La ciudad surgida del agua ✏️ Blogs de Italia

Día 26/4.- Hoy lo dedicamos a los mercados de la zona de Rialto para comprar algún detalle a los mas allegados.


En nuestro recorrido también nos fijamos en los precios que tienen allí. Sinceramente creo que el nivel de vida debe ser muy alto, nos sorprende el precio de una “chapata”(pan), aquí ronda el euro y allí la vemos a 4,20€, el atún a 32€, cuando aquí tenemos el bonito entre 10 y 15€ y os aseguro que en la zona que vivo es fresco/fresquísimo, la fruta está mas cara que por aquí entre 1 y 2 € kilo. Yo que suelo estar en los hilos de Noruega y hablo de la carestía de la vida en aquel país, después de esto ya no me parece tanto.
Callejeando llegamos a lo que debe ser “la milla de oro” ó “la vía Condotti de Venecia” que está junto a San Marcos y una vez allí de nuevo entramos a la Basílica. Comemos un trozo de pizza en los alrededores y nos vamos a ver lo que aún tenemos pendiente.
Chiesa y campo de Santa Maria dei Giglio, campo de San Mauricio, Palazzo Grasi, Santo Stefano, campo Manin, palacio de Contarini dei Bovolo,


un capricho que hay escondido tras una angosta calle por la que casi no cabemos y pensando que íbamos perdidos, pero no, íbamos en la dirección correcta.


Ya cansados ponemos rumbo a Rialto para despedirnos del precioso puente. Desde aquí tomamos el vaporetto y a cenar de nuevo a La Rosa dei Venti en la misma acera del hotel.

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Día 27/3.- Preparamos las maletas desayunamos, damos de nuevo una vuelta hasta la Scuola grande de San Rocco y …. Recogida de maletas y al bus nro. 5 con destino al aeropuerto. El vuelo sale nuevamente con 10 minutillos de retraso.
Y durante el vuelo la recapitulación correspondiente, como en todos los viajes, de cuanto hemos visto. Un recorrido imaginario de todos los lugares por donde hemos pasado.
Algunas personas me habían dicho que no me gustaría por distintos motivos que no vienen al caso, pero todo lo contrario, es "otra ciudad". Había leído e imaginaba que Venecia era una ciudad con canales pero no imaginaba una ciudad que parece emerger del mar. Tal vez si Platón viviera podría confundirla con la Atlántida que el relató, pero sin montañas.
Canales y puentes con distintas formas, calles estrechas, palacetes por cualquier lugar que elijas para caminar ó navegar, perdidos o más bien escondidos a la vuelta de cualquier esquina a los que accedes por calles en las que una persona pasa no sin dificultad, campos (plazas) pequeñas y grandes y todas o casi todas con su propio pozo (evidentemente hoy tapados), pero antiguamente era la forma en que los venecianos tenian agua potable.
Es una ciudad distinta a todas las demás, una ciudad que en el discurrir de los días va dejando huella y parece resistirse a que la abandonemos, una ciudad que parece por su forma, estar llena de inconvenientes en el discurrir de los días, no estamos acostumbrados a que la vida discurra en el agua, pero maravillosa para visitarla. La Serenissima República sigue pareciendo lo que debió ser en sus momentos de mayor esplendor, la ciudad del comercio por excelencia. Un increible trasiego en el canal grande y centro que contrasta con la tranquilidad que emanan sus calles, campos y callejuelas solo alterada por los extranjeros que la visitamos. Es una ciudad anclada en el mar durante siglos como si de un barco se tratase, un sueño más que se ha hecho realidad.

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