Descripción: Tras más de 26 horas de viaje llegamos a Cuzco, la capital del Impero Inca.
Fecha creación: 26/03/2019 08:50
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El viaje no importa. Las diez horas del avión de Madrid a Quito. Las 4 horas de espera en el aeropuerto Mariscal Sucre. Las 2 horas de vuelo de Ecuador a Lima. Las 7 horas que dormimos, o intentamos dormir, en el insufrible aeropuerto Internacional Jorge Chávez. Las dos horas de vuelo, el último de este interminable día, de Lima a Cuzco. Son las 5 de la mañana cuando aterrizamos, 26 horas desde que salimos de Madrid, más de un día de viaje. Sobrevolando el océano Atlántico, atravesando el continente sudamericano, pisando el suelo de tres países distintos. Y por fin estamos aquí, en el ombligo del mundo para los Incas, el lugar donde hace siglos comenzó un imperio.
Recogemos el equipaje, que sale sorprendentemente rápido y salimos del aeropuerto en busca de transporte público hacía Cuzco (Cusco, para los peruanos). Nos indican que el Correcaminos, uno de los autobuses locales de la ciudad, pasa cerca de la Plaza de Armas así que nos subimos. Este autobús se coge según sales del aeropuerto a la derecha y el precio del trayecto es de un sol. El sistema es similar al que hemos visto en otros sitios, te subes y pagas a la salida, mientras el autobús se llena muy por encima de su capacidad. También, como nos ha pasado en otros sitios, somos los únicos turistas en un autobús claramente local.
Llegamos al centro de Cuzco. Nuestra primera parada es en una farmacia, para comprar las famosas sorochi pills, que nos salen a 28 soles la caja de 20 unidades. Nos indican que es necesario tomar una cada 8 horas. Yo decido tomármelas de manera preventiva, D no.
Cruzando la Plaza de Armas nos para un vendedor de excursiones, negociamos con él para hacer las dos que tenemos previstas: Valle sagrado y Cerro Colorado, por un total de 200 soles. Lo dejamos apalabrado aunque no pagamos nada -primero queremos asegurarnos de que es un buen precio-.
Vamos al hostal para dejar las maletas, su nombre es hospedaje Pumacurco y es un sitio bastante cutre y justito, pero por los 11€ que nos cuesta por noche, no podemos pedir más: está razonablemente limpio y tenemos baño propio, suficiente para dormir, que es lo único que queremos. Además la propietaria, Betty, es muy amable.
Bajamos de nuevo a la Plaza de Armas, que es el centro de la vida local. Hoy está engalanada y repleta de gente por ser domingo, principalmente militares uniformados, ya que la ciudad se está preparando para el desfile de izado de bandera que tiene lugar en este lugar siempre en este día. Aprovechamos para visitar la Catedral, que durante las horas de misa es gratuita, aunque no se pueden realizar fotos. La verdad es que la iglesia es exactamente como todas las que abundan en España y Europa, como era de esperar por otro lado.
Pasamos un rato en la plaza observando la actividad de la misma, compramos unos dulces y caramelos de muña en un puestecito callejero cercano y nos quedamos un rato haciendo fotos hasta que empieza el Free Tour, a las 9:50. Sale todos los días a esta hora de la Plaza de Armas y los guías son fácilmente reconocibles.
Estamos solos con otra pareja y el guía, que mientras nos cuenta la historia de la ciudad y del imperio Inca, íntimamente ligadas, recorremos la zona de la plaza, la piedra de los doce ángulos y llegamos hasta el mirador de San Blas, en la parte alta de la ciudad, donde acaba el tour. La arquitectura de Cuzco nos permite aprender más sobre los Incas y su forma de construir, inclinando las piedras con un ángulo de 13 grados para evitar seísmos, tan frecuentes en esta zona. La mayoría de las construcciones solo se conservan a medias, ya que los españoles construyeron encima de las mismas cuando conquistaron la ciudad.
Una vez finalizado el tour, desde San Blas, subimos a pie hasta el Cristo blanco. Se sube por unas escaleras interminables durante unos 20 minutos aproximadamente, el camino es cansado pero perfectamente factible, eso sí, recomendamos hacerlo durante el día ya que no es el barrio más seguro de Cuzco. Desde el Cristo hay unas espectaculares vistas de la ciudad y, además, está muy próximo a las ruinas de Sacsayhuamán, una antigua fortaleza Inca y la mayor obra realizada por los mismos durante su apogeo. Damos una vuelta por la zona y bajamos a pie hasta el centro, parando en la iglesia de San Cristóbal.
