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Nuestra estancia en la isla se estaba acabando y nos quedaba por conocer la parte oeste de la misma. Así que mochila en mano pusimos rumbo hacia Ribeira Grande, para luego ir a Nordeste y acabar en Povoacao.
En Ribeira Grande dimos un paseo por su casco antiguo pero lo cierto es que no me acuerdo mucho de este pueblo, una lástima, pues me acuerdo de casi todo lo que vimos, pero aquí me falla la memoria.
Se que despues de Ribeira Grande cogimos la carretera de la costa para llegar a Porto Formoso y visitar su fábrica de té Cha Gorreana.
Por lo visto es la fábrica de té más antigua de Europa en funcionamiento y su maquinaria es el siglo XIX y nosotros damos fé de ello ya que estuvimos viendo todo el proceso de fabricación del te y las máquinas son realmente antiguas. Cuando acabas el recorrido del proceso de fabricación, puedes probar sus cuatro clases de te. Tienen té negro, té de naranja, té normal y verde. A continuación de la desgustación de té, esta la tieda de souvenirs, donde aprovechamos para comprar su té y algunas cosillas más recuerdo de las azores.
Despues de visitar la fábrica dimos un paseillo por los campos de te. Nunca habiamos visto esta planta, y nos llamó mucho la atención porque son como unos pequeños setos de los que unicamente se corta un trozo. Por los campos de té se pueden hacer rutas de senderismo, pero nosotros decidimos no hacer ninguna ruta y seguir nuestro camino.
Siguiendo por la misma carretera de la costa llegamos a Nordeste. Es una villa con una costa mucho más abrupta que lo que habiamos visto hasta ahora. Supongo que será un poco como Galicia, cuanto más al norte te encuentras, más "brava" es la costa, y eso nos pareció en San Miguel, pues la costa que estabamos viendo este día por el norte de la isla era así.
Dimos una vuelta por el centro y alli vimos la Cámara munipal, su iglesia y una plaza ajardinada con un palco de musica en el centro.
Tras esto nos pusimos en marcha hacia Povoacao, pero al poco de iniciar nuestro recorrido llegamos a un bonito y florido jardin, que quedaba al margen izquierdo de la carretera, así que hicimos una parada para verlo desde dentro. Como siempre en esta isla sorprende la cantidad de vegetación y colorido de las flores. En este jardin tenían un pequeño paseo de madera que te lleva hasta un mirador.
Nuevamente en marcha y llegando a Povoacao tuvimos que parar ya que las vistas de esta villa desde la carretera son muy bonitas.
Una vez en la villa dimos un paseo por sus calles buscando un lugar para comer.
Nos decidimos por un restaurante que había en una placita. Estaba tan buen día que decimos comer fuera en la terraza bajo una sombrilla.
Despues de comer nos acermos a pasear por el pequeño puerto y llegamos hasta la playa. Lo cierto es que con el día tan bueno que estaba nos apetecía darnos un baño, pero el mar estaba bastante malo en esta parte de la isla, así que decimos volver hacia Ponta Delgada y parar antes en las piscinas que habiamos descubierto el primer día en la villa Lagoa
Allí pasamos lo que quedaba de tarde hasta que volvimos al hotel y nos preparamos para ir a cenar.
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