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12 DIAS DE ABRIL DE 2011 POR JORDANIA E ISRAEL

12 DIAS DE ABRIL DE 2011 POR JORDANIA E ISRAEL ✏️ Blogs de Jordania Jordania

12 DIAS DE ABRIL DE 2011 POR JORDANIA E ISRAEL
Autor: Espitoni  Fecha creación:  Puntos: 4.6 (19 Votos)
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AQABA Y TIRADOS POR ISRAEL

AQABA Y TIRADOS POR ISRAEL


Localización: Jordania Jordania Fecha creación: 10/07/2011 12:26 Puntos: 0 (0 Votos)
Nos levantamos temprano, ya que ese día teníamos que cruzar la frontera con Israel, y no queríamos llegar muy tarde al paso fronterizo por lo que pudiera ser.
El desayuno del hotel, era muy parecido a los de los dos hoteles en los que ya habíamos estado; aunque con un poco más de variedad.
Sin perder mucho tiempo, nos dirigimos a la recepción para que nos indicasen un buen lugar donde hacer snorkel. Lo único que conseguimos que nos dijeran fue que fuéramos a South Beach. No tenían mucho interés por el tema. Nos quedamos como antes de preguntarles, en la más absoluta de las ignorancias.
Nos montamos en el coche y sin saber exactamente adonde teníamos que ir nos dirigimos hacia el sur. Tras un largo y complejo proceso deductivo concluimos que South Beach tendría que estar en esa dirección. Atravesamos Aqaba, que de día confirmó la impresión que nos había causado la noche anterior, la de una ciudad totalmente enfocada al turismo sin nada diferente que ofrecer.

Aqaba es una ciudad costera en el extremo sur de Jordania, capital de la gobernación de mismo nombre. Estratégicamente es una ciudad muy importante para Jordania, ya que es el único puerto marítimo del país. Actualmente es el principal destino vacacional de las familias jordanas. Esto ha motivado la construcción de numerosos hoteles y un fuerte crecimiento de la ciudad.
Hoy en día es más conocida como lugar buceo y playa, pero su actividad industrial sigue siendo muy importante, ya que es uno de los principales exportadores de fosfato.
Debido a su estratégica situación, Aqaba ha estado ocupada desde el año 4000 AC. Fue ocupada sucesivamente por los egipcios los nabateos, los griegos y finalmente los romanos. Siguieron varios siglos de ocupación árabe, interrumpidos por la conquista de la ciudad por los cruzados en el año 1116. En el 1250 fue ocupada por los mamelucos, para pasar a principios del siglo XVI a manos otomanas. A partir de ese momento empieza el declive de la ciudad que se convierte en un pequeño pueblo de pescadores.
Durante la Primera Guerra Mundial, las fuerzas árabes entre las que se encontraba T.E. Lawrence, obligaron a los turcos a retirar de la ciudad. Esto permitió mejorar los abastecimientos de los ejércitos árabe e inglés. En 1965 Arabia Saudí cedió a Jordania 12 kilómetros de costa al sur de Aqaba a cambio de una amplia extensión de desierto.


A la salida del pueblo, vimos lo que debía ser la playa de Aqaba. No nos paramos ya que no era el lugar que buscábamos. Empezaron a pasar los kilómetros, y no veíamos ningún sitio donde detenernos. Aquello me empezaba a mosquear. El no saber a donde voy me crea esa sensación. Llegamos a un puerto, donde había atracado un barco mercante enorme. Tampoco era plan de pararse allí. Yo ya empezaba a estar un poco nervioso y estaba a punto de tirar la toalla. Por suerte, sólo un poco más adelante vimos una zona de playa con sombrillas. Decidimos parar allí.
En la playa no había nadie. Nada extraño por otra parte ya que sólo eran las 8 y media de la mañana, y a esas horas las personas decentes no van a la playa. Nos acercamos hasta la orilla para tocar el agua. Estaba fría. Por todos los lados había oído que en el Mar Rojo el agua siempre está caliente. La Lonely decía lo mismo, y los foros también. ¡¡Pues no, estaba fría!!. Caliente es el agua que sale de la ducha a 40º. O en todo caso la del Mar Muerto. Pero aquella no estaba caliente. Automáticamente mi mujer decidió que ella no se bañaba. Yo, cabezón como pocos, me negaba a irme de allí sin ver el arrecife de coral.

*** Imagen borrada de Tinypic ***
PLAYA AL SUR DE AQABA

Enfrente de la playa había un club de buceo, el Barracuda Dive. Como no se nos planteaba ninguna otra opción, me dirigí hacia allí. En ese momento un hombre salió del club y se metió en una furgoneta. Cuando vio que me acercaba, paró la furgoneta y me esperó. Le pregunté si aquél era un buen lugar para hacer snorkel. Me contestó que sí. ¡Toma claro, que me va a decir él, que me fuese a otro sitio y perder el negocio!. A continuación le pregunté si alquilaban equipos para hacer snorkel. Me hace gracia eso de equipo para hacer snorkel; pero si sólo es una careta, un tubo y unos patos. Me dijo que sí, y me pidió 10 JOD. Me pareció un poco caro, ya que sólo iba a estas una horita. Se lo dije y me contestó que en ese caso me lo dejaba en 5 JOD. Le seguí al interior del club y me entregó unas gafas de buceo, un tubo y unos patos. Ese día descubrí que los patos también tienen número, como los zapatos. Me dijo que tenía que dejarle el pasaporte como garantía de que le devolvería todos aquellos trastos. Pero para que quiero yo todos esos chismes. Bien pensado lo entiendo, hay gente que con tal de quedarse algo gratis se llevaría cualquier cosa, aunque no le sirva para nada.
Por si alguien no se había dado cuenta, no tengo ni idea de hacer snorkel. Es más no había oído esta palabra hasta que empecé a preparar el viaje a Jordania. Pero siempre tiene que haber una primera vez.
Dejé la toalla en la orilla y me metí en el agua. Digan lo que digan, esa agua está helada. El momento crítico llegó cuando las piernas ya estaban totalmente dentro del agua. En esa zona la sensibilidad es mayor, por lo que resultó muy difícil dar el paso definitivo. Pensé, moriré congelado pero no me voy sin ver el arrecife. ¡¡Que dura es la vida de un turista!!. Cuanto sacrificio nos vemos obligados a hacer.
Lo mejor de todo, es que no sabía que iba a ver, nunca había hecho snorkel, y mucho menos había visto un arrecife de coral. Pero si todo el mundo dice que es una maravilla habrá que verlo.
Una vez que me había metido dentro del agua por completo, tuve que volver a incorporarme; me entraba agua en la careta. La ajuste un poco más y me volví a zambullir. Poco a poco me fui aclimatando a la temperatura del agua. La verdad es que al final no estaba tan fría, pero de ahí a que esté caliente hay trecho. Lo dejaremos en que estaba fresquita.
El arrecife está al lado de la orilla. Se puede llegar caminando sin que te cubra. Hacia mi izquierda apenas había nada. Estaba claro que había que ir hacia la derecha. Empecé a nadar, junto al arrecife, y desde el principio empecé a ver peces de colores, y pequeños corales. Pues si que era chulo aquello. Y muy fácil. Nunca antes lo había intentado y no tuve ningún problema. Me estaba gustando mucho, tanto que hasta me olvidé de la temperatura del agua.
Iba avanzando muy poco a poco, para no perderme nada. Pero sobre todo, porque el mar me impone mucho respeto; y aunque no me cubría no las tenía todas conmigo. Si aquello no me hubiera gustado tanto me habría salido en menos de diez minutos. Pero aquello estaba muy, pero que muy bien.
Hasta ese momento me había movido por el lado de la orilla. Tampoco había visto una manera clara de pasar al otro lado sin tocar la barrera. Sin embargo de pronto se abrió ante mí un paso que daba acceso al otro lado de la barrera de coral. Vamos allá me dije. Habrá que ver que hay en el otro lado. Pero una vez allí me asaltaron las dudas. La profundidad allí era mucho mayor, ya no hacía pie ni por asomo. Me dio un poco de yuyu. Además había unas cosas transparentes de no más de tres centímetros flotando por todas partes. Di un par de brazadas intentando disfrutar de esa zona. Parecía mucho más espectacular que la de la orilla. Pero me agobié pensando en que aquellas cosas que flotaban eran pequeñas medusas y que si me picaban con la profundidad que había allí lo pasaría bastante mal. Así que me di media vuelta, y volví a salir al lado de la orilla.
Continué avanzando por ese lado. De momento me tenía que conformar con eso. Había bastantes peces de colores, pero no me preguntéis que peces eran, no tengo ni idea. También se veían corales. Bueno, eso creo, porque realmente no sé como son los corales. Era muy bonito, pero me había quedado con la espinita de ver el otro lado. Al poco rato se me brindó la oportunidad de desquitarme; encontré un nuevo paso. De nuevo atravesé. Pero esta vez me obligué a quedarme allí. Esa parte era increíble, mucho más espectacular que la que había visto hasta aquel momento. Había muchos más peces y unos corales enormes de colores muy vistosos. También estaba lleno de esas cosas transparentes que flotaban. No se si eran medusas o no, pero al menos no picaban. Al principio intentaba esquivarlas, pero al darme cuenta de que no hacían nada, me olvide de ellas, y me centre en el arrecife.
No sé como son los arrecifes de coral que hay repartidos por el mundo. No he visto ninguno. Pero para un novato como yo, aquello resultó un espectáculo único, simplemente maravilloso. Peces por todas partes de todos los tamaños y colores. Los que más me llamaron la atención fueron unos peces alargados de color plateado. Ah, y unos erizos enormes entre las rocas. Tenían unas púas larguísimas. Como para pisar uno, seguro que te atravesaba el pié como una espada. Y que decir de los corales. En dos palabras, im-presionantes. Grandes, de muchas formas y colores. Había unos casi tan altos como yo. Otros parecían pequeños tubitos pegados.
Vencidos los temores iniciales me dedique a nadar por esa zona. Me dejó muy impresionado. Vale la pena acercarse hasta Aqaba aunque sólo sea para ver el arrecife de coral. Incluso para un no iniciado como yo resulta una experiencia más que gratificante. Y sobre todo muy sencilla. No hace falta ninguna preparación. Y como el coral está a unos pasos de la orilla, hasta los más torpes podrán acceder a él. Dudo que haya alguien más torpe que yo debajo del agua, así que sin miedo, a por el arrecife.
Ya empezaba a sentir unas ligeras náuseas, no se si motivadas por la temperatura del agua, por el hecho de estar respirando por la boca tanto tiempo, o por la visión a través de la careta a la que no estoy acostumbrado. Estaba claro que empezaba a ser hora de salir del agua. Empecé a nadar en dirección al paso que había atravesado la primera vez. Salí por allí y seguí nadando bordeando el arrecife en dirección al punto en el que había empezado la inmersión.
Cuando ya me acercaba a la orilla me puse de pié. Madre de dios Fuera hacía un frío que pelaba. Ahora resultaba que se estaba mejor dentro del agua que fuera. No entiendo nada, porque el agua no es que estuviese caliente.
Pero lo peor, es que la toalla que había dejado en al orilla no estaba. Pensé, “me voy a helar cuando salga”. Menos mal que mi mujer estaba atenta y cuando vio que salía del agua vino a traerme la toalla.
Resulta que mientras yo nadaba había pasado un hombre limpiando la playa. Y se ve que lo de limpiar lo aplicaba en el sentido más amplio de la palabra, ya que no se limitaba a retirar la porquería, sino que también limpiaba alguna que otra toalla si se terciaba. Mi mujer había visto que cogía nuestra toalla, por lo que se fue hacia él para pedírsela. Primero se hizo el loco, pero cuando le insistió se la dio enseguida.
Al final me había pasado casi una hora y media en el agua. A la gente que le gustan estas cosas le parecerá poco tiempo. Pero para mí fue más que suficiente. Para ser la primera vez ya estaba bien. Tampoco hay que abusar.

