![]() ![]() Espectacular viaje al Norte de India y Nepal ✏️ Blogs de India
Increible viaje que realice durante 14 dias recorriendo parte del norte de la India y como postre terminando en NepalAutor: Dover157 Fecha creación: ⭐ Puntos: 4.7 (9 Votos) Índice del Diario: Espectacular viaje al Norte de India y Nepal
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Etapas 4 a 6, total 9
Tras unos días de intensas emociones, y después de tanto autobús. Cogimos con ganas nuestro nuevo medio de transporte, el tren. Viajar así por la India es algo imperdible.
Llegamos a la estación de Agra donde subiríamos al tren Shatabdi Express con destino a Jhansi. Nada más pararnos en las vías, varios niños y enfermos nos abordaron vendiéndonos cosas. Algunos nos pedían bolígrafos y champú para el cabello. Tengo grabada en la memoria esas imágenes de trenes destartalados y gente subida en el techo. De la estación a rebosar con miles de personas que lo utilizan a diario. Gracias a los británicos, la India tiene una de las redes de ferrocarril más extensa del mundo. 2 Horas y algún que otro contratiempo con una vaca en las vías, llegamos al destino. Donde nuestro autocar nos esperaba pacientemente. El paisaje había cambiado. El suelo árido y seco de días atrás, deja paso a uno lleno de árboles y vegetación. Viajamos hacia el sur. El verde se apodera de todo mientras pasamos innumerables pueblos en carreteras de condiciones pésimas. A veces da la sensación de que la carretera desaparece y lo que se encuentra el autobús es un camino de cabras. Bienvenido Mr. Marahá Al igual que en la película de Luis García Berlanga, a este pueblo le paso exactamente igual. 10 años para preparar la llegada del emperador, construyendo un impresionante palacio para que llegado el día, se alojase solo una noche y seguir su ruta. Gracias a ello, este pequeño poblado del centro del país, tiene un importantísimo patrimonio, aunque bastante deteriorado. Buena prueba de ello era nuestro hotel, el Amar Mahal otro palacio reconvertido pero venido a menos. Se notaba a leguas que necesitaba una remodelación urgente. Aunque las habitaciones eran espaciosas y los jardines muy bellos, los cuartos de baño es de cuando Franco era cadete ![]() Tras el correspondiente cheking y repartida de equipajes (en todo el viaje jamás cogí una maleta ya que tienes en la puerta del hotel a multitud de botones que te las llevan por una pocas rupias) salimos andando hacia nuestra visita, paseando por la calle principal del pueblo, mientras los niños nos saludan y los vendedores intentan hacer su trabajo sin ser demasiado pesados. Este pueblo me gusta, se nota una vida más serena, más sana. Aquí no existe el estrés. He aquí el mejor ejemplo de Sadus, o también llamado "hombre santo". No era el primero que vi, ni seria el ultimo, pero si fue muy amable al darle una pequeña rupia para bendecirme con una oración. Básicamente son hombres que por medio de la meditación se abandonan del mundo terrenal para vivir en la mas absoluta pobreza y "erradicar" las pasiones y sentidos con el fin de alcanzar un estado de consciencia superior. Son muy respetados en la India y normalmente la gente les ayuda dándoles alguna limosna para pedir consejo o alguna oración. En Benarés (Vanarasi) seria donde mas Sadus vería por metro cuadrado. Un enorme puente nos facilita el paso que custodia el palacio por su cara este. Al subir varios cientos de escaleras llegamos al corazón del antiguo palacio. Es una pena verlo así. A merced durante años del pillaje y las condiciones climáticas. Ante un palacio tan decadente uno se imagina esos primeros exploradores británicos que llegaron aquí deseosos de conquistar y conocer este basto país. Aunque también ahí que imaginarse los buenos tiempos, aquellos en los que las ventanas estaban cubiertas con finas cortinas, lámparas de aceite e innumerables doncellas y sirvientes que poblaban sus dependencias. Tras la oportuna explicación, decidí recorrer el palacio por mi cuenta y subir, no sin esfuerzo, hasta la zona mas alta con unas vistas espectaculares. Esta panorámica del pasado nos ayuda a comprender un poco el presente. Al fondo puede verse los famosos cenotafios. Edificios