Etapa 7: Tres días en el Serengeti. ✏️ Diarios de Viajes de Africa Este y Centro

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8 de julio de 2012: Ngorongoro - Serengeti.

Abandonamos el cráter del Ngorongoro por la mañana, circunvalando el cráter. De camino a la carretera de bajada hacia el Serengeti se puede observar un cráter secundario también espectacular, donde hay algún poblado masai con una ubicación privilegiada. Me habría gustado visitar ese poblado bien a la ida o a la vuelta del Serengeti, ya que además parecía muy auténtico. No pudo ser, visitamos otro poblado en las llanuras del área de conservación del Ngorongoro, pero eso lo relataré en otra etapa.

Bajamos la carretera que abandona el cráter, y vamos observando como el paisaje se vuelve desolado: nos estamos adentrando en la zona de conservación donde viven los masais, una zona dura para vivir (nos comerntan que el agua la deben traer en camiones). No parece que el gobierno se haya portado decentemente con el pueblo masai.

Vamos recorriendo el área deconservación, salpicada de poblados masai y de masais deambulando solitariamnete por la carretera, pastores masai cuidando de sus rebaños, etc.

Poco a poco la llanura seca va dejando paso a la sabana, y en un punto dado llegamos al arco que anuncia la entrada al parque del Serengeti. Bien, en mi opinión, todo el que desee saborear la esencia de los safaris en África debe visitar el Serengeti. Ante nuestros ojos se abre una interminable llanura de sabana, un mar de hierba que a estas alturas de la temporada ya está seca, salpicado de islas de piedra granítica que los masais denominan kopjes. Las vistas de 360º te hacen sentir perdido en un oceáno de hierba hasta donde alcanza la vista.

Al cabo de un rato vislumbramos la zona de entrada ofocial al parque, ubicada junto a un tremendo kopje de gran altura. Sin embargo, metros antes de llegar, sufrimos un pinchazo. Abandonamos el jeep y llegamos andando a la zona de entrada, y nos entretenemos subiendo al kopje y disfrutando de las vistas mientras Boomy repara la rueda y Elías obtiene los permisos de entrada al parque. Incluso nos encontramos con una girafa que deambula en las inmediaciones del kopje.

Nada más dejar la zona de entrada al aprque, justo al lado de la carretera, bajo una mata, nos encontramos con una manada de 4 ó 5 leonas. Nos separan dos metros escasos, y pasamos un rato inolvidable. Por desgracia, llega un rtremendo trailer de mercancías que decide parar para sacar una foto con el móvil de la escena. Claro, las leonas se intranquilizan y nos abandonan. Continuando nuestro camino encontramos grupos de elefantes, manadas de gacelas, algún que otro acéfalo, etc. Nos adentramos en la zona central del Serengeti conocida como Seronera.

En un momento dado llegamos a una zona con filas de árboles, donde Elías nos indica que es una zona habitual para avistar leopardos. El leopardo es el animal más esquivo en un safari, y es el que compleca completar la observación de los 5 grandes. De hecho, aún no hemos encontrado ninguno, y Serengeti es nuestra última oportunidad. Los buscamos sin resultado, hasta que a lo lejos observamos la típica acumulación de vehículos en torno a un árbol. Elías observa por sus prismáticos y transmite órdenes urgentes a Boomy: se trata de un leopardo, es un árbol justo al lado de la pista..."pero qué suerte tenéis", nos dice, "Es difícil ver un leopardo tan de cerca". Allí esá, encaramado al árbol, observando fijamente a unas gacelas. El l,eopardo es un animal espectacular, con una mitada fiera y salvaje que hiela la sangre. Hay momentos en que nos mira directamente, y te tiembaln las rodillas. Alías nos confirma que es el animal más fiero de la sabana, no teme a nada, no le susta nada. Permanecemos largo tiempo observándolo, cambiando de posición, bajando del árbol, perderse entre la hierba, y emerger de nuevo más lejos en otro árbol. En mi opinión, junto con el león macho adulto, el leopardo es el animal más espectacular.

Tomamos nuestro picnic en una zona de descanso del Serengeti, repleta de enormes y pacíficos roedores.

Continuamos nuestro primer safari por las pistas del Serengeti, obervando familias de elfantes bañandose en un rio (un pequeño elefante se quedó atascado tratando de salir en una zona empoinada, fue divertido ver como toda la familia colabora para ayudarlos). En las zonas de agua también es habitual ver cocodrilos e hipopótamos. La tarde va pasando, y encontramos más leonas, elefantes, y los omnipresentes herbívoros; la cantidad y diversidad de vida animal en el Serengeti es increíble. Ya al atardecer, y de camino al campamento de Tabia, la suerte nos vuelve a acompañar: en un recodo de una carretera secundaria, justo en el camino, encontramos un grupo de 10 ó 12 cachorros de león. Juguetean entre ellos, nos observan con curiosidad, los más osados se acercan lentamente hacia nosotros... el momento es inolvidable.