*** Imagen borrada de Tinypic ***
PLAYA AL SUR DE AQABA

Devolví el “equipo”, y recuperé mi pasaporte. Me cambié de ropa y hacía el hotel. Una buena ducha, ropa limpia, maleta cerrada y a hacer el check out.
Eso era todo lo que había dado de si nuestro periplo por Jordania. Ahora sólo faltaba llamar al rent a car, para que vinieran a buscar el coche. Llamamos desde recepción. Nos cobraron 0’70 JOD por la llamada.
Quedamos que vendrían a recogernos a las doce y media. Faltaban unos 45 minutos, así que decidimos ir a comer algo rápido cerca del hotel. No sabíamos como sería el paso por la frontera y mejor ir preparados por lo que pudiera pasar.
Muy cerca del hotel encontramos un chiringuito donde hacían kebabs. Pedimos dos kebabs y un agua grande. Los kebabs no eran muy grandes, pero es que sólo nos cobró 2’50 JOD. Muy sanos no deben ser, pero estaban muy ricos. Un solo kebab me supo a poco, así que yo pedí otro (1 JOD).
Volvimos al hotel a esperar que vinieran los de Desert Horizont. Llegaron con un poco de retraso sobre la hora que nos habían indicado, pero nada grave. Se fue a comprobar el coche. Lo de si tenía golpes, ni lo miró. ¿Para qué?, si nos lo habían entregado con más golpes que piezas sanas. Se fue directamente a mirar el nivel de combustible. Al ver que estaba casi vacío llamó por teléfono para confirmar que tenía que ser así.
El acuerdo era que nos tenían que acompañar con el coche hasta la frontera. Por eso cuando salió a comprobar como estaba el coche, nosotros fuimos detrás con la maleta. El chico que vino a recoger el coche no sabía nada de todo eso. Cuando nos dijo que todo estaba correcto, y al ver que no nos íbamos, nos preguntó si necesitábamos algo. “Que nos lleves hasta la frontera”. Entonces nos confesó que él trabajaba para otra compañía. Que le estaba haciendo un favor a la gente que nos había alquilado el coche, y que él no sabía nada de eso. Así que otra llamada de teléfono para que le confirmaran lo del paseíto hasta la frontera.
Nos llevó hasta la puerta de entrada a la frontera, lo que se dice un servicio a puertsa a puerta. En la entrada al recinto fronterizo, te realizan una primera comprobación del pasaporte. Un trámite muy rápido, apenas unos segundos. El siguiente trámite fue pagar las tasas de salida, 8 JOD por persona, con revisión de pasaporte incluida. Unos metros más adelante en otra ventanilla te ponen el cuño de salida en el pasaporte, y comprueben que has pagado las tasas. Y unos metros más adelante está la puerta de salida de Jordania, donde te vuelven a revisar el pasaporte. En total necesitamos menos de 15 minutos y cuatro revisiones de pasaporte para salir del país.
La zona israelí está a unos 100 metros de distancia. Como os podéis imaginar, no hay autobús, se recorren a patita. Lo contrario resultaría un poco absurdo. En la zona israelí se inicia nuevamente todo el proceso. En la puerta de entrada hay que enseñar el pasaporte para que te dejen pasar. Cuando te dan el OK, no te dejan seguir sólo; una persona te acompaña hasta la terminal, donde nada más entrar hay que volver a enseñar el pasaporte. Aquí nos hicieron un par de preguntas, pero si os digo la verdad no las entendí muy bien, así que no sé si respondí a lo que me habían preguntado o no me acerqué ni por casualidad. La cuestión es que nos dejaron pasar. Pero sólo nos devolvieron el pasaporte de mi mujer; el mío lo retuvieron. En la misma sala, a unos tres metros de distancia está el escáner por el que se pasan todas las maletas y mochilas. Pero antes hay que volver a enseñar el pasaporte. ¿Para qué?. No lo sé, se lo acabábamos de enseñar al chico que estaba al lado nuestro. Será que esos dos estaban peleados entre sí y no se hablaban porque si no es así no le veo ningún sentido. Pero lo mejor es que como mi pasaporte se lo había quedado el otro chico, no se lo pude enseñar. Le dije que lo tenía su compañero, y como si nada; “pues vale, sigan”. Y aquí nos preguntamos, ¿tanto control para esto?.
Pasamos la maleta y la mochila por el escáner y a esperar mi pasaporte. Me estaba mentalizando para una espera larga. Pero antes de darme cuenta ya me estaban llamando. No nos tuvieron esperando ni cinco minutos.
El que me ha llamó me dijo que le abriese la mochila. Le tuve que abrir todos los bolsillos, hasta esos chiquititos que hay en los costados que no sirven para nada porque no cabe nada dentro. Pero no quería mirar que había dentro, sino que se limitó a pasar una especie de gasa que tenía sujeta en la punta de un mango de plástico. La pasó por todo. Luego cogió un bote y no se que le tiró por encima a la gasa. Aquello parecía la serie de CSI. Lo malo es que a mí me había tocado el papel de asesino. La prueba debió de salir negativa, porque me devolvieron el pasaporte y nos dejaron continuar. Así que ya sabéis, si queréis pasar explosivos por la frontera de Aqaba, mejor en la maleta, porque si los lleváis en una mochila casi seguro que os pillan.
Salimos fuera de sala, y nos dirigimos a la siguiente ventanilla. En ésta nos cuñaron el pasaporte, previa entrega de un ticket que nos habían dado en la sala de la que acabábamos de salir. Pero antes nos sometió al interrogatorio más duro de todo el viaje. ¿Para qué venís a Israel?, ¿A dónde vais a ir?, ¿Conocéis a alguien en Israel?,¿Cómo se llaman tus padres?, ¿Y tus abuelos?. Me realizó todas estas preguntas con un absoluto desinterés. Le podría haber contestado cualquier cosa, porque casi ni me escuchaba. O al menos eso parecía. Quizás si en mis respuestas hubiera incluido algún, “terrorista o bomba”, me habría hecho caso. Pero como teníamos un poco de prisa lo dejé para otra ocasión. A mi mujer no le preguntó nada. Con los pasaportes cuñados nos fuimos a la siguiente ventanilla. No sabíamos para que, pero como los que estaban delante de nosotros en la ventanilla anterior también se paraban allí, pues nosotros también. Pero el funcionario o lo que sean allí, nos dijo que siguiéramos, que no nos paráramos. Y tampoco era cuestión de ponerse a discutir con él. Que por qué los otros si se podían parar y nosotros no; que si nos estaba haciendo un desprecio,… Es lo que tienen las prisas que a veces te quedas con las ganas de decir cuatro cosas bien dichas. Ya sólo nos quedaba la puerta de salida. Como no podía ser menos, nos volvieron a pedir los pasaportes. Y por fin estábamos fuera, ya habíamos entrado en Israel. Entre una cosa y otra, unos veinte minutos, más los quince minutos en la parte jordana; habíamos perdido la friolera de 35 minutos.
Nada más salir se nos planteó el primer problema. Yo esperaba encontrar una parada de taxis, o por lo menos de bus. Vamos que hubiera algo de movimiento. Pero allí no había nada, no se veía ni un alma. La parada del bus estaba desierta, lo que me dio muy mala espina. El único ser vivo que había por allí era el de la puerta de salida de la frontera, así que le preguntamos como podíamos llegar a Eilat. Nos contestó que si queríamos nos pedía un taxi, pero que teníamos que volver a entrar. Que remedio. En ese momento se incorporó a la conversación una chica que estaba en la misma situación que nosotros. Decidimos compartir el taxi. Mientras esperábamos, con nuestro rudimentario inglés intentamos entablar una pequeña y sobre todo sencilla (porque nuestro inglés no da para más) conversación. Resultó que la chica era de Panamá. Menos mal, podíamos hablar en castellano.
Cuando llegó el taxi, nos montamos y le indicamos a donde nos diríamos nosotros; a la oficina del rent a car Cal Auto en Eilat. Y va el taxista y no suelta. “¿Seguro?, hoy es fiesta y estará cerrada”. Aquello no podía ser verdad, yo tenía un mail con la reserva de un coche para ese día. En el mail se repetía en varias ocasiones que el día de recogida era el 26 de abril. No podían hacer aquella p……. A pesar de la advertencia del taxista nos fuimos hacía allí. Por el camino la chica panameña, que estaba viviendo en Israel, nos explicó que ese día era una fiesta muy importante para los judíos, el final del Passover. A mi eso me parecía muy bien, cada uno que haga las fiestas que le de la gana; pero que los del rent a car me hubieran dicho que ese día no habrían. No puede ser que te digan que todo está correcto, que vayas ese día a recoger el coche y que luego esté cerrado.
Lógicamente la oficina estaba cerrada. Se veía a la legua. Aún así me bajé del taxi, y empujé la puerta. Supongo que esperaba un milagro. Pero el milagro no se obró. Sólo se nos ocurrió llamar al teléfono de emergencias que tenían colgado en la puerta del rent a car. Llamamos con nuestro móvil, pero le dijimos a la chica panameña si podía hacernos el favor de hablar ella, ya que tenía un inglés muy fluido. Tras quince minutos de llamada internacional, no aclaramos nada. Por lo que parecía se habían equivocado pasando la reserva, y la habían picado como si fuera en marzo. Puedo aceptar el error, todo el mundo puede equivocarse, pero esperaba que nos dieran alguna solución; el error era suyo. Pero de eso nada. Como aquello no avanzaba, le dijimos a la panameña que colgase y que ya intentaríamos llegar a nuestro destino de otra manera. Por cierto la llamada de teléfono nos ha salido por un pico. Prefiero no poner la cantidad para no herir sensibilidades.

Eilat es la más meridional de las ciudades del Estado de Israel. Está situada en la región sur del desierto del Néguev, en el extremo sur del Aravá. Su población en 2010 era de unos 70.000 habitantes. La ciudad se encuentra junto al pueblo egipcio de Taba al sur y a la ciudad portuaria jordana de Aqaba al este, y a la vista de Arabia Saudita al sur-este, cruzando el golfo. Su nombre deriva de la bíblica Elath, que suele identificarse hoy día con la vecina Aqaba. Las playas de la ciudad, la vida nocturna y los paisajes del desierto lo convierten en un destino popular para el turismo nacional e internacional.
El abrasante calor del Néguev, queda suavizado por la situación costera de Eilat. Las aguas del Mar Rojo ayudan a suavizar las altas temperaturas, gozando la ciudad de un clima caluroso durante todo el año, lo que la ha convertido en una de las principales atracciones turísticas de Israel. El reclamo turístico queda completado con la existencia de formaciones coralinas, muy apreciadas por los submarinistas.
Su origen como ciudad es muy reciente, ya que fue fundada en 1951 por los deseos del entonces primer ministro David Ben Gurion quien deseaba poblar el desierto del Néguev. Sin embargo, el pasado de esta zona costera puede remontarse hasta el reinado de Salomón, quien fundó el puerto de Esyon-Geber en la costa del mar Rojo tal como narra la Biblia. Pero poco a poco fue perdiendo importancia hasta prácticamente desaparecer.
Antes de finalizar la guerra de independencia, Israel decidió ejercer sus derechos sobre el Néguev meridional, conquistando el antiguo puesto policial de Umm Rashrash, donde se erigiría la ciudad de Eilat. Ésta se convirtió en un importante puesto no sólo estratégico, sino también comercial, para Israel. Pero Egipto cerró el Canal de Suez a los barcos de bandera israelí impidiendo de esta forma la navegación de los barcos israelíes hacia el mar Rojo. Tras la guerra del Sinaí de 1956, Israel consiguió romper el bloqueo egipcio. De esta forma Eilat fue consolidándose con el paso de los años como un centro turístico de primer orden.