funerarios sacados de otro mundo. Volvimos andando a nuestro hotel, ya que estaba muy cerca. Para después de una picante comida India y un poco de siesta paseamos tranquilamente hacia el "cementerio" de los reyes Bundela. Al ser hinduistas, sus cuerpos debían ser quemados. Para honrarlos sus descendientes levantaban grandes monumentos para toda la eternidad. Estos monumentos son los Cenotafios, patrimonio de la Humanidad por su singularidad, historia y su trabajo aunque como bien apreciáis, poco importa en el pueblo. Están bastante deteriorados y la vegetación está haciendo estragos. De camino a nuestro hotel paseamos por las tranquilas calles de Orchha, con sus puestecitos y mercados ambulantes. Todo lleno de pulseras, abalorios, figuritas de dioses o tintes Y nos mezclamos con los nativos del lugar, una vida tranquila y relajada. Esta es la auténtica india. La de los campos de arroz, palmeras. Niños correteando hacia el río. Sin temor ni acoso disfrutamos de un agradable paseo admirando las costumbres del lugar La farmacia de Orchha donde puede elegir entre un poco de tomillo, algunas hierbas y dátiles frescos. Mejor no ponerse malo aquí. De muy jóvenes, las niñas en india son apalabradas en matrimonio concertado entre familias, no pudiendo elegir y seguramente apenas los jóvenes se conozcan hasta el día de su boda. Hecho que consumará el matrimonio. Para diferenciar las jóvenes casadas, estas se pintan una raya roja en la frente y se ponen anillos en los dedos de los pies. La peluqueria-barberia, el último grito en corte de pelo es perlarse en PLENA CALLE. Así todos pueden dar su opinión de cómo te queda ese corte de pelo Y así pasamos la tarde hasta la hora de cenar, donde nuestro bien amado guía Miguel, viendo el aire distendido del grupo, nos invitó a una fiesta privada en el patio central del hotel. Yo entretanto hice algunas compras mientras algunos niños no paraban de darme la mano y pedirme caramelos. No me dejaron hasta llegar al hotel donde les busque algunos y los repartí. Si cara de felicidad aun no se me olvida. [b]Mi gran Boda India[/b] Nuestro querido anfitrión nos esperaba con un pequeño grupo musical de la zona y varias botellas del Viejo Monje, un ron XXX autóctono de la India. Riquísimo. El Ron subió y la gente se fue animando. No importaba no saber bailar, ni que todo el hotel nos estuviese mirando, SPAIN IS DIFERENT. Entre tanto, muchísimos Indios trajeados, entraban al hotel entre el asombro y el desconcierto de la fiesta que tenían unos turistas en el hotel. Nosotros no nos percatamos, pero esa noche se celebraba una boda. Como tal seriamos testigos de excepción de ella. Los invitados a la boda dejaban el ricamente decorado jardín, para unirse a nuestra fiesta hasta el punto de haber más invitados en la improvisada fiesta que en la propia boda. Las bodas Indias son un derroche de color y alegría. La fiesta se descontroló y los padrinos nos invitaron a todos los presentes a participar de ella. Entre tanto nuestro guía Miguelito, que entró en éxtasis, nos avisó de que la novia llegaba discretamente por una de las puertas de hotel. La cual fue encerrada en una habitación a cal y canto, menos para los españoles. El sari de la novia era de finas sedas de colores e hilo de oro. Toda la cabeza, manos, brazos y cuello estaban cubiertos con cadenas y medallones de auténtico oro que brillaba a más no poder. Por supuesto no se podía hacer fotos. Así es que dejamos que maquillaran a la susodicha y nos fuimos al jardín donde se celebraría el enlace. Apenas pude tomar la primera copa, cuando volvió nuestro guía corriendo avisándonos de la llegada del novio con sus familiares. Todos salimos a la puerta y aquello sí que era una fiesta. El novio vestido de blanco, todo engalanado con guirnaldas de flores y cadenas de oro. Subido a un caballo delante de una especie de rueda con lucecitas (supusimos que era símbolo de buena suerte) y una banda a su lado que de forma estridente, jaleaba a los presentes. La comitiva paró frente al hotel y todos los varones de las 2 familias (tíos, primos, amigos...etc) se pusieron a bailar en puro éxtasis llevados por la emoción de la música y porque no decirlo, de