Día 3, 4 y 5: Windhoek
6 de agosto: hemos llegado a Namibia, desde el avión todo lo que se veía era un terreno muy árido y plano, sin apenas vegetación.
En la guía habíamos leído que no hay transporte de ningún tipo del aeropuerto a la ciudad, la única opción son los taxis, que rondan los 30€ (un poco caro) y así nos lo han confirmado los taxistas nada más salir del aeropuerto. Sin pensarlo ni un momento, abordamos a una pareja que tienen una pinta parecida a la nuestra, los únicos que quedaban allí, claro está, ya que todos los que habían viajado con nosotros ya tenían alguien esperándolos en el aeropuerto. La mayoría de ellos eran alemanes de edad avanzada y con pinta de tener mucha pasta! Total, como iba explicando, les proponemos de compartir taxi y por sorpresa nuestra, eran españoles i acababan de alquilar un coche, así que nos bajan hasta el Cardobox backpackers dónde teníamos hecha la reserva y también se quedan allí con nosotros. Muy recomendable el lugar con un personal encantador. A pocos quilómetros del aeropuerto, hemos visto unas jirafas, que pasada. Esto promete.
Nos hemos pasado el día dando vueltas por Windhoek, hemos estado en un supermercado bastante grande, lleno hasta los topes de gente, donde nosotros éramos los únicos blanquitos. Me ha llamado la atención que los fines de semana, a partir del sábado a la una del medio día, no permiten la venda de bebidas alcohólicas, así que me he tenido que apresurar en comprar unas cervezas y una botella de vino ya que al verlo eran las 12:45. Y poca cosa más ya que está ciudad no tiene ni encanto ni nada interesante.
A pesar de todo contábamos con marchar mañana, y digo que contábamos porque a las siete de la tarde hemos visto un email del alquiler de coches dónde decían que no nos podrían traer el coche hasta el martes por la mañana. Nos hemos quedado como si nos hubieran tirado una jarra de agua fría. Hemos llamado al contacto que teníamos y nos han dicho que el coche estaba estropeado y no podían hacer nada más, que no había coches disponibles en todo Windhoek. Después de pelearme un rato, he conseguido que aceptara a pagar-nos un coche para mañana i el lunes de alguna otra compañía, que menos,…
7 de agosto: domingo por la mañana, conseguimos ir hacía el aeropuerto con una chica canadiense que va a devolver el coche de alquiler. Por sorpresa nuestra, nos confirman que no hay coches disponibles en el aeropuerto ni en toda la ciudad. NADA. Segunda jarra de agua helada.
No nos queda otra opción que quedar-nos dos días más en esta ciudad. Nos las apañamos para volver sin tener que coger un taxi. Primero probamos hacer autoestop pero no funciona, así que vamos a probar suerte en el alquiler de coches. Pedimos a unos italianos que están cogiendo un coche como el que nosotros deberíamos tener y aceptan amablemente a llevarnos de vuelta a Windhoek. Resulta que uno de los chicos es cónsul de la embajada italiana en Mozambique.
Hemos matado la mañana como hemos podido, tomando el sol y bañándonos en la piscina que estaba helada. Imaginaros como debe estar el agua si por la noche esta semana pasada llegaban a los 0oC.
Como estamos en un backpackers, es fácil conocer a gente. Hemos acabado la noche charlando alrededor de una hoguera 2 chicos de Namibia, uno de Zimbabue, una canadiense, una austríaca, tres coreanos, un señor belga y nosotros.
8 de agosto: nos han confirmado que podremos tener el coche esta noche, así que mañana finalmente ya podremos marchar y empezar nuestra aventura. Hemos perdido dos días así que no visitaremos el desierto del Namib y seguiremos la ruta como estaba prevista, hacía Swakompond.
Nos habían dicho que el 4x4 llegaria entre las diez y las once de la noche, pero nada de nada,… nos vamos a dormir con la mosca en la nariz. ¿Tendríamos mañana el coche? No las teníamos todas,…
6 de agosto: hemos llegado a Namibia, desde el avión todo lo que se veía era un terreno muy árido y plano, sin apenas vegetación.
