![]() ![]() Jordania por libre de Norte a Sur ✏️ Blogs de Jordania
Relato de nuestra ruta de 9 días en Jordania en noviembre, por libre y con coche de alquiler. Mucho más de lo que esperábamos...Autor: Jmviajero Fecha creación: ⭐ Puntos: 5 (30 Votos) Índice del Diario: Jordania por libre de Norte a Sur
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Etapas 7 a 9, total 11
El desierto de Wadi Rum
Nos costó algo más de dos horas llegar al magnífico complejo del centro de visitantes donde se sacan las entradas para el desierto de Wadi Rum, son muchos los que intentan persuadirte para que hagas con ellos la excursión por el desierto, pero nosotros ya la teníamos reservada con Attalla, de Bedouin Lifestyle.
![]() El chico que nos vendió las entradas en el centro de visitantes nos hizo el favor de llamar a Attalla, y nos indico que un coche nos esperaría a la entrada del pueblito de Rum, para guiarnos hasta el punto de encuentro.
Continuamos hasta el pueblo y como nos habían indicado, un coche nos esperaba para indicarnos el camino. En la sede de la agencia nos ofrecieron un té mientras nos explicaban en que iba a consistir nuestra ruta de 5 horas por el desierto. Dejamos las mochilas grandes en la casa que usan como centro de operaciones en Rum y cogimos lo básico para pasar una noche en un campamento beduino en mitad del desierto de Lawrence de Arabia. Antes de nada, un pequeño fragmento escrito por el famoso T.E. Lawrence (Lawerence de Arabia) en su libro “Los Siete Pilares de la Sabiduría”: “Los riscos terminaban en cúpulas, de un rojo menos ardiente que el resto de la montaña, más bien grises y apagadas. Estas cúpulas dotaban a este irresistible lugar de un acabado arquitectónico bizantino: esta senda procesional superaba cualquier cosa imaginada. Nuestra pequeña caravana se empequeñecía cada vez más y quedaba envuelta en un silencio mortal, temerosa y avergonzada de ostentar su pequeñez en presencia de tan majestuosas montañas” Nuestro guía beduino se llamaba Ali, y estaba bastante afectado por la noche de juerga que habían pasado en Aqaba, como el mismo reconoció. Por suerte también nos acompañaba Petra, que se porto genial con nosotros, nos contó muchas cosas sobre el desierto el pueblo beduino y su estilo de vida actual. Petra es alemana, pero había estado viviendo en Madrid, así que hablaba algo de español.
Nuestra primera parada fue en el manantial de Lawrence. Para llegar hasta el manantial hay que subir durante 20-30 minutos por una pedrera descompuesta aunque sin posibilidad de pérdida. Desde arriba tuvimos la primera gran vista del Wadi Rum. ![]() La segunda parada fue junto a una enorme duna de arena roja en la que pudimos hacer snow con una tabla que llevaban en el jeep y que nadie había estrenado todavía.
Aprovechamos para comer allí mismo el picnic que nos habían preparado. Allí comprobamos que el animal más voraz del desierto es sin duda la mosca…fue muy incomodo comer rodeado de ellas. ![]() ![]() Rodamos un rato más por los preciosos paisajes del Wadi Rum hasta llegar a “La casa de Lawrence”, unas pequeñas ruinas sobre las que se alza una roca con magníficas vistas.
![]() ![]() ![]() Continuamos hasta un gran arco natural de roca, Ali nos invito a subir y la verdad es que dudamos bastante, había que pasar un corto tramo bastante aéreo y con una caída considerable, al final, Petra nos convenció.
![]() ![]() [align=justify]Por último estuvimos en otra formación rocosa con un arco, esta vez algo más pequeño, que llevaba hasta un balcón natural sobre el desierto, ya estaba bajando el sol. Antes de llegar al campamento paramos en una garganta entre las rocas en la que habían crecido arboles, en su interior había tallas en la piedra de animales, pies… ![]() ![]() El campamento era sencillo pero estaba muy bien, usamos los sacos que traíamos desde España, aunque podríamos no haberlo hecho.
