a otra catedral muy parecida a la de la Sangre Derramada y también muy bonita con el nombre de S. Pedro y S. Pablo, el tiempo justo para hacer unas fotos.
Regresamos al barco y tras la cena nueva sesión de “las tertulias de la cubierta 3”, planificamos las visitas para la tarde del día siguiente con Mª José y Mari Carmen, y con Gero y Manuel que ya conocían la ciudad.
Tras la primera jornada en S.P. vemos que el tráfico aquí parece más humano que en Moscú, a pesar de que sorprende ver cómo los vehículos ante un embotellamiento circulan por las aceras como la cosa más normal, o en una carretera se forman tantas filas de coches como caben, independientemente de los carriles que tenga.

Las fotos:

Vista nocturna del embarcadero de S. Petersburgo.

El Monasterio de Smolny

La Catedral de la Resurrección (forma parte del Monasterio de Smolny).

Ahora unas cuantas vistas de la Catedral de la Sangre Derramada:





Unos novios posando junto al monumento.

La iglesia del Salvador sobre la Sangre Derramada.

El interior de la iglesia de San Pedro y San Pablo de la Fortaleza.
Campanario de aguja

Estas que vienen a continuación son del palacio de Perterhof:







La catedral de S. Pedro y S. Pablo junto a Peterhoft

Día 8 de septiembre viernes.-Desayunamos temprano, el día comienza con lluvias y pocas esperanzas de que mejore. Salimos a las 8:00 hacia Pushkin (Palacio de Catalina), famoso sobre todo por su Salón Ámbar y sus jardines. El Palacio es muy bonito y hay que valorar la recuperación que han hecho después de cómo lo dejaron los alemanes tras el sitio de la ciudad. Los jardines los visitamos solo de pasada ya que no paró de llover en toda la mañana.
Por la tarde visita - relámpago al Ermitage, es imposible en un rato hacer una visita adecuada a un museo de esta categoría.
Terminamos con la guía a las 5 y media de la tarde y continuamos por libre recorriendo las calles del centro, Nevsky Prospekt, la Plaza de Palacio, las orillas del Neva,la Plza de las Culturas... visitamos el exterior de la catedral de San Isaac y callejeamos por los alrededores. Estamos disfrutando de la jornada pero a estas alturas vamos agotados, nos tomamos un descanso en la calle Nevsky, tomamos un café con strudell (un "pequeño lujo" que nos hemos ganado), y visitamos los grandes almacenes donde nos juntamos con otros componentes del grupo y regresamos al barco en el metro sin ningún problema.

Día 9 de septiembre, sábado.-Hoy tenemos todo el día libre, así que comenzamos temprano solos y a nuestro aire, tomamos el autobús – lanzadera que nos llevaba desde el embarcadero hasta la estación del metro y poco más tarde de las 9 ya estábamos en el centro, Visitamos un mercadillo muy pobre cerca de Nevsky, repetimos más despacio algunas de las visitas de la panorámica del primer día, los jardines de Alejandro, el Almirantazgo, el Palacio de Invierno y la Plaza del Palacio, la Catedral de Kazán, y cuando la lluvia nos obligó volvimos al centro comercial Dostinyj Dvor e hicimos algunas compras. Regresamos al barco a comer, ya tenemos dominado el metro, es verdad que impresiona la profundidad y la longitud de las escaleras,pero lo más curiosos es que aquí las estaciones tienen puertas correderas que solo se abren a la llegada de los trenes, así que no se ven las vías.
Por la tarde volvimos al centro, visitamos algunas estaciones del metro e intentamos llegar más lejos que por la mañana, regresamos por la Plaza de Las Culturas a la Catedral de la Sangre Derramada, vimos un montón de novios haciéndose fotos junto a los monumentos, recorrimos algunas calles fuera del "circuito turístico" intentando conocer un poquito mejor la realidad de la ciudad.
A pesar de que estos últimos días el mal tiempo nos ha impedido disfrutarla con todo su explendor, San Petersburgo fue para nosotros la joya del viaje, junto con Moscú por supuesto, pero quizás allí tuvimos poco tiempo y en el crucero la Isla de Kizhi.
Rusia tiene auténticas joyas pero tambien mantiene grandes contrastes, aconsejamos a quienes tengan intención de ir por primera vez que se informen bien de todo lo que es "diferente", aunque cada vez está todo más globalizado, pueden resultar molestas las filas en los aeropuertos, la falta de información... pero tampoco es para tanto.
Yo personalmente no aconsejo hacer por libre este viaje, aunque una vez allí no hay ningún problema en moverte por libre tanto en Moscú como en San Petersburgo, si no tienes a alguien allí que te guíe y no conoces el idioma, mejor hacerlo organizado por agencia.

