China, el país de los contrastes ✏️ Blogs de China

Nuestra guía Cristina nos ha venido a recoger a las 8:30. Hoy toca crucero por el río Li. Después de 30 min llegamos al embarcadero y casualmente nos sientan en la misma mesa que una pareja de españoles, y estuvimos charlando de nuestras impresiones. Después subimos a la cubierta para ver el paisaje y hacer fotos luchando con la gente por hacerte un hueco para meter el objetivo. El paisaje es muy bonito, se ven algunos pequeños pueblos, las impresionantes montañas kársticas… se acercan campesinos con barquitas para vender artesanía a los turistas que vamos en el barco.






Durante el viaje nos sirvieron la comida, que no estuvo del todo mal, era un pequeño buffet con arroz, pollo, verduras en tempura, cerdo, fruta…
Tras 3 horas y media de viaje (salimos a las 9:30h) llegamos a Yangshuo. Un pueblo muy pintoresco, con las típicas construcciones chinas y muy, muy turístico.
La calle principal es un mercado con muchos puestecillos y tiendas donde comprar de todo.
Lo bonito de este pueblo es hacer una pequeña ruta en bicicleta por los arrozales y entre las montañas. Nosotros por falta de tiempo no la pudimos hacer.




Tras un paseo de una hora aproximadamente, nos encontramos de nuevo con nuestra guía para coger el coche y dirigirnos a la Cueva de la Flauta de Caña. Desde Yangshuo tardamos 1 hora y media en llegar.
Esta cueva se llama así por el tipo de hierba que crecía en los alrededores y que servía para hacer un tipo de flauta. La verdad es que la cueva es bastante grande y tiene unas estalactitas y estalagmitas enormes, tiene bastante interés geológico pero está llena de neones y luces de colores muy al gusto chino!! Si esto lo hiciesen en alguna cueva española, se los comerían! A lo largo del recorrido los guías van encendiendo interruptores que están clavados en las paredes y se van encendiendo los grupos de luces de colores que iluminan cada formación, con una música de fondo., todo un espectáculo de luz y sonido!




De vuelta a Guilin y siguiendo la recomendación de la pareja que conocimos en el barco, hemos decidido hacer una excursión por los 4 Lagos de Guilin. Empieza de día al lado de la Pagoda del Sol y de la Luna , a medida que vas navegando por los lagos se va haciendo de noche y al llegar al lago 3, justo cuando se hace de noche hay 2 barcas de bambú con cormoranes pescando para los turistas. Los cormoranes tienen el cuello atado para que nos se traguen los pescados y así el pescador puede recuperarlos cuando el ave vuelve a la barca.




El “minicrucero” dura una hora, va hasta el final de los lagos y allí hay un espectáculo de música y danzas tradicionales, que se ve desde el barco al pasar por delante de los escenarios que están sobre el agua. Con esta excursión y después de haber visto la Cueva de la flauta de Caña nos hemos dado cuenta de que les encantan las luces de colores y los brillos, por todos lados hay neones rojo, verdes y azules!!


Al terminar la excursión, justo al salir del embarcadero está el hotel Waterfall y su peculiaridad es que todos los días a las 20:30 h, empieza a caer por su fachada una cascada de agua impresionante, durante un buen rato. Esto congrega a un montón de turistas en la plaza al lado del hotel.


Cuando nos cansamos del Waterfallshow nos fuimos a la zona peatonal a dar una vuelta y a cenar algo. Toda la zona comercial se extiende en los alrededores de la plaza del reloj, que en realidad es la confluencia de 4 calles. Encontramos un pequeño restaurante occidental (empezábamos a saturarnos de la comida china) que se llama Rosemary, muy pequeño pero cenamos muy bien: Una pizza para compartir, un filete de pollo reheléenlo de champiñones con salsa de nata y escalope de cerdo relleno de jamón y queso, una coca cola y una cerveza, por 98 yuanes, menos de 10 € y eso que está en plena zona turística y no es un restaurante “local”.
Volvimos caminando al hotel, no tardamos más de 15 min y eso que parecía que nuestro hotel, el Bravo Guilin, estaba muy lejos del centro. De camino al hotel nos sorprendió encontrar la mayoría de las tiendas abiertas y eso que eran las 10 de la noche.
Alberto se animó a darse un baño en la piscina del hotel pero yo no me animé, aproveché para escribir sobre el día de hoy.

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A las 9 de la mañana nos ha venido a buscar Cristina y hemos salido camino a Long ji, que significa Espalda del Dragón. Tuvimos 2 horas y media de viaje de locura. Se unió la manera de conducir del chofer, (saliendo de las paradas en 2ª velocidad, adelantando en 4ª que el coche ni podía, subiendo a la montaña en 3ª que casi nos tenemos que bajar a empujar), a los centenares de motos cargadas con todo lo que se puede imaginar: una mudanza entera con cama y armario incluido, familias de 4 o 5 miembros en una sola moto, vaca por el medio de la carretera… impresionante!

