Lo primero que hicimos por la mañana fue coger el quad y dirigirnos a Fira, capital de Santorini, y recoger los billetes del ferry que habíamos comprado por internet un mes antes para pasar de Santorini a Naxos. Como ya he explicado, los billetes de los ferries no se pueden imprimir cuando los compras por internet: o te los mandan a casa (pagando extra), o los recoges en una de las oficinas de la compañía de ferries.
Así que nos acercamos a la oficina de la compañía Blue Star, en una de las calles principales de Fira, justo al lado de donde están la mayoría de los bancos. Después nos fuimos a dar una vuelta por el pueblo, que casi no lo conocíamos. La verdad es que merece la pena! Es bonito, está bien cuidado y hay mucho ambiente. Desayunamos y nos marchamos rumbo a las playas más importantes del sur de la isla que nos quedaban por recorrer: Perivolos, Agios Gerorgios y Vlyhada. Hay una carretera pequeña que luego se transforma en camino de tierra que las une. Estuvimos mirando algún lugar de alquiler de tumbonas para quedarnos pero en el que menos cobraban te clavaban 8 € + consumición y las playas no eran mejores que Perissa, por lo que decidimos volver al LOCURA, donde habíamos estado muy a gusto el día anterior.
Lo último "importante" que nos quedaba por hacer en Santorini era ver la puesta de sol de Oia, una de las más afamadas de Grecia, así que nos dirigimos al extremo norte de la isla antes de las 20:30 (hora aproximada de la puesta de sol en julio). Aprovechamos para ver este bonito pueblo, muy blanco, cuidado, lleno de turistas (demasiados!). La verdad es que fuimos con bastante tiempo y al principio se veía a poca gente pero eso se empezó a llenar y parecía que estábamos en El Corte Inglés en rebajas. Al final conseguimos ver cómo bajaba el sol, espectacular escena de cómo el sol se mete dentro del agua, aunque si os digo la verdad, me quedo con la puesta de sol desde Imerovigli: menos saturada, más impresionante, más bonita, al menos para nosotras.


Me gustaría hacer un apunte sobre las carreteras de Santorini en este punto: la carretera que lleva a Oia, sobre todo después del atardecer, está muy concurrida y tiene bastantes curvas por el acantilado. Hay gente bastante impaciente que, con los quads de menos potencia, tiene poca paciencia y adelanta de forma un poco temeraria. Hay que ir con mucho cuidado ya que después del anochecer, cuando todo el mundo sale de Oia precipitadamente hacia sus hoteles en otras zonas de la isla (en Oia es carísimo alojarse), se produce algún que otro accidente de vez en cuando, según nos contó Mike. A esto sumadle la cantidad de gente que no lleva casco ni en quad ni en moto... Una combinación explosiva. La verdad es que los controles brillan por su ausencia.
Después del espectáculo de Oia teníamos hambre, así que decidimos despedirnos de la isla en Fira, degustando la comida local. Tened cuidado porque hay muchos restaurantes en este pueblo donde la calidad brilla por su ausencia. Nosotras intentamos ir a un sitio donde pudiésemos probar algo local, de calidad y a buen precio. Al final dimos con un sitio agradable y bonito, el restaurante Ouzeri. Luego nos enteramos de que estaba recomendado por Lonely Planet y otras guias. Comimos albóndigas de tomate (plato típico de Santorini), pescado y ensalada griega.
Al día siguiente partíamos hacia la isla de Naxos!!