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MSC Splendida: una vuelta por el Mediterráneo (Octubre 2010)

MSC Splendida: una vuelta por el Mediterráneo (Octubre 2010) ✏️ Blogs de Mediterráneo Mediterráneo

Una semana de crucero por el Mediterráneo
Autor: JOTAEME  Fecha creación:  Puntos: 4.4 (12 Votos)
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Sábado, 16 de octubre de 2010 / Génova

Sábado, 16 de octubre de 2010 / Génova


Localización: Mediterráneo Mediterráneo Fecha creación: 06/11/2010 11:13 Puntos: 0 (0 Votos)
Apuntes culturales:
Génova nació probablemente como una aldea más en las colinas de Sarzana alrededor del siglo III a.C. Prosperó por los contactos con Etruscos y Griegos. Génova, ya como puerto romano, fue destruida en las guerras púnicas y después reconstruida como base militar para la guerra contra los Cartagineses. Después de la caída del imperio romano, seguida por la invasión de los Lombardos, subsistió como ensenada pesquera y centro agrario con muy poco comercio. En el siglo X, sin embargo, la mejora demográfica y económica llegada desde Europa permitió a los Genoveses repeler vigorosamente las incursiones de los musulmanes. Una flota enemiga, sin embargo, saqueó e incendió la ciudad alrededor del año 934, pero Génova se levantó y contraatacó bajo la dirección de su obispo y de los vizcondes locales.

Aproximadamente el año 1100, una asociación voluntaria (compagna) de todos los ciudadanos, creó la República independiente de Génova; el poder ejecutivo fue concedido a un número de cónsules elegidos anualmente en una asamblea popular. El poder legislativo estaba en manos de pequeños nobles y burgueses influyentes. El comercio marítimo era la actividad dominante. Durante los siglos XII y XIII, Génova desempeñó un papel principal en la revolución comercial que Europa experimentaba. Se convirtió en una ciudad de cerca de 100.000 habitantes, una potencia naval que trataba en términos iguales a las mayores monarquías, y en un centro comercial rivalizando con Venecia y compitiendo con otras ciudades italianas en el comercio con Europa occidental. Las especias del este, los colorantes y los medicamentos, el paño y los metales occidentales, las lanas africanas, las pieles, el coral, y el oro eran los artículos principales de un comercio internacional muy diversificado. Las actividades bancarias y la construcción naval prosperaron, y la industria textil local tuvo sus comienzos. El derrumbe de los enclaves cruzados en el siglo XIII, fue compensado suficientemente por la alianza de Génova con el imperio Bizantino el año 1261, que pavimentó el camino para un gran dominio en el mar Negro. Su desarrollo económico fue creciendo gradualmente hasta convertirla en una capital con amplio dominio sobre las costas de Crimea. Muchas islas Egeas se convirtieron en dependientes de Génova.

El estado fue manejado como asunto de negocios, para beneficio común de las familias predominantes - Spinola, Fieschi, Grimaldi, y Doria - y generalmente con ventajas para toda la población. La forma de gobierno cambió y se desarrolló, de modo que en la segunda mitad del siglo XIII el estándar de vida de los Genoveses mejoró constantemente. El orgullo gubernamental y de las familias condujo a la construcción de edificios, de puentes, y de iglesias espléndidas. Durante los siglos XIV y XV, sin embargo, el conjunto de Europa entró en una profunda crisis moral y material. En Génova la lucha de clases mantuvo al gobierno en agitación constante, y las finanzas públicas fueron arruinadas por la guerra. La elección de gobernantes nativos siguiendo el modelo veneciano, comenzando por Simón Boccanegra en 1339, fue una tentativa inútil de solucionar el problema político.

La Génova en la que vivió Colón los veintitrés primeros años de su vida era el puerto más importante de una república poderosa y en expansión, cuya economía se basaba en las comunicaciones marítimas. A su puerto afluían riquezas que proporcionaban a sus mercaderes buenos réditos que administraba la importante Banca de San Jorge. La misma banca a la que don Cristóbal en 1502 le encargaría que velara por sus intereses y por los de sus hijos y herederos. La navegación de cabotaje enlazaba el cosmopolita puerto de Génova con Córcega (Bastia, Calvi, Bonifacio), el puerto saboyardo de Niza; los franceses de Hyères, Marsella y Montpellier, no pudiéndose entonces traficar con el de Narbona que estaba invadido por arena desde hacía más de un siglo; alargándose hasta Barcelona, Valencia y Palma de Mallorca. Por el sur las naves genovesas cruzaban toda el área tirrénica, disputándose con Nápoles la primacía del comercio con Roma en sus puertos de Civitavecchia y la Ripa en el Tíber y llegando a Nápoles, Messina y Palermo. Más allá las naves de la república llegaban a Túnez, el mayor centro del tráfico genovés en África, en viajes siempre complicados por la amenaza de la piratería que hacía sus incursiones en el golfo de Gabes y en las costas argelinas. Las anotaciones del mapa de 1502 de Colón indican su conocimiento de los puertos de la zona, así como de otras más alejadas como el cabo de Creus en Cataluña, el golfo de Narbona, Cerdeña y Berbería.