alguna droga ilegal. Estos al vernos parados nos sacaban a la improvisada pista de baile, para bailar alocadamente poseídos por el demonio. Todos reían de una escena tan inusual. Yo también sucumbí al éxtasis y bailé. Bailé sin parar mientras los Indios flipaban porque lo hacía mejor que ellos. Llego un momento que la banda paró, y di gracias al cielo que bajara el ritmo. Pero apareció el padre del novio y le lanzó un fajo de billetes a los músicos, que en seguida volvieron a la carga. El novio bajó del caballo y en volandas fue llevado al interior del hotel mientras los invitados le metían rupias (dinero) en la chaqueta. Acto seguido se sucedieron una serie de actos bastante curiosos delante de todos los presentes. Los padres de ambas familias sellaban su acuerdo delante del sacerdote Hinduista, mientras la familia de la novia llevaban la dote al padre del novio. Siempre con un emotivo abrazo en señal de respeto. Mientras tanto el novio esperaba en un trono dorado en medio del jardín y la novia en la pequeña habitación del hotel donde aguardaban que la llamasen. El cansancio hizo mella en mí, y no sin pena me tuve que retirar a mis aposentos, mientras estas familias Indias sellaban su acuerdo Con cierta tristeza pensé que las bodas en India son simplemente por puro acuerdo económico, donde el amor no tiene cabida, ya que ese día era cuando se conocerían los novios para estar juntos el restos de sus vidas. Etapas 4 a 6, total 9
El día empezó con resaca del viejo Monje, agujetas de bailar y un sin fin de comentarios y risas sobre la noche anterior. De la divertida boda no quedaba ni rastro. Nos subimos al autobús
A pocos kilómetros de nuestra querida Orchha, se encontraba el pequeño pueblo de Khajuraho, con su indescriptible patrimonio. Llegamos para la hora de comer al apacible y tranquilo hotel Chandela. Almorzamos para dar paso a una pequeña siesta (que acogimos todos con devoción). A media tarde nos desplazamos a una aldea cercana, con un enorme dios Vishnu esculpido dominando la zona. El exterior en la pequeña capilla de la aldea estaba ricamente ornamentado. Una toma de contacto para sus hermanos mayores que disfrutaría al día siguiente. Al salir de la capilla, la aldea entera salió a recibirnos. Muchísimos niños como locos reían y gritaban sin parar. Sabíamos las necesidades que estaban pasando y por ello recogimos bolígrafos, caramelos, material escolar, ropa y champú de los hoteles para así dárselos Sus casas eran de barro y adobe con los tejados de paja. Por supuesto no había electricidad y el agua tenían que sacarla de un pozo cercano. Una vida rustica y pobre, muy pobre. Aunque estas personas carezcan de las necesidades mas básicas del mundo occidental, ellos son felices, viviendo en total libertad. Comen lo que la naturaleza les da, sin horario ni restricciones. Aquí el estrés no se conoce. Tras una pequeña vuelta por la aldea, y habiéndonos mostrado las chozas más notables como la casa del alcalde o la del alfarero, volvimos a Kajuraho, para presenciar el culto del atardecer al falo erecto del dios Shiva. Han leído bien. No me he equivocado. Los hinduistas seguidores de Shiva rezan al pene del dios y la vagina de la diosa. La India una vez más vuelve a sorprendernos. La cosa prometía. Tras unas horas de libertad por la única calle del pueblo y visitar sus numerosos puestos de souvenirs, El sacerdote llamó a la oración con un sonido repetitivo y estridente. [img] Corrimos hacia el santuario, una enorme estructura piramidal en roca del siglo XII. La bandera de oración estaba izada, lo cual significaba que dicho templo tenia culto. A los pies del templo nos descalzamos y accedimos a su interior. El pequeño templo de estructura piramidal Sikara estaba abarrotado de fieles y del numeroso grupo de españoles que con cierto atropello entramos, mancillando algunas de las imágenes. Cualquier película de aventuras se queda corta al lado del ritual que tuvimos el privilegio de observar. Aquello no era una turistada, era real. Los fieles accedían al Sacta Sanctórum (lugar más sagrado del templo) para abrazar una piedra enorme con forma fálica. El tridente del dios presidia un lateral mientras que al otro lado