Decidimos ir a la estación de autobuses, a ver si había alguna oficina de alquiler de coches abierta. Si no intentaríamos llegar en autobús. Pagamos el taxi nosotros para agradecerla a la chica la ayuda que nos había prestado. Nos costó 75 ILS. Si no nos hubiéramos parado a hacer la llamada, el taxi nos habría costado bastante menos. Pero aquel no era nuestro día. No había ningún sitio donde alquilar un coche. Y el primer bus con plazas libres hacia Jerusalén salía a las 9 y media de la noche. Y solo eran las dos de la tarde.
Muy mal empezaba la cosa. De repente nos encontrábamos en la estación de autobuses de Eilat, sin ningún medio de transporte y sin saber que hacer. Aquello era desesperante. Nos despedimos de la chica panameña. Intentó encontrar plaza en alguno de los autobuses que salían a esa hora. Supongo que debió tener suerte, porque no volvimos a verla.
Teníamos dos opciones, la primera coger el autobús de las nueve y media a Jerusalén. La segunda, ir hasta Tel Aviv y desde allí intentar llegar a Jerusalén. El primer bus a Tel Aviv con plazas libres salía a la 6. No me convencía, sobre todo porque no sabía si al llegar a Tel Aviv encontraríamos algún medio de transporte a Jerusalén.
Compramos dos billetes para el autobús de las nueve y media a Jerusalén (75 ILS cada uno), y nos sentamos a esperar. Por cierto el cambio aproximado del shekel es de 5 a 1, así que los billetes costaban unos 15 euros.
Entre que nos decidíamos, la cola para comprar los billetes, y el rato que nos sentamos allí, se habían hecho las tres. De repente en las pantallas apareció un nuevo bus a Tel Aviv a las 5. Me tentaba mucho. Quizás no sería tan mala idea ir hasta Tel Aviv. Además si hay buses en Eilat, seguro que también los habrá en Tel Aviv. Lo contrario no tendría sentido. Así que me puse otra vez en la cola y cambié los billetes para el bus de las 5 a Tel Aviv. Daríamos un rodeo, pero seguro que llegábamos antes al hotel.
Para pasar el rato, entramos en un ciber que hay en la estación. Pagamos una hora por adelantado. No recuerdo el precio, pero no era caro. Pero estaba claro que no era nuestro día, el ordenador no se conectaba a internet. Tan sólo engancho un par de veces, pero al poco rato volvía a caerse. Vaya desastre. Para compensarnos, los del ciber nos invitaron a un café helado.
Entre tanto, yo hice una escapada a un cajero automático que estaba enfrente de la estación. Había una cola tremenda, ya que unos americanos se dedicaban a hacer una extracción detrás de otra. La gente se puso nerviosa de tanto esperar, y se monto un pollo de mil demonios. Yo sólo entendía fuck you, fucking, y cosas parecidas. Estuvieron a punto de llegar a las manos. Todo se quedó en unos empujones y unos insultos. Como aquello iba para largo, volví al ciber con mi mujer, a mirar la pantalla del ordenador, que era lo único que podíamos hacer ya que la conexión a internet no funcionaba. Al rato, cuando creí que ya se habrían calmado los ánimos volví al cajero. Seguía habiendo cola. Cuando me tocó, intenté sacar 3.000 ILS, y no me dejó. Después lo intenté con 2.000 ILS y tampoco. Como había gente esperando, no quise tentar a la suerte y acabar teniendo un lío como los americanos. Me fui sin sacar dinero.
A las 4 y media internet seguía sin dar señales de vida. Desistimos definitivamente, total el bus salía dentro de media hora. Tampoco pedimos que nos devolvieran el dinero. Era muy poco, un par de euros, y no nos apetecía discutir; sólo queríamos irnos a casita. O sea al hotel, no a nuestra casa de verdad, que todavía nos quedaba mucho viaje por delante.
Nos sentamos delante de la puerta de salida del autobús. Como no estaba allí, hice una última escapada al cajero. Seguía habiendo bastante cola. La cosa se alargó más de lo previsto, y cuando saque el dinero salí corriendo hacia la terminal de autobuses. Nunca llevo reloj, y no sabía que hora era, pero había perdido demasiado tiempo haciendo cola, por lo que el autobús tenía que estar a punto de salir. Y tanto, cuando llegue a la puerta, sólo faltaban por subir tres o cuatro personas. Mi mujer me echó una bronca de campeonato. Si llegamos a perder el bus me mata allí mismo. Y lo peor es que la habrían absuelto por tener un motivo más que justificado para matarme.
Por suerte no fue necesario llegar a ese extremo y por fin pusimos rumbo a Tel Aviv. A esa hora salían 4 autobuses en la misma dirección. Todos eran nuevos, y muy cómodos, por lo menos el nuestro lo era.
Casi la mitad del recorrido se realiza por una zona desértica, bastante parecida a Jordania. Pero hay algo diferente en el paisaje, algo que diferencia a ambos países. No sé exactamente lo que es, pero hay algo. No es ni mejor ni peor, simplemente diferente. Pero no estaba de humor para paisajes, así que intenté pegar alguna cabezada para que el camino se me hiciera más corto. El autobús hizo dos o tres paradas a la salida de Eilat para recoger a más gente. También se subió un revisor que comprobó los billetes de todo el mundo, menos de la chica que estaba sentada delante nuestra. Estaba tan dormida que no la pudo despertar. O quizás se hizo la dormida porque no llevaba billete. No lo sé, pero con los meneos que le dio es imposible que no se despertase. Al final el revisor desistió y se bajó sin haber visto su billete.
Cuando llevábamos una hora y media de camino, el bus hizo una parada técnica en una estación de servicio. Los cuatro buses al mismo tiempo. Os lo podéis imaginar, todo el mundo corriendo al baño, y a comprar a la tienda. Si es que cuando nos juntamos más de diez personas parecemos borregos. Compramos una bolsa de patatas, algo de chocolate y una agua. Nos es que tuviésemos hambre, más bien fue por matar el tiempo en el autobús.
Otra horita de carretera y llegamos Beer Sheva, donde volvimos a hacer otra parada técnica. Había visto que el autobús viajaban tres españoles. Cuando paramos me acerqué y les pregunte si iban a Jerusalén o si se quedaban en Tel Aviv. Ellos se quedaban en Tel Aviv, pero nos dijeron que en otro autobús, si que había otros tres españoles que iban a Jerusalén. Nos los presentaron y quedamos que en Tel Aviv los esperaríamos para irnos juntos en un sherut.
El último tramo hasta Tel Aviv se hizo eterno. Al cansancio de las horas de autobús, se unieron las numerosas paradas que hizo el bus en ese último trozo del recorrido. Paró en muchos pueblos. O mejor dicho, se desviaba para pasar por la parada de muchos pueblos. En algunos se paraba y en otros no.
Por fin llegamos a Tel Aviv alrededor de las diez de la noche. El autobús nos dejó junto a la estación de autobuses. Como habíamos llegado antes que el resto de españoles entramos para esperarlos dentro. En la puerta de entrada nos revisaron la mochila y la maleta. Nada más entrar había una especie de panadería. Estábamos muertos de hambre, así que nos compramos un trozo de pizza (10 ILS) para engañar al estómago. Os puedo garantizar que cuando hay hambre de verdad, un trozo de pizza entre dos no da para mucho. Pero menos es nada.
Enseguida llegaron los otros españoles. Eran dos chicas y un chico, que estaban viviendo en Jerusalén, y que habían ido a Jordania a pasar las vacaciones de Pascua. Gracias a Dios que nos acoplamos a ellos. Se notaba que estaban acostumbrados a moverse por allí, que conocían el país. Hasta sabían hablar hebreo.
Atravesamos el edificio de la terminal. No sé si subimos o si bajamos. Lo único que recuerdo es que me pareció complicado llegar hasta la salida en la que estaban los sheruts. Menos mal que aquella gente nos acogió con los brazos abiertos y nos llevó con ellos. Si no es por ellos todavía estaríamos dando vueltas en aquella terminal buscando los sheruts.
Nada más salir a la calle nos preguntaron que a donde íbamos. Bueno en realidad se lo preguntaron a ellos, porque nosotros íbamos detrás como corderitos. Cuando subimos al sherut sólo había una persona. Con nosotros ya éramos seis, sólo faltaban cuatro más. El sherut no tardó mucho en llenarse. Salimos enseguida. El taxista se dedicó a hacer chistes mientras salíamos de Tel Aviv. Debían de ser muy buenos, porque salvo nosotros los demás se rieron bastante. Es que tenemos un sentido del humor un poco peculiar, y los chistes en hebreo no suelen hacernos mucha gracia.
El precio del trayecto es de 23 ILS por persona. Me pareció barato, pero a los españoles con los que íbamos les parecía bastante caro. Pero lo mejor fue el sistema de pago. No el que se pagara en efectivo. Sino el que la gente iba pasando el dinero al del asiento de delante, y éste a su vez al de delante hasta llegar al conductor. Luego éste devolvía el cambio que hacía el camino contrario. Un proceso algo ridículo y al mismo tiempo peculiar.
Cuando todo el mundo hubo pagado, el conductor se transformó. Se acabaron los chistes, y se puso a correr como un loco. Íbamos por el carril de la izquierda adelantando a todo el mundo. Sólo nos faltaba sacar un pañuelo blanco por la ventana para pedir paso.
En una hora exacta estábamos en Jerusalén. No tengo ni idea de donde se paró el sherut. Recuerdo que era una calle bastante estrecha y muy mal iluminada que no debía de estar muy lejos del centro.
Nuestro hotel, el Castel of Rose Residence, estaba en Mevasseret Ziyon, un pueblo a unos 10 kilómetros de Jerusalén. Nuestros amigos le preguntaron al conductor del sherut si podía llevarnos a Mevasseret. Nos dijo que sí, pagando 56 ILS (28 cada uno), o sea pagando el billete íntegro de vuelta a Tel Aviv. Además no nos llevaba hasta el hotel, sino que nos dejaría en la entrada de Mevasseret.
Preferimos coger un taxi que nos llevara hasta el hotel. No nos imaginaba dando vueltas por la calle a esas horas cargados con las maletas. De nuevo nuestros amigos españoles nos sacaron del apuro. Nos acompañaron hasta un taxi que estaba parado allí mismo, y negociaron el precio con el conductor. Nos llevaría hasta el hotel por 80 ILS. Nos despedimos de ellos dándoles las gracias por la gran ayuda que nos habían prestado. La verdad es que ir con ellos nos facilitó mucho las cosas. Nos hicieron un favor enorme. Sé que probablemente nunca leerán esto, pero quiero agradecerles de nuevo el favor que nos hicieron.
El taxi llegó rápidamente a Mevasseret, pero encontrar el hotel era otro cantar. No tenía ni idea de donde estaba. Se paró dos o tres veces a preguntar, pero nadie parecía saber donde estaba. Dando vueltas pasamos por delante de una casa con un letrero que ponía Castel Residence. Paramos y mi mujer bajó a preguntar. Era allí. Por fin habíamos llegado. Los propietarios ya estaban durmiendo, por lo que no nos enredamos mucho, nos fuimos directos a la habitación a dormir. Al día siguiente ya arreglaríamos los papeles.
Más que un hotel era un bed and breakfast. El precio de la habitación doble con desayuno fue de 770 USD, unos 520 euros por 6 noches. Un pequeño capricho. Pero la habitación era espectacular, con una pequeña cocina, la zona del dormitorio, y una sala de estar. Ah, y un baño con una ducha enorme. Uno de los mejores sitios en los que hemos estado. Si a eso le añades el trato familiar y muy agradable de los propietarios, hace que sea un dinero muy bien gastado. Es un hotelito totalmente recomendable. Su único inconveniente es que no está en el centro de Jerusalén sino en un pueblecito a unos 10 kilómetros. Pero si se dispone de coche esa distancia no es un problema. Yo lo recomiendo totalmente, y mi mujer todavía más. Echarle un vistazo antes de reservar hotel en Jerusalén, creo que es una buena alternativa a los impersonales hoteles de las grandes cadenas.

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JERUSALEN

JERUSALEN


Localización: Jordania Jordania Fecha creación: 10/07/2011 18:25 Puntos: 5 (1 Votos)
El desayuno empezaba a las 9 de la mañana. Había muy poca gente en la casa, lo que creaba un ambiente muy familiar. Para desayunar no tenían el típico buffet de hotel. Había menos cosas, pero de mejor calidad. Todo muy casero, incluyendo un tipo de pastel distinto cada día. Como los dueños son finlandeses, siempre había varios productos típicos de ese país, como un salmón ahumado excelente, que no tenía nada que ver con el que venden empaquetado por aquí. Con diferencia los mejores desayunos de todo el viaje.
Después del desayuno, rellenamos los papeles para hacer el check in y pagamos toda la estancia. Habíamos acordado que pagaríamos en efectivo, y queríamos quitarnos ese dinero de encima cuanto antes para evitar perderlo o que nos lo robasen. Nos enseñaron toda la casa, y nos dijeron que con el precio teníamos derecho a usar la sauna gratis una vez. También había piscina, pero el tiempo no acompañaba lo suficiente como para ponerse a nadar.
Los del rent a car nos habían dejado tirados por lo que no teníamos medio de transporte propio, dependíamos del transporte público. Y como estábamos muy cerca de Jerusalén pensamos que la mejor opción era dedicar el día entero a visitar Jerusalem. Para llegar hasta la ciudad había autobuses, y una vez allí no necesitábamos el coche. A última hora ya pasaríamos por la oficina del rent a car para ver que solución nos daban.

Jerusalén es la capital de Israel y su ciudad más grande y poblada, con 773.000 personas en un área de 125 kilómetros cuadrados. Situada en los montes de Judea, a medio camino entre el mar Mediterráneo y el mar Muerto, se ha extendido bastante más allá de los límites de la Ciudad Vieja.
El estatus de la parte oriental de la ciudad (Jerusalén Este), conquistada en 1967 por Israel, se encuentra disputado, ya que en este sector es donde la Autoridad Nacional Palestina pretende establecer la capital de su futuro Estado. Israel discute las reclamaciones palestinas y, tras la Guerra de los Seis Días, considera la ciudad como un todo unificado y un mismo municipio, declarándola como su capital "eterna e indivisible". Esta anexión no es reconocida por la mayoría de la comunidad internacional, y en señal de protesta por este acto unilateral los Estados miembros de la ONU trasladaron sus embajadas a Tel Aviv.
Jerusalén es una de las ciudades más antiguas del mundo. Estuvo habitada por los jebuseos antes de la llegada de las tribus hebreas En el siglo XI A.C. el rey judío David conquistó la ciudad de Jebus. El hijo de David, Salomón, extendió la construcción de los muros y además edificó el templo que llevó su nombre. A la muerte de Salomón hacia 962 A.C. acaeció un cisma en el pueblo judío y se formaron dos estados: Israel, con capital en Samaria y Judá, cuya capital era Jerusalén.
La ciudad resistió a través de los años los ataques de sus poderosos vecinos, pasando también por diversas etapas de vasallaje hasta que en el año 587 A.C. durante el reinado de Sedecías, último rey de Judá, fue conquistada y arrasada por el rey Nabucodonosor II. El reino de Judá pasó a ser una provincia del Imperio Babilónico y la mayoría de la clase regente judía sería enviada al destierro en Babilonia.
En el año 537 a. C. el rey persa Ciro II el Grande conquistó el Imperio Babilónico y permitió el regreso de las comunidades judías deportadas, a la provincia de Judá que reconstruyeron la ciudad y el Templo de Salomón.
En 332 a. C. Alejandro Magno conquistó el Imperio persa y la ciudad no sufrió destrucciones. A la muerte de Alejandro, Jerusalén pasó a formar parte del Imperio seléucida, el que a su vez sería anexado al Imperio romano en el año 64 A.C. Jerusalén sufrió el asedio y la conquista romana.
El año 21 A.C el rey Herodes el Grande restauró la ciudad y el Templo, existiendo aún en pie una parte llamada el Muro de las Lamentaciones, de gran importancia en la religión judía. La ciudad permaneció bajo la administración de una elite religiosa, los asmoneos; hasta que una revuelta judía implicó nuevamente el asedio romano a Jerusalén, y la toma y destrucción de la ciudad el año 70 D.C.
Alrededor del año 135, el emperador Adriano decidió reconstruir la ciudad con el nombre de Aelia Capitolina, lo que provocó una nueva revuelta entre los judíos, que terminó en 135 con la victoria romana y la expulsión y exilio de la mayor parte del pueblo judío, conocida como la Diáspora. El territorio de Judea pasó a ser la provincia romana de Siria Palestina o Palestina.
El destino de Jerusalén siguió ligado a sucesivas conquistas y conflictos, formando parte del Imperio Romano de Oriente o Imperio bizantino, dentro del cual fue una de las cuatro sedes de importancia religiosa doctrinal del cristianismo, junto con Constantinopla, Antioquía y Alejandría.
El año 326, el emperador Constantino I el Grande mandó a levantar la Iglesia del Santo Sepulcro, que se constituyó en uno de los principales lugares religiosos del cristianismo.
El año 614 el Imperio sasánida conquistó la ciudad, rigiéndola hasta el año 638, siendo desplazado por la expansión musulmana que ocupó la ciudad incorporándola al Califato Omeya de Damasco, al califato Abbasí y al Imperio otomano sucesivamente.
Entre los años 687 y 691 se construyó la Cúpula de la Roca. En 710 se terminó de erigir la Mezquita de Al-Aqsa. Ambos templos son importantes puntos religiosos de la religión musulmana.
En 1095 el papa Urbano II predicó en el Concilio de Clermont la Primera Cruzada dirigida a conquistar Jerusalén de los musulmanes. El noble francés Godofredo de Bouillón logró este cometido y luego de efectuar una masacre conquistó la ciudad y creó el Reino de Jerusalén del cual fue su hermano Balduino I, el primer representante con el título de Rey de Jerusalén. Durante los siguientes años la presencia de las Órdenes Militares cristianas fue intermitente en la ciudad, alternado con la presencia de tropas musulmanas, entre los cuales se distinguió Saladino, que asedió y conquistó definitivamente la ciudad en el año 1244.
Las murallas de Jerusalén fueron destruidas y reconstruidas muchas veces. Las actuales murallas fueron levantadas en 1538 por el sultán otomano Solimán el Magnífico y continuó bajo dominio otomano hasta el final de la Primera Guerra Mundial.
Es considerada una ciudad sagrada por tres de las mayores religiones monoteístas: el judaísmo, el cristianismo y el islam.
La Ciudad Vieja de Jerusalén fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1981.


