A las 9 de la mañana nos ha venido a buscar Cristina y hemos salido camino a Long ji, que significa Espalda del Dragón. Tuvimos 2 horas y media de viaje de locura. Se unió la manera de conducir del chofer, (saliendo de las paradas en 2ª velocidad, adelantando en 4ª que el coche ni podía, subiendo a la montaña en 3ª que casi nos tenemos que bajar a empujar), a los centenares de motos cargadas con todo lo que se puede imaginar: una mudanza entera con cama y armario incluido, familias de 4 o 5 miembros en una sola moto, vaca por el medio de la carretera… impresionante!
Llegamos a la aldea en la parte baja de la montaña y allí Cristina tuvo que pagar como una entrada para poder acceder ala zona alta de la montaña. También aprovechamos para ir al baño, en lo que puedo describir la peor experiencia del viaje, esas letrinas era lo más asqueroso que he visto en mi vida! No voy a dar más detalles.
Cuando nos acercábamos a Long Ji, temíamos que la niebla que cubría todo el paisaje no se despejase y todo nuestro viaje hubiese sido en vano… Una vez que llegamos a la aldea de la parte superior de la montaña, vimos que la visibilidad era un poco mejor, a lo mejor teníamos suerte y todo en la cima!
Empezamos a subir por los senderos que tienen bastante bien preparados, y en media hora estábamos en el primer mirador que se llama: “Siete Estrellas bailando con la Luna”, se llama así porque se ven perfectamente las 7 cumbres de las colinas cubiertas por los bancales de arroz.






Hacía muchísimo calor y mucha humedad. Visitamos otros 2 miradores, hicimos más de cien fotos y volvimos a bajar. Bajamos a través del pueblo, por unas calles que en realidad son escaleras, donde se mezclan turistas, con burros y mulas que es el único medio de subir las mercancías hasta las casas.



En el centro del pueblecillo, a media bajada, paramos a comer. Para mi, sin duda, la mejor comida china que hemos probado desde que llegamos: pollo con verduras y cacahuetes, verduras salteadas, sopa de espinacas y pollo, sartén de ternera con especias y arroz en bambú que es el plato típico de este pueblo. Consiste en rellenar una caña de bambú con arroz, verduras y carne, ponerlo al fuego para que se queme por fuera y a la vez se cocina por dentro. Para servirlo le dan un machetazo en la mitaz para abrir la caña y lo sirven así, directamente. Riquísimo!!


Después de comer, bajamos al parking y de caminos paramos a observar a una mujer de la minoría Yao, que se caracteriza por tener el pelo más largo del mundo. Lo llevan totalmente enrollado a la cabeza y parece un sombrero. Cuando se lo suelta mide casi 3 metros, y nunca había visto un pelo tan negro y tan brillante.


El camino de vuelta a Guilin afortunadamente lo conseguí hacer durmiendo.
Cuando llegamos fuimos a ver la Colina de la Trompa de Elefante, una colina de piedra que echándole imaginación se parece a un elefante bebiendo agua, con la trompa en el río. Alrededor hay un parque y poco más. Esta visita no merece más de 10 min.

Para rematar el día decidimos darnos un masaje, en un sitio que la guía nos recomendó cuando le preguntamos. El sitio está genial, muy limpio y bastante moderno, fueron 120 yuanes, el masaje de 75 min. El sitio está en el hotel Eva Inn, justo al lado del Sheraton. Los masajistas tienen muchísima fuerza y a veces hasta te hacen daño, pero después te quedas como nuevo.
Volvimos al hotel a preparar las maletas y darnos una ducha. Como estábamos cansados decidimos cenar en el restaurante del hotel, una buena hamburguesa, un sándwich club y dos trozos de tarta buenísima!!