![]() ![]() 18 días en el Perú ✏️ Blogs de Peru
Relato de los 18 días que pasamos en el PerúAutor: Juanmaycarol Fecha creación: ⭐ Puntos: 4.7 (22 Votos) Etapas 1 a 3, total 6
Preparativos
Dos fueron los principales motivos que nos impulsaron a ir al Perú. El primero, que somos grandes amantes de su gastronomía, ya que desde que los restaurantes peruanos han proliferado en Madrid como setas y han puesto de moda la comida de su país, nos hemos hecho poco menos que adictos. El segundo motivo fue que habíamos escuchado por todas partes muy buenos comentarios acerca del Camino del Inca, una caminata de 4 días por las montañas que terminaba en Machu Picchu y de la que decían era una experiencia dura pero impresionante. Y por supuesto, siempre está la ilusión de conocer un destino nuevo. Así que con estas premisas nos decidimos a emprender nuestro viaje. Lo primero que hicimos fue comprar los billetes de avión y reservar el Camino del Inca. Para esta caminata solamente se conceden 500 salidas diarias contando turistas y porteadores. Sabíamos que los meses de julio y agosto están muy solicitados, así que con casi 6 meses de antelación lo contratamos, pues no queríamos quedarnos sin sitio. La confección del resto de la ruta nos la tomamos con más calma. En un principio valoramos la posibilidad de hacer el itinerario en coche de alquiler, pero vimos que no era algo habitual, quizá por ser demasiado caro o por el estado de las carreteras; el caso es que parecía que todos los turistas se movían por el país en autobús. Descubrimos que había unas cuantas compañías de autobuses “para turistas”, principalmente por el precio, pero también por la calidad del servicio, así que decidimos hacer la ruta en este medio de locomoción. Como fuimos en julio, que es temporada alta allí, optamos por llevar el itinerario cerrado con los alojamientos y los billetes de bus reservados o comprados. Para terminar los preparativos, hicimos una búsqueda de los restaurantes más interesantes en Lima y reservamos mesa en algunos de ellos. Lima Nada más aterrizar tomamos un taxi hasta el alojamiento que habíamos reservado. La mayoría de los turistas se hospedan en el barrio de Miraflores, zona moderna y llena de tiendas, pero a nosotros nos pareció que el barrio de Barranco tendría más encanto, como así fue. El alojamiento se llamaba 3B Barranco, un bed & breakfast sencillo pero muy bien puesto y con un personal muy amable. Nos dieron muy buenas recomendaciones de la ciudad y nos prestaron una tarjeta para el metropolitano. Este medio de transporte consiste en tres líneas de autobuses que recorren la ciudad de sur a norte y viceversa; los vehículos circulan por una calzada propia, evitando así problemas de tráfico. La manera de acceder al transporte es mediante una tarjeta que se recarga. Esta tarjeta fue la que nos prestaron en el hotel para evitarnos tener que comprarla. Al final de nuestra estadía se la devolvimos y todos contentos. Comenzamos la visita de la ciudad por el barrio de Barranco. Era todavía temprano y había escasa actividad por sus calles. Nos acercamos hasta el puente de los Suspiros y continuamos hasta el parque Municipal, tranquila plaza ajardinada con una fuente en medio, delante de la biblioteca. ![]() ![]() De ahí tomamos por vez primera el metropolitano y fuimos hasta la plaza de Armas o plaza Mayor, auténtico centro de la ciudad. Nos pareció una plaza impresionante. Es un espacio muy amplio, con una fuente y unos jardines en el centro rodeados por espléndidos edificios, entre los que destacan el palacio de Gobierno, la Catedral y el palacio Arzobispal, aunque el resto no desmerecen: son unas casas porticadas de varias plantas con las fachadas pintadas de amarillo y unos miradores de madera que sobresalen.
