Hoy tocaba Canareggio y un par de islas. Descartamos Murano porque no nos llamaba la atención un lugar dedicado a venderte objetos de cristal. Vamos a ver que cumplimos el objetivo.
Empezamos desde nuestro hotel junto al Puente de Rialto. Llegamos hasta el Campo de S. Giovanni Grisostomo, desde el que sale una calle estrecha la calle della Stua, que no tiene puesto el nombre por ese lado, (lo tiene al final de la calle), pero que se ve que es la única calle estrecha que sale del campo. Desemboca en el campiello del Remer. Es una placita que tiene un encanto especial, que tiene unos arcos góticos y bizantinos. Justo enfrente de los arcos hay unas buenas vistas al puente de Rialto y la Pescaria.

Tiene también un pozo en el centro con un brocal de piedra.

Incluso, ¡como no!, un león al pie de esta “scala”

Volvimos hacia la Iglesia San Giovanni Grisostomo, y por su lateral cogimos la Corte del Milion y la Corte Seconda del Milion. En esta calle podemos ver un arco de piedra antiguo con grabados, que se supone que pertenecía a una de las propiedades de la familia Marco Polo.

Atravesando el Sotoportego del Milion al salir a mano izquierda podemos contemplar un edificio blanco, que en realidad es un muro del Teatro Malibrán, donde, a través de una placa, se nos dice que allí estuvo la Casa de Marco Polo. Ahora mismo la verdad es que solo queda la placa.

Al otro lado del canal, a la derecha, hay un palacete gótico que dicen fue una de las casas de Casanova.

Cruzamos el canal por el Puente Polo hacia el lado del palacete donde vivió Casanova y caminando por calle Scaleta y luego calle Marcelo, camino de Santa Mª Formosa, nos encontramos con el puente de Borgolopo desde el que se vislumbra una típica vista veneciana muy bonita

Un poco más adelante llegamos el Campo de Santa María Formosa en la que me llamó la atención este portal

Y en la que existe un palacio: el de Malipiero, residencia que fue de un Doge, Pasqual Malipiero y que actualmente es un hotel.

En cuanto a la Iglesia nada de particular salvo su campanile barroco ligeramente distinto de los habituales

También resulta curiosa la aberrante figura de un Mascherone, ser que preservaba de influencias maléficas. Me parece que ya imagino cómo lo hacía: le bastaba con mostrar su aspecto:

Desde el Campo de Santa María Formosa tomamos por calle Lunga Sta Mª Formosa para llegarnos hasta la muy comentada en el foro librería Aqua Alta. Y francamente sorprende. Un caos perfectamente organizado en el que todo llama la atención. Desde la góndola de la entrada

Hata la escalera hecha con libros

pasando por la decoración con calavera incluida

Y en la que no solo se venden libros. Y si no véanse estos condones marca Casanova, que podemos adquirir. Tienen por detrás la amplia experiencia amorosa del que les da nombre.

En definitiva un lugar para acercarse porque merece la pena verlo en vivo y en directo. Las fotos no dan cuenta de todo lo que es aquella librería
Saliendo por la misma calle por la que habíamos entrado a Sta Mª Formosa, la calle Borgoloco, llegamos al campo di Sta Marina donde tiramos hacia la derecha por el Puente de Cristo hasta el campo donde está la iglesia de Sta Mª dei Miracoli. Por el camino nos encontramos con este curioso reclamo publicitario de una tienda de máscaras

Ya advertí que Venecia es una fuente de continuas sorpresas según vas caminando por sus calles y canales.
Sta Mª dei Miracoli ha sido tan ensalzada en el foro como una pequeña joya, que luego al encontrarte con ella es como si las expectativas levantadas no llegaran a tanto. Vaya de antemano que es de las iglesias a las que merece la pena visitar porque verdaderamente es bonita…ma non troppo. Es un buen ejemplo del renacimiento veneciano pero no es la catedral de Leon. El exterior es aparente

Y en el interior resulta curiosa la escalera que sube hacia el altar en el que se encuentra una “Virgen con niño” que dicen que es milagrosa. Esta vez si nos dejaron hacer fotos siempre que no fuera con flash.

En el exterior había dos góndolas en el canal junto a la iglesia. Y es que góndolas no solo hay en S. Marco o en Rialto. Cualquier canal por pequeño que sea, puede tener la posibilidad de alquilar góndolas. A mí lo de las góndolas me parece un timo con el señuelo del romanticismo inventado. Pero los que las han utilizado hablan de que es en estos sitios más escondidos donde mejor se puede regatear.

