Nos levantamos después de una tremenda noche de viento en el exterior, parecía que estábamos bajo un huracán...! Los árboles sufrían acostados las ráfagas de aire, se oían ruidos de todo tipo provocados por el temporal de viento... desde luego el fuerte aire no había parado desde que se levantó en Naxos hacía casi un par de días.
Con la salida del sol no había cambiado el panorama: viento y más viento. Decidimos coger el bus que paraba justo en la puerta de nuestro hostel hacia la playa de Platis Gialos. Nos fuimos hacia la zona central y alquilamos un par de tumbonas con sombrillas a 10 €. El viento era infernal y parecía que en cualquier momento iban a romperse las sombrillas. De hecho varias veces salieron volando algunas tumbonas.


El agua estaba muy buena y era transparente y limpia, pero el viento hacía que no fuera gradable estar allí. Por lo visto estos vendavales son bastante habituales por la zona, cosa que a mi me hace restarle puntos a Mykonos, además de la saturación de la isla.

Regresamos al hotel y cenamos en el restaurante que había frente al hotel: Tzatziki (yogur con pepino y ajo batidos), ensalada griega, berenjernas rellenas y mousaka + cerveza por 20 €. Fue barato porque no estábamos en la capital, sino a las afueras. Calculo que esta misma comida en Hora nos hubiera costadl al menos 35 €.
Bajamos al pueblo andando (no lo recomiendo, las aceras brillan por su ausencia y hay mucho tráfico en la carretera), hicimos unas compras y nos volvimos al hostel a dormir porque al día siguiente teníamos tute de transportes... Nos tocaba levantarnos muy temprano!