Pushkin (Palacio de Catalina).

El Palacio del Ermitage


Exterior del Museo del Ermitage

La Plaza de Palacio, la Columna de Alejandro I y al fondo el Ermitage

La Catedral de San Isaac

La Catedral de la Virgen de Kazan


El Arco Monumental del Palacio del Estado Mayor

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Día 1 de septiembre, viernes.-


Continuamos navegando entre kilómetros y kilómetros de frondosos bosques, el paisaje casi resulta monótono, ¡tanto árbol y tan verdes! ...un lujo de la naturaleza. Hemos pasado ya varias esclusas pero aun quedan por delante muchas más, resultan un curioso espectáculo con el que entretener un rato de la travesía.
Por la mañana hicimos otra reunión en la que nos explicaron los programas y las actividades previstas y también asistimos a la primera clase de ruso, sin más pretensión que aprender lo más básico y pasar un rato entretenidos. Antes de comer hicimos un “simulacro de emergencia”: al toque de sirena, todo el mundo se pone los salvavidas y salen al pasillo, todos, desde el Capitán hasta el último componente de la tripulación y del pasaje, conseguimos pasar la prueba sin ningún ahogado y por tal motivo esperamos no tener que repetir... .
Durante toda la navegación se observan multitud de pequeñas iglesias; en esta etapa vimos el famoso campanario que emerge como testigo vivo de una de las ciudades inundadas por el embalse.
Tras la comida llegamos a la localidad de Uglich, una de las más importantes del Anillo de Oro; la visitamos a pie y acompañados de una fina lluvia, vimos la iglesia de San Dimitri sobre la Sangre, la de la Transfiguración y un bonito monasterio,
Nos dió la bienvenida una pareja que entonaban canciones rusas e iban ataviados con los típicos trajes regionales. Una pareja (madre e hija) muy pintorescas, paseaban entre los turistas, provocándonos gran curiosidad y alguna sonrisa. Allí compramos algunos regalos en los puestos callejeros.
A las 19:00 h. zarpamos de nuevo en dirección a Kostroma a través de los embalses de Uglich y Ribinsk. Tras la cena pudimos disfrutar de un bonito atardecer y después participamos en los juegos que habían organizado los guías; por torpe me tocó “bailar” el Kasachok y me obsequiaron con una copa de vodka no sé si como premio de consolación o como castigo; pasamos un rato muy agradable y nos reímos mucho con todos los participantes.

Salida de la Estación Fluvial de Moscú

Una torre que emerge de una ciudad sumergida por la construcción de la gran presa que permitió unir por río S.P. y Moscú

El paso de una de las muchas esclusas

Recibimiento con folklore en Uglich

Uglich:




Atardecer camino de Kostroma

Día 2 de septiembre, sábado.-El tiempo nos amenaza con más lluvia, pero al final nos dejó hacer las visitas cómodamente.
Como siempre desayunamos de los primeros y luego a las 10:00 asistimos a la primera clase de canto ruso. Empezamos a entonar las Noches de Moscú, Katiusha y En la Herrería, digamos que... nos lo pasamos genial, y ¡no lo podíamos hacer mejor!.
El almuerzo muy temprano pues a la una teníamos la llegada y visita a Kostromá, visita que se efectúa en autobús, ¡Qué cortinas más bonitas tenía el nuestro!, visitamos la ciudad y el Monasterio de San Ipaty.
La ciudad de Kostromá no nos gustó demasiado, el interés que tiene es que está anclada en los años de la post-guerra y las construcciones se conservan como entonces, casas con grandes arcadas pero mal conservadas y el edificio de los bomberos con su torre, y el monasterio sí que son bonitos, aquí nos recibieron con cantos monásticos impresionantes como en casi todos los monasterios que visitamos. Tiene una iglesia muy bien conservada y el interior está muy bien decorado con pinturas murales y un retablo de iconos preciosos...
Volvemos al barco y nos dimos un paseo por el puerto donde había algunas tiendas y poco más, nos retiramos al camarote a descansar hasta la hora de la cena. Después charla con los compañeros de viaje en la cubierta 3.

"Museo de arquitectura" de Kostroma

Monasterio de San Ipaty:



Día 3 de septiembre, domingo.-

Hemos estado navegando toda la noche con niebla intensa, pero al amanecer se complicó tanto que nos vimos obligados a parar, estuvimos anclados a orillas del Volga muy cerca de Jaroslav, llegamos pues con algo de retraso sobre la hora prevista, pero hicimos la visita con buen tiempo.
Primero una panorámica en el autobús con varias paradas antes de ir al monasterio del Salvador y La Transfiguración, en una de ellas me despisté del grupo por hacer fotos en solitario, pero enseguida me di cuenta y volví al redil.
La ciudad es más grande que Uglich y Kostroma, tiene más servicios y el mercado es más moderno y limpio. Nos hizo una mañana de espléndido sol, pero enseguida regresamos al barco pues aún quede mucho por delante y hay que cumplir los horarios. Ese día habian programado una clase de cocina rusa, pero como era común para todos los grupos y las traducciones la hicieron muy pesada, me retiré a recordar nuestra más sana costumbre: La Siesta.
Más tarde había clases de baile y después de la cena la terrible degustación de Vodka. Nosotros montamos nuestra tertulia en la cubierta de popa con las doctoras, sufrimos el ataque nocturno de los señores de la limpieza con sus gigantescas fregonas, pero no nos achicamos y continuamos hasta bien tarde. Continuamos navegando con lluvia por el Rio Sheksna Alto y el Lago Blanco hacia Goritzi.

Campanas del Monasterio del Salvador en Jaroslav

Estas casitas de madera son colmenas de abejas


Distintas vistas de Jaroslav:


Esta bonita iglesia se ve desde el barco,pero no puedo identificarla

Día 4 de septiembre, lunes.-Nos despertamos por el ajetreo del paso de otra de las muchas esclusas, en esta ocasión era distinta pues es la única que tiene una puerta cilíndrica, enorme, que gira sobre su eje sumergido y es curioso de ver. Tras el desayuno acudimos a la segunda clase de canto y vemos cómo se ha animado más gente y lo pasamos genial, yo hasta dejé de hacer el Play-Back al llegar a “Los Clavelitos”. A las 12:00 almuerzo. Hay que decir que durante toda la ruta, tanto para las comidas como para las cenas podías elegir el menú entre varios platos que te presentaban el día de antes, nosotros comimos muy a gusto pues siempre había alguna verdura, sopa carne o pescado y ensaladas donde poder elegir.
Llegamos a Gorittzi y tomamos un autobús-lanzadera para ir a la ciudad de Kirilov a 8 kms., donde se encuentra el Monasterio de San Cirilo del Lago Blanco y su famoso museo de ... Iconos. Qué susto, lo encontramos con una gran bandera nazi y es que estaban rodando una película, como la visita era más de interiores, la suave lluvia no nos molestó demasiado, a la salida ya había parado y de regreso al embarcadero nos paramos en las tiendas e hicimos varias compras (pasminas y algo de piel).
Llegamos al barco, esa noche era la “fiesta pirata” y había que disfrazarse, no teníamos nada adecuado y pocas ideas, pero al asistir a la clase de Ruso vi que parte de los comedores estaban siendo decorados con redes y otros abalorios, así que tomé prestada una de estas redes para mi pañuelo de cabeza y luego las ideas fueron brotando solas, cogí un aro de plástico rojo de la botella de agua para hacerse un pendiente, con una bolsa negra y una toallita me fabriqué el parche, con el envoltorio de un quesito me puse dientes de oro y con un calcetín y un tenedor de plástico me fabriqué un muñón, unos adecuados toques en la ropa, el armamento al cinto y ya tenemos un pirata, pero faltaba lo mejor: me hice un pajarita de papel y con dos imperdibles y me lo sujetó Tere al hombro cual “loro pirata”. El comedor nos lo encontramos con la vajilla y los cubiertos amontonados, las sillas tiradas, los camareros simulaban estar borrachos... y todos vestidos especialmente para la ocasión, el menú también adecuado a la fiesta y fue divertido.
Tras la cena concierto y charla (más charla que concierto.

