Kruger NP (II) ✏️ Diarios de Viajes de Africa Sur

De nuevo nos levantamos bastante pronto y un poco más tarde de las 6am ya estábamos saliendo del camping. Muy cerquita de Skukuza hay un escondite de pájaros (Panic Lake) así que fue el primer sitio donde fuimos. Al llegar a la puerta nos sorprendió la cantidad de coches que ya había allí aparcados ya que no eran ni las 6:30 de la mañana. Entramos al escondite y vimos una estampa de película. Se trata de un pequeño lago que recibe directamente los primeros rayos del sol al amanecer (por eso había tantos coches tan pronto), que junto con la bruma que envuelve el lugar y el silencio que se respira le da un toque misterioso, un tanto tétrico, convirtiendo este sitio en una visita obligada a primerísima hora, al amanecer, si se quiere aprovechar bien este rincón del parque. Además, esta frecuentado por hipopótamos, algún que otro cocodrilo y una gran variedad de aves por lo que las fotos que se pueden sacar aquí son increíbles si tienes un poco de paciencia.

Volvimos a Skukuza para desayunar y reponer fuerzas. Antes de llegar descubrimos que dentro del parque hay radares tanto fijos (en forma de mojón) como manuales (policía), así que mucho cuidado con no pasar el límite de velocidad en los alrededores de este camping. La verdad es que la zona de desayuno/restaurante de Skukuza está muy bien, es bastante amplia y tiene unas buenas vistas sobre el rio y el antiguo puente. Después del café y algún que otro croissant (estaban recién hechos, buenísimos), continuamos por la zona de los puentes para luego seguir hacia Lower Sabie por la H4-1 en lo que teóricamente es la carretera con mayor índice de avistamientos de felinos del parque. Menuda decepción. Lo más interesante de este trayecto hasta Lower Sabie fue una manada de hipos (algunos pequeños) compartiendo orilla con unos cuantos cocodrilos, una serpiente y el southern ground hornbill. Pero ningún felino

Llegamos a Lower Sabie para comer en la famosa terraza de su restaurante, una tarima de madera con vistas sobre el rio sabie. Y no nos defraudo. Aparte de los tropecientos pajarillos que rodean la terraza en busca de cualquier migaja, disfrutamos de una comida relajada en la terraza donde pudimos ver elefantes, búfalos, waterboks, cocodrilos o hipopótamos a no mucha distancia. Es un sitio 100% recomendable.

Aun nos quedaba un tramo hasta nuestro camping de hoy, que sería Crocodile Bridge, así que no tardamos mucho en ponernos en marcha para ver si teníamos algo más de suerte por la tarde. Antes de dejar Lower Sabie consultamos el panel de avistamientos, donde vimos marcados muchos animales en lugares por donde habíamos pasado por la mañana…mala suerte. Nos fijamos también que en el camino que nos quedaba hasta Crocodile Bridge se habían producido bastantes avistamientos ese día (rinos, wild dogs, guepardos, leones y leopardos). Y hacia allá fuimos. Sin embargo, nos tuvimos que conformar con un solitario rinoceronte (blanco) que nos encontramos de camino a las hipo pools. El sol se empezaba a poner y nos pusimos en marcha hacia el camping, en lo que sería nuestra última noche en Kruger y sin saber aun las sorpresas que nos depararía el día siguiente…

Este sería nuestro último día dentro de Kruger, así que nos levantamos más pronto de lo habitual para aprovechar al máximo el parque, ya que hoy pasaremos la noche cerca de Johannesburgo para mañana dejar el coche que llevábamos y coger el 4x4 equipado en lo que sería la segunda parte del viaje: Botswana.

