15 días en Tailandia ✏️ Blogs de Tailandia

Como introducción al diario y lo que debería ser en realidad el día -1 del viaje, me gustaría resumir lo que llevábamos organizado desde España para nuestro viaje de 15 días por Tailandia, aunque algunas de las experiencias consecuencia de estos preparativos, (o prejuicios, que ha habido de todo), os las contaré por el camino. Aclararos también que el viaje se ha hecho en pareja, con lo que las experiencias son diferentes a los viajes en grupo de 6 a 10 personas, (regateos, bares, excursiones, etc.), y no se cuenta con los mismos recursos.

Llevamos la Lonely Planet en español, de edición en inglés de febrero de 2012, (es básico que la guía sea reciente, por experiencia propia de otros viajes).
Teníamos organizados dede España los traslados en avión que íbamos a realizar en Tailandia, que fuero tres vuelos internos, además de los billetes de ida y de vuelta.
Teníamos reservas de hotel para todas las noches, excepto la última, (las fuentes de información fueron cuatro, Lonely Planet, Agoda, Tripadvisor y eBooking).
No teníamos las excursiones ni trayectos internos en autobús o tren.

Aclarado esto, salimos el 17 de noviembre de 2012 a las 15:00h., desde Madrid hacia Bangkok, con escala en Doha, puesto que volamos con Qatar Airways, (aunque compramos el billete por eDreams, porque la oferta del billete + seguro de cancelación es mejor). Los dos vuelos hasta Bangkok son de una duración parecida, algo más de 6 horas, con escala de menos de 2 horas.

El personal de Qatar nos trata estupendamente y nos dan de cenar en el avión, (con vino o cerveza el que quiera), bebidas a discreción y aviones modernos con pantallas individuales. Llegamos a Doha según horario previsto, con más de 20ºC y los rascacielos de la ciudad al fondo, pero el aeropuerto es una castaña, nada de andar por la terminal, te meten en un autobús y según el color de tu billete te tienes que bajar en una parada u otra y ver todo el aeropuerto, desde los reactores privados, hasta la zona donde guardan las ruedas de repuesto de los aviones, (nosotros teníamos billetes amarillos, es decir, la segunda parada y por lo tanto 40' de autobús), por lo que tuvimos tiempo solo de ir al baño corriendo antes del embarque del segundo vuelo. En el baño mi chica tiene una pequeña discusión con unas mujeres árabes que se querían colar para bañarse allí mismo vestidas, (al lado de los retretes hay unas pequeñas alcachofas para asearse después de depositar). Embarcamos en el segundo vuelo y a Bangkok con puntualidad Qatarí.

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Llegamos a Bangkok a las 11:35h., hora local y pasamos el control de pasaportes y recogemos el equipaje, (la chica del check in de Madrid estaba alucinada con el poco equipaje que llevábamos, pero claro, tres bermudas, siete camisetas y cinco o seis mudas, más unas chanclas, no da para más, aunque en el equipaje de mano llevábamos una muda por si acaso, la cámara de fotos, una tablet, la guía, medicinas, etc.). El aeropuerto de Suvarnabhumi es súper moderno y muy bonito, al nivel de la T4 de Barajas.

De los dos medios de transporte posibles para llegar a la ciudad elegimos el tren, ya que nuestro hotel está cerca de la parada de Phaya Thai, según vemos en el plano. El tren solamente cuesta 20 Bahts, o sea 50 centimos al cambio, (cambiamos en el aeropuerto solo unos 200€ y luego comprobamos que en la ciudad el cambio era mucho mejor, aproximadamente 1,5 Bahts por € más). Tardamos 40' en llegar y al salir del tren, (que va en superficie, es muy moderno y dan los mensajes en thai y en inglés), el infierno en forma de calor y humedad. Compramos agua en la estación, (15 Bahts), y con las mochilas tratamos de orientarnos hacia el hotel. Como el hotel no aparecía en la Lonely tenemos que preguntar a 4 personas que están en la calle y que apenas saben inglés, (como en muchas zonas de Tailandia), nos sacan un móvil y nos ponen un 13 en la pantalla, (estábamos en el Soi 9), aunque en realidad era el 19, pero son amabilísimos. Nos cuesta 45' andando encontrar la dirección, por lo que os recomiendo que si hacéis lo mismo, os hagáis con un mapa detallado de donde se encuentran los hoteles que reservéis, sobre todo en una ciudad infinita como Bangkok, en la que las distancias son enormes.

