Hoy me he levantado muy cansada. Ayer estuve peleándome conmigo misma y el portátil, por la compra de billetes de los trenes Rusos y me quedé alterada por las dificultades que estaba teniendo. Menos mal que, por suerte, tenemos una de las pocas habitaciones a las que llega la señal de la wifi , porque hubiera sido divertido, a la par que extraño, verme gritar en el hall del hostal a la pequeña pantallita.
El traductor google ayuda, pero en algunos casos la traducción es nefasta y no entiendo bien qué es lo que me piden. Gracias a Dios…. google, encuentro una página web en la que explican algunos de los problemas que estaba encontrándome, pero para cuando lo hago estoy ya tan nerviosa y frustrada que he decidido dejarlo para esta mañana a primera hora. He añadido la web en cuestión a la página de recursos.
Así que, después de la ducha y el desayuno, retomo el desafío y ahora sí, compro mis primeros billetes de tren para el territorio ruso!!. Me quedan muchos más, pero para un primer asalto me considero más que satisfecha.
Hoy hemos decidido ir a Suomenlinna, antigua fortaleza y actual patrimonio de la Unesco. Suecia comenzó a a construir la fortaleza en 1748, como medida de protección contra el expansionismo de la Rusia Imperial.
Además de la isla-fortaleza, fortificaciones mirando al mar desde el continente, aseguraban que un enemigo no pudiera atracar en una playa. El plan de defensa incluía el almacenamiento de municiones para el contingente finés del Ejército y la Marina suecos. Durante la Guerra de Finlandia, la fortaleza se rindió a Rusia el 3 de mayo de 1808, facilitando la ocupación de Finlandia por las fuerzas rusas en 1809.
Llegadas al puerto dónde hemos de coger el Ferry nos acercamos primero a ver la Catedral ortodoxa de Uspenski, un edificio mucho menos emblemático que la Catedral de Helsinki que visitamos el primer día, pero sin dudarlo, mucho más bonito tanto por fuera como por dentro.
Hace un frío del carajo y aunque en el mismo puerto hay unos pocos puestecitos que conforman la versión invernal de, lo que creeemos, es el mercado de pescado de Kauppatori Nos refugiamos en el hall de la estación del ferry. Una vez embarcamos, el trayecto son apenas 15 minutos.
En la isla ya y desafiando al enorme viento que se ha levantado, exploramos la zona. Suomelinna es una isla pero también un distrito más de la ciudad de Helsinki. Viven 850 personas de las que menos de 100 son niños. Allí es muy difícil conseguir vivienda, puesto que existe escasez de nuevas construcciones y el mercado inmobiliario está controlado por el gobierno por ese motivo. Hay un hostal allí. Alojamiento que era mi primera opción en Helsinki, pero que se encontraba lleno cuando buscaba el alojamiento (!y menos mal!)
Vamos al museo de la isla (6.50 €). Nos parece…¿Cómo decirlo?…ah sí! una AUTÉNTICA TOMADURA DE PELO. Así que no voy a malgastar energía táctil en escribir acerca del mismo.
Caminamos un poco por el pueblo, pero prácticamente está todo cerrado en la época de invierno. La iglesia: cerrada; el submarino Vesikko: cerrado; las tiendas: cerradas. Queda alguna cafetería y poco más. El ferry de vuelta sale en pocos minutos y acabamos apurando el paso para no quedar más tiempo del necesario allí atrapadas.
En verano debe ser bonito pasear por allí, con las terrazas abiertas y la mayor parte de atracciones turísticas, pero en invierno no nos a merecido la pena visitarlo, y menos con el frío que se ha levantado en el día de hoy.
De vuelta a tierra firme, hacemos un break en una de las cafetería-barco que hay por la zona. Se está bien y el refugio que nos proporciona nos hace olvidar por momentos, el frío que hay ahí fuera.
Son casi las 15h y no hemos comido nada desde el desyuno. Aún así, antes de volver hacía el Hostal, aún tenemos la energía necesaria para hacer un alto en el monumento erigido en honor a Jean Sibelius.
El monumento a Sibelius se encuentra en el parque del mismo nombre (Sibelius Parken), cercano a la costa oeste de la ciudad. Una de las vías desde las que se puede llegar es precisamente desde la calle dedicada al compositor (Sibeliuksen Katu). El barrio, llamado Taka-Töölö, es una zona tranquila fundamentalmente residencial, poco poblada en vida de nuestro autor. El hospital donde trabajaba su hermano Christian estaba en esta zona, y era habitual encontrar a Jean Sibelius paseando. De ahí la elección. En el mismo barrio podemos encontrar además calles dedicadas a los poetas Topelius y Leino.
El parque recibió el nombre del músico en 1945, en conmemoración de su ochenta aniversario. Años después de su muerte se pensó en incorporar una estatua importante al parque, para lo cual se realizó un concurso (años 61 y 62). Hubo un debate sin precedentes en Finlandia sobre cómo debía ser la escultura, si figurativa o abstracta. La ganadora entre 50 proyectos, la artista Eila Hiltumen (1922-2003) decidió incorporar ambas estéticas realizando un monumento en dos partes, una con el rostro del compositor (en su aspecto de los años 10), mientras que la otra consistiría en un símbolo abstracto formado por una serie de tubos, ambas elementos del conjunto metálicos (acero inoxidable).
¿Qué significan los tubos?
Los fineses han sostenido y sostienen aún varias teorías al particular:
1) Son tubos de órgano, el rey de los instrumentos y símbolo por excelencia de la música (instrumento al cual Sibelius dedicó apenas cuatro obras, sin embargo).
2) Representa la aurora boreal, el símbolo de la magia del norte.
3) Son cristales de hielo (referenciados en varias obras del autor).
4) Son un símbolo de los bosques nórdicos (referenciados en Tapiola y en multitud de otras obras).
Yo me quedo con la primera teoría. Me da igual la que sea cierta.
Pero lo que si es cierto es que ¡ahora sí! que damos finalizado el día. Volvemos al hostal a comer y descansar la tarde. El frío nos ha consumido nuestra energia, así que hemos decidido que mañana nos toca descansar un poco y yo trabajaré un poco más.