Una vez cambiados, subimos a la duna que hay justo al lado del campamento para ver uno de los atardeceres que se quedan para siempre en la retina, merece la pena ver el juego de rojos en la arena del desierto, con el sol despareciendo entre las grandes rocas negras de Wadi Rum. ![]() Tuvimos la suerte de estar los cuatro solos encima de aquella duna, rodeados por el ensordecer silencio reinante en el desierto. Mágico.
![]() Después de anochecer nos fuimos a la tienda central, donde los chicos del campamento estaban preparando la típica cena beduina a base de arroz, pan frito y cordero con verduras, preparado en un hoyo con brasas cubierto de arena (estilo beduino). Fue una de las mejores cenas del viaje, el pollo estaba riquísimo y el pan frito también, aunque comer sentado en el suelo era un pelín incómodo.
![]() ![]() Pasamos un buen rato escuchando a los músicos, charlando con un chico mejicano afincado en Londres, una pareja de canadienses, y Petra, una alemana que había vivido en Madrid y que ahora pasaba sus días trabajando con Attalla en Jordania.
Dormimos de maravilla rodeados de silencio y en total oscuridad… Por la mañana, tras desayunar, nos subimos a nuestros camellos en dirección a Rum, íbamos los cuatro solos con nuestro guía, y el trayecto duro unas dos horas, era muy temprano así que no hacía demasiado calor. ![]() La experiencia fue interesante pero el camello no ha conseguido entrar, ni por mucho en la lista de mis medios de transporte favoritos. El balanceo natural que tienen, la altura y las sillas de madera no son muy cómodas para largos paseos… ¡Aún así, merece la pena ver el desierto a lomos de un camello! Dejamos los camellos junto a la casa de Attalla y cuando fuimos a guardar nuestras mochilas al coche comprobamos que una de las ruedas estaba pinchada ¡hay que ver qué suerte estamos teniendo con los coches! Se lo dijimos a Attalla y se ofreció a ayudarnos, se lo llevo a un amigo y en 20 minutos estaba de regreso con la rueda hinchada, según nos dijo la habían revisado y no estaba pinchada, solo se había deshinchado. ![]() Saldamos cuentas con Attalla y partimos de nuevo, esta vez hacia la calurosa Aqaba… Etapas 7 a 9, total 11
Rumbo a las playas del sur
Todos teníamos muchas ganas de que llegara el momento de tumbarnos en una soleada playa a orillas del mar Rojo, y el viaje se nos hizo muy corto.
Nos costó dar con nuestro hotel, que estaba varios kilómetros hacia el sur después de pasar Aqaba, justo frente a los arrecifes de coral del “Jardín japonés”, y muy cerca del tanque hundido.
El hotel está bastante descuidado, pero cuenta con instalaciones básicas para pasar unos días muy a gusto, tiene piscina, zona de bar-restaurante, y las habitaciones son pequeños bungalows. El ambiente y el personal parecen una mala imitación ochentera de los beach boys árabes incluyendo al director del hotel, una mezcla entre Jacques Custeau y Diego el Cigala, cabe decir en su favor que siempre fueron muy amables con nosotros.
Decidimos comer en el hotel y fue un gran acierto, nos prepararon unas hamburguesas muy ricas, ya teníamos energía para disfrutar un rato de la playa… ![]() Oooooh…que gran fiasco supuso nuestra entrada a la playa. Las playas de Aqaba están extremadamente sucias, e incluso algo peligrosas, hay restos de basura de las cenas y picnics que se hacen allí, latas, huesos, muchísimas colillas. En fín una imagen nada idílica. Con esa mala sensación inicial decidimos meternos al agua con las gafas y el tubo que habíamos alquilado en el hotel por 5 Jod el día.
¡Cómo cambio la sensación en un momento! Lo que en la superficie es una playa sucia y poco apetecible, bajo el agua es una autentica maravilla natural, y os aseguro que no exagero nada en los calificativos.
Como os he dicho, nuestro hotel se encontraba justo frente a la zona de coral llamada “Jardín japonés”, así que nada más entrar al agua empezamos a ver corales, peces tropicales de mil y un colores, erizos, esponjas…increíble.
