Este día yo me levanté aún con los efectos depurativos del mamajuana y opté por apenas desayunar. Habíamos quedado para la excursión de los buggies, y nos recogía un camión de los descubiertos para trasladarnos a la finca donde se iniciaba la actividad. Eran las 20.30 y salíamos del hotel por primera vez desde que llegamos:
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La excursión la verdad es que, a mi por lo menos, me decepcionó un poco, se sale de una hacienda en unos buggies, no demasiado viejos, te llevan a la playa de Macao, donde se une el Caribe y el Atlántico, luego se va a una plantación de cacao, a un cenote y vuelta. La verdad es que, imagino que con buen criterio, no te dejan hacer el salvaje con el cochecito y te llevan como aborregados por todas partes, aprovechando la más mínima ocasión para venderte cualquier cosa que haya por allí a mano. Yo sólo compré una presidente, señal de que mi aparato digestivo empezaba a dejar atrás sus padeceres. Algunas imágenes de la aventurilla:
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Una vez regresados al hotel a eso de las 14.00, marchamos a comer al Behíque, y yo sinceramente, seguía sin demasiado apetito, por lo que comí poco, lo que sí tenía era mucho sueño por la mala noche que había pasado, por lo que fui tras el almuerzo a una tumbona a la sombra, con mi librito de vacaciones y me dispuse a sestear plácidamente

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Para cenar, quisimos ir al japonés esa noche, a una de las mesas Tepanyaki, por lo que a eso de las 6.30 fuimos a palpar el ambiente que había por ahí.....Ocurrió lo que nos esperábamos, unas colas enormes ya a primera hora. Así que, decidimos relajarnos, y a la hora de cenar, pasarnos de nuevo y, si no era posible una mesa show, al menos en el restaurante a la carta. Los chicos quedamos antes para pillar sitio y ya a las 20:00, estábamos ante la puerta, pero qué va, ni de casualidad, las mesas era algo imposible, todos los turnos ocupados hasta el fin de la noche. Nos apuntamos para la lista del restaurante cuando en ese momento.....oh sorpresa ¡¡¡¡¡¡, una chica entra delante de nosotros y anula una reserva para 8 en una de las mesas Tepanyaki



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el show en sí no fue gran cosa, pero el mero hecho de que te estén cocinando ahí mismo delante de tí, me encantó, aparte de la comida, que estaba muy muy buena, con arroz, pollo, ternera, gambas....huevo....sí señor, cómo me puse esa noche.....
Tras la cena, unos cocktails en el lobby del Punta Cana y al sobre, que mañana esperaba la excusión a Saona.