De camino al mercado de San Pedro cogemos unos tamales en un puesto que hay en una esquina de la plaza por 5 soles, nosotros optamos por los salados que están deliciosos. Una vez en el mercado, que es una absoluta locura, probamos también un batido de mango muy rico y bastante grande, tanto que nos da para tres vasos. El mercado está a medio construir o medio derruido, no lo tenemos claro, hay agujeros en el suelo y zonas de tierra. Tiene muchísimo encanto y movimiento, los precios son bastante económicos, por ejemplo un menú completo cuesta apenas 5 soles. Está dividido por secciones: quesos, panes, verduras, frutas, carne, pescado, frutos secos… al final del todo está la sección de restauración.
Se empieza a hacer de noche y estamos cansados, así que nos retiramos al hotel. Por el camino vemos varias tiendecitas y D acaba comprándose un jersey de lana de alpaca, o eso nos dicen, a muy buen precio. Caemos rendidos en la cama.
Descripción: Recorrido por el valle sagrado de los Incas, pasando por Chinchero, Moray, salineras de Maras y Ollantaytambo, con destino final Aguas Calientes, a los pies de Machu Picchu.
Fecha creación: 26/03/2019 08:58
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La excursión que contratamos ayer comienza a las 7, así que salimos a las 6:30 de la mañana del hostal y desayunamos en un puesto de la calle por 5 soles. Hay muchos puestos con bocadillos diversos (nosotros elegimos tortilla y pavo). Además, es muy curioso el concepto de bebida para llevar que tienen aquí, ya que te dan el zumo en una bolsa pequeña de plástico y, en este caso, unos vasos aparte, aunque en otros te toca conformarte con una pajita.
Observamos como se va desperezando Cuzco, como va empezando a llenarse de gente, mientras esperamos nuestro autobus.
Chinchero
Nuestra primera parada es este pueblecito, que fue fue declarado patrimonio histórico del Perú en 1972 (en su día fue una ciudad Inca que los conquistadores nunca lograron convertir del todo al catolicismo). El primer lugar al que vamos es una tienda turística donde nos enseñan como trabajan la lana y, por supuesto, tratan de vendernos algo tras ofrecernos un té de coca. Esto es lo que no nos gusta de las excursiones organizadas, aparte de que el grupo es bastante grande -al final se pierde mucho tiempo en este tipo de cosas. Lo curioso es que la gente se vuelve loca comprando, siendo los precios muchos más altos que en Cuzco y los objetos que venden exactamente los mismos.
Para acceder a Chinchero, Moray y Ollantaytambo es necesario adquirir el Boleto turístico del Cusco. Su precio es de 130 soles para el intregral y de 70 para cada circuito. En este caso estos tres lugares, junto con Pisac, forman parte del Circuito III. Si eres estudiante menor de 26 años y puedes acreditarlo, el boleto integral te costará 70 soles.
Cuando acaba la pausa publicitaria vamos a la Iglesia de Nuestra Señora de Monserrat, construida por los españoles en 1607 sobre el Palacio del Tupaq Yupanqui. Esto es algo que solían hacer los conquistadores en la época, una forma de facilitar la conversión de la población local a la fe cristiana. Además, aprovechaban los cimientos de los Incas que, como os contamos ayer, eran muy eficientes para evitar los seísmos propios de esta tierra. La iglesia es curiosa/bonita, pero no dejan hacer fotos en el interior. De todas formas, lo más increíble son las vistas de la montaña (terrazas típicas incas incluidas).