el sacerdote cantaba una y otra vez los mantras, que durante siglos se han escuchado entre estas paredes. Al terminar los fieles se arrodillaban ante el sacerdote mostrándole su respeto y dándole una pequeña limosna. Todo hicimos lo mismo. No fuera ser que nos echaran mal de ojo. Tras esta experiencia volvimos a nuestro hotel para asi comentar la jornada y cenar apaciblemente ya que al dia siguiente nos esperaba un dia bastante movido. El arte de amor A la mañana siguiente, despertamos bien temprano, ya que nos quedaba un largo día y muchas cosas por descubrir. A poco más de las 9 de la mañana ya entrabamos al recinto arqueológico de Khajurajo, patrimonio de la Humanidad. Este enorme e impresionante recinto se compone de distintas edificaciones y restos. Me parece verdaderamente un milagro su actual estado, teniendo en cuenta lo que muestran sus muros. Cuando este pueblo desapareció, la vegetación se apodero del lugar, ocultándolo al mundo y a los posteriores invasores. Los responsables de todo esto fueron los Chandela. Que durante los siglos X y XI perfeccionaron el arte de la escultura, la anatomía y el erotismo. Como os dije antes, los hinduistas seguidores de Shiva adoran su falo erecto (el pene) y la vagina de la diosa. ¿Porque?. Porque el acto sexual se consideraba el mayor impulso del universo ya que su concepto es de creación. Un regalo de Shiva para satisfacer nuestros impulsos y traer vida a este mundo. Por ello los Chandela, llevaron el arte del sexo y el erotismo hasta el punto de considerarlo una religión. De hecho el famoso sexo Tántrico, nació en estas tierras, otro método para alcanzar el clímax. Por supuesto un regalo del dios. El conjunto de Kajuraho lo compone más de 85 edificaciones que se han podido recuperar en parte. Las más espectaculares son las de las fotografías Si observáis bien, toda la estructura esta tallada al milímetro, pero lo más alucinante es que no lleva argamasa ninguna. Los templos están hechos como un puzle gigantesco donde cada pieza encaja a la perfección. Como podéis observar, la temática es siempre el sexo, la belleza y el erotismo. En esta imagen podemos ver los distintos pasajes, recogidos en el famoso texto Indio, el KAMA SUTRA. Dicho libro se escribió aproximadamente en el siglo II d.c. como un manual sexual para el cortejo y el mismo acto sexual. En los muros de los templos pudimos ver todo tipo de posturas como el famoso 69. Orgías y posturas imposibles como bien puede observarse en la imagen. Relaciones homosexuales, tríos, o incluso zoofilia. En la imagen de arriba podéis ver como una mujer hace el amor con un ELEFANTE, mientras una pareja observa la escena ellos mismos también practican. INCREÍBLE. Ya sabíamos que nuestros antepasados romanos se lo montaban bastante bien pero es que esto roza el delirio. Se sabe de los textos de la época que se ofrecía vírgenes a los sacerdotes del templo, los cuales organizaban enormes orgías. Tenéis que entender que la india no recibió ningún tipo de influencia extranjera hasta bien entrado el siglo XII, ni moral ni religiosa. Cuando la mayoría de las religiones politeistas sucumbían ante el avance del Cristianismo y el Islam, el Hinduismo se mantuvo inalterado durante más de 4000 años. Es por ello que hoy en día tiene tantísimos seguidores. De entre todas las figuras que vi, me quedo con esta que esta justamente en la esquina. Bellísima esta escultura. El cuerpo se contorsiona hasta casi partirse en dos. Fijaos en los grandes que son sus pechos, pero lo bien conseguido que esta el movimiento. También la expresión, las cadenas, collares y brazaletes. Pero sobretodo en el pequeño sari transparente que lleva a la cintura, que casi parece que podemos tocarlo. Tras esta increíble visita que con pena no pudimos recorrer al completo ya que el complejo arqueológico es enorme. Volvimos a nuestro hotel Chandela, para hacer un pequeño almuerzo rápido, ya que a las 16:00 teníamos nuestro vuelo con destino a Vanarasi, bañada por el sagradisimo río Ganges. Etapas 4 a 6, total 9
Al finalizar la visita de Khajuraho, nos dirigimos al destartalado aeropuerto cercano donde nos esperaba nuestro vuelo de Indian airlines con destino a Benarés.
