El día anterior fue más duro de lo que esperabamos y nos dejó, al menos a mi, un sabor agridulce, por un lado la satisfacción de haber visitado un lugar tan emblemático como Pompeya y por otro la desazón de no haber calculado bien la excusión y haber perdido gran parte del día en viajes y no haber podido sacarle todo el provecho deseable, además hizo bastante merma en nuestras energías. Todo esto sumado nos precipitó a tomarnos el domingo, último día en Roma antes de partir para Venecia, con toda la calma del mundo, nuestra única intención para este día era disfrutar de la ciudad sin prisas, degustando el callejéo tranquilo y sin la presión del reloj y el mapa. Nos levantamos a las 09:00h, todo un lujo después de los días precedentes. Como siempre desayunamos en el hotel y nos encaminamos a dar un tranquilo paseo por Villa Borghese, accedimos a los jardines desde la Plaza del Poppolo y durante un buena parte de la mañana disfrutamos del tranquilo discurrir de la gente, de las familias con sus niños pequeños que con toda la ilusión que a esas edades pertenece se acercaban a ver los patos, ocas y demás animales acuáticos que en sus entanques hay. Encontramos a gente descansando, gente leyendo, jovenes parejas que buscaban algo de intimidad de los posibles conocidos, gente disfrutando de un tranquilo café frente al museo del cine... pero todos con un aire sosegado, la sesanción de lejanía de la Roma moderna, en la que el tráfico es una jungla, era palpable, incluso la carrera de aquellos que van a hacer deporte en estos jardines parece relajante.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
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Cuando nos dimos cuenta habíamos salido por el otro extremo de parque de Villa Borghese y sin excesiva prisa nos encaminamos hacia Plaza de España, era casi mediodía y aunque parezca increible la mañana había pasado casi sin darnos cuenta, decidimos que nuestra última comida en Roma sería en el mismo sitio que nos brindaron la primera, en un lugar llamado Marlotti, situado justo a la salida del metro hacia Plaza España, es un establecimiento de pizza al corte, tiene una pequeña ventana que da a la calle desde donde puedes comprar tus porciones de pizza, pero en esta ocasión optamos por sentarnos dentro, es pequeño, muy pequeño, pero si tienes suerte de encontrar un pequeño hueco se está muy bien, la atención es muy buena, sobretodo teniendo en cuenta que con lo pequeño que es el local tienen que estar esquivando a la gente continuamente, yo no se si tendría tanta paciencia, el precio es muy bueno, muy económico en lo que se refiere a la pizza, la bebida mas o menos en la linea de lo que es Roma. Despues nos dirijimos calle abajo hacia Plaza España y a escasos 20 metros está la heladería cafetería del mismo propietario y de mismo nombre, Marlotti, puedes tomarte un helado o un capuccino, que fue el caso, que nos salió muy económico y estaba muy bueno, por cierto las pizzas también están muy buenas en este lugar. Vale la pena conocerlo si te vas de viaje a Roma y a la hora de comer estás cerca de Plaza España.
Tras el pequeño alto para comer nos encaminamos tranquilamente hacia la Scalinata della trinita dei monti, o lo que es lo mismo a la Scalinanta de la Plaza des España, hacía un solecito agradable y buscamos un huequecito entre los turistas que poblaban los esalones y nos dispusimos a disfrutar de un rato de no hacer nada, nada en absoluto, simplemente observar a la gente y el ambiente, puedes observar parejas, como nosotros, simplemente disfrutando del transcurrir del tiempo, dibujantes más o menos expertos intentando plasmar la extraña mágia de este lugar, grupos de turistas que siguen fielmente al guia que con un paraguas, sombrilla o algo similar les hace saber que sigue delante de ellos, gente "guapa" que simplemente se exhibe un rato sabedores de algunas miradas indiscretas o furtivas y por supuesto los Carabinieri, no faltan a su cita con la famosa ley que prohibe comer junto a los monumentos, pudimos comprobar muy de cerca como la cumplen a rajatabla. Desde nuestra posición en la escalera fue muy sencillo seguir todad la secuencia, desde la parte de la derecha de la escalinata apareción un grupo de turistas que portaban una caja de pizza tamaño individual, cada uno la suya claro está, que decididamente se encaminaro escalera arriba hasta situarse justo junto a nosotros, en ese mismo momento una Carabinieri que había al pie de la escalera se encaminó decididamente hacia ellos, sin darles tiempo casi ni a sentarse les advirtió agitando el boletín de multas que si se sentaban con aquello en la scalinata les multaría al instante, los turistas se hicieron un poco los remolones intentando decirle a la agente que había mas gente con alimentos en la scalinata, pero por desgracia para ellos eso no amedrentó a la Carabinieri y volvió a agitar el boletín echando mano al bolígrafo como un arbitro de futbol amenaza echando mano al bolsillo y enseñando el pico de la tarjeta. Los turistas no opusieron demasiada resistencia, abandonaron el monumento con la misma celeridad que llegaron.
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Como la decisión de tomarnos el día con calma, como dirían los marineros calma chicha, despues de estar un rato nos fuimos al hotel, exportamos a Italia la famosa siesta española, en realidad fue un pequeño descanso para los pies, pero bueno una cabezadita tambíén cayó, de todas formas ya habíamos decidido que el esfuerzo que nos quedaba para la tarde era mínimo, simplemente acabar de comprar los recuerdos para familiares y amigos y poco más. Eso si teníamos que visitar Santa María la Maggiore que estaba justo junto al hotel, eso también fue uno de los motivos que nos ayudó a pensar en un descanso previo. Desde fuera, mirandola por su fachada principal no aparenta lo que te encuentras al entrar, su planta tiene una nave central muy grande y larga, la verdad es que impresiona. La fachada pricipal tiene una zona central con un tipo de arquitectura muy diferente a la que tiene en sus laterales y eso hace que parezca una iglesia encajonada entre dos edificios, por eso al entrar sorprende tanto su tamaño.
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Despues de eso nos dirigimos a la zona de Fontana di Trevi y siguiendo una las calles que de ella salen fuimos en busca de unos puestos de venta de recuerdos que vimos el primer día que llegamos a Roma. Hicimos nuestras compras, cenamos algo por allí tranquilamente, cena rápida y económica, os podéís imaginar donde. Luego retirada al hotel y a prepararnos para el día siguiente, dejabamos el hotel y nos ibamos a Venecia y había que estar seguro de que todo estaba listo y que no se quedaba nada allí*** Imagen borrada de Tinypic ***
Nuestra aventura en Roma llegaba a su fin, han sido unos días inolvidables, hemos conocido lugares únicos, que pertenecen a la historía de la humanidad y de la cual somos herencia, ha sido muy especial el poder pasear por los mismos lugares que pasaron Julio Cesar, Trajano, Nerón... Me llevo la gran sensación de haber estado en una de las cunas de la civilización, pero por otro lado me llevo la sensación de que la Roma moderna ha perdido todo el explendor que ímpulsó al Imperio Romano a ser lo que fue, fuera de los lugares históricos y turísticos esta hermosa ciudad deja de serlo y se convierte en un lugar más bien descuidado, pero ello no me quita la sensación de haber estado en un lugar muy especial para mi