Nuestros anfitriones nos indicaron que las líneas que iban a Jerusalén eran la 157 y la 158. Llegaban hasta la estación central, donde tendríamos que hacer un trasbordo y coger otro bus hasta el centro. No sabían que autobús era el que llegaba al centro, pero creían que era el número 7. También nos dijeron que cuando comprásemos el ticket del autobús pidiésemos un “boarding ticket”, ya que nos permitiría hacer el trasbordo sin tener que volver a pagar en el segundo bus.
A unos 100 metros del hotel había una parada de bus. Esperamos allí durante unos 10 minutos hasta que llegó un autobús. El precio del billete era de 8’80 ILS por persona. Tardó en llegar a la estación central entre 15 y 20 minutos. Por allí pasan autobuses continuamente, pero el 7 no llegaba, esperamos más de 20 minutos y el dichoso autobús no aparecía.
Quizás podamos ir a pié le dije a mi mujer. Pero nos asaltaron las típicas dudas del primer día. ¿Hacia donde vamos?. Queríamos ir al centro, pero donde está el centro?. Acabábamos de llegar, no conocíamos la ciudad, y sobre todo nuestro sentido de la orientación en una escala del 0 al 10 sería de -1. Yo me oriento fatal, y mi mujer algún día se perderá dentro de nuestra casa.
Allí había un trajín enorme de personas. Había muchísima gente esperando, y continuamente subía y bajaba gente de los autobuses. Al ser el primer día, nos chocó mucho la cantidad de jóvenes de ambos sexos vestidos de militar. Algunos incluso cargaban con un fusil o una metralleta. Me fijé en que por lo menos no llevaban el cargador puesto. Con el paso de los días te acostumbras a verlos y dejan de llamarte la atención, Pero al principio resulta muy sorprendente.
Le preguntamos a un chico por donde se iba al centro y nos indicó en la dirección por la que habíamos venido. No me oriento muy bien, pero hasta ahí llego. Me pareció muy raro, así que decidí no hacerle caso y preguntarle a una chica. Esta nos dijo que teníamos que coger un autobús en la parte de la avenida a la que se llegaba atravesando un paso subterráneo. Nos fuimos hacia allí, pero estábamos en las mismas, ahora hacia donde vamos hacia arriba o hacia abajo. Mejor cogemos un bus y nos aseguramos.
Volvimos a atravesar el paso subterráneo para volver a donde nos habíamos bajado del autobús. Como no sabíamos que autobuses iban al centro, cada vez que se paraba un bus me acercaba al conductor y le preguntaba si iba al centro. Todos respondían lo mismo. No. Ni una sola palabra más. Se giraban y seguían a lo suyo. Vaya una gente antipática.
Aquello no funcionaba. Decidimos volver a atravesar el paso subterráneo para probar suerte en el otro lado.
Antes de abordar de nuevo a los conductores, le pregunté a una chica que autobús iba al centro, y me respondió que casi todos, pero no concretó ninguno. Que remedio otra vez a preguntar a los conductores. Milagro, está vez al primero que le pregunté me respondió que sí. Subimos al autobús, y como nos había dicho la dueña del hotel, el boarding ticket nos sirvió para este nuevo trayecto. El autobús iba lleno, pero tras varias paradas se vació bastante y nos pudimos sentar. A la siguiente parada subió una mujer mayor, que cuando llegó a mi altura empezó a echarme una bronca que ni mi madre en sus buenos tiempos. No entendía ni una palabra, pero no hacía falta. Me levanté de un salto y le cedí el asiento caballerosamente. ¡Que otra opción me quedaba!.
El conductor nos avisó de donde teníamos que bajar. Por fin alguien que no pasaba de nosotros. Al bajar del autobús volvíamos a estar totalmente desorientados, más cerca del centro pero igual de perdidos. Tras la experiencia de la estación central pasamos de preguntar. Total para lo que nos iba servir. Tras darle varias vueltas al mapa de la ciudad, mirándolo al derecho, al revés, de costado, me acabé situando. No estábamos muy lejos de la calle Jaffa. Sólo había que llegar hasta allí, luego era pan comido.
Ni yo mismo me lo creía, pero había acertado. Llegamos a Jaffa en un momento. A partir de aquí sólo teníamos que seguir bajando por la calle hasta llegar al centro de la ciudad. Al fin y al cabo era una de las calles que había que visitar según la Lonely. Es una calle comercial, llena de tiendas de todo tipo y alguna que otra cafetería. Pero no es nada especial, las tiendas parecen tener ya unos años y no es que tengan precisamente los avances de la próxima temporada de primavera-verano. Tampoco es que esta calle sea la principal atracción de Jerusalén. Sólo es un lugar que aprovechas para ver ya que has venido hasta aquí.

12 DIAS DE ABRIL DE 2011 POR JORDANIA E ISRAEL - Blogs de Jordania - JERUSALEN (1)
JERUSALEN - MURALLAS DE LA CIUDAD ANTIGUA

Tras pasar junto al ayuntamiento, por fin nos encontramos con las murallas de la ciudad antigua. Eso ya era otra cosa. Supongo que están restauradas, pero eso no les resta encanto. Y tras caminar un trozo junto a la muralla llegamos a la puerta de Jaffa por donde entramos a la ciudad. Nada más entrar hay una plaza y a mano derecha se encuentra al Torre de David. Por fuera no es nada especial. No entramos, teníamos cosas más interesantes que ver primero.
Nos adentramos en las calles de la ciudad antigua por la David St, que más adelante continúa en la Bab as-Sislia St. Estas calles son un resumen de lo que es el centro de Jerusalén. Un laberinto de calles y callejones peatonales, estrechos, y llenos de tiendas de todo tipo, pero sobre todo de souvenirs. Cables colgando por todas partes, y unos soportes metálicos horrorosos para sustentar una techumbre de uralita o de plástico o de yo que sé que. Y gente, muchísima gente, unos subiendo, otros bajando, los vendedores sentados junto a sus mini tiendas, niños corriendo. La primera sensación fue la de estar en un zoco de cualquier ciudad árabe. Ni en Amman tuve esta sensación tan fuerte como la estaba teniendo en Jerusalén. Esto no era lo que esperábamos, por lo que la primera imagen que nos estábamos llevando de la ciudad era bastante decepcionante.

*** Imagen borrada de Tinypic ***
JERUSALEN - CIUDAD ANTIGUA

La calle acaba bruscamente frente a una puerta de acceso a la Explanada de las Mezquitas. Me imaginaba que a esa hora estaría cerrada; pero por probar no se pierde nada. Hicimos ademán de entrar, pero en la puerta había tres soldados armados hasta los dientes, que nos pararon y nos dijeron que no se podía entrar. Y punto. Ni una sola explicación más. Como ellos no me decían nada, no me dejaron otra opción, preguntar yo. Uno de los soldados me contestó que sólo se podía entrar por la rampa que había junto al Muro de las Lamentaciones, pero que ahora estaba cerrada, y que abrían el acceso a la una y media. Pues nada seguiremos paseando. Nos dimos media vuelta y empezamos a subir por la calle por la que habíamos venido. Giramos en la primera calle a la derecha y descendimos los escalones. Allí abajo había un pasadizo, y en la entrada un control policial con un arco detector de metales. Había gente haciendo cola para pasar por allí. Y a donde va Vicente, a donde va la gente. Si la gente se mete ahí será por algo, así que nos pusimos a la cola. Pasamos el control, atravesamos el pasadizo, y aparecimos en lo alto de la plaza del Muro de las Lamentaciones. Para llegar a la plaza sólo teníamos que bajar una escalera.

El Muro de las Lamentaciones el sitio más sagrado del judaísmo. Su nombre en hebreo significa simplemente "muro occidental". Es el último vestigio del Templo de Jerusalén, el edificio más sagrado del judaísmo. Los restos que aún quedan datan de la época de Herodes el Grande, quien mandó construir grandes muros de contención alrededor del Monte Moriá, en el año 37 A.C. ampliando la pequeña explanada sobre la cual fueron edificados el Primer y el Segundo Templo de Jerusalén, formando lo que hoy se conoce como la Explanada de las Mezquitas
El Primer Templo, Templo de Salomón, fue construido en el siglo X a. C., y destruido por los babilonios en el 586 A.C. El Segundo Templo, fue reconstruido en el año 536 A.C. a la vuelta del Exilio de Babilonia, y vuelto a destruir por los romanos en el año 70 D.C., durante la Gran Revuelta Judía. De tal modo, cada templo se mantuvo en pie por unos 400 años.
De acuerdo con la historia, cuando las legiones del emperador Vespasiano destruyeron el templo, sólo una parte del muro exterior quedó en pie. El entonces general Tito dejó este muro para que los judíos tuvieran el amargo recuerdo de que Roma había vencido a Judea (de ahí el nombre de Muro de las Lamentaciones). Los judíos, sin embargo, lo atribuyeron a una promesa hecha por Dios, según la cual siempre quedaría en pie al menos una parte del sagrado templo como símbolo de su alianza perpetua con el pueblo judío. Los judíos han rezado frente a este muro durante los últimos dos mil años, creyendo que este es el lugar accesible más sagrado de la Tierra, ya que no pueden acceder al interior de la Explanada de las Mezquitas, que sería el más sagrado de todos.
Comúnmente frente a él se lamenta la destrucción de la ciudad y la dispersión del pueblo hebreo, siendo el viernes un día de especial intensidad. La tradición de introducir un pequeño papel con una plegaria entre las rendijas del muro tiene varios siglos de antigüedad.

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JERUSALEN - MURO DE LAS LAMENTACIONES

El lugar no se puede decir que sea bonito. Lo único destacable de la plaza es el Muro, del resto no hay nada reseñable. Y el Muro no puede decirse que sea un monumento espectacular si nos centramos sólo en su aspecto. Sólo es una pared bastante alta de grandes piedras. Junto al Muro hay una zona acotada para el rezo. Está separada por una balaustrada del resto de la plaza. A su vez esta zona acotada está dividida en dos; la derecha, más pequeña está reservada para las mujeres; y la de la izquierda, bastante más grande, para los hombres. Aunque la zona reservada para el rezo está separada del resto de la plaza, la entrada está permitida. Cualquier persona puede entrar libremente, ya sea para rezar, ya sea para echar un vistazo. Lo único que piden es cubrirse la cabeza. Para los que no vayan preparados, como yo; en el acceso a esa zona hay una cesta con kipás. A la salida hay que dejar la kipá en la cesta, para que la pueda usar la gente que venga más tarde. De todas formas nadie controla que te cubras la cabeza a la entrada, ni que devuelvas la kipá a la salida.
Me reitero. El Muro de las Lamentaciones, bonito, lo que se dice bonito, no es. Sin embargo tiene algo especial. La espiritualidad que se respira en ese lugar es única, solo comparable a la que más tarde sentimos en el Santo Sepulcro. Y ese es precisamente su atractivo, esa sensación que flota en el aire. Es algo que no se puede describir. Mejor dicho, es algo que yo no se explicar. Pero está allí, y se siente, o por lo menos nosotros lo notamos. Y que quede claro; no somos personas religiosas en absoluto. Eso era lo que esperábamos encontrar en Jerusalén, y allí estaba.
En la zona reservada para los hombres, en el extremo izquierdo del Muro, hay un pequeño túnel, que también se utiliza para el rezo. No es gran cosa, pero el ambiente que se respira allí en increíble. Estaba lleno de ultraortodoxos rezando, unos sentados, otros de pié. Unos estaban quietos, otros se balanceaban adelante y atrás, otros giraban el cuerpo de derecha a izquierda sin mover los pies del suelo. Esa gente realmente siente la religión. Me impresionó mucho aquel lugar, no por el lugar en sí, sino por lo que significa y por la religiosidad que se respira en el ambiente.
Salimos de la plaza por la misma puerta por la que habíamos entrado. Para salir no hay que pasar ningún control. Enfilamos la calle Al-Wad, en pleno barrio musulmán. No difería en nada de las que habíamos recorrido hasta ese momento. Tiendas en todos los portales; y gente, mucha gente. Lo de la gente nos lo esperábamos, pero lo de las tiendas era excesivo. Era el contrapunto al Muro de las Lamentaciones que acabábamos de visitar. El principal centro de peregrinación religiosa del mundo convertido en un vulgar bazar.
Aproximadamente a mitad de la calle a mano derecha se encuentra la Vía Dolorosa. La idea era empezar a recorrer el camino del calvario hasta llegar al Santo Sepulcro. Este primer tramo de la Vía Dolorosa también tiene varias tiendas de recuerdos, pero no todo son tiendas. Aun así, si no fuera por que allí están las primeras estaciones del calvario no tendría nada destacable.
La primera estación se encuentra en un edificio con la puerta azul. Es la única estación que no está indicada con la característica placa de metal con el número de la estación. O al menos nosotros no lo vimos. Lo único destacable son las vistas que se tienen sobre la Explanada de las Mezquitas a través de unos ventanales. No sé, resulta un poco frustrante ver que allí no hay nada. Una espera encontrar algo que recuerde lo que significa aquel sitio, pero no hay nada.
Para ir a la segunda estación sólo hay que salir a la calle, ya que está justo enfrente. Aquí no hay pérdida. En la calle siempre hay varios jóvenes que te indican donde están las dos estaciones para a continuación ofrecerse como guías.
La segunda estación; donde Jesús fue cargado con al cruz; se encuentra en el interior de la Iglesia Franciscana de la Condena. Nada más acceder hay un precioso patio donde apetece sentarse unos minutos para descansar. Se agradece muchísimo la tranquilidad de ese lugar. A mano izquierda está la segunda estación. Es una bonita capilla con varias pinturas en las paredes que recuerdan los hechos que allí acaecieron. Al contrario de la primera estación que había resultado un fiasco, esta si que tenía encanto
Al otro lado del patio, se encuentra la Iglesia de la Flagelación. Una pequeña capilla que complementa perfectamente ese bucólico lugar. Un bonito lugar, si señor. Jerusalén estaba resultando un lugar desconcertante; por momentos decepcionante, pero al mismo tiempo escondía unos rincones encantadores que justificaban la visita a la ciudad.

*** Imagen borrada de Tinypic ***
JERUSALEN - CAMINO DEL CALVARIO - 3ª ESTACION

Para llegar a la tercera estación; donde Jesús cayó por primera vez; teníamos que deshacer el camino que habíamos recorrido en la Vía Dolorosa para volver de nuevo Al-Wad St. La estación está a unos pasos del cruce de estas dos calles. Según la Lonely es una pequeña capilla polaca. Lo de pequeña capilla no hay quien lo discuta, ¿pero lo de polaca? Ni siquiera sabía que esa fuera una clase de capillas.
Justo al lado está la cuarta estación, donde Jesús vio a su madre en la muchedumbre. Se encuentra junto a la Iglesia Armenia. Nos pareció la más bonita de todas las estaciones en las que pudimos visitar el interior.
Aquel era un buen momento para hacer un receso. O sea para ir a comer. Allí mismo había un restaurante con varias mesas en la calle. Baltí me parece recordar que se llamaba. Comimos dos platos mixtos de pinchos (un pincho de pollo y otro de ternera cada uno) y una botella de agua grande. En total 100 ILS. No es precisamente barato, pero estando en el centro del meollo, no se podía esperar otra cosa. Por lo menos los pinchos estaban buenos. Además fueron muy rápidos; casi no nos dio tiempo ni a descansar.
Como ya eran más de la una media, en vez de seguir con el camino del calvario decidimos ir a la Explanada de las Mezquitas. Para entrar hay que ir hasta el Muro de las Lamentaciones y luego buscar el acceso al una espantosa rampa de madera que está a la derecha del Muro, y que da acceso a la explanada. Para acceder al Muro hay que pasar un control de seguridad. Para entrar en la rampa hay un nuevo control. Yo me pregunto, ¿esta gente que se cree que las armas y las bombas aparecen por generación espontánea?. La única manera de llegar a la rampa es pasar primero por uno de los controles que dan acceso a la plaza del Muro. Vamos, que revisan lo ya revisado. La conclusión a la que llegué es que como tienen tanta policía, tienen que encontrar maneras de tenerlos ocupados, aunque lo que hagan no sirva para nada.
Al final de la rampa, antes de acceder a la explanada de las Mezquitas hay varios individuos controlando. Mi mujer iba con una camiseta de manga corta y cuello redondo que dejaba al descubierto unos cuatro dedos por debajo del cuello. Algo bastante discreto según nuestros standards. Pero se vé que para ellos era excesivo, y le obligaron a ponerse una chaqueta. Nos pareció ridículo, pero tampoco discutimos. ¡Por lo que le costaba ponerse la chaqueta!.