El Monasterio de San Cirilo del Lago Blanco



..."ESO"... de 9:00 a 18:00

Dos momentos de la "fiesta pirata".




Día 5 de septiembre martes.-Seguimos navegando por el lago Onega uno de los más grandes de Europa en dirección a la isla de Kizhi, no llegaremos hasta las 5 de la tarde, pero el día se presenta despejado y con buen tiempo.
Por la mañana realizamos la visita al puente de mando, donde el capitán nos explicó las características del barco y el funcionamiento de todos los aparatos del puente, (que pena, el timón ya no es lo que era). Nos hicimos las fotos y seguimos con nuestras charlas hasta la comida. Antes habían dado un curso de doblar servilletas y una mesa redonda sobre la actualidad rusa, pero nos las saltamos.
Poco más tarde de las 4, se empieza a ver la isla y sus magníficas construcciones, llegamos con antelación a la hora prevista y todo el mundo sale a la cubierta a hacer fotos, las vistas son magníficas pues la situación del sol es óptima para ver el reflejo en las cúpulas de madera, hasta que no las ves de cerca no terminas de creer que la madera pueda dar esos brillos metálicos.
Realizamos seguramente la visita más agradable de todo el viaje, el tiempo perfecto y los otros grupos se marchaban cuando nosotros llegamos, tres barcos zarparon mientras nosotros visitábamos las casas de madera de los pescadores y nos quedamos solos.
Hicimos un montón de fotografías, tanto el paisaje como la luz invitaban a ello, olvidándonos incluso de las indicaciones de los guías de que no nos saliéramos del camino por que en la isla abundan las víboras y otros reptiles peligrosos.
Si a la llegada se nos presentaron las cúpulas plateadas, en el regreso nos despidieron todas las construcciones con unos preciosos tonos dorados, la luz del atardecer con nubes de algodón nos sorprendió con un espectáculo único que se veía reflejado sobre las (entonces) tranquilas aguas del norte del lago Onega.
Tras la cena había un concierto en el que tocarían las melodías solicitadas por cada mesa, nosotros habíamos pedido “Los Remeros del Volga” pero cuando llegamos la sala estaba completamente llena y nos salimos a cubierta con la gente del grupo que habíamos entablado más amistad.
Navegábamos en dirección al Ladoga, éste es el más grande de Europa y nos advirtieron de que “a veces” hay olas de hasta 4 metros de altura...

Todas las fotos que vienen a continuación son de la Isla de Kizhi, no les pondré ningún comentario pues creo que hablan por sí solas, lo difícil ha sido descartar todas las que no he puesto.