Un poco más tarde de las 6 ya estábamos saliendo por la puerta del camping, con la idea de dar una vuelta de un par de horas, volver a desayunar y seguir luego hacia la zona de Malelane y Berg-en-Dal. No habían pasado ni 10 minutos cuando divisamos a lo lejos un animal no muy grande, andando pegado a la carretera. No sabíamos muy bien que era pero a medida que nos íbamos acercando vimos la inconfundible punta blanca de su cola: ¡¡¡un leopardo!!! ¡¡¡Por fin el animal que tanto se me había resistido!!! Y encima tuvimos la grandísima suerte de poder verlo a menos de 2 metros, ya que seguía andando pegado a la carretera a pesar de los coches que iban llegando poco a poco. De vez en cuando se iba metiendo en la maleza, pero al cabo de unos instantes volvía a la carretera. No era un ejemplar muy grande, pero al tenerlo tan cerca nos daba igual. Estuvimos siguiéndolo un par de kilómetros, parando incluso cuando se subió a un árbol. La cantidad de coches que se iban agrupando alrededor era considerable y cuando el leopardo se bajo del árbol (después de estar un buen rato arriba) para cruzar al otro lado de la carretera no pudo hacerlo por el trafico que había. Tuvimos que avisar al resto de coches para que el animal cruzase, cosa que finalmente consiguió no sin cierta cautela. Después de cruzar, se perdió en la maleza y ya no se le vio más. Menuda manera de empezar el último día en Kruger. Ni hecho aposta.

Después de estar más de una hora siguiendo el leopardo, continuamos nuestro camino subiendo por la H4-2 para luego meternos por la S130, seguir por la S137, bajar por la S28 y llegar de nuevo a Crocodile Bridge. Un acierto. Al cabo de una hora nos topamos con un rinoceronte blanco y su cría. Al igual que nos paso con el leopardo, tuvimos la gran suerte de verlos muy cerca del camino, de hecho, al cabo de un rato cruzaron justo por detrás de nuestro coche y se fueron alejando poco a poco. Bueno, parece que nos estaba acompañando la suerte en esta última jornada de safari.

Apenas 5 minutos después tuvimos que parar el coche porque había 3 pedazo elefantes muy cerca, caminando hacia la carretera por la que íbamos y no nos arriesgábamos a intentar pasar. Apagamos el motor y sin hacer más ruido que el de la cámara de fotos nos quedamos quietos esperando a que pasaran, que es lo mejor que se puede hacer en estos casos. Para no perder la costumbre de la mañana, uno de ellos paso extremadamente cerca de nuestro coche, y se quedo justo al lado zampándose un arbusto que se lo ventilo en un pispás. La verdad es que a pesar de que ya habíamos visto muchos elefantes (se calcula que hay unos 18.000 en Kruger), el hecho de tener uno tan grande y tan cerca hizo que fuera una experiencia distinta, y ciertamente acongojante. Siguiendo la ruta que habíamos planeado para esta mañana hay un escondite (Nthandanyati Hide) que da a una charca en el que probamos suerte y estirar un poco las piernas. Nada más sentarnos en los bancos del escondite, apareció otro elefante, que bajaba a la charca a beber. Estuvo 5 minutos refrescándose y se marchó. O sea, que llegamos justo en el momento adecuado. Esperamos un rato más por si se acercaba algún otro animal, pero por ahí no vimos nada más.

La mañana estaba siendo excepcionalmente productiva. Proseguimos con la idea de no tardar mucho en llegar al campamento a desayunar, ya que llevábamos 3 horas fuera y nos quedaba la mitad del camino. Pero parecía que hoy no íbamos a desayunar…Al cabo de 30 minutos vimos parados un par de coches. Se trataba de una pareja de leones tumbados detrás de unos matorrales, aunque bastante lejos. Lo único que sobresalía era el cabezón del león que a juzgar por la distancia y el tamaño de la cabeza debía ser enorme. La leona apenas se movía. Nos quedamos un rato para ver si se movían, pero nada. Decidimos volver después de desayunar, ya que no estábamos lejos de la carretera principal. Pero la suerte no había acabado aun esta mañana. Justo cuando ya íbamos a coger la carretera asfaltada para bajar a Crocodile Bridge apareció un león macho, con su melena al viento, caminado por la maleza. No tardo en salir al camino y andar por el borde, muy cerca de los coches que nos encontrábamos por ahí. No éramos muchos en ese momento, pero al estar tan cerca de la carretera principal y que el león iba andando hacia ella, cada vez se fueron agolpando más coches a su alrededor, impidiéndole desplazarse con tranquilidad. Aun así se fue abriendo paso entre los coches, encarándose incluso con alguno, logro cruzar la carretera y se dirigió hacia una pequeña presa que hay cerca.