Llegamos a la aldea en la parte baja de la montaña y allí Cristina tuvo que pagar como una entrada para poder acceder ala zona alta de la montaña. También aprovechamos para ir al baño, en lo que puedo describir la peor experiencia del viaje, esas letrinas era lo más asqueroso que he visto en mi vida! No voy a dar más detalles.

Cuando nos acercábamos a Long Ji, temíamos que la niebla que cubría todo el paisaje no se despejase y todo nuestro viaje hubiese sido en vano… Una vez que llegamos a la aldea de la parte superior de la montaña, vimos que la visibilidad era un poco mejor, a lo mejor teníamos suerte y todo en la cima!
Empezamos a subir por los senderos que tienen bastante bien preparados, y en media hora estábamos en el primer mirador que se llama: “Siete Estrellas bailando con la Luna”, se llama así porque se ven perfectamente las 7 cumbres de las colinas cubiertas por los bancales de arroz.








Hacía muchísimo calor y mucha humedad. Visitamos otros 2 miradores, hicimos más de cien fotos y volvimos a bajar. Bajamos a través del pueblo, por unas calles que en realidad son escaleras, donde se mezclan turistas, con burros y mulas que es el único medio de subir las mercancías hasta las casas.




En el centro del pueblecillo, a media bajada, paramos a comer. Para mi, sin duda, la mejor comida china que hemos probado desde que llegamos: pollo con verduras y cacahuetes, verduras salteadas, sopa de espinacas y pollo, sartén de ternera con especias y arroz en bambú que es el plato típico de este pueblo. Consiste en rellenar una caña de bambú con arroz, verduras y carne, ponerlo al fuego para que se queme por fuera y a la vez se cocina por dentro. Para servirlo le dan un machetazo en la mitaz para abrir la caña y lo sirven así, directamente. Riquísimo!!



Después de comer, bajamos al parking y de caminos paramos a observar a una mujer de la minoría Yao, que se caracteriza por tener el pelo más largo del mundo. Lo llevan totalmente enrollado a la cabeza y parece un sombrero. Cuando se lo suelta mide casi 3 metros, y nunca había visto un pelo tan negro y tan brillante.



El camino de vuelta a Guilin afortunadamente lo conseguí hacer durmiendo.
Cuando llegamos fuimos a ver la Colina de la Trompa de Elefante, una colina de piedra que echándole imaginación se parece a un elefante bebiendo agua, con la trompa en el río. Alrededor hay un parque y poco más. Esta visita no merece más de 10 min.


Para rematar el día decidimos darnos un masaje, en un sitio que la guía nos recomendó cuando le preguntamos. El sitio está genial, muy limpio y bastante moderno, fueron 120 yuanes, el masaje de 75 min. El sitio está en el hotel Eva Inn, justo al lado del Sheraton. Los masajistas tienen muchísima fuerza y a veces hasta te hacen daño, pero después te quedas como nuevo.

Volvimos al hotel a preparar las maletas y darnos una ducha. Como estábamos cansados decidimos cenar en el restaurante del hotel, una buena hamburguesa, un sándwich club y dos trozos de tarta buenísima!!

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Nuestro vuelo con destino Shangai salía a las 11 h. Llegamos al aeropuerto e hicimos el check-in, facturamos las 2 maletas grandes y la “pequeña” la subimos al avión. No son nada estrictos con el tamaño de las maletas que se suben al avión, la gente sube unos maletones increíbles y unas bolsas enormes. Por motivos de tráfico, tardamos casi una hora en despegar, más de 40 min sentados en el avión, dormidos, hasta nos dieron la comida…

Llegamos a Shangai y nos estaba esperando Andrés, nuestro guía, que nos llevó directamente al hotel. Como Andres tenía que llevar a otro grupo al aeropuerto, y nuestra habitación no estaba lista decidimos ir a probar el Maglev, el tren magnético de alta velocidad, que une la ciudad con el aeropuerto. Tomamos un taxi en la puerta del hotel y fuimos a la estación Longyang Rd. Station. Llegamos a tiempo y tomar el tren al Pudong Airport, que no es el mismo al que habíamos llegado.
Queríamos llegar antes de las 16:45, ya que entre las 13:00 y las 16:45 el tren alcanza su máxima velocidad: 431 km/h.




A la vuelta, en la estación nos estaba esperando Andrés como habíamos acordado para hacer el crucero por el Río Huangpu, que está muy bien, las vistas sobre la zona nueva de Shanghai son impresionantes, y como era última hora de la tarde la luz era genial.










Cenamos en un sitio bastante malo, era muy turístico, el típico restaurante flotante, un barco con forma de dragón, anclado debajo de uno de los puentes del Huangpu.
La comida mala y el sitio viejo y super hortera.
Después de cenar yo quería ir a la concesión francesa a dar un paseo pero Alberto estaba muerto y nos quedamos en el hotel, aprovechando la gran bañera que tenía nuestro cuarto de baño.

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