Apenas 50 minutos nos separaba de la ciudad sagrada y ya nos encontrábamos en el autobús de camino a la ciudad. Algo inusual teniendo en cuenta la lentitud y parsimonia de las instituciones Indias. Esta ciudad nos marcaria a todos a fuego por su crudeza, espitualidad e incertidumbre. De camino a nuestra primera visita ya se intuía el ambiente de la ciudad. Cientos de personas comprando o descargando cientos de toneladas de leña, alfareros, puestos de flores y muchísimos peregrinos dirigiéndose hacia el rio Ganges. Como toma de contacto llegamos al barrio musulmán, lleno de callejuelas estrechas, de mujeres con velo vestidas de negro y cientos de talleres clandestinos de seda. Absolutamente todo el barrio se dedicaba a la confección de este preciado tejido. El sol caía. Entramos por las estrechas callejuelas. Solo se nos escuchaba a nosotros y de vez en cuando las máquinas de telar. De pronto el muyahidín llamó a la oración y dos señoras con velo, apenas se les veía el rostro, se cruzaron en nuestro camino. Esto no parece la India, es otro mundo. Tras la calurosa bienvenida de un grupo numeroso de niños, entramos en uno de los talleres para ver y comprar algunas de los tejidos. Tras una intensa negociación, salimos del taller en dirección a nuestro lujoso hotel, el THE GATEWAY Hotel Gages Vanarasi. Ciudad de muerte. Las Cremaciones Nos duchamos y cenamos rápidamente ya que nuestro guía nos tenía preparada una visita nocturna a la ciudad. Jamás imaginaríamos lo que nos íbamos a encontrar. Antes de la velada, una tarta riquísima con sabor a fresas y nata nos esperaba para un compañero del grupo que era su cumpleaños. Entre risas y trozos de tarta nos depedimos del hotel para empreder esta emocionante visita. La ciudad de Benarés (o también llamada Vanarasi), es la ciudad más sagrada del hinduismo. Es como la Meca a los musulmanes, la Roma a los cristianos y la Jerusalen a los Judios. Donde el río Ganges es su principal eslabón. Para que entiendan como de sagrado es la ciudad, piensen que el hinduismo dice que al menos ahí que peregrinar 1 vez en la vida a Benarés y que si no se quiere uno volver a reencarnar deberá ser quemado y sus cenizas arrojadas al río Ganges. Imagínense una ciudad donde miles de personas peregrinan para bendecirse o morir. Y a estos últimos era a los que íbamos a ver. Cuando llega la noche la ciudad se transforma y una parte de ella se acordona, para dejar pasar los coches fúnebres en dirección al río. Es por ello que el tráfico de automóviles se corta hasta un punto donde nuestro autobús no podía pasar. Se decidió coger un buen número de trickshaw a tracción humana para así llegar al punto más cercano. El paseo fue alucinante entre miles de personas y más trickshaw que iban de un lado a otro. De vez en cuando pasaba la policía o algún coche fúnebre. Nuestro conductor era un abuelo, no podía tener más de 60 años. Estaba delgado pero era tremenda mente fuerte y resistente y aguanto todo el recorrido. Llegamos a un punto donde los trickshaw no podíamos pasar. Así es que bajamos del cacharro y nos adentramos en el infierno. El centro de Benarés lo compone el río Ganges, sus escalinatas para acceder al río y miles de casas, palacios y hostales. Todo ruinoso, sucio y decadente. Si añadimos que de noche apenas ahí iluminación, que sus calles apenas cabe 2 personas, que está llena de vacas y que se ve gente muuuy rara en cualquier esquina. Bajar por esas calles uno detrás del otro era como bajar a al mismo infierno para llegar al Manikarnika Ghat. Cuanto más bajábamos, mas olía a leña quemada. Y entre los sustos de alguna vaca que nos salió al paso, fue un paseo sin muchos sobresaltos, pero tremendamente inquietante ante lo que nos encontrábamos. De repente el guía local se paró en seco y dándose la