Nos ponemos en pie a las 05:00h, a las 08:00 hay que estar en el aeropuerto de El Prat y hay que atravesar todo Barcelona por una de sus dos rondas y todos sabemos que a las 07:00h es imposible realizar ese trayecto con fluidez. Nuestro vuelo sale a las 10:00h y por suerte sale puntual. Tenemos un vuelo tranquilo a pesar de la cantidad de nuves que se ven desde el avión.
Cuando llegamos a Fiumicino nos encaminamos a recoger las maletas, es un tanto sorprendente el ver que sus instalaciones están no tanto anticuadas como descuidadas, además en la misma cinta se acumulan las maletas de diferentes vuelos, en fin, paciencia.
Sin salir del aeropuerto, a través de diferentes pasillos y corredores llegamos a la estación de tren, es muy sencillo llegar, tan solo hay que ir siguiendo las indicaciones que marcan el tren dibujado. Una vez en la estación localizamos una taquilla en la que pone "Leonardo Express" adquirimos los carísimos billetes, 11€ por pasajero y de paso viendo que en la misma dependencia disponen del Roma Pass también lo adquirimos, 20€ por persona. Mi sorpresa es cuando veo que a mi pareja le entregan los dos Roma Pass pero del Leonardo Express tan solo le entregan un billete, lo miramos con atención y vemos que refleja el importe de 22€ y en la esquina superior derecha pone 2 viajeros y el señor que se encarga de dispensar los billetes lo ha marcado a boli, luego entenenderíamos por que lo hizo.
Nos subimos al Leonardo Express, probablemente un tren de la guerra mundial, de la primera, está en unas condiciones bastante deplorables, pero bueno para hacer el servicio ya es suficiente, son 33 míseros kilometros y te clavan 11€ por ellos. A los escasos minutos aparece el revisor, con un aire entre asqueado de la vida y " a ver a quien pillo" y comienza su andadura por nuestro vagon. Sin problema en los primeros pasajeros, revisa sus billetes y no media ni una sola palabra, extiende la mano recoge el vale, lo marca y lo devuelve, transcurre todo con normalidad hasta que se acerca a un grupo de turistas, lo que a mi me pareció un matrimonio japones con sus dos hijos y una pareja inglesa, iban conversando tranquilamente aunque no parecía que viajaran juntos, simplemente habían entablado conversación durante el viaje. El revisor se dirije primero al matrimonio ingles, el cual exhibe su billete ante la misma aptitud mal educada del revisor y luego los turistas japoneses que exhiben su Roma Pass, por primera vez el revisor parece reaccionar y levanta la vista hacia los turistas y en ese momento y sin más explicaciones les dice a los soprendidos pasajeros que han de pagar 61€ por cada uno, 61€ x 4 pasajeros = 244€, todo esto en un ingles bastante escaso, sin esfuerzos y sin ambajes, no se molesta ni en explicarles el por que. Los turistas con pinta de desconcierto le vuelven a enseñar el Roma Pass en concepto de vale de viaje, el revisor sin intención alguna de explicarles que lo que habían adquirido a pesar de estar muy bien solo sirve para los transportes metropolitanos de Roma y no cubre el Leonardo Express se limita a decirles en su precario ingles que 61€ por viajero. En ese momento interviene un joven ciudadano italiano con ánimo de suavizar la situación y ayudar a los turistas, su ingles es fluido y claro, le pregunta al revisor en italiano que cual es el problema y este se lo explica con aire disgustado por que alguien se preocupe por su presa. Finalmente el joven italiano hace las correspondientes explicaciones a los turistas y estos las entienden e incluso consigue que el revisor baje un poco del burro y le perdone la multa de los 2 menores, la multa se queda en 122€. El revisor sigue su cruzada por el vagón y va exigiendo los billetes, pasa por nosotros de nuevo sin ni tan siquiera mirarnos y pasa al siguiente grupo de asientos, donde se agrupa un matrimonio de mediana edad también al parecer ingleses y una pareja italiana, también van conversando, el revisor mira el billete del matrimonio ingles y sin más explicaciones les indica que deben pagar 61€ de multa, tanto los turistas como los italianos no parecen entender la actitud del revisor, ellos no le están mostrando el Roma Pass si no un billete reglamentario valido para el Leonardo Express, el revisor de nuevo espeta en ingles 61€, el turista pone cara de estar completamente perdido y con los hombros le hace señales al revisor de