Desde Sta Mª dei Miracoli nos acercamos al campiello Widmann, que está muy cerca si tienes en la mano uno de los planos citados al principio y no te pierdes, porque hay que sortear callejuelas. La idea era comprobar lo de la calle Varisco. Esta calle es, según se dice en las guías la más estrecha de Venecia (y mira que hay calles estrechas), con apenas 60 cms. en alguno de sus tramos. Y no sé si la más estrecha, pero desde luego estrechita era. Como te encuentres una persona obesa te tienes que volver hacia atrás.

Desde el Campiello Widmann sale un puente que nos lleva a la Iglesia de San Canzian, sin mucho interés. En la parte de atrás de la iglesia está el correspondiente campo del mismo nombre, del que sale un puente que nos lleva cruzándolo hacia la Iglesia de SS Apóstoli, de donde sale la Strada Nova, la calle más animada y comercial del Canareggio.
Tomando la tercera bocacalle a la izquierda, que da al campo de Santa Sofía, se desemboca en el Gran Canal. Desde esta placita tenemos unas vistas bastante buenas de la neogótica Pescaría, es decir del mercado de pescado, un edificio bastante atractivo

También podemos vislumbrar el mercado de la Fruta

Volvimos a Strada Nova y la siguiente también a la izquierda es la calle Ca d’Oro, que como se puede uno imaginar, lleva al conocido palacio de ese nombre a la orilla del Gran Canal. Se puede observar el edificio de cerca, pero las mejores fotos siempre se sacarán desde el vaporetto o desde la orilla de enfrente.
Seguimos por Strada Nova y al cruzar un canal por el correspondiente puente nos topamos con la iglesia de S. Felice. Siguiendo el canal por el lateral de la Iglesia, caminando por la Fondamenta de S. Felice, dejamos a la derecha el puente de la Racheta e inmediatamente llegamos al único puente que queda en Venecia sin baranda protectora, el ponte Chiodo (Hay otro en Torcello, el Puente del Diablo, del que ya hablaremos). Independientemente de su falta de protección, el entorno resulta agradable, si te fijas en algo más que en el puente

Desde el puente nos vamos por la izquierda y a pocos pasos nos encontramos con otro puente, el de la Misericordia, que nos lleva a la iglesia y la Fondamenta de la Misericordia. Es una calle muy larga, pero que cuando la tomamos hace un giro perpendicular a la derecha por el lateral de la iglesia. Hacemos ese giro para llegar al Campo de l’Abbazia, cuya gracia es que conserva la pavimentación original del siglo XIV. Es un lugar fuera de los circuitos turísticos. Aquí no vimos absolutamente a nadie

Desde el Campo de l’Abbazia tomamos la Fondamenta de l’Abbazia bordeando el rio de la Sensa hsta llegar a la derecha a Corte Vechia que nos conduce al Ponte de la Sacca, desde donde podemos contemplar unas vistas a la derecha de una especie de parking de barquitos con la isla de S. Michele, (es decir la isla-cementerio) al fondo.

Cruzando el puente y marchando a la izquierda, por la Fondamenta Contarini, a lo largo del rio de la Madonna de l’Orto, y en la orilla de enfrente nos topamos con el palacio de los Mastelli que tiene en la fachada un relieve con un camello lleno de mercancías y que, según he leído, es guiado por el criado de los Mastelli, Antonio Rioba, con el que nos toparemos en enseguida en el Campo dei Mori.
El palacio

Y el relieve:

Un poco más adelante llegamos hasta la Iglesia de Ntra Sra de l’Orto. El interior, aparte de alguna obra de Tintoretto, no tiene demasiado interés. Pero el exterior me gustó. Con los tres estilos, románico, gótico y renacentista. A mi me llamó la atención el ladrillo rojo en contraste con la decoración en mármol blanco,

Delante de la iglesia está el puente del mismo nombre que lleva al Campo dei Mori, así llamado porque era la zona donde habitaban los mercaderes árabes. De ahí las estatuas que hay en la zona, de los hermanos Rioba, Sandi y Afani, que fueron los que construyeron el palacio de los Mastelli, por el que acabamos de pasar. También, justo en la esquina de la plaza está la estatua de Antonio Rioba, una especie de antisistema contra el poder establecido y al que le han colocado una nariz metálica, no sé si una especie de prótesis a causa de que alguien le partiera la original. Esta estatua parece ser que cumplió la misma función de lugar de denuncias que la estatua del Gobbo en el campo de San Giacomeo, junto a Rialto. Ya hablamos de esto cuando pasamos por allí.