![]() ![]() Encontramos este tipo de miradores en muchos edificios del centro. La plaza estaba muy animada ya que era domingo, y coincidió con que debían estar llevando a cabo el cambio de la guardia en el patio del palacio de Gobierno, pues había una banda militar tocando y unos soldados desfilando.
De ahí fuimos a la vecina plaza Italia porque habíamos leído que los fines de semana se organizaba una especie de festival gastronómico. En el lugar nos encontramos con una enorme hilera de mesas con mujeres, las cuales habían preparado diversos platos y postres típicos. Como todavía no era la hora de comer, nos limitamos a aceptar algunos ofrecimientos que nos hicieron para catar los platos cocinados. Aquí tuvimos nuestro primer contacto con el cebiche, uno de los platos más típicos del Perú y del que llevábamos intención de saciarnos.
![]() Continuamos nuestro paseo por el bullicioso y animado centro de Lima entrando en el mercado Central, que a pesar de ser domingo tenía bastante actividad. Somos unos fanáticos de los mercados: nos encanta ver los productos que en ellos se venden, y en todos nuestros destinos por el mundo los consideramos como visita obligada. Paseando por los aledaños de la plaza de Armas llegamos al barrio chino, que como en todas las ciudades del mundo donde hay uno, estaba lleno de vida; de ahí volvimos hasta la parada del metropolitano para ir a Miraflores, cuyas calles estaban abarrotadas de turistas. Allí fuimos a comer a Punto Azul, cebichería que nos habían recomendado y donde degustamos un fresco y exquisito cebiche. Fuimos a descansar un rato al alojamiento y más tarde, ya de noche, volvimos a subir al metropolitano para ir al parque Reserva. En este parque se encuentra el Circuito mágico del agua, donde se puede disfrutar de las numerosas fuentes que hay y de un espectáculo de luz y sonido (y por supuesto, agua). Este circuito abre de miércoles a domingo al anochecer, así que como íbamos a estar hasta el martes en Lima, era nuestra única oportunidad de verlo. ![]() Es un lugar muy popular en Lima, pues estaba lleno de gentes del lugar, aunque también había algún que otro turista, además de nosotros. Estuvimos paseando por la zona viendo las fuentes, con sus formas diversas, y a las que van cambiando la iluminación; terminamos en la zona central con su enorme hilera de fuentes y donde realizan el espectáculo con sonido. Nos pareció un sitio muy original en el que pasar un rato muy agradable. A la mañana siguiente volvimos a subir al metropolitano y fuimos de nuevo al centro. De nuevo paseamos por la plaza de Armas, que realmente nos había encantado, y cruzamos el puente sobre el río Rímac para llegar al barrio del mismo nombre. Allí, unas señoras nos pararon y nos desaconsejaron que paseáramos por esa zona, que mejor volviésemos a la otra margen del río. Decidimos hacer caso de la sabiduría local y volvimos a los alrededores de la plaza de Armas, donde visitamos la iglesia de San Francisco, la plaza Bolívar (en la que se encuentra el Congreso), y nos metimos en un bar a probar la Inka Cola, popular bebida peruana que debe ser el único refresco en el mundo capaz de vender más en un país que Coca Cola.