Día 6 de septiembre miércoles.-Nos dirigimos hacia Mandrogui, la última escala antes de llegar a San Petersburgo. Por la mañana había ensayos para la fiesta de la noche y a las 11 llegamos y los guías nos acompañaron en una primera visita por las distintas cabañas, museos y talleres de los artesanos, nos pareció un "montaje para turistas" y las tiendas las encontramos muy caras, pero el paisaje es precioso y cruzamos a la isla por un trasbordador de tracción animal, el pobre chico, me recordó a la película de Sansón cuando le atan a una noria.
En la isla hay un agradable paseo por el bosque con algunas figuras de madera alegóricas de los cuentos tradicionales rusos, un mini zoo y mucho bosque. Vimos la casa que le regalaron a Putin en un lugar privilegiado, por lo demás... un “chalecito de ná”.
La comida tipo barbacoa que nos ofrecieron estaba un tanto reseca por el tiempo que hacía que la habían cocinado, comida de supervivencia y enseguida todos a bordo pues zarpamos a 14:30. El Ladoga se iba animando conforme avanzaba el día y ya por la noche nos acompañó en la fiesta con sus divertidos balanceos.
Era la cena con el Capitán, todos muy elegantes y con un menú especial con ahumados y caviar. Durante la cena, se acercó a mí la guía para proponerme que participara en el baile del Lago de los Cisnes “en versión libre”, así que acepté y tras unos minutos de ensayo, ya estábamos preparados para el evento.
Como ya he dicho el Ladoga se puso valiente y nos deleitó con sus animados bailes durante toda la noche. No me podía imaginar que en un lago pudieran verse semejantes olas y el balanceo se notaba ya desde el comienzo de la fiesta. Las actuaciones de los otros grupos, aunque no estuvieron mal, quedaron eclipsadas con las actuaciones de los españoles, el penúltimo número fue el de los “Cisnes Temblones” y con nuestra “brillante actuación” calentamos el aforo, e inmediatamente después el nutrido coro español deleitó a los presentes con 3 actuaciones en ruso para finalizar apoteósicamente con la interpretación de “Clavelitos” que fue cantada por todos los asistentes al son de las olas. Un clamoroso éxito por el que las estrellas se vieron obligadas a firmar autógrafos.
Para finalizar tan brillante noche, y tras otra sesión de animada tertulia, el gran Ladoga nos acunó para proporcionarnos dulces sueños y un merecido descanso. Continuamos nuestra última etapa de navegación pues al día siguiente nos esperaba San Petersburgo.

Bonito tobogán de madera en Mandrogui

Uno de los edificios de los talleres artesanales

Artesanas en plena faena

La casa que le hicieron a Putin

Maxin, Luz y Albert, los guías del grupo 6
Nuestros camareros en el comedor del barco.

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Viaje a Rusia

Con el presente relato, únicamente pretendo compartir la experiencia de nuestro viaje, desde el punto de vista netamente turístico, si a alguien le puede servir para recordar o preparar su viaje, es suficiente para mí.

Del 29 de Agosto al 10 de Septiembre de 2.006.

Día 29 de agosto, martes.-

Tras un vuelo tranquilo sin nada que destacar, llegamos a Moscú a las 17:15 hora local, tardamos más de una hora en pasar el control de pasaportes de manera que las maletas ya habían sido retiradas de la cinta cuando llegamos. En el aeropuerto cambiamos unos pocos rublos pero el cambio no es muy ventajoso, mejor hacerlo en las oficinas incluso en los hoteles.
Nos costó dos horas llegar al barco KONSTANTIN SIMONOV en el autobús, ¡que cantidad de tráfico!, autopistas de cinco carriles y todas colapsadas, por fin llegamos sobre las 20:15 y nos recibieron con el típico símbolo de bienvenida “el pan y la sal”. Tuvimos el tiempo justo para deshacer las maletas y reponernos del viaje y antes de cenar una reunión para asignar las mesas del comedor e informarnos del programa para los próximos días.
A las 10 nos dieron la cena bastante bien a base de ensalada, crema de verduras y carne con guarnición de arroz, perfectamente presentada y servida. En general, las comidas en el barco serían todas muy buenas.
Después de cenar apenas nos quedaron ganas de dar un corto paseo por el parque que hay junto al embarcadero y la estación fluvial y antes de retirarnos a descansar pudimos recorrer las instalaciones del barco, como ya esperábamos los camarotes son muy pequeños, realmente básicos pero tanto la limpieza como la distribución del espacio es perfecta y al final no resultó tan incómodo como nos temíamos. El comedor, bares, salón de actos, la recepción, cubiertas y demás dependencias comunes se presentan "en perfecto estado de revista". La primera impresión fue muy buena.