El hotel es el Glow Pratunam y está en un edificio con un montón de plantas, como casi todos en Bangkok, y del que las primeras 7 son un centro comercial. Nosotros estamos en la 14 y la habitación está de cine, grande, con un sofá, dos televisores, bañera y ducha separados y al lado del retrete la famosa duchita higiénica, tónica habitual en Tailandia y que recomiendo a todo el mundo.

La habitación del Glow Pratunam, delante de la cama había un televisor y al otro lado de la pared, había un sofá y otro televisor, (los dos de 40").

Salimos del hotel en busca del BTS, (o Sky train), para ir a la zona monumental y mientras caminamos por la calle vemos montones de puestos de comida de todo tipo, desde crépes estilo francés, hasta saltamontes fritos y en general huelen bien, (aunque en algunos sitios huele a aceite quemado y/o desagüe atascado).
Cuando decidimos que nos hemos perdido, entramos en una especie de Starbucks y digo a unos chicos que queremos ir en BTS a la zona monumental. Me miran como si les hubiera dicho que quiero ir a la Luna, entonces un extranjero que escucha lo que digo nos dice que lo mejor es coger un taxi y que cuesta unos 200 Bahts, (en la cafetería me tomo un té frío, con hielo y todo, pero el calor es asfixiante).

Volvemos camino hacia el hotel con la idea de coger un taxi desde allí, (por el camino nos comemos unos crépes, de plátano y de jamón cocido , que están deliciosos).

Una calle comercial de Bangkok

El tema de los taxistas en Bangkok es para escribir un libro, cuesta un trabajo ímprobo encontrar alguno honesto, ya que la mayoría de las veces te quieren estafar o directamente no te llevan, (lo del Túk Túk ni lo intentamos, no queríamos disgustarnos el primer día). Después de algún intento y unos 20' y amenazando lluvia, un señor nos lleva con taxímetro al Wat Pho, (unos 80 Bahts), en un taxi fucsia.

Llegamos al Wat Pho, pero está cerrado, un turista nos explica que hace una media hora que Barack Obama ha sido recibido en audiencia por el rey, (sin duda el rey de Tailandia es adorado a lo largo y ancho de todo el país, como no me podía imaginar, en todos los comercios y casas hay fotos suyas y es el rey que más tiempo lleva gobernando, ¡Más que Isabel II!), tomamos una cerveza enfrente y cogemos un taxi, (también fucsia), de vuelta al MBK Center, que es un centro comercial que está cerca del hotel, (esta vez sin taxímetro nos cuesta 100 Bahts).

El MBK Center es un megacentro comercial de 7 plantas en el que te puedes encontrar casi de todo: Un arco de seguridad a la entrada, (solamente miran el bolso de mi chica, no mi mochila), muchas tiendecitas pequeñas de todo tipo, (souvenirs, relojes falsos, ropa...), una planta de restauración, varias tiendas de electrónica y fotografía que están muy bien, (oficiales de Apple, Sony o Nokia, por ejemplo) un cine con zona para socios VIP, (están echando 'Lo Imposible').

Uno de los pasillos del MBK Center

Mi chica se hace una pedicura en un sitio que huele a disolvente muchísimo mientras yo me doy una vuelta y cenamos en un restaurante de la planta baja que solo sirven fideos japoneses, (uno de los camareros es un transexual, pero como comprobaré durante todo el viaje esto es tónica habitual en Tailandia, ya que están muy integrados en la vida 'pública'), que no están mal, aunque tengo la impresión de haber hecho el 'guiri'.

Salimos del MBK con la intención de caminar hacia el hotel. Aunque parece que está al lado, tardamos mas de 30', aquí las distancias son enormes. Por el camino vemos a grupos de chicos y chicas ensayando bailes en grupo en la calle al estilo Fama.

Una calle de Bangkok, entre el MBK Center y el Glow Pratunam Hotel, de noche.

Llegamos al hotel y nos preparamos para darnos al día siguiente un madrugón y salir en avión a Chiang Rai.

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Salimos muy temprano del hotel, (pensando en ello la reserva la hicimos sin desayuno), ya que el avión salía a las 8:15 h. En la misma puerta del edificio un empleado se encarga de pararnos un taxi para el aeropuerto, que nos cuesta 200 Bahts + peajes, (en este caso 45 Bahts), que ya estábamos advertidos que corrían por cuenta nuestra. Una vez en el aeropuerto, facturamos las mochilas y al avión, es lunes y no hay prácticamente cola en el mostrador de Thai Airlines, que es la compañía con la que volamos y la residente del aeropuerto. En el avión nos dan un desayuno, (una especie de wrap caliente), que incluye el café o bebida. El personal de la compañía muy atento.