Caminamos por la peatonal calle Jirón de la Unión hasta llegar a la plaza de San Martín; de ahí volvimos a subir al metropolitano para ir a Miraflores a comer, pues habíamos reservado una mesa en el restaurante Astrid & Gastón. Pedimos el menú degustación, consistente en 21 platos originales y deliciosos, y elaborado con productos típicamente peruanos. Fueron más de horas de placer para el paladar (esto nos ha quedado un poco cursi, pero lo dejamos porque es verdad). Tras la comida estuvimos paseando por Miraflores y llegamos hasta el centro comercial Larcomar, que si bien no es más que un centro comercial lleno de tiendas, tiene la particularidad de estar al aire libre, ubicado sobre el acantilado hacia el mar. Allí disfrutamos de las vistas y vimos a varias personas haciendo parapente. ![]() ![]() El festival gastronómico del día no había acabado, ya que esa noche habíamos quedado para cenar con unos amigos residentes en Lima en el restaurante Central, el mejor valorado de la ciudad según Tripadvisor. Allí disfrutamos de otro magnífico y sorprendente menú degustación, confeccionado en este caso directamente por el propio chef. En Central fueron especialmente simpáticos, hasta el punto de que cuando nos dimos cuenta de que nos habíamos quedado solos en el local (incluso habían cerrado ya la cocina), nadie se nos había acercado a decirnos que iban a cerrar. Gastronómicamente hablando, ese día en Lima fue uno de los mejores de nuestra vida. Desde los alrededores de la plaza de Armas habíamos visto, al otro lado del río, un cerro con una cruz en lo alto, y al día siguiente nos propusimos llegar hasta allí arriba. ![]() Para ello, y siguiendo las instrucciones que nos dieron en el alojamiento, tomamos el metropolitano hasta la plaza de Armas. Una vez ahí, preguntamos en la oficina de turismo, donde nos recomendaron una agencia a la que nos dirigimos, la cual nos acercó a un minibus. Una vez subidos en ese bus, tuvimos que esperar a que se llenara (esto nos sucedería más veces, dependiendo del medio de transporte; es algo muy habitual en el Perú). Cuando estuvo completo, nos subieron al cerro, de nombre San Cristóbal.
Para llegar hasta la cima tuvimos que atravesar el barrio de Rímac, así que finalmente pudimos pasar por sus calles, aunque fuera subidos a un minibus. Una vez en lo más alto, y a pesar de que ese día había nubes bajas, se veía una amplia aunque brumosa vista de la ciudad de Lima. ![]() ![]() Una vez volvimos a la plaza de Armas, subimos nuevamente al metropolitano y volvimos a Barranco, donde comimos en el restaurante Amoramar, recomendado la noche anterior por nuestros amigos y que resultó también exquisito. En general los turistas que van al Perú suelen pasar por Lima casi de puntillas. Es cierto que la ciudad no es la más bonita de América del Sur, pero nosotros encontramos que tiene rincones interesantes; pero sobre todo creemos que merece la pena por su gastronomía: en ese sentido, es una de las ciudades del mundo donde mejor hemos comido. Después de disfrutar en Amoramar, recogimos los bártulos del alojamiento y nos fuimos a la estación de autobuses. Para ello volvimos al metropolitano, y como habíamos devuelto la tarjeta de recarga, pedimos en la taquilla a una chica que recargase su tarjeta con nuestro dinero para poder pasar. En Lima, cada compañía de autobuses tiene su propia terminal, así que nosotros fuimos a la de Cruz del Sur, que era con la que habíamos comprado los billetes. Salimos puntuales rumbo a Ica, donde llegamos de noche. Cogimos un taxi hasta el hotel y nos fuimos a dormir, ya que al día siguiente teníamos una excursión que comenzaba a las 6:30 de la mañana. Etapas 1 a 3, total 6
Paracas
Lo primero que hicieron en cuanto nos recogieron fue llevarnos a Paracas. Habíamos contratado la excursión con Ángel Desert Tours, una empresa ubicada en Ica. Como para ese día nadie más había reservado dicha excursión, tuvimos la suerte de tener para nosotros solos un coche con el chofer y el guía.