Día 30 de agosto, miércoles.-Como buenos madrugadores, sobre todo Tere, antes de amanecer ya estábamos en cubierta pero como estaba nublado no resultó muy atractivo. Desayunamos de los primeros, (una ventaja en un buffet que aunque está sobradamente nutrido, más tarde la aglomeración lo hace muy incómodo).
A las 8: 30 h. subimos al autobús para la visita panorámica a Moscú, un tremendo atasco nos impidió llegar al centro antes de las 10:00 Visitamos la Plaza Roja y nos la encontramos vallada (parece ser que es muy frecuente) pero aun así resulta impresionante, nadie se decepcionará ante la joya de Rusia. Allí se nos puso enferma la guía local y mientras llegaba un sustituto pudimos dedicarle un poco más de tiempo, vimos rápidamente la Catedral de San Basilio, los monumentos aledaños, la galería comercial GUM y poco más. Rápidamente volvimos al autobús para visitar por fuera el convento de Novodevichi, la Universidad: uno de los 7 rascacielos de Stalin, grandioso como los otros 6, con capacidad para albergar a 44.000 estudiantes y los correspondientes servicios.
Como al día siguiente el Kremlim cerraba sus puertas al público debido a algún acto oficial, el programa se había alterado e hicimos la visita en el mismo día. Visitamos los jardines y algunos edificios e iglesias por el interior. La Catedral de La Dormición, singular por sus pinturas murales del S. XVII, la catedral de San Miguel Arcángel donde se encuentran los panteones de príncipes y Zares y la catedral de la Anunciación, templo privado de las Familias Reales donde celebraban sus bautizos, bodas, etc.
Tuvimos el tiempo justito para ver la gigantesca Campana Zarina y el no menos espectacular Cañón Zar y aquí es muy curioso ver cómo los vigilantes se empeñan en que no sobrepases una línea marcada en el suelo a toque de silbato, no es de extrañar las medidas de seguridad, pues allí mismo se encuentran las oficinas donde estaba “trabajando” Putin.
Debido al ajste en el programa comimos (más mal que bien) en un restaurante del centro, parecía un bar de jóvenes por la decoración, en fin, mejor no comentarlo.
Ya por la tarde fuimos a ver las más famosas estaciones del metro; un curioso recorrido con los guías, tomamos varias veces el transporte público y vimos como varios jóvenes se aprovecharon del grupo para colarse. En ningún momento nos sentimos inseguros o extraños, aunque el ritmo trepidante de toda gran ciudad aquí se incrementa por la exagerada frecuencia con que pasa un tren (yo creo que más de un tren por minuto) y en las estaciones del centro siempre sube/baja un gran número de pasajeros. Las monumentales estaciones no desdicen la fama que les precede, y los vagones, aunque muy viejos, se conservan a lo largo de los años sin los desperfectos que acostumbramos a ver en las ciudades europeas.
Volvimos a cenar al barco (otra vez muy bien) y a las 21:00 regresamos al centro para la visita nocturna. El centro de Moscú está cambiado por completo, parece otra ciudad, como ya nos habían advertido, la iluminación de los edificios y monumentos es preciosa, volvimos al jardín de Alejandro, donde se encuentra la llama eterna del monumento al Soldado Desconocido, y repetimos algunos de los lugares de la mañana: La Colina de la Universidad pero esta vez paramos junto al mirador, desde donde se puede admirar todo el centro de Moscú, La Pza. Roja y alrededores, Novodevichi... y el parque de La Victoria, con su impresionante obelisco de 145 m., la iglesia de San Jorge y la preciosa fuente de la Avda. de Los Héroes iluminada por la noche en rojo vivo en alegoría a la sangre derramada. (Cuanto nos acordamos aquí de vosotros Angelines y Mariano)
Terminamos esta larga jornada agotados, realmente no nos importó demasiado el pequeño tamaño de las camas.