Llegamos al aeropuerto de Chiang Rai. En Madrid habíamos decidido hacer el vuelo a Chiang Rai en lugar de a Chiang Mai porque nos pareció más lógico hacer el trayecto hacia Bangkok de norte a sur, pasando por Chiang Mai y Sukhothai. En el aeropuerto cogemos uno de los taxis oficiales, en un mostrador le decimos el nombre del hotel a una chica que nos dice un precio y nos da un ticket y nos acompaña fuera el conductor hacia el taxi.

Llegamos al hotel, que se llama Laluna Hotel & Resort. El hotel es muy bonito y aunque está algo retirado del centro, aproximadamente a 20' andando, merece la pena, está estructurado en bungalows a los que se accede por caminos de losetas rodeados de jardines. Por estos caminos el personal del hotel se desplaza en bicicleta. También hay una piscina generosa, con iluminación para poderte bañar de noche y los mosquitos no son de los más agresivos que encontramos en el viaje, (cuando luego nos encontramos con sus primos del sur los recordamos con añoranza).

La piscina del hotel

Nos instalamos y damos un paseo hacia el centro de la ciudad, el camino es tranquilo, algunos puestos de comida, algún Túk Túk, un colegio, el hospital, pero nada comparado con Bangkok, no hay pasos elevados para peatones, ni atascos. Llegamos a una de las torres del reloj y buscamos un sitio para comer.

Una calle de Chiang Rai

En una de las calles paralelas a la del hotel y a su vez también paralela a la del mercado nocturno está la zona de bares 'occidentales', (os explicaré después a qué me refiero con 'occidentales'), donde buscamos el Cat Bar, que está recomendado por unos chicos españoles en un diario de esta misma web, pero está cerrado a esa hora, por lo que comemos algo más arriba en un sitio en el que la chica habla un inglés decente. Comemos un pad thai con gambas y un jugo de coco entre otras cosas y nos supo estupendamente. Es prácticamente nuestro primer contacto con la cocina tailandesa y le pedimos insistentemente a la chica que no pique y de verdad no picaba nada, pero luego descubrimos que como tónica general en Tailandia la cocina:

1- En los puestos de la calle te sirven en muchos casos la salsa picante aparte y si algo de lo que tiene pica y preguntas, te avisan. (Sobre todo con pollos a la parrilla, frituras, brochetas, etc.)
2- El pad thai o los noodels fritos pican si los pides picantes, si no, no.
3- Lo que pidas con curry va a picar sí o sí.
4- Las sopas que dicen que son buenísimas no las probamos, con el calor que pasamos no nos apetecía y no somos muy soperos, por lo que no os puedo decir.

Después de comer buscamos una agencia para organizar un excursión y ver el triángulo de oro y el río Mekong, que era de lo que me hacía más ilusión antes de partir. Preguntamos en 2 en la calle que baja hacia el mercado nocturno y nos dieron precios de 1400 y 1500 Bahts por persona y fuimos a preguntar a otra de una calle aledaña, en la que, una mujer superpintada nos dice que 800 Bahts cada uno. Me extraña la diferencia de precio y vuelvo para preguntar a que se debe esto. Ella no me responde claramente y se limita a decirme lo que ella ofrece, que es un conductor y la gasolina para la ruta concertada, no incluye las entradas a los sitios, ni la comida. Al final lo reservo, pero a los 5', que digo, a los 2' tengo la impresión de que la he cagado, (y eso que íbamos advertidos de que para negociar las excursiones teníamos que tener claro lo que queríamos), por ejemplo no la he preguntado si el chófer habla inglés. Tomad nota, la agencia se llama 'Kochaporn Travel & Service', para que no vayáis. Nos da un poco de bajón, pero nos queda la tarde para ver el famoso templo blanco, el Wat Rong Khun.

