Nos levantamos, desayunamos, hicimos la maleta y nos despedimos del dueño del hotel agradeciéndole la paciencia que había tenido.
De ahí nos fuimos ya hacia el aeropuerto, pero antes pude hacerle una foto medio decente al Lago di Bracciano.

Giuseppe nos dijo que la mitad del agua potable de Roma la toman de este lago.
En el aeropuerto, para variar, más problemas. Al facturar nos decía la operadora que sólo teníamos incluída una maleta. ¡¡una sola maleta para 36 que eramos!! Evidentemente, había un error. Pero me tocó llamar a la agencia para que solventaran el problema. Encima, en mitad de la facturación, cuando ya se han ido más de la mitad a la terminal, nos cambian la puerta de embarque a la otra punta. Pese a decirles que no se paren a comprar, que no íbamos bien de tiempo, ellos a su rollo, como si el mundo girase alrededor de ellos. En eso que me cruzo con una alumna que me dice que ha perdido el DNI. Yo, harto ya, le suelto un vaffanculo y que se apañe. Menos mal que el otro profesor lo encontró en los arcos de control.
Pues nada, todos al avión y ellos a hacer lo que mejor saben:

Y así fue el viaje. De todos los que he hecho con alumnos, y ya llevo unos cuantos, éste fue con diferencia el peor de todos. Problemas de comportatmiento sobre todo los primeros dias y luego el asunto de las desapariciones de dinero, móviles, DNI, el tener que visitar comisaría y consulado etc etc. Bueno, gajes del oficio

Con deciros que al volver del viaje tuve que redactar un informe de 14 páginas... Lo estaba releyendo hace un rato y se me soltaba alguna lagrimilla