Moray
Nuestra siguiente parada es Moray, un lugar famoso por sus muyus o terrazas. Se trata de una zona donde los incas experimentaban con los cultivos a distintas alturas (sí, una especie de laboratorio agrícola): gracias a la disposición de sus terrazas y a como fluye el agua por ellas, se produce un gradiente de microclimas, teniendo la temperatura más alta en el interior y reduciéndose gradualmente hacia el exterior, llegando a ser capaces de simular hasta 20 tipos diferentes de condiciones. De esta manera, los incas eran capaces de estudiar cuales optimizaba la producción de un determinado cultivo, para después aplicar este conocimiento en sus campos, eligiendo unas zonas u otras para cultivar (no sé a vosotros, pero a nosotros nos ha dejado con la boca abierta)
Salineras de Maras
El siguiente punto de la ruta son las salineras de Maras pero antes, como era de esperar, nos hacen otra pausa publicitaria. Esta vez una tienda en Maras en la que nos dan a probar chocolate de distintos tipos y nos presentan miles de cosas hechas con sal. Nuevamente la gente se vuelve loca comprando.
El acceso a las salineras tiene un coste de 10 soles que cobra la propia comunidad.
[align=justify]Tras 20 minutos, llegamos a las salineras de Maras, que están formadas por un conjunto de pequeñas piscinas de sal excavadas en la ladera de una montaña. Estas se llenan de agua salada que, al evaporarse, las deja cubiertas de sal. Cada una de estas porciones de tierra pertenece a una familia de la zona y únicamente pueden heredarse -imposible comprarla o adquirirla de ninguna otra manera-. Generan unos 100 kilos de sal quincenalmente que, según nos cuentan, es vendida a España ya que su producción es cara debido a que es necesario que sean personas quienes saquen la sal del recinto y no es posible utilizar tracción animal. Esto hace que su precio sea excesivamente elevado para el consumidor peruano, que acaba tomando sal procedente de Bolivia.
La verdad es que no deja de resultar curioso observar todo el sistema, y visualmente es una pasada por que es como un ajedrez irregular en el que se observan todos los posibles tonos entre el color tierra y el más puro blanco salino. Además, rodeado de montañas, con el agua fluyendo y un calor bastante intenso, la sensación allí es muy auténtica.
Tras la visita, vamos bordeando los antes y paramos a comer en Urubamba, en un restaurante tipo buffet. Esto es muy curioso porque nos van dividiendo por grupos, según la agencia que nos haya enviado. Aquí está a la orden del día que las agencias se junten para formar grupos, ya que individualmente no podrían completar las excursiones, por eso no os volváis muy locos pensando que unas serán mejores que otras: en realidad todas acaban haciendo lo mismo
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Ollantaytambo
Cuando acabamos vamos a Ollantaytambo, donde nosotros nos despediremos del grupo que sigue hacia Pisac. Esta ciudad es la única del incanato de Perú que aún está habitada.
Las terrazas fueron construidas únicamente para evitar deslizamientos de tierra, no con fines agrícolas, y eso se aprecia en la disposición y en el conjunto. Se nota que más que una ciudad, es un templo o sitio científico, lo que se confirma con la presencia el Templo del Sol en la zona más alta del sitio arqueológico. Se trata de un conjunto de 6 enormes rocas que encajan a la perfección y que cuentan con unos grabados que proyectan unas sombras en la piedra con forma de cruz Inca cada solsticio de invierno, es decir, cada 21 de junio.
Ollantaytambo es un lugar increíble, de esos que te maravillan nada más verlo. La simetría de sus terrazas, la majestuosidad del Templo del Sol, la impresionante vista del valle desde el mismo. Todo en este lugar te deja sin aliento. Nos cuentan que este templo quedó inacabado y nos cuesta imaginar cómo de magnífico podría haber llegado a ser, si aún estaba previsto que fuera más de lo que ya es.
Además, tiene detalles increíbles, como los depósito de alimentos de los incas, que se observan en mitad de la montaña, al otro lado del valle. Se reconocen porque tienen ventanas, empleadas para que el aire pasase por ellas y secase los alimentos, haciéndolos más duraderos. En cambio, en la montaña opuesta, aparecen construcciones sin ventanas, con únicamente puertas, que corresponden viviendas (construidas así para evitar precisamente el frío y el viento). Así, nos quedamos hasta que cierran el recinto, disfrutando de cada detalle y notando como se va vaciando lentamente hasta que, casi, logramos tenerlo para nosotros solos. Luego bajamos al pueblo y, entre demasiado restaurante turístico, logramos encontrar un puestecito callejero donde compramos una pizza y unas empanadas para cenar antes de bajar hacia la estación de tren.