Volvemos al hotel, con la idea de negociar con un taxista el precio para ir a ver el templo, (está a unos 12 km., en las afueras). En el hotel cuesta 500 Bahts, la espabilada de la agencia nos dice 1000 Bahts y de camino, justo antes de la entrada del resort que está antes de nuestro hotel, en la puerta de un restaurante, (eso es mucho decir, en realidad es una casa, que tiene la fachada abierta y que sirven comidas, pero que la familia duerme y vive en la parte de atrás, esto es my frecuente en Tailandia), vemos que hacen servicios de taxi al aeropuerto, etc. Pregunto al hombre que cuanto pide y me dice que 300 Bahts, llevarnos 1 hora allí y traernos y le digo que vale sin pestañear y que en 45' estamos de vuelta. Pensamos que a ver en que cacharro nos va a llevar, pero, ¡Oh sorpresa! Cuando volvemos, el hombre saca del pasillo que accede al patio trasero de su casa una pick up ISUZU D-MAX 3.0 flamante, con cámara de maniobra y todo, yo estaba alucinando. Nos lleva al templo, (tanto en el camino de ida como el de vuelta, al pasar por un pequeño santuario budista, suelta las manos del volante, pita y hace una reverencia), por cierto, el hombre se maneja en inglés decentemente.

El templo es simplemente A-LU-CI-NAN-TE. Está hecho todo de estuco y espejos y parece que brilla por sí solo. El entorno, las pasarelas, los jardines, los árboles de ofrendas, la tienda de merchandaising donde venden láminas del artista que está haciendo el templo, el santuario con pinturas en las que aparece Pikachu, Neo el de Matrix, Batman o Darth Vader, todo merece la pena. La entrada es gratis, ponemos una ofrenda en el árbol, compramos un librito sobre el templo y compramos otra ofrenda más de recuerdo y volvemos con nuestro chófer al hotel.

Vista general del templo

Detalle del templo

Una de las esculturas del templo

En el pueblo hemos visto varios centros de masaje Thai, pero como queremos tener una primera experiencia no traumática, aunque cueste más, lo cogemos en el hotel. 1h. 30' de masaje por 450 Bahts. A la hora convenida aparecen en nuestra habitación dos chicas que, juntas no pesaban lo que peso yo. Pues bien, lo del masaje tailandés es alucinante, las chicas , (en vaqueros y camiseta, aunque descalzas eso sí) nos pegaron un sobo espectacular, sin aceites, masaje por puntos de presión, piernas, tórax, brazos, cuello, cabeza y ellas usando codos, manos, rodillas, pies... Ellas parecen androides que hablan en la lengua de los Sims, muy suaves, pero cuando encuentran algún punto contracturado, insisten hasta que se hacen con ello. Nos quedamos tan contentos que les dejamos 50 Bahts de propina a cada una, (una barbaridad, pero nos quedamos muy a gusto).

Salimos otra vez hacia el centro y en la torre del reloj tienen montado un espectáculo de luces y música muy vistoso que tiene congregadas a unas 50 personas, la mayoría turistas, en la calle. Cenamos en el Cat Bar, (esta vez sí), y es verdad que la mujer es encantadora y que la cena estaba buena, pero en nuestra opinión, la comida del sitio del mediodía nos gustó más. Allí en la botella de cerveza me pusieron por primera vez una de esas camisas de gomaespuma que son muy típicas en Tailandia, porque si no, la cerveza tarda un minuto en ponerse como el caldo.

Una de las torres del reloj de Chiang Rai por la noche

Estábamos en la zona de bares 'occidentales', que como prometí, os explico que son. En las ciudades en las que estuvimos, siempre había una zona en la que los bares tienen música occidental, echan en la tele partidos de fútbol de ligas europeas y tienen billares. Además hay una concentración de chicas con vestidos y faldas cortas inusualmente elevada. En estos bares no es infrecuente encontrarse con auténticos carcamales, (dependiendo del bar, jubilados europeos, americanos o australianos o jóvenes occidentales que van a Tailandia a hacer todo lo que les tienen prohibido en sus países), que se pasean de la mano de chicas tailandesas de edad indefinida. La verdad es que a mí me dio una mezcla de pena y asco.

Después fuimos al mercado nocturno, que es muy interesante. Hay una zona de casetas de comida, (ese día no nos atrevimos con nada), en la que hay un escenario en el que representan diversos tipos de espectáculos, (ese día había un paisano con una guitarra que cantaba temas en Thai) y hay otra zona con puestos de todo tipo, desde merchandaising de los Angry Birds, hasta pantalones thai, pasando por libretas o tarjetas SD.

Mercado nocturno de Chiang Rai

Por ser el primer día, no compramos nada y nos volvimos andando al hotel. La verdad es que Chiang Rai es una ciudad que merece la pena conocer, comparada con Bangkok es un paraíso y es accesible y amigable.

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