Por fin amanecía un día soleado!
Para el jueves teníamos previsto una visita a la universitaria ciudad de Oxford. Cogimos metro hasta la estación de Paddington y allí, en la propia estación, tren hasta Oxford. Siento no recordar con exactitud el precio del viaje ida y vuelta hasta Oxford, andaba en torno a las 20 £. Un viaje de una hora de duración (practicamente exacta) y con tan sólo dos o tres de paradas intermedias. También hay buses que hacen el trayecto Londres-Oxford, más económicos aunque el viaje dura más tiempo. Optamos por la rapidez del tren.
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La estación de tren de Oxford queda a 5 minutos caminando del centro de la ciudad. Muy cómodo. Todo recto, subimos por George St y en Broad st entramos en la oficina de información turística. No proporcionaban planos gratis, así que nos conformamos con el que llevábamos en nuestra guía. En la oficina nos recalcaron los puntos más importantes a visitar y nos aconsejaron entrar al Casco histórico por Catte Street.
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Con lo primero que dimos fue con la Bodleian Library. Entramos a su patio interior (entrada libre) y justo a su lado estaban la Radcliffe Camera, una curiosa biblioteca de planta redonda y enorme cúpula, y el Puente de los Suspiros, construido a imagen y semejanza del puente de Venecia.
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De allí nos fuimos hasta la iglesia de St Mary the Virgin. Un templo muy sencillo y no muy digno de destacar si no fuese por su torre. Desde la torre de este templo (subida 3 £ por cabeza) las vistas sobre la ciudad de Oxford son dignas de ser contempladas.
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Tras pasar un ratito en el estrechísimo balcón de la torre disfrutando de las vistas, descendimos para encaminarnos hacia Christ Church College, uno de los muchos colleges de los cuales está sembrado Oxford y posiblemente hoy en día el más famoso, ya que ha sido utilizado como escenario de las películas basadas en los libros de Harry Potter. Me gustó sobremanera el denominado Hall, el comedor del College (que debe ser utilizado hoy en día ya que en una esquina vimos varios carritos con platos).
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Después de salir del Christ Church nos dedicamos a callejear por la monumental Oxford. Nos encantó la localidad. El casco histórico, es en parte peatonal y repleto de espectaculares edificios, muchos de ellos coronados con agujas góticas es digno de ser visitado. Nos gustó mucho la visita a Oxford. Además, su casco histórico tiene un aire a pueblo y rompe con el ritmo loco de Londres en el que nos habíamos movido los días anteriores.
También nos sorprendió la actividad comercial de Oxford, por High St. y por Magdalen Commarket abundaban tiendas de todo tipo.
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Y subitamente, comenzó a granizar. El único día que había comenzado con cielo azul se estropeaba de mala manera.
Aprovechemos para dar el primer MogutuConsejo: Salga el día que salga en Londres, no olvides jamás un pequeño paraguas o un chubasquero, preferiblemente el chubasquero, ya que caminando entre las multitudes londinenses, el paraguas puede ser más incomodo. Aún amaneciendo el día más soleado puede acabar lloviendo.
Pues lo dicho, empezó a granizar en Oxford y vimos un callejón por el cual nos metimos a curiosear. Y resulta que el callejón en cuestión nos llevó a un delicioso mercado cubierto, el Oxford Covered Market, www.oxford-covered-market.co.uk/ , un batiburrillo de todo tipo de tiendas. Tenía pinta de ser un antiguo mercado de comestibles, pero ahora además de carnicerías y charcuterías, albergaba puestos de ropa, galletas, bisutería, bolsos, flores, zapatos… de todo. Y curioseando entre puestos, de repente dimos con el escaparate de Pieminister, mitad bar mitad tienda que ofrecía pasteles de carne con una pinta escandalosamente atractiva. Pasteles de carne de pollo, de cerdo, cordero….
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La boca se nos empezó a hacer agua y las tripas pedían compasión, así que allá que entramos. Yo me zampé un Mr Porky pie (pastel relleno de carne de cerdo, bacón, manzana….) realmente fabuloso. De lo más rico que hemos comido en nuestra estancia. Nos dimos por comidos con los pasteles de carne (y es que llenan mucho!!).
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Con la tripa llena, dimos un último paseo y nos dirigimos a la estación del tren. Si teneis ocasión de visitarlo, Oxford merece la pena. Nos encantó conocerlo.
Rápido y cómodo viaje de vuelta y decidimos que era hora de visitar el British Museum, por delante de cuya fachada habíamos pasado unas cuantas veces, habida cuenta de la cercanía con respecto a nuestro hotel.
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El Bristih impresiona desde su misma entrada, el gran patio diseñado por Sir Norman Foster da una gran sensación de luminosidad y amplitud. En el propio patio hay mostradores de información en los que cogimos un plano del museo.
A pesar de la cantidad de piezas expuestas, llama la atención la buena distribución de las mismas y la falta de aglomeraciones, a pesar de lo ingente de los fondos, hay espacio suficiente en la inmensidad del museo para distribuirlos holgadamente. Tan sólo ante la Piedra Roseta tuvimos que dar algún empujoncito para buscar una buena posición, el resto de piezas (frisos del Partenón, momias egipcias, etc) se ven con total tranquilidad.
Frisos del Partenón y Piedra Roseta
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Evidentemente, ver todo el museo supondría muchísimo tiempo, así que seleccionamos las salas que, a priori, más nos interesaban. Los fondos del museo son ingentes y podrían dar para una visita de un día completo. Coged un plano gratuito en los mostradores de información y buscad en él las salas que más os interesen.
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El abanico es inmenso y hay para todos los gustos: esculturas egipcias, cerámicas chinas, salas dedicadas al mundo griego, al romano, a Asiria, arte etrusco, cultura mesopotámica, Japón, Europa Medieval y paro de referirlas que el diario ya empieza a hacerse muy largo. Por cierto, no os dejeis la King´s Library!
Y saliendo del museo y dada la hora que era, decidimos que era buena hora para volver a dar trabajo a dependientes de las diversas tiendas. Merced al efectivo metro fuimos a Liberty, a la vuelta de Regent St, establecimiento espectacular por fuera, pero decepcionante género por dentro. Junto a Liberty y hacia Regents St. encontramos este magnífico arco que el día anterior se nos pasó incomprensiblemente desapercibido. Al lado del arco, el cartel anunciador de la obra “39 Escalones”, que se representa en un teatro en pleno Picadilly.
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Seguimos sacando fotos y a raiz de esto, allá va un segundo MogutuConsejo: Siempre que vayais a sacar una foto, esteis donde esteis, aparecerá de la nada y de improviso un mastodóntico autobús rojo de dos pisos que os chafará la toma. Es algo rigurosamente matemático. Asumidlo desde ya. Los autobuses de dos pisos de Londres están puestos para estropearnos las fotos.
Regents St, calle comercial por excelencia
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Entre tiendas y pubs, el día se nos fue escurriendo de las manos. Tras cenar, dimos un paseo por las calles que unen Covent Garden, Leicester Square y Picadilly Circus. Era víspera de Bank Holliday, fiesta, y la marea humana era algo increible. Oleadas de personas. Por el entorno más próximo a Leicestes Square había muchos clubs y discotecas y gente haciendo cola para entrar en las mismas.
El resto de los días los pubs a las 23:00 dejaban de servir pero el jueves nos fuimos más tarde de esa hora y los grifos de cerveza seguían escanciando sin parar (víspera de fiesta, os recuerdo).
Leicester Sq y sus atestados alrededores
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