Como muchos de los viajeros de esta web, podría decirse que de nuestras aventuras por el mundo bien podríamos abrir una agencia de viajes. Viajeros a los que agradezco sus, diarios porque sin ellos nuestra ruta no hubiera sido la misma. Por ello, además del gusto de contar mi historia, quería contribuir (aunque a veces se repitan cosas).
He decidido separar lo que es el viaje en sí de la información o datos más detallados que podéis encontrar en una etapa aparte (lo pondré al final).
Este es mi primer diario, pero no mi primer viaje. Permitidme que presente un poco. Para entender mejor mis palabras, prometo no explayarme desasido ;-).
Mi afición por viajar comenzó tarde pero fuerte. Tras el típico viaje de estudios a Fez (Marruecos) y el típico viaje de amigos a Londres, siempre “con guía” (o sea dejándome llevar); cuando salió la ocasión de visitar New York, vi la oportunidad de expandir el entusiasmo viajero.
Ahí comencé yo a sumergirme en la esencia de cada destino. Para mí viajar no es sólo visitar sitios, sino empaparme de la cultura, de la forma de vida, de las distintas realidades de cada sitio…
Preparar mapas, informarse de zonas, transportes, excursiones, precios… en fin lo básico. No obstante no salimos muy lejos de Manhattan y siempre de trayecto fácil: Centro comercial New Yersey (que solo había que coger un bus), Brookling, Coney Island (metro) y Cataratas del Niágara + las mil islas (con excursión programada).
Pero la odisea fue preparar este viaje. La idea era irse a EEUU a hacer un curso de inglés, preferentemente (por referencias) a San Diego. Algo que a mi entender podíamos hacer aquí más económicamente. Pero entonces comencé a investigar la zona… y me encontré con destinos que están en cualquier lista de viajero: Los Ángeles, el Gran Cañón, Las vegas… y la lista aumentaba y aumentaba mientras leía los diarios de otros viajeros. Se convirtió entonces en una excusa estupenda para turismear.
Total que allí que nos íbamos. El itinerario era una bestialidad, había que aprovechar el viaje… Terminado el curso en San Diego, disponíamos de 10 días para recorrer 2500 millas (aparte de las que hicimos en aquellas dos semanas, sobre todo a LA).
Tocaba perfilar los preparativos, con un presupuesto que no hacía más que aumentar y volver a quedarse corto (y que después de haberlo vivido no me importaría volver a invertir) y toda una lista de información, itinerarios y reservas medio pagadas con su correspondiente riesgo, y el miedo metido en el cuerpo, por no saber muy bien donde nos metíamos… la emoción rebosaba mientras hacíamos las maletas. Durante unas semanas un extraño topo no paraba de removerse y escarbar por dentro de nosotras.
He decidido separar lo que es el viaje en sí de la información o datos más detallados que podéis encontrar en una etapa aparte (lo pondré al final).
Este es mi primer diario, pero no mi primer viaje. Permitidme que presente un poco. Para entender mejor mis palabras, prometo no explayarme desasido ;-).
Mi afición por viajar comenzó tarde pero fuerte. Tras el típico viaje de estudios a Fez (Marruecos) y el típico viaje de amigos a Londres, siempre “con guía” (o sea dejándome llevar); cuando salió la ocasión de visitar New York, vi la oportunidad de expandir el entusiasmo viajero.
Ahí comencé yo a sumergirme en la esencia de cada destino. Para mí viajar no es sólo visitar sitios, sino empaparme de la cultura, de la forma de vida, de las distintas realidades de cada sitio…
Preparar mapas, informarse de zonas, transportes, excursiones, precios… en fin lo básico. No obstante no salimos muy lejos de Manhattan y siempre de trayecto fácil: Centro comercial New Yersey (que solo había que coger un bus), Brookling, Coney Island (metro) y Cataratas del Niágara + las mil islas (con excursión programada).
Pero la odisea fue preparar este viaje. La idea era irse a EEUU a hacer un curso de inglés, preferentemente (por referencias) a San Diego. Algo que a mi entender podíamos hacer aquí más económicamente. Pero entonces comencé a investigar la zona… y me encontré con destinos que están en cualquier lista de viajero: Los Ángeles, el Gran Cañón, Las vegas… y la lista aumentaba y aumentaba mientras leía los diarios de otros viajeros. Se convirtió entonces en una excusa estupenda para turismear.
Total que allí que nos íbamos. El itinerario era una bestialidad, había que aprovechar el viaje… Terminado el curso en San Diego, disponíamos de 10 días para recorrer 2500 millas (aparte de las que hicimos en aquellas dos semanas, sobre todo a LA).
Tocaba perfilar los preparativos, con un presupuesto que no hacía más que aumentar y volver a quedarse corto (y que después de haberlo vivido no me importaría volver a invertir) y toda una lista de información, itinerarios y reservas medio pagadas con su correspondiente riesgo, y el miedo metido en el cuerpo, por no saber muy bien donde nos metíamos… la emoción rebosaba mientras hacíamos las maletas. Durante unas semanas un extraño topo no paraba de removerse y escarbar por dentro de nosotras.