Justo al lado de uno de los moros, fuera de la plaza, está el edificio que tiene el número 3398. Fue la casa de Tintoretto

Desde el Campo dei Mori cogemos a la derecha la Fondamenta de la Sensa a la orilla del río del mismo nombre. Nos metemos a la izquierda por el segundo puente que encontramos, el Ponte de la Malvasia que nos lleva a la Fondamenta de Ormesino. Vamos hacia la derecha y el primer puente que hay a la izquierda nos lleva al campo Ghetto Nuevo. Ya estamos en el Ghetto veneciano. La historia del Ghetto la tenéis por todas partes así que os ahorro el repetirla.
Nada más entrar en el campo del Ghetto Nuevo, te encuentras con un sotoportego

Nosotros coincidimos con una nativo que nos ofreció un solo de Shofar, un instrumento musical-ceremonial del que en la Wikipedia podéis encontrar información.

En el campo Ghetto Nuevo están el Memorial del Holocausto y el Museo Judío. De este último parten visitas guiadas al Ghetto incluidas las sinagogas. Como no las hay en castellano, decidimos pasar de esas visitas.
El Ghetto fue otro de los lugares que no colmó las expectativas que llevábamos. Encima el sitio con comida kosher en donde queríamos hacer nuestra colazione, estaba cerrado y reabría justo el día en que nos marchábamos. De todas formas por si alguien va y le gusta la comida judía se llama Gam Gam Kosher, y está en el Ghetto Viejo, bajando hacia el río Canareggio
Desde el embarcadero de Guglie cogimos el el 4.2 hacia Fondamente Nove, (también va el 5.2) Lo del 4.1 y 4.2 es porque uno va en un sentido y el otro va en el sentido contrario. Igual pasa con el 5.1 y 5.2. Por el camino pasamos por el Ponte Tre Archi, el único en Venecia con 3 arcos y de ahí su nombre.

Al llegar a Fondamente Nove era la hora de tomar un bocado y decidimos darnos un pequeño gusto y comer en el Algiubagió, al lado del embarcadero, junto a la laguna y frente a la isla-cementerio de S. Michele. Excelentes vistas y buena comida. Eso sí los precios no son baratos, pero tampoco excesivos. Recomendable. Estas son las vistas desde el restaurante

Tras un rato de relax en un entorno magnífico, nos fuimos a coger allí mismo el vaporetto para las islas
Como habíamos desechado Murano, ya que no nos atraía eso de que nos vendieran objetos de cristal con el pretexto de ver la isla, cogimos el vaporetto 12 a Burano, con la idea de coger allí el 9 y empezar por la isla de Torcello. En los apuntes llevaba el horario del 12 sin parada en Torcello y por eso había que ir primero a Burano. Cual fue nuestra sorpresa cuando vemos que el 12 para en Torcello. Evidentemente nos bajamos allí. Y nos enteramos entonces que el vaporetto 9 había sido suprimido. Y era la línea 12 la que hacía el servicio con Torcello. Eso sí hay que tener cuidado porque no todos hacen parada en Torcello. A nosotros nos coincidió por casualidad que cogimos el que sí paraba. La frecuencia de los que paran en Torcello es de un mínimo de media hora y en algunas franjas horarias, 1 hora. Quedáis avisados.
En el camino hacia Torcello vislumbramos a lo lejos la inclinada torre de la Iglesia San Martino Vescovo de Burano. Parece como si se fuese a caer

A Torcello fuimos porque habíamos leído que la Basílica de Santa María dell’Assunta tenía unos bonitos mosaicos bizantinos y también porque desde el campanille había buenas vistas. Ahora tras visitar la isla, y teniendo en cuenta que el campanille estaba en obras y no se podía subir y así va a estar durante los próximos cuatro años, creo que no nos habríamos acercado. A nosotros no nos pareció gran cosa. De todas formas digamos que en el paseo que hay desde el embarcadero hasta la plaza donde está la basílica nos encontramos con un puente, el puente del diablo, que la leyenda dice que se llama así porque en las noches de luna llena aparece el Diablo sobre el puente, bajo la apariencia de un gato negro. Es el otro puente, junto al Chiodo que vimos en el Canareggio, que no tiene la protección de ninguna barandilla.