El templo de San Basilio:

La Galería comercial Gum en la Pza. Roja.

El museo de Historia, a la derecha se ve la puerta de La Resurrección y a la izquierda las torres del Kremlim de Nikolskaya y Uglovaya Arsenalnaya.

El muro del Kremlim en la Plaza Roja, al fondo las torres antes mencionadas

El Convento de Novodevichi.

Algunas estaciones del metro de Moscú:



Vista nocturna de las puertas de La Resurrección

San Basilio por la noche:


La Universidad. Impresionante iluminación de este colosal edificio.

Día 31 de agosto, jueves.-Tere se levantó algo "pachuchica", no le cayó demasiado bien la cena y apenas desayunó; durante la mañana no es ella y casi tenía que ir tirando de su mano para ir de un sitio a otro. De todas formas aprovechamos muy bien la mañana, salimos muy temprano y tras atravesar el bonito parque que hay junto a la estación fluvial, tomamos el metro en el comienzo de la línea verde (Rechnoi vokzal) y tras 9 estaciones nos bajamos en Teatralnaya, pero como el nombre de todas las estaciones está escrito solo en Cirílico, lo más fácil es ir contando las paradas.
A las 9 ya estábamos en la Pza. Roja y fue providencial el madrugar, pues nos la encontramos abierta, sin vallas y sin gente, también pudimos visitar a nuestro antojo los jardines de Alejandro luego cerrarían todo debido a algún acto castrense, parecía como si hicieran la “entrega de despachos” o similar, todo el centro estaba plagado de militares vestidos de gala y engalonados con todas sus condecoraciones y medallas...
Seguimos caminando hasta la catedral del Salvador, reconstruida en los años 90 ya que la original del siglo XIX fue volada en la etapa comunista , así que siendo muy nueva está preciosa tanto por dentro como por fuera. Asistimos a parte de una ceremonia Ortodoxa y seguimos paseando por un bonito bulevar hacia la calle Arbat. Nos extrañó que no estaba muy animada, seguramente por la tarde habrá mucha más gente, allí nos tomamos un descanso en uno de los muchos cafés que hay, ya se sabe, nada baratos.
Ya de camino hacia la plaza de Manezhnaya descubrimos las bonitas fuentes y figuras que hay entre esta plaza y los jardines de Alejandro, reproducciones de los cuentos infantiles tradicionales en medio de un bonito río cuyo fonde de cerámica se transparenta en sus cristalinas aguas y desde allí pudimos ver a los militares haciéndose fotos de grupo con lo que parecían sus diplomas recien obtenido. Entendimos que por ese motivo habían cerrado el parque y el Kremlim.
Volvimos sin ningún problema en el metro a comer al barco (Tere solo una manzana en la habitación) y después nos dimos otro paseo por los alrededores del embarcadero, visitamos un supermercado para ver los precios (similares o más caros que en España, según qué productos). El barco salió a las 17:30 muy puntual, así que el paseo fue corto y comenzamos la navegación por el canal de Moscú y el río Moscova hacia el embalse de Uglich.
La cena era temprano y un tanto especial, pues hacían la presentación del capitán y la tripulación, nos presentaron hasta al personal de cocina y todo el mundo se vistió para la ocasión. Después había actuaciones tanto en la sala de conferencias como en los bares, pero nosotros solo asistimos al primer concierto, luego tertulia con las fumadoras en la cubierta 3 hasta bien tarde.

Otro templo junto a las puertas de La Resurrección
El río Neglinnaia, junto al jardín de Alejandro

El "Cañón Zar", dentro del Kremlin

La catedral de La Dormición (Kremlin)

Una fuente en los jardines de Alejandro

La catedral del Salvador

Algunas compras típicas

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