Pero el sol desciende poco a poco, el día se acaba. De camino al campamento, disfrutamos del atardecer africano en el Serengeti, que es espectacular. Un enorme sol empieza a descender entre las copas de algunas acacias dispersas, y la luz adquiere unos colores intensos, casi parece sólida. Se trata del atardecer más bonito que he podido contemplar jamás, la luz de África es especial y única.

Ya sin sol llegamos al campamento móvil de Tabia, el Tabia Tented Camp Serengeti, un conjunto de tiendas perfectamente acondicionadas, en medio del Serengeti. No hay más clientes en el campamento, estamos los 4 amigos solos, con la única compañía de los empleados (cocinero, camarero, etc.), que son absolutamente simpáticos y agradables. El personal es maravilloso: Emanuel es el camarero, es una persona educadísima, correctísmima y atenta; nos cuenta que aprendió castellano en la calle. Moisés es el cocinero, atento, cariñoso, y cocina genial. Las instalaciones son estupendas, y las tented cómodas. Nos sirven la cena en una tienda de mayor tamaño, con todos los detalles. La comida fue magnífica todos los días que pasamos en el campamento. Tras la cena encienden una hoguera y charlamos un rato escuchando los sonidos de la sabana. Nos avisan que es habitual que los búfalos merodeen y pasten alrededor de las tiendas por la noche... Va a ser toda una experiencia.

A dormir!!!

A media noche nos despertamos sobresaltados. Al lado de la tienda, a 50 cm. de nuestra cama, un tremendo animal está bufando y pastando la hierba verde que suele rodear la tienda, debido a las duchas o a la condesación del rocío en la lona. La verdad es que la experiencia es "acongojante". No exagero, pastan al lado de la tienda, rozando la lona, tan cerca que oyes hasta su respiración, y cómo arrancan y mastican las briznas de hierba. Esto se repitió cada noche de las que pasamos en el campamento. Realmente no hay peligro en ello, pero es imposible evitar que se te pongan de corbata. Pienso en Elías, Boomy, Emanuel, Moisés y el resto de personal, que también duermen en tiendas, pero de tipo individual y con un tamaño mucho más pequeño... Supongo que ellos están acostumbrados.

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9 de julio de 2012: Serengeti.

Un nuevo día de safari nos espera. Nos levantamos antes del amanecer, y durante el desayuno comentamos nuestras experincias nocturnas con los búfalos. Parece que han visitado las dos tiendas que estamos ocupando.

Salimos cuando está empezando a amanecer, momento en que las hienas abundan en los alrededores. Este día vamos a visitar una zona algo más alejada de Seronera, la gran nplanicie de los kopjes. En estos afloramientos de roca suelen tener sus madrigueras las manadas de leones, de forma que nuestro objetivo es precisamente éste.

Avanzando por la sabana salpicada de kopjes vamos rodeando cada uno ellos, en busca de leones, pero no damos con ellos. Sin embargo, el paisaje es pespectacular, y nunca olvidaré la inmensa sabana jalonada de macizos rocosos aquí y allá, que aún siendo gigantescos, parecen diminutos en esa inmensa extensión llana. Finalmente tenemos suerte y en una de los kopjes encontramos un par de enormes leonas. Al rato descubrimos por qué permanecen en el kopje: entre las rocas vislumbramos una pequeña camada de leones, muy, muy pequeños, diríamos que con días de vida, porque aún eran incapaces de ver.

Retornamos a la zona de Seronera. Por el camino encontramos grandes manadas de herbívoros que destacan entre la infinita hierba circundante. Hoy vamos al campamento a comer, donde el cocinero nos tiene preparada una sorpresa: tortilla de patatas!!!

Tras la comida continuamos visitando la zona de Seronera, que en esta época del año está repleta de animales, y por tanto, de felinos (especialmente leonas). Pasamos la tarde viendo familias de alefantes, algiuna que otra leona, etc. En una zona del parque volvemos a encontrar la típoca acumulación de vehículos parados que suele indicar algún avistamiento de interés. Efectivamente, en la sabana, hay un grupo de 4 ó 5 guepardos acechando a unas manadas de gacelas. Estuvimos bastante tiempo observando sus técnicas de caza: los guepardos se dividen e intentan cercar de forma cautelosa a las gacelas. En un momento dado, uno de los guepardos se adelanta al grupo y emprende una espectacular carrera en dirección a las gacelas... No es fácil describir la velocidad a la que se movió, fue increible ver a un ser vivo moverse tan rápido. Por desgracia para el grupo de guepardos, el movimiento de ataque fue apresurado y las gacelas tuvieron tiempk de sobra para evitarlos. Otra vez será, amigos!