El guía nos advirtió de que dos días antes de nuestra llegada había habido un pequeño maremoto en la zona, y que había ciertas probabilidades de que no pudiéramos llevar a cabo el primer plan del día: la navegación hasta las islas Ballestas. Cuando llegamos al embarcadero en Paracas estuvimos esperando hasta que el capitán del puerto decidiese si permitía o no la salida de las embarcaciones. El paseo marítimo estaba lleno de turistas esperando la noticia. Cuando finalmente dijo que no se podía salir, nos llevamos una gran decepción. ![]() Continuamos con el plan del día, así que nos llevaron a la Reserva Nacional de Paracas. Esta reserva sorprende. Es una basta extensión desértica, convertida en reserva porque tiene una importancia vital para ciertas aves en su migración. Durante nuestra visita fuimos a un par de playas por las que estuvimos caminando; vimos una formación rocosa llamada la Catedral que quedó destruida por el terremoto de 2007; vimos varias aberturas en la tierra que se formaron como consecuencia de dicho terremoto; pudimos observar un buen número de diferentes tipos de aves; todo ello sobre un paisaje desértico bastante imponente. ![]() ![]() ![]() Aprovechamos para comer en el interior de la reserva, en la península de Paracas, donde pudimos ver cómo los pescadores desembarcaban todo los peces que habían pescado (lo que nos hace pensar que el riquísimo cebiche que comimos debía estar bien fresco).
![]() Nos dio mucha pena no haber podido disfrutar de las islas Ballestas, pero la Reserva Nacional de Paracas nos pareció un sitio que realmente merece la pena visitar.
Ica Nuestro conductor y guía particulares nos condujeron de vuelta a Ica, donde se desarrollaría el resto de la excursión del día. Comenzamos visitando dos bodegas artesanales de pisco, el aguardiente por excelencia del Perú. La primera fue a la bodega El Catador y la segunda a Piscos Lovera. La dinámica en ambas fue la misma: paseo por las instalaciones con la correspondiente explicación y posterior cata de todos los productos de la bodega. Entre una y otra visita nos dieron una vuelta por el centro de Ica y nos enseñaron el estado en que quedaron algunos edificios tras el terremoto de 2007. Al finalizar la visita a la segunda bodega fuimos al oasis de Huacachina. El desierto que envuelve este oasis es de dunas, diferente al que compone la reserva de Paracas, que es de arena. A nuestra llegada al oasis estuvimos dando un paseo bordeando la laguna y haciendo tiempo hasta que dio comienzo nuestra excursión en boogie por las dunas. El conductor del boogie estuvo un rato subiendo y bajando por las dunas. Después nos paramos en lo alto de una de ellas y sacó unas tablas similares a las de snowboard, les aplicó un poco de cera y nos explicó cómo tirarnos por la duna. Una vez todos abajo, se montó en el boggie, bajó a recogernos y nos llevó a lo alto de otra; y así sucesivamente. Repetimos la operación varias veces.
![]() ![]() ![]() Ni que decir tiene que cada vez que nos tirábamos por una duna se nos colaba arena hasta en los pensamientos. Hicimos una parada para observar la puesta de sol y otra para contemplar el oasis desde lo alto de una duna antes de finalizar la excursión.
![]() Nazca A la mañana siguiente volvimos a subirnos a un autobús de Cruz del Sur que nos condujo hasta Nazca. Habíamos reservado con Aeroparacas el sobrevuelo de las famosas líneas de Nazca. Cuando llegamos a la estación de autobuses nos recogieron y nos acercaron a nuestro alojamiento. Una vez dejamos las mochilas nos llevaron al aeropuerto, que estaba lleno de mostradores de compañías que hacían el sobrevuelo y de turistas esperando que les tocase el turno. Nos dijeron que nuestra hora de vuelo sería unas tres horas más tarde, y nos ofrecieron hacer una pequeña visita a un par de sitios en Nazca. Para no morirnos de aburrimiento en el aeropuerto decidimos aceptar la visita. El guía-conductor nos llevó primero a un mirador desde donde se veían unas líneas en la arena perfectamente rectas y después a una zona de acueductos y conductos para el agua, todo ello de la época de la civilización nazca, anterior a los incas. ![]() Nos contó con todo lujo de detalles el funcionamiento de los acueductos, aunque la conversación fue derivando y terminamos hablando de la vida, de la historia del Perú, de política… En total fue una excursión de unas dos horas, la cual disfrutamos tanto por lo que vimos como por la conversación. Antes de llevarnos de vuelta al aeropuerto nos acompañó a comprar hoja de coca a un almacén, pues al día siguiente comenzaba nuestra ruta en altura y habíamos leído que mascar la hoja de coca era una de las maneras de combatir el mal de altura.