Después de emerger de períodos de dominación francesa, Génova dejó de ser la gran potencia de antaño. Córcega estaba en rebelión; Cerdeña fue copada por los Aragoneses; los turcos y egipcios conquistaron las colonias de Levante. Sólo el dominio del continente, es decir, Liguria, fue mantenido con éxito. Mientras las fortunas de España y de los estados italianos declinaron, Génova a mediados del siglo XVIII, comercialmente se había hundido al nivel más bajo. En 1768, por el tratado de Versalles, la república cedió a Francia su última posesión de ultramar: Córcega. En 1797, bajo presión de Napoleón Bonaparte, fue incorporada a la república de Liguria, bajo protectorado francés. En 1805 Génova fue anexada al imperio francés. En noviembre de 1814 el congreso de Viena concedió Génova al reino de Piamonte y Cerdeña. El siglo XIX la actividad marítima se reestableció y el comercio Genovés floreció de nuevo, ésta vez, no solamente en sus refugios tradicionales del mediterráneo y del Mar Negro sino también en el lejano éste y las Américas. La unificación de Italia en 1861 revitalizo aún más la actividad de Génova, compitiendo con Marsella por la supremacía en el mediterráneo y compitiendo por el acceso al Mar del Norte para el comercio con Suiza y Europa central; y aun cuando Génova ha declinado en ésta competencia el último tiempo, la diferencia es contrapesada por el comercio cada vez más fluido con el norte de Italia.

Los principales rasgos del centro de Génova incluyen la Piazza de Ferrari, proyectada en la segunda mitad del siglo XIX, alrededor de la cual se encuentran la Ópera y el Palacio Ducal. Está también una casa en la que se dice que nació Cristóbal Colón.
La Strade Nuove (hoy Via Garibaldi), en la antigua ciudad, fue inscrita en la Lista del Patrimonio Mundial en 2006. Según explica la UNESCO, las Strade Nuove y el sistema de los Palazzi dei Rolli en el centro histórico de Génova datan de finales del siglo XVI y principios del XVII cuando la República de Génova estaba en la cumbre de su poder financiero y marinero. El lugar representa el primer ejemplo en Europa de un proyecto de desarrollo urbano parcelado por una autoridad pública dentro de un marco unitario y asociado a un sistema particular de «alojamiento público» en residencias privadas, tal como se decretó por el Senado en 1576. El lugar incluye un conjunto de palacios renacentistas y barrocos junto con las llamadas «calles nuevas» (Strade Nuove). Los Palazzi dei Rolli ofrecen una extraordinaria variedad de diferentes soluciones, logrando un valor universal al adaptarse a las características particulares del lugar y a los requerimientos de una específica organización económica y social. También ofrecen un ejemplo original de red pública de residencias privadas diseñadas para albergar visitas de estado.

Este distrito fue, pues, diseñado a mediados del siglo XVI para acomodar palacios manieristas de las más eminentes familias de la ciudad incluyendo el Palazzo Rosso («Palacio Rojo», hoy un museo, construido para la familia Brignole-Sale en 1671), Palazzo Bianco («Palacio Blanco», obra de Niccoló Grimaldi en 1565), Palazzo Grimaldi y Palazzo Reale. El Palacio Municipal es obra de Rocco Lurago (1564). El famoso colegio de arte, Musei di Strada Nuova y el Palazzo del Principe es encuentran también en esta calle.

Otros lugares de interés de la ciudad incluyen la catedral de San Lorenzo (Cattedrale di San Lorenzo), reconstruida entre los siglos XI y XII; el viejo puerto (Porto Antico), transformado en un centro comercial por el arquitecto Renzo Piano, y el famoso cementerio de Staglieno, conocido por sus monumentos y estatuas. El Museo d'Arte Orientale tiene una de las más amplias colecciones de arte oriental de Europa. El castillo neogótico del siglo XIX, Castillo de Albertis, en el pasado el hogar del explorador Enrico Alberto d'Albertis, actualmente alberga el Museo de las Culturas del Mundo.
Además de los lugares de la ciudad antigua, Génova tiene también un gran acuario ubicado en la antigua bahía. El Acuario de Génova es el segundo más grande de Europa.
El puerto de Génova contiene también un antiguo faro, llamado la Torre della Lanterna (esto es, la «torre de la linterna»), símbolo de la ciudad.
Boccadasse es un barrio pintoresco de pescadores en la parte oriental de la ciudad.

MSC ofrece las excursiones de “Portofino”, para visitar la célebre localidad que sirve de encuentro de la alta sociedad internacional, con una duración de 4 horas y un precio de 54 € y “Centro histórico”, paseo por los sitios emblemáticos de la ciudad durante 3:30 horas por 32 €.
El barco atraca en una zona muy próxima al centro de la ciudad y a toda la zona de mayor interés por lo que es muy fácil hacer un recorrido a pie para visitar el faro, la casa de Colón, el Palacio Ducal, La Plaza Ferrari, la Catedral, la Vía Garibaldi,... En tren y autobús o en barco turístico se puede visitar Portofino.

La escala:
Alrededor de las 8 de la mañana es Splendida atracó en el puerto de Génova. Teníamos por delante 10 horas por lo que no había prisa. Desayunamos y a las 10, más o menos, desembarcamos.
El día era frío y lluvioso, pero como dicen en Jamaica: “No problem”. Recorrimos el corto camino que nos separaba de la salida del puerto. En ese punto está la estación del metro, una oficina de información y ¡como no! una parada del autobús turístico. Dada la cercanía del puerto con el centro de la ciudad habíamos previsto patearla tranquilamente, pero la lluvia nos hizo cambiar los planes. La lluvia y la facilidad que supuso encontrar el bus a la salida del puerto.