Y así pasó otro día más en el Serengeti, volvemos al campamento, a cenar y pasar una nueva noche de sobresaltos.


10 de julio de 2012: Serengeti.

Tras el desayuno montamos en el jeep, y el primer animal que vemos es el búfalo que ha estado pastando en torno a nuestras tiendas toda la noche. Ahí esta, a 50 metros del campamento, como si el Serengeti no fuese grande!

En fin, hoy nos dirigimos a una zona de ríos, que cebras y ñues suelen cruzar durante la migración para llegar al Masai Mara. La migración hace semanas que pasó (es esta época ya estaban en la boscosa zona norte del Serengeti, llamada Lobo). Pero aún quedan restos de manadas que todavía deben atravesar la zona para dirigirse al norte, y los leones están prestos y agazapados en las intermediaciones con la intención de capturar alguna pieza. El drama de la caza debe repetirse cada noche, porque cerca del río encontramos en cadáver de un ñu totalmente devorado, que estaba siendo repelado por buitres y otros carroñeros. Junto al río, una leona escondida en una mata, en espera de la llegada de cebras y ñus. Al otro lado, los herbívoros vigilando el paso del río, sin atreverse a acercarse (probablemente porque han visto a la leona). Esperamos un rato, pero es evidente que no se van a arriesgar a llegar al río, la leona sigue merodeando por allí.

Continuamos a una zona profunda de otro río donde hay una tremenda acumulación de hipopótamos. No sabía que eran animales tan sucios, pero realmente el holor en la zona es super intenso. Durante el día, los hipos pasan las horas en remojo, y sólo salen por la noche a pastar. En este momento, están en su tiempo de baño, todos super juntos, y el movikiento de uno de ellos obliga a los demás a desplazarse.

Abandonamos la zona y vamos a un área de descanso cerca de una charca donde, de nuevo, se acumulan los hipopótamos unos junto a otros. En esta zona puedes abandonar el vehículo y acercarte a esta charca. De nuevo, el holor es tremendo, y los sonidos gástricos que despide el grupo de hipos es de traca.

La mañana continua, y nos acercamos de nuevo a nuevos cauces de agua. En una de estas ocasiones observamos un gran frupo de cebras tratando de acercarse a beber. Están tremendamente nerviosas, ya que en el agua flota el cadáver de un ñu despedazado. No sé si son conscientes, pero cerca de ellas, en la orilla, hay un tremendo cocodrili perfectamente camuflado con la arena. Por fortuna para las cebras, parece que el cocodrilo está saciado, porque las ignora. Aún así, ciando lo descubren, huyen en desbandada del río, y se quedan a una distancia prudente. Parece que van a esperar para acercarse a beber.

Volvemos al campamento a comer. Volvemos a pasar por la zona donde estaba la leona emboscada. No conseguimos verla, pero sí vemos que el grupo de cebras y ñus que esperan cruzar el río aumenta por mementos. Siguen sin arriesgarse a pasar.

Tras la comida disfrutamos de nuestra última tarde en el Serengeti. Entre otras cosas, tuvimos la suerte de ver una pelea entre dos jóvenes elefantes. Además, volvimos a encontarar al grupo de guepardos del día anterior. En esta ocasión están en la hierba, agachándose y emergiendo de ella una y otra vez. Cada vez que vuelven a levantar la cabeza, vemos que el hocico lo tienen manchado de sangre: estaban devorando una presa que habían capturado. Muy cerca de ellos, en un apartado árbol, hay un leopardo, pero en este caso bastante alejado, lo que nos dificulta verlo con claridad.

La tarde se acaba, y de camino al campamento vemos un gran árbol seco. Casi sin darnos cuenta Elías descubre que hay una leona sobre él. Estamos solos, y nos acercamos a ella. El marco es precioso, con el atardecer, y la leona sobre el árbol. Parece que el frescor de la trde la va activando, y decide bajarse del árbol, pero... Viene justo en nuestra dirección! Qué susto, se encaminó rápidamente hacia nuestro coche, para cambiar de dirección justo en el último momento! Quéemocionante poder ver a una leona a cemtímetros de nuestras ventanillas!

Pero la tarde no ha terminado. En los últimos instantes de sol, volvemos a encontrar a la camada de cachorros del primer día, y en el mismo sitio! En este caso no están solos, sino acompañados de un par de leonas. Esta vez, las leonas los conducen a una zona de alta hierba, donde seesconden y desaparecen de la vista.

Disfrutamos de nuestro último atardecer en el Serengeti, parque sin igual en toda África.

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