Hoy no tocaba madrugar, así que hemos desayunado tranquilamente y hemos estado descansando en la habitación y preparando la maleta. Sobre las 12h nos han recogido.
Hemos ido a ver el Templo de Los Lamas y la verdad es que es bastante bonito y se ve que uno de los templos más concurridos por los propios chinos. La gente lleva incienso para quemar en las ofrendas. Hay muchos budas diferentes y dependiendo de lo que quieras pedir, debes rezarle a un buda o a otro. Un poco como aquí los Santos...no?


Después de allí, hemos visitado un Hutong tradicional, hemos contratado allí sobre la marcha una pequeña excursión en la que te llevan en Ricksaw y vas parando en diferentes sitios alrededor del Lago del Loto, una zona bastante animada por la noche, ya que es por donde salen de fiesta los propios chinos.


Hemos entrado en una casa típica china. Son familias que por una pequeñas cantidad que les dan estas empresas de excursiones, permiten a la gente entrar en su casa para ver cómo es una construcción típica de un hutong. Nos ofrecieron un té, unas pipas, unos cacahuetes... nos enseñaron la casa, nos explicaron cómo seguía los principios del Feng Shui y nos intentaron vender los cuadros de recortables que hace el señor de la casa.

Cuando terminamos con la excursión, nos acercamos a visitar el Nuevo Teatro de la Opera, que es un edificio alucinante. Es como el caparazón de una tortuga, o medio huevo....y todo rodeado por una especie de piscina, laguna o como quieras llamarlo que nos dio hasta la tentación de bañarnos para aliviar los 35 ºC que había.


Estuvimos un buen rato haciendo fotos y dando la vuelta al edificio y después fuimos al mercado de imitación que está al lado del mercado de las Perlas. Este era un poco más tranquilo que en el que estuvimos el otro día, por lo menos los vendedores te agobian menos.
Nos compramos 2 chaquetas windstopper, una “Northface” y una “Peak” por unos 40 € las dos y la verdad es que están genial. Al lado de este mercado había otro solamente de juguetes y de aparatos de radiocontrol y Alberto se compró unos helicópteros que había estado buscando a muy buen precio.
Después de cenar fuimos a dar un paseo por lo que ellos llaman la Calle Cultural. Es una calle de nueva construcción, con casitas tipo chalets adosados pero típicamente chinas y muy bonitas.. Está justo detrás de la Torre de la Flecha, en la Plaza de Tiananmen y está pensado para poner negocios, tiendas y restaurantes. La mayoría de los locales están vacíos, ya que resulta muy caro el alquiler en esta zona. Si no recuerdo mal había un Zara y un Mango. Y también en esta calle está el famoso restaurante Quanjude, famoso por su pato laqueado.

Al finalizar el paseo, nos han recogido con el coche y hemos ido directamente a la estación de tren. Como hemos llegado muy pronto, hemos esperado en una zona especial, como una zona VIP a la que para acceder tienes que pagar y que te permite entrar en el tren antes que los demás. Ángel, nuestro guía, nos ha acompañado hasta la propia puerta del tren y allí nos hemos despedido de él. La verdad, es que ha sido muy majo.
Hoy nos tocaba noche en ruta. Beijing- Xian.


Al entrar en nuestro “camarote” hacía un frío que pelaba. A pesar de ser un compartimento de lujo para nosotros dos solos, con aseo, literas..., el regulador del aire acondicionado no funcionaba y aquello era mortal. Yo llevaba 3 chaquetas, menos mal que me había comprado esa tarde una un poquito más abrigada... avisamos a la azafata, que no hablaba inglés y como pudimos por señas le explicamos lo que pasaba. Al rato nos envió al de servicio técnico, que era igual que Benito y Cia. Y se presentó con un martillo en la mano... le tuvimos hasta que indicar dónde estaba el aparato que no funcionaba, porque no sabía ni dónde estaba, pero no pudo hacer nada. Le pedimos a la azafata que nos cambiase de compartimento y nos decía que no había más, que nos trae más mantas. El frío era horroroso, creo que habría unos 10 ºC, hasta nuestros vecinos, una pareja alemana cuando se asomó a la puerta para ver que nos pasaba no se lo creía.
Al final, tras mucho luchar y no conseguir nada, la azafata nos trajo dos sabanas más, para taponar la rendija que rodeaba todo el techo y que era por donde salía el aire frío.
Al final, entre eso, las tres chaquetas, el edredón, veremos si mal-dormimos.
A las 07:30 h se supone que nos avisarán para decirnos que estamos llegando a Xian.