Lamentablemente nos olvidamos a bordo los billetes del bus de Messina y nos quedamos sin el 10% de descuento, a pesar de todo el trayecto salió por 10 € cada uno. Se trataba de un autobús descubierto pero con una capota de lona que impedía que nos mojáramos. En realidad no lo impedía completamente, los pasajeros de los asientos laterales recibíamos alguna que otra salpicadura, pero no resultó preocupante. Además, siguiendo con nuestra buena racha, al poco dejó de llover y a pesar de disfrutar de un nublado día, el agua dejó de incomodarnos.

El sistema de audio funcionaba a la perfección y pudimos recibir toda clase de informaciones durante el trayecto. Lo primero que vimos fue el acuario y el barco pirata que Roman Polanski utilizó para rodar la película “Piratas. Después, en nuestro recorrido, pasamos por la Plaza del Portello, la Plaza Ferrari donde se encuentra la Catedral de San Lorenzo, la Plaza Dante, desde donde pudimos ver la casa natal de Cristóbal Colón, la Plaza de la Victoria, la estación del ferrocarril, la Vía 20 de Septiembre, la Iglesia de San Stefano, la Plaza Corvetto,... un recorrido ameno que nos permitió contemplar la espectacularidad de sus palacios y palacetes.

Al llegar a nuestro punto de origen, María hizo saber que necesitaba comprar algo en una farmacia. Manolo, Carol, Víctor, Marga y yo la acompañamos permaneciendo en el bus para bajar en la parada siguiente, la del acuario. El resto regresó al barco.
Después de contemplar el famoso barco pirata, nos introdujimos en las callejuelas del casco antiguo en busca de una farmacia. El retorno hasta el Splendida lo hicimos por una estrecha calle paralela al paseo marítimo. Así pudimos vivir la esencia genovesa, sus tiendas y mercados con sus gentes: muy bonito de día, no creo que recomendable de noche. No por nada, lo mismo digo de determinadas calles del barrio gótico de Barcelona. Si se va en grupo no pasa nada, si solo se va con la pareja da un poco de miedo.
Comimos en el barco para bajar de nuevo. Esta vez juntos los 16. La tarde seguía nubosa pero seca. Llegamos hasta el centro curioseando en los tenderetes turísticos, realizamos las obligadas compras y dimos la vuelta para regresar al Splendida.

El todos a bordo era a las 17:15, pero a las 17 había el simulacro de emergencia. La mayoría pasamos de realizar el simulacro. Yo tenía dos motivos fundamentales para ello: el primero que ya había hecho tres y sabía que lo único que se pretende es que sepas ponerte el chaleco y que sepas a donde tienes que acudir si pasa algo gordo (bueno también se pretende que compres la foto que te hacen). En la puerta del camarote está indicado el punto de reunión por lo que me podía ahorrar la pantomima. El segundo motivo es que no me parecía muy ortodoxo que el simulacro se hiciera el sábado por la tarde, siendo que el crucero terminaba el lunes por la mañana.

La cuestión es que para que el escaqueo resultara justificado decidimos embarcar a las 17:12, 3 minutos antes de la hora tope y 12 después del inicio del simulacro, con lo que este ya debería tocar a su fin. La sorpresa nos la llevamos cuando, al entrar en el barco, descubrimos que los ascensores estaban, lógicamente bloqueados, pero el simulacro aún no se había iniciado. Es más mientras atravesábamos la zona de los ascensores, empezaron a sonar las sirenas de inicio del simulacro. En teoría teníamos que subir a nuestros camarotes en busca de los chalecos salvavidas o dirigirnos directamente a los puntos de reunión donde se nos facilitarían otros. Pero sin ascensor no apetecía subir y además no queríamos participar en el simulacro, así que nos sentamos en uno de los salones y estuvimos pasando el rato hasta que el simulacro finalizó. En realidad más que pasar el rato, nos partimos de la risa cuando Frederic hizo de azafata y mientras por megafonía anunciaban la forma de colocarse el chaleco, iba repitiendo los gestos de las azafatas previos a cualquier despegue de avión.
Cuando, finalmente, terminó el simulacro, nos encontramos con un nuevo problema: los ascensores iban más que saturados y no había manera de conseguir uno que nos subiera hasta la cubierta 12. Decidimos tomar una cerveza en el Sports Bar y esperar a que la gente liberara los ascensores para poder acceder a nuestros camarotes.

Esta noche acudimos al espectáculo. Resultó entretenido, bajo el nombre de “Flashback” una sucesión de canciones aderezadas con baile. No di ni una cabezada. Después un rato a bailar y a la cama.

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Domingo, 17 de octubre de 2010 / Marsella