que no sabe por que le reclama esa cantidad, entonces y en lo que parece un esfuerzo sobrehumano para el revisor le dice en ingles 2 pasajeros 1 solo billete, entonces entendí por que nos marcaron a nosotros el número de viajeros en la esquina del billete, yo creí entender al turista ingles que el había pagado 2 viajes pero solo le habían marcado 1, no se si fue descuido del taquillero, mal entendido por parte de ambos o simplemente que no quería admitir que se habia equivocado, pero la respuesta del reviso fue tajante, "NO CAPITO, PENALTY FOR TRAVEL WHITHOUT TICKET, 61€", el turista resignado mete la mano en el bolsillo, saca la cartera y paga. El revisor satisfecho por su buena caza se dirige hacia el próximo vagón en busca de llenar su saca un poquito más. Esto hace que me reafirme en mi intención de pagar todos y cada uno de los billetes que necesite para viajar, más de un conocido me ha dicho que todo el mundo viaja en Roma sin billete, que no lo piden y es probable que suceda, pero está claro que cuando te lo piden te expones a algo mucho peor.
Llegamos a la estación de Termini, en el corazón de Roma y la impresión es importante, hay muchisima gente vagando sin rumbo aparente por toda la estación, gente parada sin otro oficio que mirar como pasa la gente, no puedes evitar la sensación de sentirte vigilado por toda esta gente, observas a un hombre con pinta desarrapada que deambula sin un lugar concreto al que dirigirse, de repente levanta la vista y ve como cruza una pareja joven con pinta de despistados, no parecían turistas, pero en ese momento el hombre desarrapado parece despertar de su condena al limbo y se va detrás de la pareja decididamente, la sensación de inseguridad en ese momento está a flor de piel, mi pareja intenta tranquilizarme diciendome que no es nada que no pueda ver en Barcelona, pero no consigue el efecto deseado, sigo sintiendome atrapado en un lugar en el que no deseo estar y esa sensación aumenta cuando decidimos sacar los billetes de tren para Venecia para el Lunes 13, nos acercamos a una máquina expendedora de billetes y lo primero que hace es avisarnos "CUIDADO CON LOS MERODEADORES", en ese momento de la máquina de al lado se va un chico que estaba extrayendo un billete y en el mismo instante en que se gira para irse se avalanzan dos personajes estrafalarios sobre la máquina en busca de cualquier cosa que se haya podido descuidar su último cliente.
Una vez obtenidos los billetes nos dirigimos a Via Gioberti, lugar donde está situado el hotel, que por cierto tiene el mismo nombre que la calle, Hotel Gioberti, está a apenas 2 minutos andando desde la estación, cargado con las maletas la verdad es que se agradece. Hacemos la entrada y registro y subimos a la habitación para dejar todos los bartulos, comprobamos el estado de la habitación y por suerte está muy aceptable, el único inconveniente a primera vista es precisamente eso, que las vistas dan a un patio interior bastante feo, pero bueno también hay que extraerle el lado positivo, la Via Gioberti tiene mucho tráfico, y dando hacia la parte interna todo ese ruido quedaba filtrado.
Cogemos la mochila, la camara de fotos y nos ponemos en marcha, primer objetivo Plaza de España, para ello nos dirijimos de nuevo a la estación de Termini, pero en esa ocasión en busca del metro, utilizamos por primera vez el Roma Pass y sin problema ninguno podemos acceder a los andenes, buscamos la linea que nos lleva a Plaza España y comprobamos en primera persona que el metro de Roma está muy concurrido, pero se viaja bien. Al llegar a Plaza de España y nada mas salir del metro encontramos un de los tan comentados en el foro, www.losviajeros.com, pizza al taglio, y dado que son casi las 14:00h y solo llevamos en el cuerpo 1 cafe con leche decidimos que es el momento de darle al cuerpo un poquito de combustible, por apenas 9€ nos sirven dos porciones de pizza tremendas, te la dan doblada por la mitad, como si fuera un sandwich gigante, con unas cuantas sevilletas y la verdad es que estaba deliciosa. El lugar se llama Marlotti y como he dicho está nada más salir de la boca de metro de Plaza España, hay que tenerlo en cuenta por que el trato es excepcional, el producto es muy bueno y económico. Además del mismo dueño y con el mismo nombre tienes unos metros más abajo la cafetería/heladería también con producto de calidad y económico.