Viajamos hacía Machu Picchu con Perú Rail, que es una de las dos compañías que realizan este trayecto. Los precios son abusivos pero, si quieres llegar rápido a Aguas Calientes, no te queda más remedio que pagarlo. Ambas empresas son privadas y tienen una concesión del gobierno de Perú para explotar este trayecto lo cual, en nuestra opinión, es un error absoluto. La concesión la hizo Fujimori en 1999 para 30 años y es algo que tampoco acaba de convencer a los peruanos, como es lógico. Aunque, todo sea dicho, el tren presta un muy bien servicio y es rápido. Tarda aproximadamente una hora y media en llegar a destino y por el camino te sirven un snack y bebidas de manera gratuita.
Nada más bajar del tren vemos una inmensa pared vertical tras nosotros, en la oscuridad, resulta imponente y, sobre todo, abruma pensar que es una montaña. Este pueblecito está literalmente encajado entre ellas, es algo verdaderamente impresionante incluso así, a oscuras, así que sospechamos que con la luz del día va a ser espectacular. Mañana nos espera un gran día.
Descripción: Nuestra visita a la ciudad sagrada de los Incas, incluyendo subida al Huayna Picchu y regreso desde Aguas Calientes a Poroy.
Fecha creación: 26/03/2019 09:18
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Como tenemos la entrada para subir a Huayna Picchu, nos levantamos confiados a las 4:30 de la mañana, dejamos la mochila con el equipaje en el hotel -totalmente vacío- para que nos la guarden hasta que regresemos, y nos encaminamos hasta donde se cogen los autobuses. Llegamos a eso de las 5:15 y nos encontramos con una cola de más de 700 metros para subir al autobús y otra más pequeñita para comprar los billetes. Nos dividimos: uno hace cola mientras el otro va a comprar los boletos del autobús.
Los dos billetes de autobús tienen el módico precio de 155 soles, que son casi 20 euros por cabeza. La alternativa es subir a pie desde la hidroeléctrica, pero una caminata considerable. Dicen que las vistas del trayecto son espectaculares y, en otro momento, con más tiempo, posiblemente sí nos hubiéramos planteado hacer el recorrido a pie. Pero en este caso el tiempo se impone, además hay que tener en cuenta que vamos a subir a Huayna Picchu.
Sí, hemos conseguido entradas. Teníamos claro que queríamos subir a Huayna Picchu y, como para esto sólo venden 400 entradas cada día -divididas en dos turnos de 200-, las compramos en febrero. Y la verdad es que no nos arrepentimos de haberlo mirado con tanto tiempo, porque venimos oyendo durante el viaje a gente que se ha quedado sin entradas o incluso sin billetes de tren en el horario que querían por mirarlo tarde, así que es importante no descuidarse y cogerlo todo con tiempo.
La disponibilidad para Machu Picchu es de 7200 personas por día. Las 6000 que pueden adquirir las entradas de Machu Picchu, las 400 de Huayna Picchu y las 800 que pueden acceder a la montaña de Machu Picchu.
La verdad es que la inmensa cola avanza rápido y cogemos el autobús aproximadamente a las 6:15, tras una hora de espera. Hay muchos vehículos para realizar esta ruta, pero pasan todos de golpe, se van y vuelven a recoger a más pasajeros, por lo que si no consigues colarte en la primera remesa, que sale a las 5:30, te toca esperar hasta que llega la siguiente. La cola sigue siendo inmensa a estas horas, no obstante.
Como decíamos, el trayecto es espectacular. Las montañas son impresionantes, paredes de roca vertical cubiertas de vegetación y, el hecho de que la carretera vaya ascendido, magnifica su belleza.
Huayna Picchu
Llegamos a la entrada del recinto sobre las 6:35 y lo primero que hacemos es pasar al baño, que tiene un coste de 1 sol. El número de veces que podremos salir del recinto está limitado y lo mejor es aprovechar ahora. Merece la pena comentar que las instalaciones están muy bien, tienen incluso taquillas para dejar mochilas o equipaje. Nuestro primer destino es Huayna Picchu, hacia donde nos dirigimos.