Domingo, 17 de octubre de 2010 / Marsella


Localización: Mediterráneo Mediterráneo Fecha creación: 09/11/2010 18:36 Puntos: 0 (0 Votos)
Apuntes culturales:
La ciudad de Marsella remonta sus orígenes al 600 a. C. aproximadamente, fundada como una colonia focense. Sin embargo, parece que los focenses pudieron ser precedidos por ligures, fenicios y, con más probabilidad, por dorios de Rodas. La colonia hubo de enfrentarse desde sus comienzos con rivalidades poderosas: la de los ligures, los cartagineses y los etruscos. Muestra de esta oposición fue la coalición púnico-etrusca que se enfrentó a los colonos de Marsella en el 535 a. C. en Alalia. La victoria griega sobre etruscos y cartagineses redundó en beneficio de la ciudad, fortalecida igualmente por la alianza de los galo-celtas que, a comienzos del s. IV a. C., alcanzaban él suroeste de la Galia. El s. IV a. C. fue el siglo de oro de Marsella, como centro comercial de una vasta red de colonias griegas en las costas mediterráneas occidentales. Dominada por una aristocracia mercantil casi puritana que constituía un Senado de 600 miembros, el poder era detentado por una junta de 15 de ellos, con tres presidentes. A partir de la expansión romana por el Mediterráneo, Marsella verá declinar su importancia, pues si inicialmente las relaciones de alianza fueron muy estrechas, hasta el punto de iniciarse la segunda Guerra púnica para defenderla de la expansión cartaginesa en España, luego su actuación con respecto a los partidos en la guerra civil de Roma, apoyando a Pompeyo, determinó la durísima represión cesariana y, desde entonces, su decadencia a lo largo del Imperio.

En el periodo de las invasiones germánicas, Marsella consiguió mantener su casi total autonomía, gracias a su posición mediterránea, hasta el siglo VII, constituyéndose como el gran puerto de la Galia. Coincidiendo con el dominio musulmán del Mediterráneo, que cerraba las rutas del comercio de Siria y Egipto, Marsella experimenta una decadencia total, agravada por el establecimiento de los árabes en sus cercanías (Frassineto) y su inclusión en el condado de Provenza. Sin embargo, puesta la ciudad bajo el gobierno de un vizconde, logró conservar de facto su autonomía.

Entre los siglos IX y XII, la evolución del gobierno vizcondal fue abriendo el camino, insensiblemente, a la aparición de una «comuna», semejante a la de Génova que, a comienzos del siglo XIII, controlaba la ciudad y recuperaba plenamente su autonomía, entrando en una segunda edad de oro con la reapertura del tráfico mediterráneo hacia Oriente, gracias a las Cruzadas. Los derechos teóricos del obispo no afectaron al desarrollo de esta burguesía dominante que, incluso, legislaba en el interior y realizaba tratados diplomáticos en el exterior como un poder independiente. La expansión comercial marsellesa se refleja en sus consulados comerciales en Chipre, Acre, Tiro, Jerusalén, Barcelona y, sobre todo, Orán, Ceuta, Tánger, Bugía y Túnez. Este tráfico marítimo se completaba con el terrestre, Ródano arriba, hasta las ferias de Champaña; y con un desarrollo masivo de los instrumentos capitalistas: la banca y la letra de cambio. Esta época espléndida se liquidó, de un golpe, con el advenimiento al condado de Provenza de Carlos de Anjou, que se propuso anular la floreciente y autónoma república y lo consiguió después de dura resistencia en 1252, reafirmándolo en 1256, con motivo de la rebeldía de Marsella, que se había aliado con Alfonso X de Castilla contra el angevino. Esta política determinó el debilitamiento marsellés frente a la hegemonía marítima aragonesa, que se impuso definitivamente en 1248.

En 1481, con la anexión de Provenza a la corona francesa, Marsella quedó como una ciudad «real» con autonomía; y su fidelidad a la corona en las guerras del siglo XVI con España le permitieron un breve resurgir en el reinado de Enrique IV. Las luchas civiles del siglo XVII terminaron con la entrada de Luis XIV en Marsella y la desaparición de la autonomía, atenuada por la concesión, en 1669, por Colbert, de la categoría de puerto franco. Como toda Provenza, Marsella se lanzó ardientemente a la Revolución.
Este fervor se avino mal con el poder napoleónico dando origen al complot del general Guidal (1812). Entrado el siglo XIX, tres factores han sido responsables de la evolución marsellesa hacia la supremacía mediterránea: la conquista de Argelia, que avivaba el interés francés por África; el ferrocarril, que facilitaba las relaciones comerciales con el resto de Francia; y, sobre todo, la apertura del canal de Suez, que convertía el Mediterráneo en la mayor ruta comercial del mundo (1869). Con el surgimiento y auge de los campos petrolíferos del Oriente Medio, Marsella llegó a ser el más importante centro de refinería del petróleo mediterráneo. En la II Guerra mundial, los alemanes arrasaron la ciudad vieja que, junto a los fuertes del siglo XVII que flanqueaban el puerto antiguo (el de S. Juan y S. Nicolás) y la basílica decimonónica de Notre Dame de la Garde, constituía la parte monumental y pintoresca de esta ciudad. En la actualidad, Marsella con la ampliación de su viejo puerto, iniciada en 1840 (Port-De-Bouc) es no sólo el primer centro marítimo francés, sino una potencia industrial de primera clase (moltura de granos, industria oleaginosa, industria química) y la segunda ciudad de Francia.

La principales atracciones de Marsella son:
El Vieux Port, cuyos 3.000 barcos están guardados por el Fuerte de San Nicolás y el Fuerte de St Jean en la entrada del puerto, es el corazón de Marsella.
Notre Dame de la Garde. La famosa iglesia romanesca-bizantina, que se encuentra en el punto más alto de la ciudad, se construyó en el siglo XIX. Ofrece unas fantásticas vistas de la ciudad y de la bahía.
La Catedral de La Mayor, construida casi junto al mar, siguiendo el modelo de Santa Sofía de Constantinopla. Considerada como la más grande construida en Francia desde la Edad Media.
Le Panier y el Vieille Charité. El laberinto de callejuelas del Quartier du Panier, la parte más antigua de la ciudad, llevan hasta el Vieille Charité, un precioso conjunto de edificios que datan del siglo XVII, y que está diseñado para acoger a vagabundos y huérfanos. Actualmente, es un centro de arte.
Abbaye de Saint Víctor (Abadía de San Víctor). Esta preciosa abadía fue construida en el siglo V sobre la sepultura de San Víctor, un mártir romano que murió dos siglos antes.

