El día estaba de nuevo cubierto y con llovizna. Hoy era el último completo, y la única parada fija del planning era la zona de Montmartre.
Después de desayunar algo rápido en el apartamento nos fuimos al metro, hacia la primera parada del día: el conocido Moulin Rouge en la zona de Pigalle (cerrado a esas horas evidentemente).

Me resultó curioso leer (hasta ahora no tenía ni idea) que fue construido por un catalán que ya era propietario de otro teatro: el Olympia.
Me hubiese gustado ver algún show en el Moulin Rouge, pero eso tendría que esperar a otro viaje, y sobre todo, a que tuviera más presupuesto.
Paseamos un poco por las calles de Pigalle, viendo como comenzaba la vida normal del barrio y nos metimos en una cafetería a tomarnos un café.

Ya con un poco más de calor en el cuerpo nos dirigimos a la plaza de Abbeses (al parecer su parada de metro es conocida por sus interminables escaleras. Afortunadamente no tuve que comprobarlo).

Y nos dirigimos ya callejeando hacia el Sacre Coeur.
Subimos por las escaleras paralelas al funicular, con mucho cuidado porque aquello resbalaba muchísimo… Yo no hacía más que pensar en la gente mayor que nos cruzábamos en esa escalera, pero oye más ágiles que nadie ¡!!

La verdad que cuando llegamos arriba, el día lo deslucía todo y como podéis ver en la foto, las vistas con ese día no eran nada espectaculares pero bueno…


Después de visitar el Sacre Coeur nos pusimos a caminar sin rumbo por las preciosas callejuelas de Montmartre has que llegamos a la Place du Tertre, la conocida plaza de los pintores (por cierto algunos de ellos bastante pesados la verdad…).


Paseamos un buen rato por la zona, entrando también en alguna tienda preciosa de artesanía hasta que decidimos volver hacia el metro.


Estuvimos paseando por la zona cercana a la Place Vendome (que estaba en obras) y viendo tiendas y las prisas de esas calles parisinas (nada que ver con Montmartre o Le Marais).
Y poco a poco volvimos caminando por la orilla del Sena callejeando y viendo los escaparates parisinos (de verdad que tienen un gusto exquisito para el escaparatismo).

Hasta que llegamos bajo la llovizna continua al Barrio Latino, donde paseamos tranquilamente de nuevo hasta que llegó la hora de comer y decidimos meternos en un italiano, donde pude aprovechar para practicar un poco hablando con la camarera siciliana que llevaba 6 meses en la ciudad.
Después de comer nos fuimos hacia la zona del Pompidou donde paseamos muy tranquilamente y nos sentamos en una terracita a tomarnos un par de cortados (madre mía no me cansaré de decir lo caro que es París ¡!).


Y poco a poco fuimos volviendo sin prisa a disfrutar de la tarde en Le Marais, donde estuvimos paseando por la zona judía y lo que para mí era el Chinatown de París.
Estuvimos entrando en varias tiendas y callejeando un montón por el barrio. Definitivamente tengo que decir que fue todo un acierto elegir este barrio, es un barrio encantador con mucho ambiente, repleto de tiendas y restaurantes.
Estuvimos sentados en varios sitios aprovechando las happy hour (en algunos sitios comienzan a las 5 ¡!!!), y relajándonos tranquilamente y sin prisa hasta la hora de cenar.

Como véis fue un día sin mucha visitas pero no por eso menos encantador. Pasear por París es de las mejores cosas que he hecho en el viaje…