Dia2.Barcelona-Doha-Pekin ✏️ Diarios de Viajes de China

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Amanecemos temprano. Desayuno ligero en una cafetería frente al hotel, recogemos la habitación y marchamos al aeropuerto. Pillamos el 46 en Plaza España y rumbo al aeropuerto. Ojo con el timo al turista, porque el 46 vale 1,45€...y el aerobús que te lleva al mismo sitio, vale 5,30€ por persona.
Una vez en el aeropuerto, facturamos y después de unas tapitas en el Lizarrán, embarcamos con puntualidad. Volamos con Qatar Airways, el vuelo Bcn-Doh lo hacemos en un Airbus A330-200.El vuelo fue perfecto. Después de volar con Qatar, entiendo por que lleva varios años en el top5 de aerolíneas mundiales y ha sido nombrada en 2011 la mejor aerolínea del año. En Qatar, hicimos una escala de 3 horas y tomamos un Boeing 777. Este segundo vuelo se hizo bastante pesado más que nada por el cansancio acumulado, ya que desde que cogimos el bus en Barcelona, llevábamos casi 24 horas de viaje. El control de pasaportes lo pasamos rápido, debido al gran número de policías que había. Después tomamos un tren interno del aeropuerto que nos lleva a la recogida de equipajes. Las maletas aparecen rápido y sin daños, sólo nos faltaba el guau de un precioso beagle que se acercó para comprobar que no teníamos nada raro en la maleta. Por último, un "amable" policía pekinés decidió que tenía que revisar la maleta...

Nos reunimos con el "pequeño" grupo de viajeros y nuestra guía, Cecilia, que nos lleva hasta el hotel. Las primeras imágenes de Pekín nos muestran un Pekín con grandes avenidas y muchos coches. A diferencia de Vietnam o Camboya, aquí el uso del coche predomina sobre el de la moto...Pekín cuenta con 8 millones de coches¡¡¡. Algo que se deja notar en la enorme polución que nos encontramos y que se manifiesta en una gran niebla que vigila Pekín.
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Llegamos al hotel Reinassence que está situado en el tercero de los dieciocho anillos en
los que se divide Pekín. Es el típico hotel internacional que existe en la mayoría de ciudades del mundo.
Como todavía eran las siete de la tarde y no estábamos lo suficientemente cansados, decicimos ir a explorar el mercado de comida Hou Hai, donde podríamos ver los típicos pinchitos de escorpión, escarabajos,etc... Nuestras ilusiones quedaron frustradas minutos después, porque ninguno de los taxis en los que nos montamos, nos quiso llevar. La negativa era rotunda, negativa que según nos dijo Cecilia, se podía achacar a la hora punta de salida de trabajo pekinesa, y los taxis prefieren permanecer por la zona de negocios de la ciudad, en lugar de por la parte turística.
Cambiamos de plan, y decidimos cenar por la zona del hotel. Finalmente, entramos en un restaurante lleno de adolescentes pekineses. Todos compartían grandes boles, llenos de verduras, noodles, patatas...Una joven pekinesa nos trajo la carta y observamos ese pequeño hueco lingüistico que puede haber entre un español y un chino. Elegimos los ingredientes por imágenes con nivel de picante uno sobre cinco. A mi, que me gusta el picante, no era capaz de comer sin beber agua... La parte de los palillos, podemos decir que aprobamos raspados...
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Como los chinos no suelen tomar postre, decidimos de ir a una pastelería "francesa". La verdad que fue un desastre.
Agotados, decidimos que tocaba volver al hotel y descansar.

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