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JERUSALEN - EXPLANADA DE LAS MEZQUITAS

La Explanada de las Mezquitas es un lugar religioso sagrado de aproximadamente 15 hectáreas ubicado en la ciudad vieja de Jerusalén. También es conocida como Monte del Templo, en alusión al antiguo templo, por los judíos y cristianos.
Es el lugar más sagrado del judaísmo, ya que en el Monte Moria se sitúa la historia bíblica del sacrificio de Isaac. El lugar de "la piedra del sacrificio de Isaac" (la Sagrada Piedra de Abraham) fue elegido por el rey David para construir un santuario que albergara el objeto más sagrado del judaísmo, el Arca de la Alianza. Las obras fueron acabadas más tarde por Salomón en lo que se conoce como Primer Templo o Templo de Salomón y cuya descripción sólo conocemos a través de la Biblia, ya que fue profanado y destruido por Nabucodonosor II en el 587 a. C., dando inicio al exilio judío a Babilonia. Unos años después se reconstruyó el Segundo Templo, que volvió a ser destruido en el 70 d. C. por los romanos, con la excepción del muro occidental, conocido como Muro de las Lamentaciones, que aún se conserva y que constituye el lugar de plegaria más importante para los judíos. Según la tradición judía, es el sitio donde deberá construirse el tercer y último templo en los tiempos del Mesías.
Según la ortodoxia judía, los judíos no deben penetrar en el Monte del Templo porque lo consideran un lugar sagrado profanado y porque podrían, sin querer, violar la zona sagrada del desaparecido templo, en la que la sólo estaba permitida.
En la explanada se encuentran también dos de los templos más importantes del islam: la Mezquita de Al-Aqsa, que es la mayor mezquita de Jerusalén, y la Cúpula de la Roca, construidas ambas en el siglo VII. La segunda debe su nombre a que según la tradición alberga en su interior la piedra sobre la que Abraham se dispuso a sacrificar a su hijo (Ismael, y no Isaac, según el Corán). Es la misma piedra desde la que Mahoma fue elevado al cielo por el ángel Gabriel para reunirse con Alá. La cúpula es uno de los lugares más representativos de la ciudad.
Actualmente, la explanada es uno de los lugares sagrados más disputados del mundo.


Nada más entrar, parece que te has trasladado a otro lugar. No hay ruido, no hay un trasiego constante de gente. Aquello es un remanso de paz en medio de la locura que invade el resto del casco antiguo de Jerusalén. Simplemente es una gran explanada, con dos mezquitas, la Cúpula de la Roca, y la Mezquita de Al-Aqsa. Como os podéis imaginar no se puede acceder al interior, así que nos conformamos con verlas por fuera.
A pesar de ser un lugar de gran importancia para los musulmanes no alcanza el grado de espiritualidad que se puede sentir en el Muro de las Lamentaciones o en el Santo Sepulcro. Sin embargo, estéticamente creo que es uno de los lugares más interesante de Jerusalén. Además la tranquilidad de la que se disfruta en ese lugar no se puede encontrar en el resto de la ciudad. Por eso es una de visita obligada. Al menos a nosotros nos pareció un lugar encantador. Y de haber podido nos habríamos quedado un ratito más, pero a las dos y media en punto, ya nos señalaban las puertas invitándonos a abandonar el lugar. Me parece una absoluta tontería, pero así son las cosas.

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JERUSALEN - EXPLANADA DE LAS MEZQUITAS

Se puede salir de la explanada por cualquier puerta. Nosotros optamos por la de Bab as-Sisila, más que nada porque era la que teníamos más cerca cuando nos dijeron que fuéramos saliendo. Nos dirigimos de nuevo a donde nos habíamos detenido para comer, para continuar con el camino del calvario en el punto donde los habíamos interrumpido. Lo retomamos en la quinta estación que señala el lugar en que los romanos ordenaron a Simón que ayudará a Jesús a cargar la cruz. Está justo en la esquina del tramo superior de la Vía Dolorosa. En la misma calle, a la izquierda, está la sexta estación, donde Verónica limpió la cara de Jesús con un paño. En el cruce con la calle Souq Khan as-Zeit St se encuentra la séptima estación, donde Jesús cayó por segunda vez. Estas tres estaciones son unas pequeñas capillas. Por desgracia estaban las tres cerradas, por lo que no pudimos verlas por dentro. Si se sigue recto, se llega a la octava estación, donde Jesús pidió a unas mujeres que lloraran por ellas y sus hijos y no por él. Es la estación más curiosa. No hay nada, sólo una placa en la pared con el número de la estación. Miento, había más cosas. En concreto un señor sentado en una silla con varias fotos que te dice que aquello es la octava estación. Un poco raro, la verdad.
Para seguir con el camino, hay que volver atrás hasta la calle Souq Khan as-Zeit St, y girar a la derecha. Un poco más adelante, un desvío a la derecha, conduce por unas escaleras hasta la novena estación, donde Jesús cayó por tercera vez. Aquí hay una pequeña iglesia copta, muy sencilla. Diferente al resto de las capillas e iglesias que habíamos visto hasta ese momento.
En total son catorce estaciones. Las cinco estaciones restantes se encuentran en el santo sepulcro, y se refieren más a la crucifixión que al camino del calvario en sí.
El camino del calvario es un poco decepcionante. Todo son tiendas y vendedores, y la posible esencia de ese recorrido queda totalmente diluida entre tanto jaleo. No le vi el atractivo por ningún lado. Para la gente con una fuerte creencia religiosa debe ser algo especial. Lo entiendo perfectamente. Pero para los que no disfrutamos de ese sentimiento, no tiene demasiados atractivos, si un caso un poquito la segunda y la cuarta estaciones, y la octava por lo curioso de la iglesia copta. Y si encima te paras a pensar en el recorrido que has hecho, resulta un poco sorprendente. Quiero pensar que el trazado urbano de la ciudad ha cambiado muchos desde aquella época, porque sino el recorrido no tiene sentido. En varios momentos tienes que retroceder, lo que no sería lógico. No veo yo a Jesús subiendo y bajando por la misma calle cargando con la cruz. O es que no se sabían el camino y como se equivocaron de calle tenían que retroceder continuamente.

*** Imagen borrada de Tinypic ***
JERUSALEN - SANTO SEPULCRO

El siguiente paso era llegar al Santo Sepulcro. Como no podía ser de otra manera, se trata de una iglesia en la que se encuentran los que probablemente sean los lugares más importantes del cristianismo. La iglesia se encuentra en una pequeña plaza, atestada de gente. La fachada de la iglesia no tiene nada de especial, y la gente de la plaza son turistas de visita, que están esperando mientras charlan, o simplemente ponen cara de aburridos. No sé como explicarlo, algo muy frío.
Pero nada más cruzar el umbral de la puerta de acceso a la iglesia, todo cambia. Allí dentro los sentimientos de la gente se desbordan. La gente demuestra sus creencias sin rubor. El sentimiento se nota en el ambiente. No es necesario tener convicciones religiosas para poder disfrutar de ese lugar. La experiencia puede ser única con sólo observar como lo viven los auténticos creyentes.

El Santo Sepulcro es un sitio religioso relacionado especialmente con el Cristianismo, particularmente católicos y ortodoxos. El lugar, llamado también Gólgota es donde-según los Evangelios- se produjo la Crucifixión, enterramiento y Resurrección de Cristo. Está ubicado dentro de la Ciudad Vieja de Jerusalén. Hoy día alberga la sede del Patriarca Ortodoxo de Jerusalén y es la catedral del Patriarcado Latino de Jerusalén.
En general el Santo Sepulcro designa tres partes principales, la piedra de la unción, el o Calvario o lugar exacto de la Crucifixión de Jesucristo y el Santo Sepulcro. Secundariamente alberga diversas capillas e iglesias como la de Santa Elena, el Coro de los Griegos y la Iglesia de los franciscanos custodios de Tierra Santa.
Esta basílica, uno de los centros más sagrados del Cristianismo, ha sido un importante centro de peregrinación desde el siglo IV.
El significado religioso dado al Santo Sepulcro dentro del Cristianismo es bastante intenso, pues se trata del principal centro de culto de toda la Cristiandad.. Más que conmemorar un sepulcro, el sitio adquiere su enorme significado cristiano por el hecho de la Resurrección Por esta razón, el sitio concreto de la sepultura, una capilla en medio de la llamada «Rotonda» al frente del Coro de los Griegos, es conocida también como la anástasis (en griego 'resurrección').
Según los evangelios, antes de la muerte de Jesús el sitio era una tumba ya habilitada como tal, pero no utilizada todavía, propiedad de un rico judío seguidor de Cristo llamado José de Arimatea. Se trataría de un hueco horadado en la roca, que podía taparse con una gran piedra destinada al efecto para que rodara o se deslizara hasta la abertura del nicho. Siempre teniendo como única fuente los Evangelios, pero confirmados por los trabajos arqueológicos, la tumba estaría situada en un jardín próximo a la roca donde se produjo la Crucifixión, llamado originalmente Gólgota y luego Calvario. Ese lugar estaba muy próximo a la muralla herodiana de la ciudad de Jerusalén, pero extramuros, ya que las normas judías prohibían los enterramientos intramuros.
En el año 326, el Emperador Constantino mandó erigir la Basílica del Santo Sepulcro en el lugar prescrito por la tradición y en el cual estaba erigido el culto pagano a la diosa romana Venus. La emperatriz Elena había acudido a la ciudad decidida a mejorar personalmente el lamentable estado en el que se encontraban los lugares descritos en los evangelios. Tenía también el propósito de localizar la cruz de la ejecución de Jesús. Elena, tras fracasar en la búsqueda de la cruz, inició la del sepulcro. La tradición cuenta que al derruir el templo pagano para aislar el Calvario e iniciar las nuevas edificaciones aparecieron también tres cruces, una de las cuales necesariamente habría de ser la Vera Cruz del martirio de Cristo. Varias leyendas describen el prodigio que permitió identificar la Vera Cruz, casi siempre basadas en que una de las cruces producía curaciones milagrosas, y las otras dos no.


Lo primero que hay nada más entrar en la iglesia, es la piedra de la unción, en la que el cuerpo de Jesús fue lavado y ungido en aceite tras ser bajado de la cruz. La gente se amontona para pasar alguna prenda o algún recuerdo por la piedra, con la intención de que se impregnen de la esencia del cuerpo que estuvo allí. Mi mujer no pudo resistirse a la tentación, y pasó por la piedra unos aros que siempre lleva encima.
A mano derecha, hay una escalera que sube a un nivel superior, en el que hay dos salas. La primera, la capilla franciscana, acoge la décima estación, donde Jesús fue despojado de sus vestiduras, y la undécima estación, donde Jesús fue clavado en la cruz. Y en la capilla ortodoxa que hay justo a la izquierda, se encuentra el lugar de la crucifixión. La gente hace cola para poder disfrutar de unos segundos junto a ese lugar. A medida que íbamos avanzando más disfrutábamos de ese lugar. Si lo miras asépticamente no tiene nada de especial. Pero cuanto más mirábamos a la gente que había allí más nos impresionaba. No tengo palabras para contar como lo vive la gente, pero de verdad que impresiona. El silencio, el recogimiento, crean una atmósfera única que hacen que sea un lugar único. Tiene algo especial, no sé lo que es ni por qué, pero hay algo en el ambiente que hace que te sientas más cerca de la religión.
Entre las dos capillas está la decimotercera estación, donde el cuerpo de Jesús fue bajado de la cruz. No fuimos capaces de localizarla.
Bajamos por las escaleras, para encontrarnos nuevamente frente a la piedra de la unción. Si se sigue el orden lógico de los acontecimientos, éste sería el momento de visitar este lugar, pero como está junto a la entrada, es el que ves primero.
La visita continua bajando otras escaleras hasta el nivel inferior, para llegar al punto culminante de la visita, a la tumba de Jesús. Es una pequeña capilla circular en medio de una rotonda. La gente hace cola alrededor de la capilla para poder entrar dentro y visitar ese lugar. Algunos como yo por curiosidad, y otros por creencias. La cola avanza muy poco a poco. Nosotros creo que estuvimos más de una hora allí. Cuando estoy de vacaciones las colas me desesperan. Pero allí no tuve esa sensación, no me supuso ningún problema. Continuamente se oían unos golpecitos, toc, toc, toc;….., toc, toc, toc; Era lo único que rompía el silencio del lugar. Cuando nos acercamos a la entrada de la tumba pudimos comprobar lo que era. Era uno de los curas que estaban en la entrada regulando el tráfico, que continuamente daba esos golpecitos para meter prisa a la gente que estaba dentro.

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JERUSALEN - SANTO SEPULCRO - TUMBA DE JESUS

Para entrar en la tumba, hay que esperar que salgan los que están dentro. Dos curas controlan la gente que entra y la que sale. Y no paran de dar los golpecitos. Parece increíble, pero hay que reconocer que es necesario. El interior de la tumba es muy pequeño, y la devoción de la gente es muy grande. Algunas personas no se separarían nunca de ese lugar. Si no les obligaran a pasar rápidamente por el lugar aquello no se acabaría nunca.
Por fin llegó nuestro turno. La tumba son dos salas muy pequeñas. La tumba está en la segunda. Es muy pequeña, no creo que quepa una persona. Mi mujer volvió a pasar los a los aros por la tumba.
Sin lugar a dudas, es el plato fuerte de la visita al recinto del Santo Sepulcro. Me fascinó ese lugar. Tiene magia. Y es imposible sustraerse a ella. Emocionante. Y que quede claro que no soy religioso. Está claro que toda la gente que visita Jerusalén se acerca al Santo Sepulcro. Pero es que tal y como yo lo veo, sería imperdonable no visitar ese lugar. He entrado en muchas iglesias, tanto católicas como ortodoxas. En iglesias más grandes, más pequeñas, más bonitas, más feas, más nuevas, más antiguas (el edificio claro). Vamos, en iglesias de todos los gustos, colores y sabores, pero ninguna es como el Santo Sepulcro. En ninguna he sentido lo mismo que allí. Tanto lo que significa; como el respeto y la religiosidad de la gente hacen que sea un lugar único, especial, imposible de olvidar. Creo que sólo por ese momento valió la pena visitar Israel.
Ya habíamos hecho las tres visitas estelares. Pero todavía era pronto, por lo que nos dirigimos hacia la Torre de David. Pero cuando llegamos ya estaba cerrada por lo que no pudimos entrar. Desde allí se accede fácilmente al barrio armenio. Como no teníamos nada mejor que hacer, fuimos a dar una vuelta. Esta zona es totalmente distinta a lo que habíamos visto hasta ese momento. Casas de piedra y calles empedradas casi desiertas. No había tiendas. Apenas nos cruzamos con cuatro o cinco personas. Eso era lo que esperábamos de Jerusalén. Puedo entender que una ciudad de la importancia de Jerusalén esté atestada de gente. Pero lo de las tiendas ocupándolo todo, y ese desorden de cables, hierros y más chismes no me lo esperaba.