Las excursiones más destacables de MSC cruceros son “Visita a la ciudad de Marsella”, el recorrido comienza con una visita a la Catedral de Notre Dame de la Garde, para seguir hasta el Castillo de Borely y después realizar un recorrido por el centro de Marsella con una duración de 4 horas por 45 €. “Avignon y Marsella” (Jornada completa. Almuerzo no incluido), visitando los lugares emblemáticos de ambas ciudades por 77 €. (El traslado hasta Avignon dura unos 90 minutos).
Desde el punto donde atraca el barco hasta el centro de la ciudad hay que ir en bus (1,50 €) o taxi. Desde el Vieux Port se pueden hacer recorridos a pie, en autobús turístico (17 €) o en un “trenecito” (ofrece dos circuitos por 6 y 7 €). Se puede visitar la isla de If en barco (10 € + 5 € por la entrada al castillo), el castillo de If es famoso por falsas leyendas sobre quienes estuvieron presos en él (el marques de Sade, el hombre de la máscara de hierro,...) y por la novela “El Conde de Montecristo”.

La escala:
Llegó el último día efectivo del crucero. A las ocho desayunamos, a las nueve desembarcamos. El día era radiante pero ventoso y por ello frío. A mediados de octubre no puede esperarse otra cosa en el sur de Francia, por suerte parecía que ese domingo íbamos a esquivar la lluvia.
En la propia terminal portuaria nos encontramos con una oficina de turismo que nos facilitó un completo mapa y toda la información que requerimos.

La terminal de los cruceros está muy lejos del centro de la ciudad. Sabíamos que la forma más económica de llegar a Marsella era siguiendo una línea verde hasta la parada del autobús. También sabíamos que MSC facilitaba el traslado a un precio astronómico y quisimos comprobarlo. A la salida de la terminal encontramos los autobuses dispuestos al efecto y preguntamos para comprobar que, efectivamente, el precio no era muy bajo: 15 € por persona. Después de despejar la última duda nos dispusimos a buscar la línea verde. Al dar la vuelta al edificio la encontramos: más que una línea se trata de un pasillo pintado de verde que te lleva hasta la salida del recinto portuario. Andando a buen ritmo nos costó poco más de 15 minutos recorrer todo el trayecto que estuvo amenizado por la contemplación de otros barcos de crucero. Uno de ellos fue especial para Carol, Marga, Víctor y yo: se trataba del Blue de France, viejo conocido nuestro de cuando se llamaba Holiday Dream. A la salida nos encontramos con un autobús esperando en su parada. Previo pago de 1,50 € por persona (no hay descuento por grupo) nos llevó hasta la Plaza de la Joliette, en un trayecto que duró menos de 10 minutos. A través de una bocacalle pudimos ver, segundos antes de la parada final, el original edificio de la Catedral, lo que nos sirvió para no perder tiempo en orientarnos y dirigirnos de inmediato a nuestro primer objetivo del día.

El espectacular estilo bizantino de la Catedral de Santa María la Mayor, dicen que único en Europa, nos embobó a todos. Nos deleitamos contemplándola desde todos sus ángulos, primero por fuera y después por dentro. Disfrutamos de sus naves, sus santuarios, sus bóvedas y sus cúpulas. Y aprendimos de su historia leyendo los paneles informativos distribuidos por su interior hasta que empezamos a sentirnos saturados y decidimos proseguir con nuestro recorrido.

El inconveniente del día resultó ser el fuerte viento que casi se nos llevaba. En una esquina de la plaza de la catedral descubrimos una pequeña tienda que aprovechamos para comprar algo ineludible en Marsella: jabón. Fiel a mi costumbre de no comprar nunca nada en el primer sitio que te encuentras después de visitar cualquier monumento, dejé las compras para una parada posterior.

Nuestro destino de la mañana era el Vieux Port, donde sabíamos de la existencia de tenderetes y de donde parte el Petit Train. De camino hacía el Puerto Viejo hicimos parada para degustar una taza de chocolate en una encantadora cafetería ubicada frente a la Vieille Charité que aprovechamos para visitar. Se trata de una capilla rodeada por un edificio en forma de U que en su tiempo alojó a huérfanos y mendigos.

Callejeando encontramos una tienda especializada en jabones, de todas formas, olores y colores, presentado delicadamente o en bastas barras. Ahora si que hice mis compras, con más variedad y mejor precio que en la primera tienda.
Llegamos hasta la Rue de la Republique que seguimos hasta el Viuex Port. Por el camino constatamos que Marsella es muy sucia. La huelga salvaje de basureros, en pleno apogeo ese día, tiene mucho que ver. Pero, basura acumulada aparte, había que ir esquivando todo el tiempo las bonitas defecaciones de los perros.

