CRUCERO CAPITALES BALTICAS y FIORDOS ✏️ Blogs de Baltico y Fiordos

Hoy llegamos a esta ciudad, una de las mas grandes de Noruega, situada a la entrada del fiordo Gands y de la que forman parte muchas de las islas que se encuentran en el fiordo y que están conectadas con Stavanger gracias a un gran número de puentes.


Es una ciudad principalmente industrial ya que los pozos de petróleo se encuentran cerca y se ha convertido en un centro administrativo desde los años 70. Cerca del puerto pueden divisarse algunos de estos pozos.

En esta escala teníamos contratada la excursión para ver el fiordo Lydse, una excursión que se realiza en lanchas. Yo la cogí con la naviera por pura comodidad, pero podeis contratar este mismo paseo en el propio Stavanger y realizarlo por vuestra cuenta.

A lo largo de la excursión pasamos junto a un gran número de islas llenas de edificios de madera típicos noruegos que forman parte de esa ciudad de Stavanger.


Algunos de estos edificios son viviendas permanentes, otras segundas viviendas y, en otros muchos casos, se trata de granjas.


Al principio el barco transita por una zona de aguas tranquilas, mansas y márgenes verdes con suaves colinas


Ante nosostros se extiende una zona amplia con las aguas en calma que reflejan el cielo cubierto de nubes


Y a nuestro alrededor navegan veleros de diversos tamaños y algún que otro barco grande


Llegamos a una zona en la que el camino está bordeado por enormes farallones de roca, acantilados abruptos que parece que van a engullirnos


Siguiendo la excursión pasamos cerca de la gran roca conocida como el Púlpito y que es objeto de otra de las excursiones que se podían contratar para acceder a ella por tierra. Nosotros la vimos desde el agua y es impresionante, aunque en la foto es difícil distinguirla

Pasamos bordeando la costa y nos acercamos al lugar donde antiguamente se escondían los piratas en esta cueva junto a la orilla.


Y, por último; llegamos a esta preciosa cascada a la que nos acercamos para verla de cerca


Tanto, tanto nos acercamos que acabamos todos empapados y muertos de risa por los gritos de los que se encontraban en la cubierta


Y en este punto el guía nos dió a probar agua de esta cascada, todos tuvimos la ocación de hacerlo y despues de vuelta para la ciudad de Stavanger. No tuvimos demasiado tiempo libre, pero si el suficiente como para visitar una iglesia románica que se encontraba en las cercanías del puerto


Es una iglesia románica tardía, pues tiene ya algún elemento gótico como la vidriera, con un interior bastante sobrio como todas las iglesias luteranas


Una vez en el barco y cuando ya nos habíamos alejado del puerto y estábamos disfrutando de la compañía de las gaviotas que volaban a nuestro alrededor


apareció ante nuestros ojos un helicóptero de salvamento que hacía malabarismo justo a nuestro lado para llevarse a alguien enfermo


Y con esto y un bizcocho, hasta mañana a las ocho

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La entrada al puerto de Oslo es muy bonita, con el fiordo lleno de islas.


En Oslo no teníamos excursión contratada pues el barco atraca en el centro y no era necesario. Habíamos decidio ir por nuestra cuenta a la isla de y ver los museos que en ella se encuentran y, si sobraba tiempo, ver algo más.

Al desembarcar nos encontramos junto a la Fortaleza de Akershus, un castillo que data de principios del siglo XIV y es, por tanto, medieval.


Cuando bajas del barco hay una única calle y siguiendo todo recto en dirección al puerto te encuentras con la Fortaleza. Como ya os he contado la debilidad de mi costillo para con la soldadesca y accesorios pues no nos quedó más remedio que pasar a verla, accediendo a ella por un angosto camino empedrado que desembocaba en un arco


Nada mas acceder nos encontramos con unos cañones todos pintaditos de rojo, muy monos ellos


Afortunadamente pude convencerle de dejar la fortaleza para la vuelta y dirigirnos directamente al puerto a coger el barco que nos llevaría a la isla de Bigdoy para visitar los museos que hay en ella. Estos barcos son como buses, van y vienen continuamente y se puede sacar el billete allí mismo en la parada. Aprovechando el tiempo de espera nos acercamos a ver los veleros que estaban allí aparcados, a cual más hermoso


Una vez en la isla de Bigdoy hay que recorrer una calle larga para llegar hasta los museos, pero no hay pérdida, todo el mundo va al mismo sitio, así que como Vicente: donde va la gente.
Esta zona es como La Moraleja, casas enormes todas con jardín y se nota que son de gente con dinero

Y, por fin, llegamos a nuestro primer destino: el Museo de Barcos Vikingos. El museo en si mismo no es gran cosa, una sala rectangular con las paredes blancas y una galería alta accesible. Lo que realmente merece la pena es lo que alberga: los restos de varios barcos vikingos


barcos con una borda muy baja y con gran anchura cerca de la quilla lo que los hacía muy estables y, a la vez permitía el embarque de gran número de personas y con su característico adorno en la popa


un carro de guerra


diversos mascarones de proa


Aquí, si me lo permitís, voy a hacer un pequeño inciso para contaros algo sobre estos mascarones. Aunque no os lo creais, los vikingos eran honrados comerciantes que surcaban los mares en sus barcos para comerciar en cuyo caso llevaban por mascarón algúna pacífica figura. Pero también llevaban una cabeza de dragón bien guardadita . Cuando el trato no les gustaba, sutituían el antiguo mascarón por el dragón y ¡zas! los pacíficos comerciantes mutaban en fieros piratas y así conseguían lo que querían en condiciones mucho mas ventajosas que las anteriores.