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JERUSALEN - BARRIO ARMENIO

Paseamos tranquilamente por las calles del barrio armenio, tomándonos un respiro del ajetreo de los barrios cristiano y musulmán. Como en todos los sitios, había rincones bonitos y otros no tanto. Pero al menos era diferente, y se lo agradecimos perdiéndonos por sus calles. El barrio no es muy grande, no hace falta reservar una semana entera para visitarlo.
Un poco más animados, salimos por la puerta de Sión. Pero al margen de las murallas allí sólo había un parking. Media vuelta y para adentro otra vez, pero esta vez nos dirigimos a la derecha hacia el barrio judío. Como no, la primera calle que enfilamos fue la Jewish Quarter St, que corre paralela al Cardo. Resulta curioso, con las columnas “romanas” en un nivel inferior a la calle. Aquí vuelve a haber tiendas, pero sin el agobio del barrio musulmán. Además como el cardo nos quedaba a la izquierda y las tiendas a la derecha, y nosotros íbamos mirando el cardo casi ni nos enteramos de las tiendas. Después nos desviamos por las calles secundarias del barrio judío. Nos pareció muy similar al barrio armenio. Muy tranquilo, sin tiendas y con muy poca gente paseando por esa zona. Sí, éste era el Jerusalén que habíamos venido buscando. Nos había costado encontrarlo, pero nunca es tarde si la dicha es buena.

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JERUSALEN - BARRIO JUDIO - CARDO

Pero tanta paz puede llegar a ser aburrida. Nos quejamos de las tiendas, del ruido, pero al final lo que nos gusta a todos es el jaleo. Volvimos a la calle Souq Khan as-Zeilt, que separa el barrio musulmán del cristiano. En realidad volvimos porque habíamos visto un ciber. Llevábamos todo el día caminando y nuestros pies necesitaban un reposo. Así matábamos dos pájaros de un tiro; descansábamos y poníamos al día nuestros correos electrónicos. Compramos una hora. No recuerdo que costaba, pero no era caro.
Como nos sobraba tiempo, buscamos donde estaba la oficina de Cal Auto en Jerusalén. Y mira tú por donde, estaba muy cerca del casco antiguo. ¡Hala pues!, vamos para allá a ver si nos dan un coche. Salimos por la puerta de Jaffa, y cogimos por Mamilla Mall. Es como un pequeño centro comercial, con tiendas y bares modernos al estilo europeo. Totalmente diferentes a las mini tiendas del casco antiguo. Si alguien pretende ir de compras por Jerusalén, ese es su lugar. Pero no era el caso, así que lo atravesamos rapidito y sin parar a mirar los escaparates.
Cuando llegamos a la oficina del rent a car, vimos una chica en la puerta fumando, que nos dijo con cara de mala leche que estaba cerrado. Cerraban a las seis y ya pasaban unos minutos. A pesar de eso intentamos explicarle el problema que habíamos tenido con su compañía, pero se negó en redondo a atendernos. Que volviésemos al día siguiente. Eso me sacó de quicio. Primero nos putean y ahora pasan de nosotros, y todo con muy malos modos. Para hacer honor a la verdad tengo que reconocer que yo tampoco fui un dechado de simpatía.
Me fui de allí con un cabreo monumental. Gracias a dios mi mujer conservó la calma y me fue convenciendo de que me calmase. Estábamos de vacaciones y lo que teníamos que hacer era disfrutarlas y no perder los nervios, porque la final los perjudicados seríamos nosotros. Además a las malas difícilmente conseguiríamos algo. Tenía razón. Tampoco os penséis que me convenció tan fácilmente. Soy muy cabezón. Tuvo que utilizar todo su poder de convicción antes de que yo empezara a ceder.
A todo esto habíamos vuelto a Mamilla Mall, pero todas las tiendas estaban ya cerradas. Así que volvimos a entrar en la ciudad antigua por Jaffa. Paseamos un poco por el laberinto de calles, pero sin mucho interés. Yo me iba calmando poco a poco y mi mujer estaba más preocupada de tranquilizarme que de disfrutar del paseo. Con esa combinación a ninguno de los dos nos apetecía estar mucho tiempo por allí. Por eso no estuvimos mucho rato y decidimos empezar el camino de regreso al hotel.
Habíamos visto que al inicio de la calle Jaffa había unos tranvías y decidimos probar a ver que tal. Pero a esas horas ya no circulaban. ¡Que se le va hacer, otra vez será!. Seguimos caminando por esa calle hasta que llegamos a la intersección con Ben Yehuda. Había un ambientazo. Y como los ánimos ya se habían calmado un poco, optamos por dar una vuelta por allí. Llevábamos todo el día viendo piedras e iglesias. Ahora había que disfrutar un poco de la modernidad. Estuvimos paseando por las calles peatonales de Ben Yehuda, King George y aledañas. No eran muy diferentes a cualquier calle comercial de una gran ciudad cualquiera. Estábamos en Jerusalén, pero aquello podía ser cualquier lugar del mundo y no hubiéramos notado la diferencia. A mí estos lugares no me entusiasman, pero a mi mujer si que le gustan, y la pobre también tiene derecho a disfrutar un poco. Tengo que reconocer, aunque me pese, que el lugar no estaba mal. Pero esto no se lo diré a mi mujer, o lo aprovechará para que en próximos viajes perdamos más tiempo de tiendas. O peor todavía en centros comerciales. Sólo de pensarlo me entra pavor.
Aprovechamos para comprar la cena en un chiringuito que había por allí. Como no sabíamos que pedir, les dijimos que nos pusieran lo mismo que se habían llevado una pareja justo delante de nosotros. Dos kebabs gigantes llenos a reventar de toda clase de mejunjes que nos costaron 50 ILS. En otras tienda de por la zona compramos el postre, dos donuts con cobertura de chocolate por 14 ILS. Un poco caros la verdad, pero hay que darse algún capricho de vez en cuando.
Seguimos caminando hacía la estación central. No se cuanto tiempo caminamos para llegar hasta allí, ni que distancia recorrimos. Pero cuando llegamos ya era de noche. Esperamos unos minutos a que llegara nuestro bus, el 157, y compramos los billetes hasta Mevasseret. Nos cobraron 8’80 ILS por persona lo mismo que por la mañana, pero esta vez no habíamos pedido el “boarding ticket”. Por eso me quedé con las dudas de si todos los billetes de bus permiten transbordos aunque no lo pidas, o si realmente hay que pedirlo. Intentando encontrar una respuesta a esta duda trascendental que se nos había planteado, llegamos a Mevasseret en poco más de veinte minutos. En ese pueblo las calles son de una dirección, por lo que el autobús no pasaría por la parada en la que nos habíamos montado por la mañana. Bueno a la vuelta si que pasaría, pero no sabíamos si giraba allí mismo o si seguía unos cuantos kilómetros más. Así que nos bajamos donde buenamente nos pareció. Aquellas calles parecían todas iguales. No teníamos ni idea de donde estábamos. Era noche cerrada y no sabíamos si tirar hacia la derecha o hacia la izquierda, y no había nadie por la calle. Menos mal que llevaba el GPS. Pero justamente al aparatito no le dio la gana de coger la señal. Por fin nuestra salvación, un hombre paseando un perro. Le preguntamos pero aquel hombre no tenía ni idea de donde estaba el hotel. En ese momento también pasó una chica, pero cuando intentamos preguntarle salió huyendo como si hubiera visto al demonio. La ley de Murphy nos golpeaba con todas sus fuerzas. Ya me veía durmiendo en un portal, ¡y sin cartones!.
Pero no hay mal que cien años duré, y finalmente el GPS decidió despertar. Estábamos a 800 metros del hotel. Todavía me acuerdo perfectamente de ese momento. Cinco o seis minutos caminando y ya estábamos a salvo. Al menos esto sirvió para darnos cuenta de que el GPS a pesar de ir en modo vehículo nos hacía bajar por una calle que estaba cortada al final. Cuando lleváramos el coche tendríamos que ir con cuidado de no meternos por allí o tendríamos un serio problema para salir marcha atrás y cuesta arriba por un callejón muy estrecho.
En la habitación teníamos una cocina bastante completa. Calentamos los kebabs. Eran enormes, si llamamos al del Guinnes, seguro que hubieran batido algún record. Nos portamos como unos campeones; casi nos los terminamos. Y para acabar a dormir prontito que al día siguiente nos quedaba una dura batalla con los del rent a car.

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BELEN Y LLEGAMOS TARDE POR TODO

BELEN Y LLEGAMOS TARDE POR TODO


Localización: Jordania Jordania Fecha creación: 10/07/2011 18:46 Puntos: 4 (1 Votos)
Bajamos a desayunar a las nueve en punto. El desayuno excepcional como todos los días, pero no comimos mucho, ya que todavía teníamos el kebab de la cena que nos salía por las orejas.
Después, la rutina del día anterior. Autobús nº 157 hasta la estación central, para allí hacer trasbordo hasta el centro. Volvimos a pedir el boarding ticket, por si acaso, 8’80 ILS por persona. Yo creo que no es necesario pedirlo, pero vale más prevenir. En la estación central atravesamos por el paso subterráneo y preguntamos al primer bus que se paró si iba al centro, era el nº 6. Nos contestó que sí, y nos subimos. Pero a medio camino, nos quedamos atrapados en medio de un atasco monumental. Aquello no avanzaba. La noche anterior habíamos comprobado que la distancia al centro no era muy larga, por lo que decimos bajar y seguir a pie. Un poco más adelante descubrimos el motivo del atasco, un autobús había atropellado a un peatón. Ya os lo podéis imaginar, el autobús parado, policía, la ambulancia, y algo que nunca falta en estos casos, un motón de curiosos mirando el espectáculo. Creo que tomamos la decisión correcta bajando del autobús. Aquél lío tenía pinta de durar un buen rato.
Cuando llegamos a la oficina del rent a car no estaba la chica del día anterior. Pensé “mejor, más borde que aquella no podrá ser”. Le explicamos el caso, pero como quien oye llover. Que no se puede hacer nada, que vayamos a reclamar a Eilat. Excusas y excusas, pero ninguna solución. Esta vez siguiendo los sabios consejos de mi mujer mantuve la calma. Pero estaba claro que de allí no nos íbamos sin un coche. Finalmente conseguimos que nos ofreciera alquilar un nuevo coche por 660 ILS (132 euros) para los cuatro días que nos quedaban por Israel. El precio no estaba del todo mal, el problema es que sólo disponíamos de 250 kilómetros diarios. Al final eso fue un problema, que hizo no pudiéramos visitar todos los sitios a los que teníamos previsto ir. Después de nosotros en la oficina entró un judío ortodoxo, de esos que van de negro, con sombrero y tirabuzones. Mientras esperaba saco un libro y se puso a rezar sentado en una silla, moviendo el cuerpo adelante y atrás. Al poco rato también llegó la chica del día anterior. La mala leche se ve que la llevaba de serie, ya que se tiró literalmente sobre la silla y nos miró con una cara de asco que daba miedo. Al ortodoxo que estaba esperando y rezando, no le hizo ni caso. Y no es que no lo viera, porque la oficina era bastante pequeña y aquel hombre rezando allí en medio no es que pasase desapercibido. En conjunto un cuadro surrealista, muy esperpéntico. Sólo faltaban los hermanos Marx.
Bueno, por fin teníamos coche. Nos había costado dios y ayuda, pero lo habíamos conseguido. Los coches los tienen en un parking público que está un poco lejos de la oficina. Así que tuvimos que esperar a que vinieran a buscarnos con un coche para ir a recoger nuestro vehículo. Una vez allí nos entregaron un Hyunday i10 de color verde. Pero antes pasamos una inspección que ni en la ITV. El chico que nos entregó en coche se dedicó a apuntar todos los golpes. Cada vez que apuntaba uno nos lo enseñaba. Como vimos que aquello iba en serio, nos apuntamos al juego y le indicamos unos cuantos golpes más. Luego tocó revisión de los kilómetros, del nivel de combustible, de la rueda de recambio, y de algo más que seguro que se me ha olvidado. Apuntamos tantos golpes y rayones que aquel papel parecía un mapa. Eso nos venía bien, ya que con todo el lío al final no nos había quedado claro si habíamos contratado un seguro a todo riesgo o no. Y con todos los golpes que habían marcado si le dábamos otro golpecito no se notaría.
Desde que habíamos llegado a la oficina hasta que nos dejaron irnos con el coche había pasado más de una hora y media. Una locura. Pero todavía no habíamos terminado. Al llegar a la salida nos piden el ticket. ¿Qué ticket?. Resulta que nos tenían que haber entregado el típico ticket que se utiliza en todos los parking para pagar. Aparté el coche a un lado, mientras mi mujer bajaba por la escalera a pedir el ticket. Volvió a los pocos minutos, y por fin pudimos salir de ese sótano. ¡¡¡Libres!!!.
Nuestro primer destino iba a ser Belén que está a unos 10 kilómetros de Jerusalén. En un suspiró nos plantamos allí. Es inconfundible; sabes que has llegado por la enorme valla que aparece al lado de la carretera. Cerca de la entrada había muchos coches aparcados en el lateral de la carretera. Pero no había sitio. Llegamos hasta el final de la carretera y como no podíamos seguir dimos media vuelta. Allí mismo junto a la entrada hay un pequeño parking gratuito. Pero estaba casi vacío. Nos pareció muy raro, el parking medio vacío y la carretera llena de coches aparcados, pero como no había ninguna señal que nos invitará a irnos dejamos el coche allí. En cuanto salimos del parking vimos una entrada. Nos dirigimos hacia allí, pero enseguida nos salió al paso un soldado armado y nos preguntó que a donde íbamos. Le dijimos que a visitar Belén, y nos dijo que no se entraba por allí, que teníamos que ir a otra puerta que estaba un poco más adelante. Del coche no nos dijo nada, así que dimos por supuesto que lo podíamos dejar allí sin problemas.
Lo de aparcar el coche y cruzar el check point andando no era un capricho. Los rent a cars no permiten pasar con los coches alquilados a los territorios palestinos.
Nos dirigimos hacia la entrada que nos había indicado el soldado. Un muro enorme, vallas altísimas; tornos de una sola dirección. Un auténtico campo de concentración. Pasar por allí no resulta nada agradable. Y eso que en el control de pasaportes nos vieron con cara de guiris y ni tan siquiera nos miraron la documentación. Nos dejaron pasar sin parar. Lo primero que pensé fue “espero que hoy no pase nada especial, porque como cierren el check point de aquí no salimos”. Es algo que hay que ver para comprender el absurdo al que puede llegar el ser humano. No se cual de las dos partes tiene la razón, pero lo que si que me quedó claro es que esa situación es insostenible; esos muros sólo pueden fomentar el odio entre las dos partes.