Tenemos suerte y llegamos entre los diez primeros. Cuando se ve el camino se entiende la importancia de esto, ya que se trata de una subida muy estrecha de escalones de piedra y en algunos tramos apenas cabe una persona. Esto es especialmente un problema cuando realizas el ascenso en el segundo turno, ya que los que suben se juntan con los que bajan. Si bajando ya es un problema tener que pararte constantemente para dejar a gente bajar, no me quiero imaginar lo que tiene que suponer en la subida, que es bastante dura. Lo primero que te piden es que te registres en un libro de visitas, imagino que para controlar a los turistas que han subido, ya que te hacen también registrar tu salida.
El precio total que hemos pagado por dos entradas a Machu Piccu + Huayna Picchu ha sido de 100€. Sumando guía, billetes de tren y autobús, el precio total de la visita para dos personas es de 370 €.
La subida es dura, pero no tan terrible como imaginaba (Si yo, que no hago ningún tipo de deporte y no tengo una gran forma física, he podido hacerlo, cualquiera puede!). Eso sí, imprescindible llevar calzado adecuado ya que es necesario tener un buen agarre para evitar caídas o lesiones, una chica que subía en nuestro grupo casi se parte la cabeza por subir con un calzado inapropiado. Lo que se nota, sobre todo, es la altura. Son 2720 metros, pero al estar haciendo un esfuerzo físico importante el cansancio es más notable. En cualquier caso, la recompensa ante el esfuerzo se ve compensada de sobra, puesto que tanto durante la subida como arriba las vistas son realmente increíbles.
Se ve una panorámica alucinante con el río, Machu Picchu a vista de pájaro, las montañas… todo integrado. No podemos cerrar la boca ni dejar de tirar fotos. Es una perspectiva nueva y refrescante, nunca habíamos visto nada igual, sentirte diminuto en medio de semejante inmensidad, ser testigo de lo grandiosa que puede llegar a ser la naturaleza y, sobre todo, darte cuenta de la verdadera magnitud de la obra de los Incas, lo imposible que parece desde las alturas que el ser humano haya conseguido construir algo tan perfecto en un lugar tan inaccesible. Es apabullante.
Aunque estamos mucho tiempo mirando embobados, en total, entre subir, hacer miles de fotos y bajar tardamos dos horas y media, lo cual está muy bien. De hecho somos los segundos en salir. Lo hemos intentado hacer rápido por dos razones: una, para tener más tiempo en Machu Picchu y dos porque, como hemos comentado antes, queríamos evitar al segundo grupo en la bajada. El circuito está montado para que una vez que bajes, no te quede más remedio que salir. De hecho, el recorrido de Machu Picchu está pensado para que solo puedas realizarlo en un sentido: es decir, no te puedes mover libremente sino que llevas una dirección trazada. Solo tienes permitida una salida para ir al baño y, eso es algo que está mal hecho, en nuestro caso esta también cuenta. Lo que quiere decir que ya no podemos volver a salir.
Además, el primer turno de Machu Picchu tiene para visitar el recinto 4 horas a partir de su ingreso -aunque nosotros, al haber visitado Huayna Picchu, tenemos 2 horas extra-. Al acabar esas 4 o 6 horas, no se permite el reingreso, pero si no se ha llegado a salir del sitio nadie te expulsa. Mucha gente aprovecha esto para quedarse el día entero.
Machu Picchu
Al bajar, lo primero que hacemos es sellar los pasaportes en una repisa que hay junto a los baños, comemos algo y nos vamos hacia donde están los guías para buscar a algún grupo que necesite gente. Encontramos uno de mexicanos a los que nos unimos para realizar la visita guiada. De esta manera nos sale a 20 soles por persona y, si algo recomendamos, es realizar esta visita con guía. Además tenemos la suerte de que nuestros compañeros de visita guiada son majísimos y nos los pasamos muy bien con ellos, tanto que nos acabamos despidiendo con la promesa de ir algún día de visita a Cancún (o ellos a España, lo que llegue primero!).
La visita completa dura dos horas y media aproximadamente, y en ella nos explican la importancia de la ciudad, los usos de cada una de las construcciones que hay en su interior, cómo vivían los Incas en ella, sus tradiciones, historia y cultura. Nosotros, además, hemos tenido muchísima suerte porque, según nos explica el guía, ha habido un problema en las vías del tren y muchos de los turistas que tenían previsto visitar el santuario por la mañana no han conseguido llegar, así que nos lo encontramos con un número más reducido de visitantes de lo habitual.