No fue difícil descubrir la parada del pequeño tren turístico. Sobre todo porque nos lo encontramos en el momento en que finalizaba uno de sus recorridos. El tren tiene 2 circuitos: el Vieux Marseille que recorre la parte antigua de la ciudad, el barrio de Panier, pasando por la Catedral y la Vieille Charité y Notre Dame de la Garde que recorre las Fortificaciones, la cornisa litoral y asciende hasta Notre Dame de la Garde. El primer circuito prácticamente lo habíamos recorrido a pie por lo que optamos, tal como habíamos previsto, por el segundo.
Pagamos los 7 € que costaba el pasaje por persona (de nuevo sin descuentos grupales) y nos dispusimos a esperar, curioseando los tenderetes próximos a la parada, hasta la partida de nuestro tren.
Hubo que abrigarse ya que el viento resultó de nuevo desagradable pero pudimos disfrutar del trayecto, exceptuando los tramos en los que nos vimos rodeados por pestilentes montones de basura. Recorrimos el puerto deportivo, por el Boulevard Charles Livon, llegamos hasta Le Palais du Pharo, continuamos por L’Anse des Catalans, bordeamos el litoral con sus balnearios, recorrimos la Corniche President Kennedy y dejamos la costa para ascender por Le Chemin du Vallon de L’Oriol hasta Notre Dame de la Garde donde el tren realizó una parada de 15 minutos que nos debía permitir la visita de las dos iglesias, la denominada Baja en el nivel inferior y la Alta considerada como el santuario de los marineros y que está repleta de ofrendas. Las vistas de Marsella desde las terrazas son espectaculares, el tiempo pasó sin darnos cuenta y, lógicamente, cuando regresamos al punto donde nos había dejado el tren, descubrimos que ya había partido.

No tuvimos que esperar mucho hasta la llegada de otro tren, sobre el que nos lanzamos al asalto, dada la cantidad de gente que se iba acumulando con el deseo de regresar al Port Vieux. La gran pendiente de las calles hizo que la bajada fuera espectacular, incluso más que la subida. Finalizado el trayecto nos dedicamos a curiosear por la zona hasta que el hambre nos hizo entrar en una hamburguesería a degustar un poco de comida basura que también tiene su derecho a existir.
Nos reencontramos con el resto del grupo y caminamos hasta la plaza de la Joliette. El autobús que nos llevaría de regreso al barco pasaba cada media hora. Faltaba poco para las cuatro de la tarde y nos pusimos a esperar protegidos del viento y buscando el sol.

Pasaban un par de minutos de las cuatro cuando llegó el autobús. Su chofer bajó nada más detener el vehículo y sin hacer caso a nuestras preguntas se dirigió corriendo hacia la entrada del metro. Supusimos que a satisfacer una imperiosa necesidad fisiológica. Ya de vuelta le preguntamos si ese autobús llevaba hasta la terminal de cruceros y ante su afirmativa respuesta subimos todos. Esta vez acompañados por otras gentes que nada tenían que ver con el crucero.

A petición de Manolo, el amable conductor hizo una parada extra para que pudiera depositar una tarjeta postal en un buzón de correos. La tarjeta era para Judit, la otra nuera de Manolo, que colecciona postales de cualquier destino pero recibidas a través del servicio postal.

A la ida el trayecto había sido directo: solo pasajeros del crucero y una única parada final en Marsella. A la vuelta, pronto comprobamos que viajábamos en un autobús convencional con parada cada 500 metros. A medio camino subieron tres fornidos empleados que comprobaron la validez de nuestros billetes. Me parece recordar que la multa por viajar sin billete es de 90 €. Yo llevaba tres billetes en el bolsillo, el de la mañana de Marga y los míos de mañana y tarde, lógicamente el bueno fue el ultimo en comprobar.
Otra vez a petición de Manolo, el amable conductor nos avisó cuando llegamos a nuestra parada. El trayecto de vuelta, a pesar de las paradas, no había durado mucho más que el de ida. Gracias a un paso superior bastante desangelado atravesamos la autovía para penetrar en la zona portuaria y reencontrarnos con nuestra línea verde que nos llevó sin contratiempos hasta la terminal.
A las 6 el barco inició el último trayecto de nuestro crucero. Desde el balcón de la cabina de María y Manolo contemplamos y grabamos la salida del puerto. A lo lejos Marsella se ve bonita, destacando la catedral de la Mayor y Notre Dame de la Garde como iconos fácilmente reconocibles. Con algo de esfuerzo también pudimos distinguir la isla de If y el resto del archipiélago de Frioul. La mar se veía encrespada, las pequeñas olas ribeteadas de blanco no presagiaban nada bueno. Temía que se cumplieran mis previsión de que la travesía del Golfo de León iba a resultar movida, así que me tomé una biodramina, en plan preventivo ya que el barco apenas se movía.

Visitamos la única zona que no conocíamos del Splendida: el gimnasio y el Spa. Después, los que no se marean decidieron asistir a una sesión del cine en 4D. Yo les acompañé pero con la idea de esperarles fuera. No fue necesario: algo se había estropeado y el cine estaba cerrado. Quisimos jugar con las maquinas recreativas pero la maquina expendedora de fichas se tragó un billete de 5 € y no devolvió nada a cambia. El chico que se cuidaba de la zona nos dirigió a recepción para que reclamáramos. De allí regresamos con cinco fichas, la primera máquina funcionó correctamente, la segunda se tragó la ficha y a cambio no nos dejo jugar a nada. Nueva reclamación en recepción para recuperar los 3 € de las fichas que nos quedaban y el euro de la ficha engullida. Hartos de subir y bajar nos sentamos a tomar una cerveza.