Belén, "Ciudad Natal de David" es una ciudad palestina situada a unos 9 kilómetros al sur de Jerusalén, enclavada en los montes de Judea, en Cisjordania. Se encuentra administrada en la actualidad por la Autoridad Palestina. Su población es de 27.000 habitantes, siendo la mitad musulmanes y la otra mitad cristianos, en su mayoría ortodoxos. El gobierno de Israel ha rodeado la ciudad de murallas y pasos de control para evitar ataques terroristas, impidiendo el libre tránsito de los habitantes y limitando los intercambios comerciales. Esto ha provocado una gran disminución del turismo, una de las principales fuentes de ingresos de la ciudad.La ciudad tiene gran significado religioso para los cristianos y musulmanes al ser el lugar de nacimiento de Jesús. Es también un importante lugar de peregrinación para los judíos, que veneran la tumba de Raquel situada a la entrada de la ciudad y para los que la ciudad es lugar de nacimiento y de coronación del rey David.
La ciudad ya aparece mencionada en torno al año 1350 A.C. como un importante lugar de descanso para lo viajeros que iban de Siria y Palestina a Egipto. En 1.200 A.C. los filisteos gobernaban el país al que llamaron Palestina.
En sus orígenes la población pertenecía a la tribu de Judá. La tradición judaica considera la ciudad como la cuna del rey David. Ello llevaría a que la ciudad fuese nueve siglos después asociada a otro gran personaje argumentado como su descendiente, Jesús. Precisamente el nacimiento de Jesús en este lugar se debió a que José, esposo de María, era descendiente de David, y como el país se hallaba bajo dominación romana, sus habitantes debían acudir a su localidad de origen para empadronarse, de cara a que la potencia ocupante elaborase el censo fiscal.
Al final del siglo IV, con la partición del imperio romano, Belén pasó a depender de Bizancio y se convirtió en un importante centro religioso. El emperador Constantino I mandó construir, en el lugar donde se había producido el nacimiento de Jesús, la basílica de la Natividad, que constituye el mayor atractivo religioso y turístico de la ciudad. En 529, la revuelta de los samaritanos contra el imperio bizantino asoló la ciudad y sus alrededores: la muralla de la ciudad y la basílica fueron destruidos, pero una vez la revuelta aplacada, la iglesia fue restaurada por el emperador bizantino Justiniano I y la muralla restaurada.
En 614 Palestina fue invadida por los persas que practicaron una política de tolerancia hacia la comunidad cristina. Esta situación se mantuvo hasta 1009, cuando el califa fatimí al-Hakim lanzó campañas de persecución contra los cristianos. Respetó sin embargo a la rica comunidad cristiana de Belén para seguir recibiendo sus tributos.En 1099 fue conquistada por los cruzados que fortificaron la ciudad e instalaron una comunidad agustiniana, suplantando a las antiguas autoridades cristianas de la ciudad. El día de Navidad de 1100, Balduino I, primer rey del Reino Latino de Jerusalén, fue coronado en Belén, y ese año fue establecido un Obispado Católico en la ciudad.
En 1187, Saladino venció a los cruzados y conquistó Belén. En un principio expulsó a los agustinianos y cortó las relaciones con Occidente. Pero en 1244 se permitió regresar a los agustinianos y se reabrió el paso de los peregrinos a la ciudad. Al poco tiempo, en 1250, la conquista del país por los mamelucos acabó con la tradición de tolerancia y convivencia que caracterizó la historia de Belén. En 1263 las torres y las murallas fueron derrumbadas y las autoridades cristianas expulsadas. El siglo siguiente vio un restablecimiento paulatino de las influencias occidentales; se instaló una comunidad de franciscanos y los agustinianos regresaron.
En 1517 los turcos conquistaron Palestina, y en Belén empezó un periodo de conflictos entre los franciscanos y los ortodoxos griegos por la posesión de los santuarios, que habría de durar siglos. Los lugares santos del cristianismo pasaban de una comunidad a otra según el favor del que gozaban sus naciones de origen ante el califa otomano.
Con la Primera Guerra Mundial se terminó el gobierno otomano en 1917, y Palestina pasó bajo mandato británico en 1922. Belén contaba entonces con 8.000 habitantes.
En 1947, en el Plan de Partición de Palestina propuesto por la ONU, fue designada junto a Jerusalén como territorio internacional administrado por la ONU, una vez expirase el mandato británico. Sin embargo, en el curso de la primera guerra árabe-israelí que estalló inmediatamente después, fue invadida por Transjordania y anexionada a Jordania.
En 1967 durante la Guerra de los Seis Días fue ocupada por los israelíes, al igual que el resto de Cisjordania. A raíz de los Acuerdos de Oslo, en 1994 fue transferida como parte del territorio autónomo administrado por la Autoridad Nacional Palestina.


Una vez dentro, lo primero que vimos fue un montón de taxis esperando. Hablemos con propiedad, los taxis estaban parados, los que esperaban eran los taxistas. Nos indicaron a que taxi teníamos que subir. Una vez dentro el taxista nos enseñó un folleto con los lugares de interés o al menos los que ellos consideraban de interés. Le dijimos que no, que simplemente nos llevase al centro, pero no nos hizo ni caso, él a lo suyo. Que si así era mejor porque luego nos costaría encontrar otro taxi, que nos iba a salir más barato que coger varios taxis. Fue bajando el precio hasta dejarlo en 150 ILS por ir a visitar, la iglesias de la Anunciación, la de la Natividad y de la Gruta de la Leche. Pasamos de ir hasta las ruinas del Palacio de Herodes, ya que no nos parecieron demasiado interesantes. La que tienen montada los taxistas en Belén es un poco una encerrona. Pero que se le va hacer, a tragar.
Primero nos llevó hasta la Iglesia de la Anunciación. No sé si se dedicó a dar vueltas antes de llegar allí, pero me dio la sensación de que estaba bastante lejos. Además el camino estaba adornado con cuestas de fuerte pendiente y un sol calentito, calentito. Si llegamos a ir andando nos fundimos por el camino, al buscarnos sólo hubieran encontrado un charco. Menos mal que fuimos en taxi. Además durante el trayecto el taxista nos fue enseñando los asentamientos judíos, y la valla que rodea la zona, que según nos dijo está electrificada. Cuanto más veía más se ponían los pelos de punta. Es increíble la situación a la que se ha llegado en ese lugar.

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BELEN - IGLESIA DE LA ANUNCIACION

La Iglesia de la Anunciación está en medio de un pequeño jardín precioso. Pasearse a la sombra de los altos pinos, junto a unas bonitas flores de color lila con la iglesia al fondo ya justifica la visita a ese lugar. Además estábamos totalmente solos, lo que le daba un mayor encanto al lugar. La iglesia, como casi todas las que se ven en Israel, no tiene nada destacable. Es más el conjunto que ofrece el lugar, y sobre todo el significado que tiene. Lo que si resulta más llamativo, son las dos pequeñas grutas que han sido adaptadas como capillas, con escenas de la anunciación a modo de belenes en las paredes. Hay que reconocer que tienen su encanto. También se pueden ver los restos de una iglesia bizantina. Pero queda muy poca cosa, y la costumbre que tienen por esta zona de cubrirlo todo con estructuras metálicas le resta el poco encanto que pudiera tener.

12 DIAS DE ABRIL DE 2011 POR JORDANIA E ISRAEL - Blogs de Jordania - BELEN Y LLEGAMOS TARDE POR TODO (1)
BELEN - GRUTAS DE LA IGLESIA DE LA ANUNCIACION

Cada vez estoy más convencido de que el taxista nos tomó el pelo, y nos cobró un precio excesivo por la vuelta que dimos. Pero si no hubiera sido por él, nunca hubiéramos ido a este lugar ya que no entraba en nuestros planes. Así que al final casi tenemos que estarle agradecidos, porque es un lugar realmente precioso hasta el que vale la pena llegar si se visita Belén. Supongo que tuvimos mucha suerte con esta visita ya que estuvimos solos todo el tiempo. Cuando llegamos se iba un taxi con una pareja, y cuando nos íbamos entraba un grupo organizado. Eso nos permitió disfrutar del silencio y la paz del jardín. Y seguro que las grutas no hubieran resultado ni la mitad de encantadoras si las hubiéramos visto llenas de gente.
A la salida, el taxista nos llevó hasta la Iglesia de la Natividad que está en el centro del pueblo. Nuevamente recorrimos un buen tramo en coche. Y nuevamente me vino la misma idea a la cabeza; menos mal que hemos cogido un taxi y no hemos venido a pie. Si venimos andando y no muero deshidratado, la que me mata es mi mujer.

La Basílica de la Natividad, en Belén, es uno de los templos cristianos en uso más antiguos. La tradición dice que la iglesia fue construida en el lugar donde nació Jesús de Nazaret, ahora lugar sagrado tanto para cristianos como musulmanes. Actualmente, la basílica es administrada por la Iglesia Católica y la Iglesia Ortodoxa Griega.
El edificio original fue construido por orden del Emperador Romano Constantino I, bajo el primer Concilio de Nicea el año 325. En el año 529, durante la rebelión de los samaritanos, fue quemado y destruido completamente. En la actualidad, la basílica es una combinación de dos iglesias, cuyos cimientos se hallan donde se cree que nació Jesucristo.
La sección principal (la basílica), controlada ahora por la Iglesia Ortodoxa Griega, fue diseñada como una basílica romana genérica, con tres naves y un ábside. Si bien, actualmente se encuentra en bastante mal estado, en su origen las paredes y el suelo se hallaban cubiertas por mosaicos. También dispone de una compleja red de lámparas dispuestas por toda la iglesia.
La iglesia católica romana anexa fue construida empleando un estilo Gótico renovado, y desde entonces ha sido modernizada aún más de acuerdo con las tendencias litúrgicas surgidas del Concilio Vaticano II.
La caverna subterránea cuenta con un altar sobre el lugar en el que se dice que nació Jesús. El punto exacto está marcado por un agujero en medio de una estrella de plata de 14 puntas rodeada por lámparas de plata. Este altar es neutral, aunque su diseño es principalmente ortodoxo armenio.

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BELEN - IGLESIA DE LA NATIVIDAD

Paramos junto a una plaza. Se notaba que era el centro. Se distinguía la Mezquita de Omar, pero de la iglesia que queríamos visitar nada de nada. El taxista nos indicó donde estaba. La teníamos delante, enfrente de la mezquita. Pero es que no parece una iglesia, es un muro de piedra con una puerta diminuta. Hasta nosotros que somos más bien bajitos tuvimos que agacharnos para entrar y no pegar con la cabeza en el dintel.
Al pasar la puerta se accede a una sala que no me pareció muy interesante, para atravesar una nueva puerta que da acceso a la iglesia. La recuerdo bastante oscura, pero más grande que la mayoría de las iglesias que habíamos visto en Israel. Era una iglesia al uso y no una simple capilla. Las naves interiores estaban separadas por unas columnas rojas, que según la Lonely son del siglo VI. Desde luego llaman la atención. En la nave central se puede ver un trozo del suelo de mosaico original. Y el altar principal es una mezcla de estilos, católico, ortodoxo, y supongo que también etíope, aunque éste último no sé como es. Resulta extraño, y sobre todo muy recargado para la sencillez del resto del templo.
A la derecha del altar unas escaleras descienden a la Gruta de la Natividad. Debajo de un pequeño altar, una estrella señala el lugar exacto del nacimiento de Jesús. No sé como pueden saber el lugar exacto, pero al final todo es una cuestión de fe. No había mucha gente, pero el lugar es bastante pequeño por lo que siempre parece que está lleno. Estuvimos esperando un rato para ver si se vaciaba, pero no había manera, siempre entraba alguien antes de que nos quedáramos solos.
El ritual es similar al del Santo Sepulcro. Consiste en agacharse debajo del altar para poder tocar la estrella que señala el lugar del nacimiento, o para pasar algún recuerdo por la misma. La diferencia es que aquí hay mucha menos gente y no hay que hacer cola. Todo es mucho más rápido y sencillo. No se aprecia la espiritualidad del Santo Sepulcro, pero aún así el lugar tiene algo especial. Resultó un momento muy emotivo. Un bonito recuerdo de Belén.

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BELEN - IGLESIA DE LA NATIVIDAD

Antes de salir se pasa por un bonito claustro en el que está la iglesia de Santa Catalina de un color rosáceo. Es una iglesia moderna. Nos resultó bastante fría, pero es normal después de visitar un lugar tan emblemático como la Gruta de la Natividad.
A la salida el taxista nos dijo que al siguiente punto, iríamos a pié, ya que estaba muy cerca, y que de camino nos pararíamos en una tienda de recuerdos. Normalmente me suelo negar en rotundo a estas paradas, me parecen una absoluta pérdida de tiempo. Y además, por qué tengo que ir a un sitio que no me interesa en absoluto. Pero esta vez no sé por qué, no dije nada y lo seguimos. Entramos en la tienda, y en menos de diez segundos volvíamos a estar fuera. Nadie dijo nada, ni intentaron retenernos. Menos mal, la operación había sido rápida e indolora.
Unos metros más adelante estaba la Iglesia de la Gruta de la Leche a la que se accede bajando unas escaleras. Este lugar me sorprendió muy gratamente. Más que una iglesia me parecieron diferentes capillas agrupadas en un mismo espacio. Me encantó el color blanco de sus paredes. Me diréis vaya tontería, paredes blancas; si casi todas la paredes son blancas. Pero es que aquí, se combinaban paredes de obra, que lógicamente eran de color banco porque la pintura que habían usado era de ese color; con paredes de roca, que también tenían un color blanquecino natural. De ahí el nombre de la iglesia. Peculiar, sin duda alguna un gran descubrimiento. Nos gustó mucho esta iglesia. Salimos por un lugar diferente al que habíamos utilizado para entrar. Pasamos por delante de dos capillas también de reciente construcción y acabamos en un patio interior.

