La lluvia ya había desaparecido por la mañana y el sol volvía a lucir, por lo que una vez ubicado el parque de Tsarítsino, hasta allí nos dirigimos a primera hora. Tsarítsino era una inmensa finca de recreo comprada por Catalina la Grande, quien se dedicó a embellecerla, de modo que allí podemos ver un gran palacio neogótico y otros edificios que no llegaron a terminarse, mezclados con las ruinas de antiguos edificios que había allí y que fueron demolidos. Aparte de palacios, hay lagos y una gran fuente cuyos chorros se mueven al ritmo de la música. Muy recomendable y agradable.
De vuelta al centro, nos dirigimos hacia la Galería Pushkin, situada muy cerca de la catedral de Cristo el Salvador. La verdad es que cogimos el mejor momento para entrar, porque justo al ponernos en la cola comenzó a llover.
La galería Pushkin es el museo más importante de Moscú y acoge obras de los cinco continentes, desde la Antigüedad hasta el siglo XX, en cinco edificios que poseen una entrada diferente cada uno. Cada entrada cuesta 400 Rb, y aquí no hay descuento de estudiantes… o sea, que ver el museo entero es carísimo. Nosotros solo vimos dos museos, el principal, el que está en el edificio neoclásico, y el dedicado a los siglos XIX y XX, en el edificio a la izquierda del principal. La colección principal tiene obras hasta el siglo XVIII, algunas muy conocidas, y multitud de copias de piezas romanas, griegas y renacentistas, como las esculturas del Partenón, la tribuna de las Cariátides o el David de Miguel Ángel… Demasiadas copias para mi gusto. Las colecciones impresionistas, que vimos después de comer nuestros bocadillos, sí que me gustaron mucho. Por cierto, no dejan hacer fotos.
A la salida, aprovechamos la cercanía de la catedral de Cristo Salvador para entrar a verla, pues esta vez si estaba abierta. Es gratis y no dejan hacer fotos, aunque con cuidado siempre se puede hacer alguna. La verdad es que su interior es mucho más bonito que su exterior.
Una vez vista la catedral cogimos el metro para dirigirnos a la Colina de los Gorriones, para ver las vistas de Moscú desde allí, de forma que nos bajamos en la parada de Vorobevy Gory, pero esa parada nos dejaba en medio del río, por lo que nos volvimos a montar hasta la Universidad, la parada siguiente… Pero desde ahí tampoco había demasiadas vistas, por lo que nos limitamos a pasear hasta el complejo de la universidad Lomonosov y hacernos un par de fotos con el mastodóntico rascacielos de la Universidad, la mayor de las Siete Hermanas, con 256 metros de altura. La verdad es que es impresionante, y mereció la pena venir hasta aquí para verlo…
Vista la Universidad, tuvimos la idea de ir hasta los modernos rascacielos del Moscow City, que yo tenía mucho interés en ver, de forma que fuimos hasta Kievskaya para enlazar con la línea que llega hasta allí, una bifurcación de la línea 4. Pero no la encontramos, básicamente porque el nombre de la estación que nosotros buscábamos no coincidía con el que aparecía en nuestra guía… Así que fuimos andando…tardamos más de 20 minutos en llegar…y al final llegamos casi con la puesta de sol… por lo que apenas vimos nada…
Después de las numerosas caminatas, a la cama a descansar…

De vuelta al centro, nos dirigimos hacia la Galería Pushkin, situada muy cerca de la catedral de Cristo el Salvador. La verdad es que cogimos el mejor momento para entrar, porque justo al ponernos en la cola comenzó a llover.

La galería Pushkin es el museo más importante de Moscú y acoge obras de los cinco continentes, desde la Antigüedad hasta el siglo XX, en cinco edificios que poseen una entrada diferente cada uno. Cada entrada cuesta 400 Rb, y aquí no hay descuento de estudiantes… o sea, que ver el museo entero es carísimo. Nosotros solo vimos dos museos, el principal, el que está en el edificio neoclásico, y el dedicado a los siglos XIX y XX, en el edificio a la izquierda del principal. La colección principal tiene obras hasta el siglo XVIII, algunas muy conocidas, y multitud de copias de piezas romanas, griegas y renacentistas, como las esculturas del Partenón, la tribuna de las Cariátides o el David de Miguel Ángel… Demasiadas copias para mi gusto. Las colecciones impresionistas, que vimos después de comer nuestros bocadillos, sí que me gustaron mucho. Por cierto, no dejan hacer fotos.
A la salida, aprovechamos la cercanía de la catedral de Cristo Salvador para entrar a verla, pues esta vez si estaba abierta. Es gratis y no dejan hacer fotos, aunque con cuidado siempre se puede hacer alguna. La verdad es que su interior es mucho más bonito que su exterior.

Una vez vista la catedral cogimos el metro para dirigirnos a la Colina de los Gorriones, para ver las vistas de Moscú desde allí, de forma que nos bajamos en la parada de Vorobevy Gory, pero esa parada nos dejaba en medio del río, por lo que nos volvimos a montar hasta la Universidad, la parada siguiente… Pero desde ahí tampoco había demasiadas vistas, por lo que nos limitamos a pasear hasta el complejo de la universidad Lomonosov y hacernos un par de fotos con el mastodóntico rascacielos de la Universidad, la mayor de las Siete Hermanas, con 256 metros de altura. La verdad es que es impresionante, y mereció la pena venir hasta aquí para verlo…

Vista la Universidad, tuvimos la idea de ir hasta los modernos rascacielos del Moscow City, que yo tenía mucho interés en ver, de forma que fuimos hasta Kievskaya para enlazar con la línea que llega hasta allí, una bifurcación de la línea 4. Pero no la encontramos, básicamente porque el nombre de la estación que nosotros buscábamos no coincidía con el que aparecía en nuestra guía… Así que fuimos andando…tardamos más de 20 minutos en llegar…y al final llegamos casi con la puesta de sol… por lo que apenas vimos nada…

Después de las numerosas caminatas, a la cama a descansar…