Ya todo lo que hacíamos lo hacíamos por última vez, nos quedaba la última cena, el último espectáculo, el último baile, la última noche,... Eso nos recordó que había que hacer las maletas para dejarlas antes de la una de la madrugada en la puerta de nuestro camarote. A esa tarea dedicamos el tiempo que quedaba hasta la cena.

A las 8 me tomé otra biodramina, el barco seguía navegando placidamente sin movimiento perceptible, pero yo seguía previniendo.
Nos reunimos en la Piazetta y a las 9 nos dispusimos a cenar. Concha solo comió pan y queso, se había mareado. El barco seguía su placido recorrido pero me había oído tantas veces repetir que la última noche el golfo de León sería movido que se mareó aunque no hubiera motivo para ello.

Finalizada la cena y después de un café en la placita tocaba espectáculo, esa noche dedicado al mimo. María, Roser, Marga, Manolo, Frederic y yo optamos por ir a tomar una copa al Aft Lounge. La música de esa noche no incitaba al baile y nos fuimos al casino a tentar la suerte. Somos lo más lejano que pueda haber a un jugador de ruleta, pero no nos apetecía hacer otra cosa. Pusimos 25 € sobre la mesa y nos dispusimos a jugar. Cuando en nuestro montón habría unos 70 € alguien sugirió retirarse y gastárnoslo en copas pero la mayoría se opuso:
- ¡O saltamos la banca o dejamos de jugar cuando se acaben las fichas!
Efectivamente en cuanto se acabaron las fichas dejamos de jugar. Dimos un último y nostálgico paseo de despedida y nos acostamos.

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Lunes, 18 de octubre de 2010 / Barcelona

Lunes, 18 de octubre de 2010 / Barcelona


Localización: Mediterráneo Mediterráneo Fecha creación: 09/11/2010 18:38 Puntos: 0 (0 Votos)
El fin:
La hora asignada para abandonar el barco era las 9 y cuarto. El despertador sonó a las 7 y media. Más o menos la hora en que el Splendida atracaba de nuevo en el puerto de Barcelona. En el suelo, junto a la puerta del camarote descubrimos dos copias de la factura de nuestros gastos a bordo. Me dediqué a repasarla para comprobar que fuera correcta, después firmé la copia que había que entregar en recepción.

Nos dirigimos al restaurante para desayunar. Salmón, arenque, tortilla, huevos fritos, quesos variados, embutidos, bollos, tostadas con mantequilla y mermelada, zumo, café con leche,... las menudencias de cada día. Regresamos al camarote para repasar que no nos dejáramos nada y con nuestras mochilas en la mano nos dedicamos a aguardar hasta la hora de la despedida.
Cuando llegó el momento, mostramos nuestra tarjeta por última vez y seguimos el camino que nos llevaría hasta las cintas por donde ya pasaban las maletas de los que desembarcaban a esa hora. Recuperamos el equipaje y nos despedimos de los que no iban a ser trasladados en el minibús. No tardamos mucho en iniciar el recorrido hasta nuestra casa. Tiempo que dediqué a hacer el balance final de la semana de crucero:

El barco espectacular.

Los camarotes interiores son correctos, sirven para asearse y dormir, sin embargo cuentan con una única silla, por lo que si se quiere hacer tertulia uno de los dos tiene que sentarse en la cama. Los camarotes con balcón disponen, además, de un sofá que permite ver la tele o tomar una copa con comodidad, el balcón facilita el contemplar sin agobios la entrada o la salida de los puertos (suponiendo que esté ubicado en el lado interesante, claro) y saber que tiempo está haciendo para poder elegir la ropa que ponerse. El acceso a los camarotes un poco liado al principio, supongo como en todos los barcos. Cuando ya vas como Pedro por su casa, llega la hora de dejar el barco.

La decoración de las áreas comunes me pareció muy adecuada, con espacios encantadores y zonas señoriales. En los camarotes mucho espejo para dar sensación de amplitud.

A la limpieza hay que darle un excelente, tanto en los camarotes, como en los salones, pasillos, aseos comunes, cubiertas,...

La comida, pasable en el buffet, muy buena en los restaurantes. Por ponerle alguna pega eché en falta un chuletón de Segovia, una buena langosta, unos embutidos ibéricos,... pero ya sabía que eso no me lo iban a dar en el Splendida. El comportamiento de la gente en el buffet, deplorable, sobre todo la noche del Buffet Magnifico. Las hordas hambrientas no saben coger con delicadeza una porción de algo y arrasan de mala manera con la bandeja, destrozando el resto de porciones y motivando que el que llega después desista de un plato por poco apetecible.

La atención de los camareros, exquisita. El idioma fue la única barrera que impidió alcanzar una complicidad absoluta. El hindú de la cena hacía esfuerzos para comprendernos, pero le resultaba muy difícil entender nuestros chistes e ironías. Sin embargo realizaba su trabajo a la perfección. La segunda noche Ignacio pidió un poco de queso y uvas para entretener el hambre hasta la llegada del primer plato. A partir de entonces cada noche dispusimos como centro de mesa de un plato de queso acompañado por uvas en lugar de la flor artificial de la primera noche.
La atención del camarero del camarote, perfecta. Ni nos enteramos de su existencia. Simplemente todo estaba como tenía que estar a cada momento. Por ejemplo si pedías hielo un día ya tenías hielo en la cubitera todos los días.

Los espectáculos, muy buenos para tratarse de un barco. El hecho de que yo me duerma no es significativo. A las 11 de la noche, después de una jornada repleta de actividades, una butaca cómoda a oscuras es reclamo automático para mi sueño.