Una vez adquiridas nuestras porciones de pizza nos dirigimos caminando hacia Plaza de España, nada más salir del callejón divisamos la Fontana de la Barcaccia, por lo que decidimos comernos tranquilamente nuestras pizzas antes de acercarnos al monumento evitando así quebrantar la ley que impide comer junto a todos los momumentos en Roma. En días posteriores comprobaríamos que se hace cumplir a rajatabla. Habiendo dado cuenta de la comida nos acercamos a la Fontana, es preciosa, a pesar de la cantidad de gente que la rodea y que apenas te deja divisarla es muy hermosa. En este punto ya detectamos la canitdad de gente que se dedica a vender rosas, juguetitos y accesorios inútiles a los turistas, el problema no es que estén allí, el problema es lo pesados que se ponen, no te ofrecen las rosas si no que te las ponen en la cara incluso llegando a tocarte, vas diciendo que no uno tras otro hasta que al final te acabas enfandando y te pones borde, clamando un ¡QUE NO!, entonces despectivamente te llaman "Spagnolo". Obviando este problema lo demás es tal como lo ves en las fotos de cualquier web, revista o foro, un lugar pensado para el disfrute de los sentidos.[/color]

Despues de permanecer un rato por esta zona, incluyendo la pertinente subida y bajada de la Scalinata, nos encaminamos hacia el siguiente punto de nuestra agenda, La Plaza del Popolo, encontrandonos por el camino con esta peculiar fuente, llamada fuente Del Babuino, o Estatua parlante del Babuino

Dejo un enlace para aquel que desee un poquito más de información.
https://es.wikipedia.org/wiki/Babuino_(estatua_parlante)
Al llegar a la Plaza del Popolo nos encontramos con lo que en principio parecían los preparativos para un concierto, por lo que creí entender en los carteles era contra la droga, por lo que había una estructura metálica impidiendo el acceso a la mayor de sus fuentes, llegando desde Plaza España la de la derecha y por otro lado la otra fuente parecía estar en restauración, también protegida por estructuras de trabajo, pero ello no impedía el poder disfrutar de una vista bastante buena de la plaza.

Una vez en la plaza y sin tenerlo planificado observamos un acceso hacía un lugar elevado, justo detrás del punto donde se tomó la fotografía anterior. Decidimos subir y nos encontramos con un cartel que reza "Salita del Pincio" en ese momento relaciono el acceso con la entrada a Villa Borguese desde plaza del Popolo, no estaba previsto acceder a este lugar pero las vistas que ofrece de Roma son dignas de hacer el alto en el camino

Desde aquí nos dirigimos al Ara Pacis, realmente pensabamos que la tarde no daría para tanto, pero en vista de que aun había tiempo y luz del día nos animamos a seguir visitando sitios que estaban previstos para otro día.
Antes de llegar al Ara Pacis pudimos ver que el Mausoleo de Augusto no se podía visitar, por un lado la vegetación lo impedía y por otro unas obras de restauración, que por comentarios de personas que han estado en Roma recientemente eran necesarias.
La visión del Ara Pacis es posible desde la calle, de hecho muchos turistas se acercan a la orilla del Tiber para pode contemplar el monumento, que para aquel que no lo sepa está dentro de un edificio bastante moderno, lo digo por que se de gente que se ha ido sin encontrarlo. Para mi el verlo desde la calle no era suficiente, era uno de los puntos de Roma, junto con el Moses y la Piedad de Miguel Angel y junto al Coliseo que no estaba dispuesto a dejar de ver.
Simplemente un placer poder estar frente a esta pieza

La tarde aun da de si y nos vamos en busca de la Via Condotti, en la que puedes encontrar las tiendas más caras de ropa, joyas y demás cosas de lujo, llegando de nuevo a Plaza de España, pero en esta ocasión no hacemos alto y nos vamos en busca de la Fonanta di Trevi. Nos hicimos un poquito de lio antes de llegar, por lo que hicimos un cambio de mapa y buscamos un o más completo. Un par de calles antes de dar con la fontana el sonido del agua cayendo por su fachada te avisa de que etás cerca. La emoción es inevitable, sabemos que estamos muy cerca y el volumen de gente también lo presagia. Ahí está...

En vista de la hora decidimos cenar en algún sitio económico y esperar a ver si anochecía un poquito más y teníamos el privilegio de ver la Fontana di Trevi iluminada y efectivamente al poco rato se hizo la luz y puedo asegurar que valió la pena esperar.

Ahora si que es la hora de retirarse, desde las 5 de la mañana en pie ha sido un día muy largo y una vez cenado el cuerpo reclama su merecido descanso, cogemos el metro y nos encaminamos al hotel, despues de un día como el de hoy el sueño tarda muy poco en hacer presencia.