Una vez en el aeropuerto tuvimos que esperar muy poco hasta que despegó nuestra avioneta. Era un aparato de cuatro plazas; delante iban el piloto y el copiloto y detrás nosotros. El sobrevuelo duró poco más de media hora y en él, el piloto mostraba cada una de las famosas líneas primero de un lado, y después viraba el aparato y la enseñaba del otro. Así permitía que los dos pudiéramos verlas perfectamente. ![]() ![]() ![]() Algunas de las figuras están realmente muy bien hechas; además, toda la zona está repleta de figuras geométricas y de interminables líneas perfectamente rectas. Al final, después de tanto vaivén de la avioneta no nos importó que finalizara el sobrevuelo, porque nuestros estómagos y cabezas empezaban a quejarse. El resto del día lo pasamos descansando. Dimos una pequeña vuelta por el centro de Nazca y nos fuimos al alojamiento. Nuestro autobús a Arequipa salía a las 10 de la noche, por eso habíamos reservado un alojamiento, para no estar deambulando sin rumbo tantas horas. El sitio era bastante cutre, pero nos permitió dormir la siesta y ducharnos antes de volver a la terminal de autobuses. Etapas 1 a 3, total 6
Arequipa
Pasamos toda la noche en el autobús y llegamos a Arequipa sobre las ocho de la mañana. En la terminal tomamos un taxi que nos condujo hasta el hotel. Una vez allí, como era muy pronto y no tenían nuestra habitación disponible, nos invitaron a desayunar. Tras el desayuno salimos a dar una vuelta por el centro de la ciudad. Lo primero que hicimos fue ir al mercado San Camilo. De todos los mercados que vimos en el Perú, el de Arequipa fue sin duda el que más nos gustó.
![]() ![]() Disfrutamos de lo lindo viendo infinidad de tipos de patatas y tubérculos, frutas que no habíamos visto nunca, ristras de quesos, sacos llenos de panes… Como tenían unos puestos donde se podía comer, decidimos volver cuando tuviéramos hambre. Continuamos caminando por la ciudad y llegamos al convento de Santa Catalina, una de las principales atracciones de Arequipa. El convento ocupa una extensión enorme y se puede visitar una gran parte de él. ![]() ![]() ![]() La visita está muy bien ideada porque en el folleto que dan a la entrada se propone un itinerario que pasa por todos los sitios que se pueden visitar, principalmente dependencias de antiguas monjas que lo habitaban.
Cuando finalizamos la visita, fuimos a la plaza de Armas, también bastante espectacular pero menos que la de Lima, y de ahí volvimos al mercado a comer. ![]() Fue la comida más barata de todo nuestro viaje: un plato de cebiche y un rocoto relleno con pastel de papa y dos chichas moradas por algo menos de 5 euros. De postre nos bebimos sendos jugos de frutas recién exprimidos. Volvimos a descansar un rato a la habitación y el resto de la tarde lo empleamos en pasear sin rumbo por la ciudad. Valle del Colca Para los tres siguientes días habíamos contratado una excursión para visitar el valle del río Colca. La reserva la efectuamos directamente con Killawasi Lodge, alojamiento ubicado en la zona. Proponían una visita de 3 días y 2 noches que nos pareció muy bien de precio y muy completa: se iniciaba la ruta en Arequipa, se pernoctaba en el propio lodge las dos noches y se finalizaba en Puno. Pasaron a recogernos puntuales y nos subieron en un minibus. Durante el trayecto hasta llegar al lodge hicimos unas cuantas paradas para observar el paisaje y la fauna. ![]() ![]() ![]() ![]() La primera fue en Patapampa, donde pudimos admirar el volcán Misti; después nos cruzamos primero con un grupo de alpacas y más tarde con otro de llamas; continuamos hasta el mirador de los Volcanes, que con una