vuelta nos dijo "Por favor, a partir de ahora guarden sus cámaras de fotos". Algo comprensible, por respeto al difunto y a sus familiares (por eso las imágenes que os pongo a continuación son del día siguiente cuando paseamos por el río en barca y pasamos por el dichoso Ghat). A los pocos metros ya comenzaba a divisarse las columnas de humo y el olor a leña quemada impregnaba el ambiente. Llegamos a una pequeña plaza, antesala del Ghat donde miles de troncos se apilaban en enormes montañas de leña, esperando ser quemadas. El guía con una linterna nos llevó hasta un antiguo palacete, abandonado. En su interior no había nada salgo algunos vagabundos y leprosos durmiendo entre harapos. Subimos los interminables 3 pisos hasta llegar a la azotea donde ante nuestro horror el hedor de la leña era ya insoportable. La imagen desde esa azotea se me quedara grabada para siempre. DANTESCO. Es la palabra que mejor define esas escalinatas que iban hacia el borde del rio. Conté más de 15 piras ardiendo, cada una con un grupo de amigos y familiares que esperaban. Entre ellos, varias vacas esqueléticas y algunos perros rebuscando entre las brasas de otras piras. (fijense en el pequeño submarino al borde del Ghat, lo utilizan para limpiar y recoger cuerpos semiquemados o los cuerpos que por ciertos motivos no pueden ser quemados) Por muy fuerte que uno sea, no estamos preparados para ver algo así. En occidente la cremación se realiza en un horno donde en pocos minutos el cuerpo del difunto se convierte en ceniza. Aquí era distinto. Los queman con madera por tradición y el cuerpo tarda más o menos 2 horas mientras los familiares tienen que custodiarlo. El problema está cuando quien muere esta solo o no tiene el dinero para comprar la madera suficiente para ser quemado. Es entonces cuando se los llevan al crematorio eléctrico, justo al lado del Ghat, donde sus cenizas son igualmente arrojadas al rio. Desencajados y con mal cuerpo, nuestro guía miguel nos ofreció bajar a las piras para dar las condolencias a los familiares y observar más de cerca. La mitad del grupo no accedió y solo unos pocos valientes bajamos al Ghat. Recuerdo esos momentos con instantáneas, como los perros olisqueando las brasas, las caras de los Indios impasibles y serias. Nadie lloraba. De hecho en el velatorio no había ni una sola mujer. Recuerdo el olor intenso a leña quemada, a suciedad y mierda de vaca. Recuerdo también como bajamos hasta la misma orilla del rio donde estaban sacando un cadáver envuelto en una sábana. De repente llego otro difunto envuelto en un sari, que sus familiares recostaron en las escalinatas, mientras los encargados del Ghat limpiaban las brasas de la anterior pira, preparándola para el siguiente difunto. (esta imagen no es mía, os la pongo para ilustraros el momento) Nos explicaron que no todo el mundo es quemado. Los únicos que no pueden serlo son los niños, los muertos por envenenamiento y los Santones. Estos tres grupos son arrojados al centro del río y atados con piedras. Cuando llegan los monzones el lecho del rio se limpia solo y arrastra todos estos cadáveres rio abajo. Tras esta intensísima visita, nos despedimos de la mejor forma posible e intentamos salir del Ghat entre avisos de la llegada de cadáveres y vacas errantes. Una fuerte experiencia pero necesaria para entender a la sociedad Hinduista. Al llegar al hotel, el olor a podredumbre y leña quemada se hacía más patente. Inmediatamente metí la ropa en una bolsa de lavandería y me di una buena ducha. (Teneis que entender las connotaciones social y religiosas para ir a ver algo así. No es una atracción turística como tal, ni es algo que recuerdo con alegría, pero la experiencia me marco bastante durante el resto del viaje y me hizo pensar en muchas cosas. La vida es