Bueno, prosigamos con lo que interesa.

Entre los objetos que se conservan hay tambien un trineo.


Una vez visto todo nos marchamos para ver el museo folklórico noruego. En este museo se recrean diferentes edificios propios de Noruega a través de las diferentes edades, así como el mobiliario normal de las casas.

Aquí podemos ver una típica casa Noruega, toda ella de madera, con las puertas labradas


Dentro pueden verse los muebles que se utilizaban: el dormitorio


la cocina


el comedor con la larga mesa corrida y algun elemento de menaje


En otros edificios encontramos otros elementos de la vida rural, como el telar


o esta bucólica estampa en que una azafata vestida con traje típico borda junto a su casa.


Despues de todo esto yo ya no tenía ganas de ir a ver el museo del Ton Tiki, así que nos volvimos hacia el puerto. Como llegamos con suficiente antelación todavía pudimos ver por dentro la Fortaleza de Arkeshus. Hay que sacar entrada y las visitas son guiadas en inglés. La vimos por fuera


y por dentro


Y ya nos volvimos al barco. Antes de embarcar hay que echar una ojeada a las tiendas del puerto de cruceros, hay muchas, tienen mucho surtido y hay quien dice que tienen mejores precios que en otros sitios.

Una vez en el barco hay una reunión para dar las indicaciones para el desembarco y repartir las etiquetas que hay que poner en las maletas según la hora de desembarco y si se va a hacer excursión o no.

Bueno y esta vez sí, esta vez hay que hacer la maleta y dejarla en la puerta antes de irse a la cama, para que el personal la recoja y la lleve directamente fuera. Tambien hay que liquidar los gastos que se hayan podido realizar y pagar las propinas obligatorias.

No hay que olvidar que a partir de este momento todo gasto tiene que ser pagado en efectivo, por lo que es bueno llevar dinero en previsión de estos gastos.

Tambien hay ser previsor y dejar ropa para el día siguiente, no sea que tengais que desembarcar en pijama.

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Cuando nos levantamos este último día ya se habían llevado nuestras maletas a donde quiera que se las lleven. Nos aseamos, metimos los pijamas en la bolsa que habíamos dejado preparada y rebuscamos en todos los cajones apara asegurarnos que no nos dejábamos nada.

Fuimos a desayunar y mientras llegaba el momento de desembarcar dimos una última vuelta para despedirnos del que fuera nuestro hogar durante estos 15 días.

En esta escala había contratado una excursión por Copenhagen, una visita a pié por la ciudad. No es que fuera imprescindible, pero mi avión salía a las 5 de la tarde y no me apetecía nada pasarme 7 horas por la ciudad acarreando maletas.

Cuando llegó el momento subimos al autocar que nos llevaría hasta la ciudad y luego nos acercaría al aeropuerto, todo cómodamente.

Nuestra primera parada la hicimos junto a La Sirenita, la escultura que recuerda el precioso cuenta de Andersen.


No espereis un gran monumento. En realidad se trata de una pequeña sirena en bronce que mira al mar con nostalgia esperando que, en cualquier momento, vuelva a aparecer su príncipe.

Siguiendo la carretera que bordea el mar se llega hasta la fuente de Gefion, la fuente más grande de Copenhagen y que data de mediados del siglo XIX. Esta fuente representa el momento en que Gefion convierte a sus cuatros hijos en bueyes y con su ayuda labra una gran cantidad de terreno, que es lo que hoy en día es Dinamarca.


Muy cerca podemos encontrar la iglesia de San Alban, una de las iglesias más antiguas de Copenhagen


Desde aquí nos dirigimos al centro de la ciudad, hasta el Palacio Real o Palacio Amalienborg


En la actualidad el palacio se ha dividido en dos para poder albergar a los reyes y al heredero. Dicen que es fácil verles pasear por la plaza pues allí no tienen apenas riesgo de atentados. Aquí podeis ver como, en realidad, son dos palacios unido por un pasadizo.


Y, como no, aquí está el soldadito de turno haciendo guardia


Muy cerca del palacio se encuentra la Iglesia de Mármol, cuya cúpula se divisa entre medias del palacio


Despues dimos un paseo en barco por la zona de Christianburg con sus edificios modernos entremezclados con los antiguos. Aquí se conserva esta grua medieval, en perfecto estado a pesar del tiempo transcurrido



Después volvimos al canal más famoso de todos para comer y callejear un poco hasta la hora de coger el avión.


Y con esto se terminó este diario.

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