altitud de 4.950 metros aproximadamente, fue el punto más alto en el que estuvimos en todo el viaje; seguimos hasta Chivay, capital de la región, donde paramos a comer; y terminamos en Yanque, pequeño pueblo cercano a Chivay donde se encontraba el lodge. Una vez nos acomodamos en nuestra habitación continuamos con las actividades: una caminata guiada de unas tres horas por el valle para ver las ruinas de Uyo-Uyo y terminar en unas piscinas de aguas termales. Del grupo que íbamos solamente nos apuntamos seis a la caminata. Durante el trayecto pudimos observar el valle formado por el río Colca y todas las terrazas construidas por los incas para poder tener agricultura. ![]() El paisaje que nos acompañó nos pareció sencillamente espléndido. En las ruinas nos encontramos con unas simpáticas alpacas, y cuando nos cansamos de tocarlas y acariciarlas, continuamos hasta las piscinas. Una vez allí nos pusimos el bañador y nos sumergimos en el agua caliente. Estuvimos dentro del agua hasta que anocheció, con lo que la vuelta hasta el lodge tuvimos que hacerla con linternas.
![]() ![]() A la mañana siguiente madrugamos bastante para ir hasta el mirador del Cóndor. En el camino paramos en un par de pequeños pueblos, donde pudimos observar terrazas agrícolas preincas y diversas vistas panorámicas del cañón del Colca. Porque habíamos pasado del valle del Colca al cañón del mismo nombre, uno de los cañones más profundos del mundo.
![]() A nuestra llegada al mirador nos dispusimos a gozar de la imagen de los cóndores volando… pero no tuvimos suerte. Ese día hizo mucho frío y al parecer las bajas temperaturas no permiten elevar el vuelo a dichas aves, con lo que tuvimos que conformarnos con ver un par de ellos muy a lo lejos. Fue una pena, porque aunque no somos especialmente amantes de los pájaros, nos hacía ilusión ver a los cóndores. Tuvimos que darnos por satisfechos con deleitarnos con la bonita vista del cañón.
![]() ![]() Volvimos a comer al lodge y como esa tarde no teníamos nada programado, decidimos hacer otra caminata, esta vez por nuestra cuenta, hasta el vecino pueblo de Coporaque. El camino discurría igualmente bordeando el río, con todas las terrazas poblando las laderas del valle. ![]() Durante ese trayecto pudimos contemplar muchos colibrís. A nuestra llegada a Coporaque se puso a llover, así que decidimos volver a Yanque en algún medio de transporte que no fuera nuestras propias piernas. Tomamos una movilidad, como lo llaman allí, hasta Chivay, y desde Chivay hasta Yanque. El día siguiente, antes de que nos acercaran a Chivay para coger el bus hasta Puno, estuvimos dando una vuelta por Yanque, que se nos terminó enseguida, e hicimos otra caminata por otro sitio. Ese día hizo un sol espléndido, con lo que seguro que los cóndores volaron de lo lindo. Tuvimos muy mala suerte por un día. Nos despedimos de nuestros amigos del Killawasi Lodge, donde nos trataron espléndidamente y nos dieron de desayunar, comer y cenar magníficamente, y el propio gerente nos acercó en coche hasta Chivay. Allí aprovechamos para comer algo antes de subir en el minibus que nos condujo a Puno. En el trayecto hicimos una parada para tomar un tentempié y dos en sendos miradores: el mirador los Flamencos y el Alto Lagunilllas. En el primero, como se puede suponer, vimos unos flamencos sobre una laguna, aunque un tanto desde lejos, ya que no estaba permitido acercarse en exceso. En el segundo pudimos observar una laguna. Como estaba aterdeciendo tenía un color muy bonito, pero el viento y el frío cortaban la respiración. Etapas 1 a 3, total 6
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