Me levanto con una tristeza en mi cuerpo que para que te cuento. Aun con lo cansada que estoy y con lo que me duelen los gemelos de tanto caminar, no quiero dejar esta increíble tierra que me ha enseñado a ser paciente y poner buena cara aun cuando las cosas te vayan fatal, entre otras cosas.
Con la maleta ya hecha, desayunamos algo ligerito, y nos ponemos camino al aeropuerto, es un ratito pero se me hace interminable, no sé si soy yo que quiero ralentizar el tiempo para quedarme un segundo y medio, por cada segundo que pasa o que....
Llegamos con mucho tiempo, ya que tenemos que facturar equipaje especial para las pistolas de airsoft.
Prefiero comentarselo a la chica y que me miren la maleta de arriba abajo, como me hicieron, con control de drogas y todo, que no quedarme en tierra, por sospechosa.
Una vez facturado todo sin problemas. Nos damos una vueltecita por el aeropuerto y vemos una tienda enorme de origamis. Es una preciosidad.

Y con este último bonito recuerdo, cogemos el avión de vuelta a casa.... esperando volver algún dia a visitar los sitios que nos hemos dejado