Rápidamente fuimos al mirador que hay sobre la presa para ver si el león finalmente aparecía por ahí. La imagen y el sonido fueron increíbles, demostrando quien es el autentico rey del lugar. La presa antes de que llegara el león estaba llena de jirafas, ñus, cebras y facoceros, que salieron pitando en cuanto detectaron la presencia del león, que se dio un pequeño paseo para marcar territorio y decir: aquí estoy yo. Tremendo. No se quedó mucho más tiempo y se volvió a meter en la maleza, así que volvimos a donde lo habíamos visto antes, ya que parecía que se dirigía hacia allí. Eran unos momentos frenéticos, yendo de un lado a otro, pero la ocasión lo merecía. La verdad es que había demasiados coches, pero aun así eso no impidió que lo escucháramos y viéramos aparecer finalmente entre la maleza. Anduvo unos cuantos metros más y se echó al suelo, a descansar.

No parecía que se fuera a mover mucho así que dimos media vuelta y nos dirigimos a Crocodile Bridge. Lo que iba a ser un safari de unas 2 horas se convirtió en uno de más de 5 horas en el que habíamos visto 4 de los 5 grandes, y encima a muy poca distancia. Estábamos hambrientos pero la experiencia bien mereció la pena. Evidentemente, en lugar de desayunar casi comimos. En el campamento no hay restaurante, pero tiene una tienda donde sirven desayunos, sándwiches calientes y café del bueno. Tras reponer fuerzas, decidimos volver a donde habíamos visto los leones esta mañana, a ver si se habían movido o estaban más activos. Conseguimos ver al cabezón, que apenas se había movido unos cuantos metros, pero estaba aun menos activo que antes. Volvimos entonces a la zona donde vimos al león caminando por la carretera, camino de la presa. Se había desplazado unos cuantos metros, a la sombra de un árbol, totalmente echado en el suelo. De hecho apenas se le veía, y mucha gente de los coches que estaban por allí sacaba el cuerpo por las ventanas para intentar verlo, algo que JAMAS hay que hacer. Es muy peligroso (aparte de la multa que te pueden calzar) ya que no ves lo que tienes a la espalda. No es de extrañar que siga habiendo muertes en Kruger por ataques de animales…¡no es un zoo!

Con la idea de salir del parque por la puerta de Malelane, nos dirigimos hacia la zona del campamento de Berg-en-Dal, que también es prolífica en avistamientos. Fuimos hasta allí por los caminos que nos parecían más interesantes, pero creo que habíamos agotado la suerte del día y excepto algunas jirafas, prácticamente no vimos nada interesante.

El tiempo se nos echaba encima y tras parar un momento en Berg-en-Dal a tomar un café nos dirigimos a la salida del parque. Ya cerca de la puerta vimos muchos coches parados, así que eso era señal de algo interesante. Era otro leopardo, subido a un árbol, pero bastante más lejos que el que habíamos visto por la mañana. Solo se veía bien con prismáticos. Apenas nos quedamos unos minutos, ya que nos quedaban 3 horas de coche hasta Witbank, donde haríamos noche hoy y así mañana llegar a primera hora a devolver el coche. Nada más salir por la puerta de Malelane y antes de cruzar el puente que marca el límite del parque Kruger, vimos en el río una manada enorme de búfalos, cerrando un día que había empezado con los otros 4 grandes. Un buen colofón. Atrás dejábamos 5 días intensos en los que habíamos disfrutado muchísimo recorriendo los caminos del parque, esperando ver qué animales nos encontraríamos detrás del siguiente arbusto o en la siguiente charca o en lo alto de un árbol. Qué lejos quedaban ya los cachorros de hiena que vimos el primer día…pero el viaje seguía, solo se había acabado una pequeña parte. Ahora quedaba la auténtica aventura: Botswana y las cataratas Victoria.