En la guía habíamos leído que no hay transporte de ningún tipo del aeropuerto a la ciudad, la única opción son los taxis, que rondan los 30€ (un poco caro) y así nos lo han confirmado los taxistas nada más salir del aeropuerto. Sin pensarlo ni un momento, abordamos a una pareja que tienen una pinta parecida a la nuestra, los únicos que quedaban allí, claro está, ya que todos los que habían viajado con nosotros ya tenían alguien esperándolos en el aeropuerto. La mayoría de ellos eran alemanes de edad avanzada y con pinta de tener mucha pasta! Total, como iba explicando, les proponemos de compartir taxi y por sorpresa nuestra, eran españoles i acababan de alquilar un coche, así que nos bajan hasta el Cardobox backpackers dónde teníamos hecha la reserva y también se quedan allí con nosotros. Muy recomendable el lugar con un personal encantador. A pocos quilómetros del aeropuerto, hemos visto unas jirafas, que pasada. Esto promete.
Nos hemos pasado el día dando vueltas por Windhoek, hemos estado en un supermercado bastante grande, lleno hasta los topes de gente, donde nosotros éramos los únicos blanquitos. Me ha llamado la atención que los fines de semana, a partir del sábado a la una del medio día, no permiten la venda de bebidas alcohólicas, así que me he tenido que apresurar en comprar unas cervezas y una botella de vino ya que al verlo eran las 12:45. Y poca cosa más ya que está ciudad no tiene ni encanto ni nada interesante.
A pesar de todo contábamos con marchar mañana, y digo que contábamos porque a las siete de la tarde hemos visto un email del alquiler de coches dónde decían que no nos podrían traer el coche hasta el martes por la mañana. Nos hemos quedado como si nos hubieran tirado una jarra de agua fría. Hemos llamado al contacto que teníamos y nos han dicho que el coche estaba estropeado y no podían hacer nada más, que no había coches disponibles en todo Windhoek. Después de pelearme un rato, he conseguido que aceptara a pagar-nos un coche para mañana i el lunes de alguna otra compañía, que menos,…
7 de agosto: domingo por la mañana, conseguimos ir hacía el aeropuerto con una chica canadiense que va a devolver el coche de alquiler. Por sorpresa nuestra, nos confirman que no hay coches disponibles en el aeropuerto ni en toda la ciudad. NADA. Segunda jarra de agua helada.
No nos queda otra opción que quedar-nos dos días más en esta ciudad. Nos las apañamos para volver sin tener que coger un taxi. Primero probamos hacer autoestop pero no funciona, así que vamos a probar suerte en el alquiler de coches. Pedimos a unos italianos que están cogiendo un coche como el que nosotros deberíamos tener y aceptan amablemente a llevarnos de vuelta a Windhoek. Resulta que uno de los chicos es cónsul de la embajada italiana en Mozambique.
Hemos matado la mañana como hemos podido, tomando el sol y bañándonos en la piscina que estaba helada. Imaginaros como debe estar el agua si por la noche esta semana pasada llegaban a los 0oC.
Como estamos en un backpackers, es fácil conocer a gente. Hemos acabado la noche charlando alrededor de una hoguera 2 chicos de Namibia, uno de Zimbabue, una canadiense, una austríaca, tres coreanos, un señor belga y nosotros.
8 de agosto: nos han confirmado que podremos tener el coche esta noche, así que mañana finalmente ya podremos marchar y empezar nuestra aventura. Hemos perdido dos días así que no visitaremos el desierto del Namib y seguiremos la ruta como estaba prevista, hacía Swakompond.
Nos habían dicho que el 4x4 llegaria entre las diez y las once de la noche, pero nada de nada,… nos vamos a dormir con la mosca en la nariz. ¿Tendríamos mañana el coche? No las teníamos todas,…