1 semana inolvidable en Dubai ✏️ Blogs de Emiratos A. U.

El jueves decidimos combatir el calor de Dubai visitando el parque acuático Aquaventure en el hotel Atlantis de Dubai, justo en la crescente de Palm Jumeirah.

Todos habréis visto fotos y vídeos de la impresionante isla artificial de Dubai. La isla palmera Jumeirah es la primera de las tres planificadas, la más pequeña y la única completamente terminada. Pero hasta que no estás en ella no te haces una idea de su inmenso tamaño. El hotel Atlantis está situado a más de 5 km de la costa natural de Dubai.

La entrada al Aquaventure cuesta 225 dirhams. De nuevo hicimos uso del 2x1 del libro de descuentos para ahorrarnos el precio de una de las entradas. Además, con la entrada al parque te sellan también el ticket del parking de forma que no tengas que pagar más por aparcar el coche.

El parque acuático de Aquaventure es francamente divertido. En primer lugar el agua está prácticamente a la temperatura corporal, lo que significa que puedes pasarte el día entero a remojo sin tener la más mínima sensación de frio. En el centro del parque hay construido un inmenso zigurat del que parten los toboganes más espectaculares y el impresionante “salto de fe”, el único que se baja sin flotador. El resto de los toboganes y rápidos se recorren en flotador tipo donut, y ni siquiera tienes que bajarte del mismo para subir a los toboganes ya que existen rampas mecánicas que te suben sin esfuerzo. Hay también un tobogán (solo disponible para flotadores dobles) que te impulsa hacia arriba con la fuerza del agua.






Nos pasamos el día entero en el parque, hasta la hora de cierre a las 18:00 horas. Desde allí nos fuimos a conocer el Ibn Battuta Mall. Se trata del “centro comercial temático” más grande del mundo, si es que esa clasificación existe realmente en algún lugar.

El centro comercial está dedicado a los viajes del ¿famoso? Explorador arábigo Ibn Battuta. Existen 6 zonas diferenciadas en el centro comercial, cada una de ellas decorada como una parte del mundo: China, Persia, India, Egipto, Tunez y Andalucía. No deja de ser un centro comercial más, pero la estupenda decoración hace que valga la pena echarle un vistazo.





Dimos una vuelta por las tiendas, aprovechamos para cenar algo en el propio centro comercial y nos fuimos de vuelta al hotel.

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El viernes por la mañana lo dedicamos a cumplir uno de los sueños de mi vida, y pude hacerlo en uno de los entornos más impresionantes del planeta: saltar en paracaídas!

Tenía mi reserva para el salto a las 10:00 de la mañana. Nos costó un poco encontrar el Skydive Dubai, ya que el GPS marcaba una carretera que ya no existía para llegar allí desde nuestro hotel.

La experiencia es inigualable. Salté en tándem con un monitor alemán llamado Frank, y que dedicó todo su tiempo a recordarme que solo tenía que preocuparme de disfrutar y pasar un buen rato. Junto a nosotros saltó Kenny, que se encargó de hacer las fotos y la grabación en vídeo.

Tras los trámites y papeleos iniciales Frank me ayudó a colocarme el arnés, me explicó los pasos y posiciones básicas para el salto, aterrizaje, etc. y montamos en la avioneta con varios compañeros de aventura más.

El momento de aproximación a la puerta abierta del avión es realmente terrible, pero en el momento que saltas con el suelo a 4000 metros de distancia y durante el minuto de caída libre fui la persona más feliz del universo. No hay palabras. Una vez que se abre el paracaídas ya puedes quitarte las gafas y disfrutar con más calma del impresionante paisaje de un Dubai totalmente despejado y con una visibilidad envidiable. Es como visitar Google Maps en primera persona! Incluso Frank me dio la oportunidad de manejar unos segundos la dirección del paracaídas.

En el aterrizaje ya estaba Kenny esperándonos para las fotos finales. La experiencia incluye la entrega de un DVD con el vídeo y un CD con unas 80 fotos de la aventura. Un recuerdo para toda la vida.






Fue todo muy rápido y sobre las 12:15 ya estábamos saliendo en dirección a las Emirate Towers para visitar más de cerca la otra zona de rascacielos de Dubai.

Aparcamos en un descampado cerca de las Emirate Towers, ya que el parking del centro comercial era de pago y nos habíamos acostumbrado a aparcar gratis por la ciudad. Las Emirate Towers son dos edificios iguales pero de distintas alturas (309 y 355 metros). A pesar de ello tienen prácticamente el mismo número de pisos, ya que la altura de los techos en la torre de oficinas es mayor que los de la torre que aloja el hotel.

Uniendo ambas torres por abajo hay un centro comercial (El Boulevard) con tiendas bastante pijas y totalmente vacío el día que lo visitamos. Hay que recordar que el viernes es el día festivo en Dubai y que seguramente el motor de este pequeño Mall sea la torre de oficinas que se encuentra encima.




Desde allí dimos un paseo por alrededor de las torres y por algunos de los rascacielos cercanos, pero el calor hoy era realmente asfixiante, así que pronto volvimos a coger el coche y nos dirigimos a la zona comercial de Al Karama.

Al Karama es una zona muy poco visitada por los turistas, y es principalmente famosa por sus trastiendas y por sus artículos de imitación. Como en los zocos el regateo es imprescindible, aunque a pesar de ello puede ser complicado conseguir un buen precio.

Terminamos la tarde dando una nueva vuelta por el Dubai Mall y descubriendo nuevos rincones que no habíamos encontrado en nuestra visita del primer día, como “The Village” y alguna otra galería comercial.

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Esta última etapa no tiene mucho que contar. Decidimos pasar el último día de las vacaciones curioseando por las tiendas y comprando objetos más o menos raros que no se encuentran en otros lugares.

Por la mañana fuimos al Outlet Mall. Está bastante alejado de la ciudad y se trata de un Outlet bastante occidentalizado, por lo que no se encuentran cosas (ni precios) muy diferentes de los que se puede encontrar en los grandes Outlets de España. Aún así, si os queda tiempo y os gusta ir de compras, puede ser interesante visitarlo y tal vez podáis encontrar algún chollo.

Por la tarde regresamos al Mall of the Emirates, que a pesar de tenerlo junto al hotel lo habíamos visitado siempre de pasada. Pese a ser mucho más pequeño que el Duabi Mall (“solo” cuenta con unas 500 tiendas) ofrece una oferta francamente variada y muchas oportunidades para ir terminando nuestros últimos dírhams.


Volvimos al hotel a preparar la maleta y dormir, ya que mañana nos tocaba de nuevo madrugar para regresar a España.

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