así, hay que mirarla desde distintos puntos de vista para poder entenderla y meditar sobre ello) Ciudad de la esperanza. Las Purificaciones 4 horas después de nuestro regreso de ver las cremaciones, el despertador sonó a las 5 de la madrugada. No había podido dormir. Nuestro guía Miguel nos había dado algunas galletas, ya que el desayuno no se servía hasta las 6:30. Por increíble que parezca a esa hora la actividad en las calles era febril. Los Indios se levantan con el alba, y así comienza su día a día. Bajamos del autobús en el punto más cercano hacia nuestro destino. Al igual que la noche anterior, nos adentramos por un entramado de calles, vacas y suciedad. A lo lejos se escuchaba algún rezo y los monjes de los templos cercanos ya empezaban a recitar sus oraciones. Miguel nos paró en seco. Ya nos había hablado de lo que íbamos a ver antes de llegar al río. Veréis, como os he comentado, la gente va a morir a Benarés. Los que han sido muy desgraciados en la vida no quieren volver a ser lo en la otra según el rito Hindú. Es por ello que la ciudad está llena de mendigos, leprosos y gente desgraciada que intentará por todos los medios ser quemada a orillas del Ganges. Como el camino que teníamos que seguir lo hace mucha gente diariamente pues estas personas se ponen en la escalinatas a pedir. Para que no se peleen entre ellos, la gente les suele dar 1 paisa, que es 1 céntimo de rupia. Al cambio no llega casi ni a 0,01 céntimo de euro. Cambiamos varias rupias y así uno a uno fuimos bajando, lanzándoles las monedas en los cazos metálicos de los leprosos y tullidos. El ruido de las monedas al chocar aun me estremece. Otra imagen imborrable de la India Llegamos al río e inmediatamente subimos a los enormes botes de remos con bastante gentío a nuestro alrededor entre niños y ancianos pidiendo. El grupo se dividió en 2 y comenzamos nuestro paseo en barca. Allí estábamos, surcando el rio más sagrado y contaminado del mundo. Mientras nuestros remeros se esforzaban por subir rio arriba. Es aquí donde uno comprende la importancia de la ciudad, que curiosamente toda ella esta orientada al oeste, de cara a la salida del sol y al este del río no hay nada. En un momento concreto, tal y como hacen miles de Indios al día, realizamos una ofrenda mientras surcabamos rio arriba. Más de 5 kilómetros de escalinatas, llamadas Ghats, bajan hacia el Ganges para así facilitar la purificación de los penitentes que llegan o viven en la ciudad. Era muy temprano y aunque el agua estaba helada vimos muchos fieles bañarse o lanzar ofrendas. Noten la cantidad de palacios y templos, autenticas maravillas que muchos estan abandonadas ya que era costumbre durante siglos que las familias adineradas y marahás de la India tuviesen una residencia en Benarés para así hacer los correspondientes rituales. También vimos Sadus, hombres santos, realizar ceremonias de fuego con ceniza y sacerdotes bendiciendo a peregrinos. Pasamos por los Ghat mas famosos como este: Observamos como los lavanderos limpiaban la ropa a mano en el rio sin ningún pudor. Los vendedores nos asaltaban incluso en medio del rio, perturbando en cierta manera la belleza del momento. Para terminar el recorrido pasamos por el Ghat de las cremaciones donde aun seguían piras ardiendo. Llegamos a uno de los últimos Ghats de la ciudad donde nos despedimos del Ganges, de esta inquietante ciudad. Al final, esta experiencia enriquecedora al amanecer nos animó a todos. Volví al hotel para darme una buena ducha (por tercera vez). El día seria largo hasta llegar a al valle de Katmandú en Nepal. Este ha sido un viaje de sensaciones, descubrimientos y maravillas. La India se nos quedaría grabada para siempre en nuestros corazones. Etapas 4 a 6, total 9
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