12 DIAS DE ABRIL DE 2011 POR JORDANIA E ISRAEL - Blogs de Jordania - BELEN Y LLEGAMOS TARDE POR TODO (2)
BELEN - IGLESIA DE LA GRUTA DE LA LECHE

Durante esta visita tampoco coincidimos con nadie. Estuvimos solos en la iglesia, lo que me sorprendió ya que estando al lado de la Iglesia de la Natividad pensaba que habría más gente. Mejor así.
Ya habíamos visto los tres lugares que habíamos pactado con el taxista. Era hora de irnos. Habíamos tardado una hora y media, tal y como había vaticinado el taxista cuando iniciamos el recorrido. Se lo tienen más que estudiado.
Mientras nos dirigíamos hacia el check point, el taxista de nuevo nos enseñó los asentamientos judíos, las vallas electrificadas y el enorme muro. Estuvimos poco tiempo, y lo dedicamos a visitar los lugares de mayor interés turístico; o al menos para nosotros; por lo que no tuvimos ocasión de conocer la realidad de aquella gente. Pero por lo poco que hablamos con el taxista, y la manera como nos enseñaba los asentamientos y las vallas, se notaba su falta de sintonía con los judíos. No tuvimos el contacto suficiente para atreverme a decir que lo que sentía era odio, pero en sus palabras si que se notaba un fuerte resentimiento. Y la verdad es que no me extraña. Lo repito, no se quien tiene razón en este asunto, de hecho creo que las dos partes deben de tener sus razones. Pero es muy difícil vivir como vive esa gente, atrapados detrás un muro y constantemente vigilados como delincuentes.
Le dije a mi mujer que nos convendría comer algo antes de salir de allí, ya que sino se nos haría muy tarde. Pareció que el taxista nos había entendido, ya que nos preguntó si queríamos comer algo. Pues sí majete, ahora mismamente estábamos hablando de eso. Se paró en un sitio bastante cutre, pero era el único que había junto a la parada de taxis. Pedimos un kebab, un falafel y una botella de agua. En total 40 ILS. El sitio era bastante cutre, y la limpieza no era su mayor virtud, pero la comida estuvo muy buena. Esta claro que un kebab es un kebab y que o te gusta o no gusta, como las hamburguesas. Pero aun así tenéis que reconocer que hay sitios donde tienen más gracia par hacerlos, y éste era uno de ellos.
Atravesamos el check point para salir de Belén. Aquí un chaval intentó vendernos unas postales. Fue el único durante todo el viaje que cuando le dijimos que no, siguió insistiendo y se puso pesado. Nos persiguió hasta que entramos en el punto del control y ya no pudo seguir adelante. Para salir si que había cola, por lo que tardamos un poco más de tiempo que a la entrada. A nosotros sólo nos preguntaron de donde éramos, y nos dejaron salir sin tan siquiera mirar el pasaporte. Pero a los palestinos si que los miraban y los remiraban y les hacían un montón de preguntas. Atravesar esos check points resulta toda una experiencia entre dura y desagradable. Pero creo que es muy conveniente vivirla para tener una ligera idea de cómo están las cosas por allí.

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BELEN - MURO QUE AISLA LA CIUDAD DE BELEN

El siguiente lugar que queríamos visitar era Masada. Para ir hacia allí tuvimos que volver a Jerusalén donde encontramos un atasco que nos retrasó bastante. Desde allí conducimos hasta el Mar Muerto, para después bordearlo hasta llegar a nuestro destino. La costa israelí del Mar Muerto es igual a la jordana. La principal diferencia es que en Jordania no hay vallas y carteles que impiden el baño a lo largo de toda la costa. Pero el paisaje es muy similar, árido y duro, pero con encanto.
Llegamos a Masada a las cuatro y media de la tarde. Apenas había un par de coches en el parking. Mal rollo. Nos dirigimos corriendo al funicular. Y se confirmaron nuestros peores pronósticos, ya estaba cerrado. ¿Pero si cierran a las cinco?. Si, el yacimiento cierra a las cinco, por eso la última subida es a las cuatro. Vaya tocada de narices, y todo gracias de nuevo a nuestros amigos de Cal Auto, si no nos hubieran enredado una hora y media para entregarnos el coche hubiéramos llegado a tiempo.
Entre ida y vuelta haríamos cerca de doscientos kilómetros para nada. Cerca de Masada está la Ein Gedi Beach. Nos paramos para ver que tal. Bañarse en la playa es gratis, y en la zona de arriba, junto al aparcamiento hay unos vestuarios con duchas en los que hay que pagar sólo 2 ILS para poder usarlos. Pero los cerraban a las cinco y veinticinco. Apenas quedaban veinte minutos, por lo que no nos daba tiempo de cambiarnos, bajar a darnos un baño y volver antes de que cerrasen los vestuarios. Y como habíamos podido comprobar en Jordania una ducha después de un baño en el Mar Muerto es una necesidad. Así que pasamos del baño y continuamos el camino de vuelta a Jerusalén. Unos kilómetros más adelante vimos otro lugar acondicionado para el baño, el Mineral Beach. Nos acercamos a la puerta, pero la entrada eran 55 ILS por barba. Por lo que leímos aquello es como una especie de spa. Era un poco tarde, por lo que pagar ese precio para el poco tiempo que íbamos a poder estar allí no nos compensaba.
Me cago en la mar salada. Estábamos llegando tarde a todos los sitios. Vaya fracaso. Y además me había puesto de mala leche. Y lo peor es que no tenía a nadie para echarle la culpa.
Cuando llegamos a Jerusalén, intenté ir hasta el Monte de los Olivos. A esas horas ya estaría todo cerrado, pero me daba igual. Pero aquella no era mi tarde. EL GPS empezó a llevarnos por calles que no conducían a ningún sitio. Estuvimos dando vueltas como tontos sin llegar a ningún sitio, “disfrutando de los barrios residenciales de Jerusalén”. Creo que ha sido la tarde más desastrosa que hemos tenido en todos los viajes que hemos hecho. No nos había salido nada bien.
Desesperado y rendido, decidí dejar el coche en el parking que hay junto a la Puerta de Damasco. Nos pidieron 10 ILS y podíamos dejar el coche hasta la mañana siguiente. Me había quedado tan hecho polvo que me daban igual 10 que 1000. Sólo quería bajar del coche y olvidar aquella tarde nefasta. Entramos por la Puerta de Damasco. Si en el casco antiguo de Jerusalén hay una animación tremenda, la Puerta de Damasco es el centro neurálgico de la misma. Por allí nunca para de pasar gente, a cualquier hora, tanto para entrar como para salir. Y por si no bastan las tiendas, en medio de la calle y en la explanada que hay frente a la puerta se llena de tenderetes vendiendo todo tipo de mercancías. Pero no tan sólo es la puerta de acceso con más movimiento, también nos pareció que debía de ser la más bonita. La lastima es que no pudimos corroborarlo, ya que estaba en obras y la tenían cubierta con una lona verde. Fuimos bajando cruzando por las calles de los barrios musulmán y cristiano. De nuevo pensé lo mismo que el día anterior; es una lástima que Jerusalén se haya convertido en un simple zoco. Pero al mismo tiempo me vino muy bien. El movimiento de gente y el ajetreo de los vendedores, me hizo olivar la desastrosa tarde que habíamos tenido. Casi sin darnos cuenta llegamos hasta el Muro de las Lamentaciones. Eran las siete y media y empezaba a oscurecer. Había más gente rezando que el día anterior, supongo que por la hora que era. Además la iluminación artificial le daba mayor encanto.
A la salida nos dirigimos hacia la puerta de Jaffa. A falta de algo mejor estábamos disfrutando del ambiente de la ciudad. Cuando llegamos a la Puerta vimos que había mucha gente esperando para entrar a la Torre de David. Esa noche había espectáculo de luz. Mira tu por donde, al final, sin buscarlo podremos ver algo.

*** Imagen borrada de Tinypic ***
JERUSALEN - TORRE DE DAVID

Compramos las entradas (55 ILS por persona) y esperamos a que abrieran las puertas. En la entrada ya te avisan de que nada de fotos. Me cuesta mucho acatar esta norma, pero esta vez me mentalicé y me obligué a cumplir con al prohibición. Para evitar tentaciones escondí la cámara en la mochila. Fue una prueba muy dura. Estuve a punto de recaer en varias ocasiones pero conseguí resistir.
Tienen todo el recinto iluminado con una luz muy tenue, lo que crea un ambiente misterioso. Vas avanzando por el recorrido que tienen señalado, viendo las obras que tienen expuestas. Si señor, muy pero que muy bonito. No será como será visitarlo de día, pero desde luego de noche es una gozada. Al final del recorrido hay que sentarse en unas sillas y esperar a que llegue todo el mundo. Entonces apagan la luz, y empieza el espectáculo. Básicamente narra la historia de Jerusalén mediante la proyección de unas imágenes en las paredes. Si, en las paredes, no en la pared. Las imágenes se proyectan sobre uno de los muros de piedra laterales. Se aprovechan las diferentes alturas del muro y las torres para conjugarlas con las imágenes y crear efectos visuales.
La proyección dura unos 45 minutos. Esta muy bien trabajada. Vale el precio que pagamos. Salimos muy satisfechos. Tanto el espectáculo de luces como la visita del recinto iluminado nos habían gustado mucho. Además cuando se trata de una visita inesperada como ésta, la satisfacción es doble. Si podéis no os lo perdáis vale realmente la pena. Al final no todo había sido un desastre esa tarde. El espectáculo que acabábamos de ver nos había compensado un poco.
Salimos por la puerta trasera, junto a las murallas. Desde allí se tiene una buena vista de la ciudad moderna de Jerusalén iluminada.
Ya era bastante tarde, y aprovechamos para dar una vuelta por la ciudad de noche. Si de día no me había resultado atractiva, de noche todavía lo era menos. Prácticamente todas las tiendas estaban cerradas, y en las calles sólo se veían los enormes portones de madera de las tiendas. Tan sólo fuimos por las calles que durante el día estaban llenas de gente. No nos atrevimos a meternos por los callejones adyacentes. Estaban tan poco iluminados que daba miedo. No sabía si sentir pena, lástima, miedo. Ya es que hay que verlo todo, pero ese paseo es totalmente prescindible.

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JERUSALEN POR LA NOCHE

Salimos por la Puerta de Damasco. Era el único sitio donde todavía quedaba un poco de vida. Como no sabíamos si encontraríamos algún restaurante abierto cerca de nuestro hotel, decidimos cenar allí mismo, en el único sitio que encontramos abierto, en el restaurante Abdel, que está fuera de las murallas justo enfrente de la Puerta de Damasco. Pedimos dos menús de los que tenían anunciados con fotos en las paredes. Nos trajeron dos medios pollos con su correspondiente guarnición, una sopa, una ensalada , varias salsas y dos granizadas de limón. Nos cobraron 80 ILS. La comida no era nada del otro mundo, tampoco era mala. Simplemente correcta. Lo que si que estaba de muerte eran las granizadas; deliciosas. Eso sí, un exceso de comida. Con un solo menú nos hubiera bastado. Con lo que nos trajeron podían haber cenado dos personas más. Dejamos un montón de comida en los platos.
Cuando salimos el ambiente era deprimente. Todo cerrado, una iluminación pírrica, y gente con una pinta un tanto turbia. Incluso estaban quemando algo dentro de un contenedor de metal. Nos largamos de allí la más rápido que pudimos. Menos mal que teníamos el coche allí mismo. Llegamos al hotel sin ningún problema, y directamente a dormir.

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comment_icon  Últimos comentarios al diario 12 DIAS DE ABRIL DE 2011 POR JORDANIA E ISRAEL
Total comentarios: 7  Visualizar todos los comentarios
Agapita  agapita  03/03/2012 15:33
Muy interesante tu diario. Una buena combinación de experiencias, datos "teóricos" y check points varios :P. Divertido y útil. Muchas gracias por compartirlo con todos!!!!
Beatriz1985  Beatriz1985  20/02/2013 11:58
Genial.
Default https Avatar  marsa34  07/04/2014 17:25   📚 Diarios de marsa34
Hola!! Me ha encantado el diario, currado y además divertido. Te agradezco en particular la información tan detallada sobre el Siq Trail de Wadi Mujib, nos vamos a animar a hacer al menos el primer tramo después de leer lo que escribes!!

Gracias por compartir!
Eliveraton  eliveraton  22/05/2015 23:34   📚 Diarios de eliveraton
De los mejores diarios que he leído...enhorabuena!!! Tengo vuelo para ir en septiembre para allá y visitar ambos países, aunque lamentablemente como esta la cosa por allí... si esta gente avanza más allá de Siria habrá que cancelarlo Trist

Tomo nota de toda la información aportada, muchas gracias por compartirla Sonriente

Un saludo
Samba012  samba012  13/04/2017 17:26
Comentario sobre la etapa: BETANIA Y WADI MUJIB
Enhorabuena por el diario!

Muy completo. Me ha ayudado bastante. Quería preguntarte si recuerdas si es factible ir al río Jordán y a Wadi Mujib en el mismo día. ¿Cuánto se tarda de un lugar a otro? Muchísimas gracias,

Salu2
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Fecha: Mar Oct 31, 2023 06:13 pm    Título: Re: Viajar a Jordania

Hola, nosotros salimos el 19 de noviembre desde Barcelona.Vamos con Saraya Tours
Seguimos con preocupación las noticias,pero no queremos cancelar el viaje si las cosas siguen como hasta ahora .
Tenemos que realizar el pago del resto del viaje ya,así que después de muchas dudas seguimos adelante.
Gracias a todos los foreros que desde allí nos tranquilizan!
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Fecha: Jue Nov 02, 2023 01:54 pm    Título: Re: Viajar a Jordania

Bon día,
Nosotros salimos el domingo 12 desde Barcelona, y estamos espectantes a las noticias... Esperamos que no haya problemas, agradeceriamos noticias de quien esté por allí.
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Fecha: Lun Nov 06, 2023 10:45 am    Título: Re: Viajar a Jordania

Movidos mensajes al hilo de itinerarios, así la información será de ayuda para otros viajeros, muchas gracias. Saludos Amistad

Itinerarios - Rutas - Plannings en Jordania
ANGEMI
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Fecha: Sab Nov 11, 2023 12:25 am    Título: Ryanair Cancelación Vuelos a Jordania

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