El cine 4D y la zona recreativa pudieran haber estado bien si hubieran funcionado correctamente. Como no fue así no puedo más que decir que fue lo peor del barco.

Las piscinas y solariums resultaron accesorios en octubre. Pero me parecieron apetecibles para épocas veraniegas. Otra cosa sería ver como estarían de congestionadas en pleno julio o agosto.
El gimnasio, correcto para quien lo use. El spa, caro.

En resumen: un buen barco que nos había facilitado un buen crucero.

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comment_icon  Últimos comentarios al diario MSC Splendida: una vuelta por el Mediterráneo (Octubre 2010)
Total comentarios: 10  Visualizar todos los comentarios
Imagen: JOTAEME  JOTAEME  24/05/2012 12:37   📚 Diarios de JOTAEME
charucag, no entiendo la pregunta ¿a que te refieres?
Imagen: Charucag  charucag  24/05/2012 14:01   📚 Diarios de charucag
La pregunta está contestada en tu diario, no la estoy haciendo.
Me refiero a que muchas veces el puerto está lejos de la ciudad y hay que coger un transfer si o si, o un bus.
Muchas gracias por tu interes.
Imagen: JOTAEME  JOTAEME  25/05/2012 09:49   📚 Diarios de JOTAEME
Ok charucag, ahora entiendo el sentido de la frase.
A veces el barco te deja a pie del centro de la ciudad, otras (Marsella, por ejemplo) la distancia es acongojante.
Espero que disfrutes al máximo de tu crucero.
Imagen: Mayte71  Mayte71  18/07/2012 20:54   📚 Diarios de Mayte71
¡¡¡ Me ha encantado tu diario¡¡¡¡........¡¡¡ y que razon tienes con lo de las maletas,alguna vez conseguiré poner solo lo justo¡¡¡
Imagen: JOTAEME  JOTAEME  19/07/2012 08:40   📚 Diarios de JOTAEME
Gracias, Mayte71.
Respecto a las maletas yo no lo he conseguido y creo que nunca lo conseguiré.
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snow
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Fecha: Mar Jun 10, 2025 11:18 pm    Título: Re: Excursiones Cruceros Mediterraneo

ALROJO Escribió:
@Snow
@NAlba

Os dejo el enlace a la experiencia de @Angegaca visitando Taormina en la escala de Messina. Es de 2019 pero tal vez os sea de utilidad:

www.losviajeros.com/ ...rmina-2019


Amistad

Gracias! De ahí he sacado prácticamente toda la info!
snow
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Fecha: Mie Jun 11, 2025 12:39 am    Título: Re: Excursiones Cruceros Mediterraneo

Estas seguro de eso? A mi en la web que acabo de consultar me salen trenes con frecuencia cada 15 minutos desde las 5:15h de la mañana… Míralo bien por si acaso. El tema es saber si al teatro se puede acceder directamente hasta la puerta en vehículo porque en ese caso puedes coger el tren desde Messina hasta la estación de Giardi-Taormina y de ahí un taxi que os deje en la puerta Que siempre será más barato que ir directo en taxi. Si pueden acceder los buses de las excursiones los taxis también digo yo… Si no se puede y hay que hacer un trecho andando con cuesta incluso con...  Leer más ...
snow
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01-08-2007
Mensajes: 813

Fecha: Mie Jun 11, 2025 10:40 am    Título: Re: Excursiones Cruceros Mediterraneo

Hola estoy intentando programar por libre excursión en Malta. La escala es de las 8 a las 17h. Las excursiones con agencias ofertan La Valeta y Medina así que entiendo que dá tiempo a ver ambos destinos aunque no sé si haciéndolo por libre se empleará más tiempo al no llevar bus. ¿Podríais orientarme en esto? Cómo es mejor ir a Medina? Con algún bus turístico que llegue allí? No he encontrado en el foro un hilo exclusivo sobre puerto Malta que oriente un poco cómo abordar la excursión por libre en esta escala. No estoy muy segura si sería mejor hacerlo con agencia. Solo quedan plazas en...  Leer más ...
losfakingmileuristas
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15-10-2024
Mensajes: 61

Fecha: Mie Jun 11, 2025 03:27 pm    Título: Re: Excursiones Cruceros Mediterraneo

Hola, Nosotros lo hicimos por nuestra cuenta pero contratamos un taxi, nos llevó a: - Puerto Pesquero (poco que ver aquí en realidad) - Blue Grotto (nos gustó, es ver una gruta desde arriba y sacar algunas fotos y vídeos) - Medina (nos pareció muy interesante, llevad zapatos cómodos) - Centro de La Valeta (brevemente) Por toda esta ruta creo que pagamos 150-200 euros por 3 personas. Desde el centro volvimos andando al barco (son 20 minutos de trayecto más o menos). Todo esto lo hicimos en un periodo de 5 horas más o menos. Espero te sirva la información para hacerte una...  Leer más ...
Nacho75
Imagen: Nacho75
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17-01-2017
Mensajes: 134

Fecha: Lun Jun 23, 2025 11:14 pm    Título: Re: Excursiones Cruceros Mediterraneo

Buenas:

Somos dos personas que hacemos por primera vez un crucero.

Será el Celestial Discovery por las islas griegas el 25 de juio.

Para visitar Efeso o Heraclion es necesario contratar una excursión o se puede hacer por libre?

Acabo de descubrir en este foro lo de shore2shore.
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