Lo mejor llego después, había otro señor, jordano, practicando esnorquel cerca de nosotros que insistió en que le siguiéramos, nosotros y nuestros inevitables prejuicios occidentales aceptamos desconfiados, según nos conto después, estaba de paso con su camión de camino a Arabia, pero había estado en la marina jordana y conocía muy bien aquellas costas. Nuestro nuevo amigo nos guió, 5 o 10 metro más lejos de la orilla, a una increíble zona de paredes completamente cubiertas de corales y repletas de peces…alucinante.
Por desgracia no teniamos cámara sumergible...así que no os podemos enseñar las maravillas que tuvimos antes nuestras gafas de buceo.
Que sensación más buena después de haber disfrutado de aquello, era como estar dentro de un gran acuario, o de uno de esos documentales de la 2…
Le dimos las gracias a nuestro nuevo amigo y volvimos a la playa para descansar un poco de las gafas antes de regresar al hotel para darnos una ducha y salir a conocer Aqaba. ![]() Aparcamos en el centro de Aqaba y dimos un paseo por la zona comercial, esperando encontrar unas gangas que no existían… Cenamos en un restaurante encantador, situado en una calle repleta de restaurantes y tiendas estilo occidental justo al lado del Blue Bay (recomendado en LP) por 32 JOD los cuatro. Etapas 7 a 9, total 11
Corales y tormentas en Aqaba
Nos levantamos algo más tarde que el resto de los días, el único plan era desayunar con calma y volver al agua a hacer esnorquel un ratillo, aunque al pasar por la recepción vimos un folleto sobre una especie de barco-submarino, que te daba un paseo por los corales de la costa… Decidimos que ya que no íbamos a bucear, podíamos ver algo más de las profundidades desde el barco, y lo reservamos para después de comer.
Entre tanto nos pasamos la mañana en la playa, bueno, más bien en el mar, con nuestras gafas y aletas, y pasamos por unos pasillos de corales absolutamente increíbles en las zonas “Gorge I” y “Jardín Japonés”, no sé cómo describir la cantidad de peces que nadaban a nuestro alrededor pasando entre nuestro brazos, fue uno de los momentazos del viaje, sin duda. Fuimos a cambiarnos para comer antes de ir a la excursión en barco, ellos nos recogían en nuestro hotel y nos traían de nuevo al terminar.
Bajamos al comedor y pedimos nuestra comida advirtiéndoles a la hora que debíamos marcharnos, pero nuestra comida no llegó, así que quedamos en que nos la preparasen a la vuelta. Veíamos unas nubes que se acercaban desde Egipto por encima del Sinaí y que no tenían muy buenas intenciones, pero continuamos con nuestro plan. En una furgo nos llevaron a un complejo de hoteles y apartamentos a unos minutos de nuestro hotel, estaba todo muy nuevo y las piscinas y la playa de super lujo…
![]() Total, una vez subidos al barquito uno de los chicos que debían llevarnos nos dice que la excursión se ha cancelado, que el mar se está encrespando y puede ser peligroso…
Nos bajamos del barco con el tiempo aparentemente bien…bueno pues cuando llegamos a nuestro hotel tuvimos que bajar de la furgo corriendo, un viento huracanado estaba arrastrando arena y piedras con una fuerza increíble, incluso se rompió la luna trasera de la furgo mientras nos bajábamos…menos mal que cancelaron la excursión, porque si nos piya eso en el barquito… Tras el susto, volvimos al restaurante del hotel y nos comimos los platos que habíamos encargado antes de marcharnos a la excursión mientras veíamos como la tormenta desaparecía dejando de nuevo un día estupendo.
Por la tarde salimos a dar un paseo por Aqaba, por la zona del antiguo fuerte y el paseo marítimo, visitamos un mercadillo enfocado al comercio local, tomamos unos estupendos batidos con frutita y continuamos paseando hacia la zona de restaurantes y bares.
![]() ![]() Acabamos la tarde en el mismo restaurante que el día anterior y que tanto nos había gustado… Volvimos a cenar de maravilla hasta hartarnos… Etapas 7 a 9, total 11
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