Ya en la plaza donde están las iglesias, (el resto de la isla está deshabitada y no tiene nada atractivo, ni siquiera es romántica como dicen algunos), nos encontramos lo primero un restaurante de lujo, un bar y enseguida la Iglesia de Santa Fosca, que es la primera que se observa

Al lado aparece la Basílica de de Santa María dell’Assunta, cuyo exterior ni siquiera fotografiamos. Por dentro pillamos una audioguía pero vamos lo dicho, si no hubiéramos pasado por la isla tampoco hubiera ocurrido nada. Eso sí junto a las iglesias está el llamado trono de Atila, que evidentemente el tal no tenía nada que ver, pero que da pie a que te fotografíes en plan pachá en semejante lugar. Dicen que el que allí se sienta al cabo de un tiempo está casado. Nos sentamos tanto mi mujer como yo, a ver qué ocurre. Al parecer la realidad es que allí se sentaban los tribunos a impartir justicia.

Por lo demás esa isla por lo visto en tiempos fue la más poblada de todas, con 20.000 habitantes, pero una epidemia de malaria terminó por despoblarla. Con las mismas nos volvimos hacia el vaporetto para ir a Burano, que esa isla si nos apetecía y ahora veremos que con razón. Antes otra información en relación con el vaporetto. En el embarcadero de Torcello, paran los que van hacia Venecia y los que van hacia Punta Sabboni. Y ambos salen en la misma dirección porque Torcello está en un entrante. Reconozco que nos equivocamos y cogimos el que iba a Venecia y que venía de Burano. Menos mal que el del vaporetto era una persona amable que nos dijo que nos bajáramos en Mazzorbo, desde donde podíamos ir caminando en 15 min. hasta Burano. Es lo que hicimos. Pero vamos quedáis enterados que para ir de Torcello a Burano hay que coger el que va en dirección a Punta Sabbioni y no el que va a Venecia. De igual forma en Burano para ir a Torcello es al revés, allí hay que coger el que va hacia Venecia. Y que nadie busque ya el vaporetto 9
Después de los 10 min de paseo desde Mazzorbo a Burano entramos en el cogollo de la isla. Todo lo que se dice es cierto. Es una isla muy bonita con sus casas coloreadas, sea para que los marineros pudieran distinguir sus casas entre la niebla, como se dice, sea porque eso atrae el turismo. Pero llama la atención. Como muestra un botón, pero toda la isla es así.

La calle más comercial y la principal de Burano se llama Baldassare Galuppi.

Allí nos compramos unas bolsas de unos roscos típicos de Burano llamados bussolai buranelli y que la verdad es que nos gustaron. Van bien como tentempié, de vez en cuando. Compramos una bolsa de bussolai y otra de una mezcla de galletas típicas venecianas. Cuando cenamos en la Giudecca me pusieron en el restaurante un platito de esas pastas acompañadas de un muy buen vino dulce. Estaba rica la combinación. En esa calle, si cogemos la tercera a la izquierda, una bocacalle estrecha, nos plantamos delante de la famosilla casa Bepi, curiosamente decorada

Al final de la calle está la plaza donde se encuentra la iglesia y el museo del merletti (en castellano, encajes). Porque toda la isla está llena de tiendas con encajes. No todos son artesanales, pero los que lo son tienen unos precios prohibitivos. También hay una estatua del Galluppi, natural de Burano y compositor musical. En fin, que nos gustó la isla y pasamos un rato la mar de agradable. Interesante darse un paseo por la Fondamenta Terranova, muy agradable.

En nuestro caminar por el pueblo vimos una curiosidad. En el jardín de una casa tenían las figuras de Blancanieves y los siete enanitos, que llamaban la atención

Finalmente nos fuimos al embarcadero para regresar a Venecia. Se hacía de noche y en el camino pudimos captar el atardecer sobre la laguna

Llegando al hotel decidimos ir a cenar a Osteria Barababao que la primera noche estaba con el descanso semanal. Está en la calle lateral de la iglesia S. Giovani Grisostomo, que va hacia el teatro Malibran. Muy bien y con precios razonables. Allí me tomé uno de los platos que mejor recuerdo me ha dejado del viaje: unos spaguettis al nero de sepia de los que todavía me estoy relamiendo. Habíamos coincidido al bajar del vaporetto con una pareja de valencianos, que se vinieron con nosotros y agradecieron el que les lleváramos a un lugar razonablemente bueno y no caro. Y fin de la sesión. Mañana último día completo.