Describir lo impresionante que es Machu Picchu es imposible. Habíamos visto miles de fotos antes de ir y, aún así, nada te hace a la idea de lo que te vas a encontrar. El entorno en el que se encuentra, la integración de las construcciones incas en la montaña, el modo en que el paisaje va cambiando con las nubes. Es, sencillamente, espectacular. Es la cuarta maravilla del mundo que tenemos la suerte de conocer y la que más nos ha impresionado hasta la fecha. No es sólo algo construido por el hombre, es algo que la naturaleza ha construido a su lado, un trabajo mano a mano y digno de admiración. Realmente su belleza es indescriptible.
Acabamos el tour a las 12:30 y queremos dar una vuelta más, pero no podemos salir de nuevo porque ya hemos gastado nuestra única salida. Nos da muchísima pena irnos -es una sensación rara, como de querer aprovechar cada segundo que puedas contemplando esa maravilla- así que hablamos con uno de los guardias y le pedimos que nos deje pasar por una de las puertas interiores antes de salir. Tenemos suerte y nos lo permite, así que damos una última vuelta y salimos a las 13:25 aproximadamente para coger el autobús de bajada. Volvemos a tener suerte y lo pillamos saliendo, así que nos deja en el pueblo a las 13:45, justo a tiempo para recoger nuestra maleta en el hotel e irnos a la estación.
Regreso a Cuzco
Nuestro tren sale a las 15:20, pero tenemos que estar 20 minutos antes. Aprovechamos nuestro pequeño margen de tiempo para comer algo de jamón que hemos traído en la maleta. Luego cogemos el tren que, como a la ida, tiene servicio de snack y bebida. En este caso tenemos dos ya que en esta ocasión hacemos el trayecto hasta Poroy, donde llegamos a las 19:15. El camino se pasa volando porque frente a nosotros se sienta una pareja de guatemaltecos con los que nos pasamos gran parte del trayecto hablando.
Al llegar a Poroy cogemos un taxi oficial compartido con una chica americana. Queremos llegar antes de las 20h a Cuzco para cerrar los detalles de mañana, y el precio total es de 35 soles a dividir entre tres y el trayecto de unos treinta minutos, así que nos parece que no esta mal como hemos negociado. Además, nos han recomendado no coger taxis no oficiales porque al parecer se han producido atracos a turistas en los mismos.
Cuando llegamos a Cuzco no encontramos al hombre con el que hemos contratado mañana la excursión, así que nos vamos a buscar algo de cenar, confiando que mañana nos recojan como hablamos. Acabamos comiendo unas brochetas de alpaca y pollo en un puestecito de la calle, por 5 soles la unidad y un pastel de manzana por 1 sol. También tienen anticucho, el famoso corazón de res a la plancha, pero no nos atrevemos a probarlo. Somos muy abiertos de mente en el tema gastronómico, pero la casquería se nos resiste.
Después de la cena, nos vamos a descansar ya que el despertador suena a las 3:30 y aún tenemos que darnos una muy deseada ducha.
Se me ha pasado comentarte que hay un hilo sobre cancelación. Se llama Cancelaciones de viajes por coronavirus. Pásate y échale un ojo, tienes todo tipo de información sobre el tema y de todas las compañías de vuelos. Suerte
Hola a todos!!! Como ven cara verano 2022 poder hacer este viaje??? Tengo un anigo con su pareja recorriendo Perú y todo genial. Tienen la intención de entrar en Bolivia también asi que iré teniendo info de primera mano
Revisa las restricciones de los paises. Al menos hoy por hoy aca en Peru no hay, si estas vacunado entrar libre. Bolivia ni idea. En chile que queria para ver unos temas, esta bien jodida la cosa te piden que hagas cuarentena por 7 si ingresas, debes tener un registro PCR, un monton de cosas. Lo que podrias hacer si no te sale Bolivia y quieres quedarte en Peru, puedes ir a la selva, bien a Tambopata o el Manu (llegas desde Cuzco en bus), ir a un longe en medio de la selva por 3 dias o algo asi, es una experiencia diferente e interesante, te recomiendo tambopata, hay artos Longes, Manu es... Leer más ...