Coromandel era la última etapa de nuestro viaje por la isla norte, y teníamos un par de días para explorarlo. Es una zona extremadamente turística en Navidad, ya que se junta toda la gente que viene del resto de NZ (y especialmente Auckland) a pasar las vacaciones con el resto de turistas. Lo primero que tienes que decidir cuando planeas un viaje a Coromandel es si quieres alojarte en la parte este o en la parte oeste. La mayoría de las atracciones (y las mejores playas) están en la costa este, pero también está mucho más masificado. Toda la parte norte de la península es muy bonita y tiene muy poca gente, pero porque la mayoría de las carreteras están sin asfaltar y las instalaciones son muy básicas. Nosotros decidimos quedarnos en un camping de Coromandel Town, en la costa oeste. La primera mañana nos encontramos con estos simpáticos vecinos antes de empezar nuestro día de excursiones:
Para cruzar de un lado a otro de la península hay dos opciones: la carretera 25 (asfaltada) y la 309 (sin asfaltar). Ese día decidimos coger la opción fácil, que es un poco más larga pero en tiempo es más o menos lo mismo. Por esta carretera se pasa por un mirador que ofrece unas vistas espectaculares:

Nuestra primera parada fue Hot Water Beach, que es una playa situada sobre una zona geotermal que hace que con excavar un poco en la arena te puedas montar tu propio spa privado. Sólo se puede hacer con marea baja, así que tendréis que tener esto en cuenta para preparar la visita. Lo mejor es llevar vuestra propia pala, aunque se pueden alquilar en la misma playa.
Nosotros no teníamos pala, pero la marea estaba ya subiendo así que tampoco nos molestamos en alquilarla. La zona que quedaba libre, la que veis en la foto, es probablemente la zona más caliente, y había que rellenarla constantemente con agua del mar (fría) para que fuera tolerable, porque si no estaba literalmente hirviendo. Nos gustó más meternos en el agua hasta las rodillas y dejar que se nos hundieran los pies en la arena y notar el calorcito en los pies con el contraste del agua fría en las piernas!
Después de un rato haciendo el ganso en la playa nos fuimos hacia Cathedral Cove, quizás el lugar más famoso y turístico de todo Coromandel. No es más que una cala a la que se accede dando un paseo de unos 30 o 40 minutos. En Navidad está tan petada que habilitan un parking especial bastante lejos de donde empieza el camino y ponen un autobús que te acerca por algo así como $5 (no lo recuerdo bien porque no lo cogimos). Nosotros nos arriesgamos y decidimos conducir hasta el final, hasta donde empieza el camino hasta la cala, a ver si había suerte y aparcábamos. Tuvimos mucha suerte porque aparcamos a la primera. Desde el parking hay un primer mirador que te da una idea de lo que vas a ver cuando llegues:
Media hora después (y tras haber recorrido el camino casi en fila con otros tantos turistas, que aquello parecía una peregrinación!) estábamos en Cathedral Cove. Por el camino se ven paisajes espectaculares:

Muy bonito, pero muy pequeño y con mucha gente, y encima el agua estaba helada. Nos dimos cuenta de que teníamos que haber llevado comida para hacer un pequeño picnic en la playa, pero era ya tarde. Media vuelta y a desandar lo andado! A la vuelta paramos en las otras 2 ó 3 calitas a las que se accede desde el camino principal, la que más nos gustó fue Stingray Bay:

En Gemstone Bay vimos gente haciendo snorkel, y sabíamos que era un buen sitio para hacerlo, pero el agua estaba demasiado fría.
Volvimos a Hahei y nos comimos una pizza deliciosa seguida del mejor helado que he probado en NZ en Maddens Ice Cream Parlour y Pizzeria. La cola de gente que salía hasta la calle nos convenció, y la verdad es que no nos equivocamos.
Queríamos hacer una última parada en Opito Bay antes de volver hacia Coromandel Town. La playa de Opito Bay es grande, salvaje y poco concurrida. El último tramo de carretera para llegar no está asfaltado, y según vas avanzando notas cómo vas dejando atrás a las hordas de turistas. Efectivamente, cuando llegamos a la playa no había nadie más que nosotros y una madre con sus hijos jugando en la arena.
Es tan remota y tranquila que el DOC ha empezado aquí un programa de cría de pájaros endémicos amenazados, y había carteles por todas partes diciendo que no se molestara a los polluelos ni los nidos. Uno de ellos es el NZ dotterel (chorlito) y el otro es el Oyster Catcher (ostrero). Tuvimos la suerte de ver adultos y polluelos de ambos:
Ya volviendo hacia Coromandel Town paramos en una última playa, también desierta. Otama beach está muy cerca de Opito Bay y tiene un camping junto a la playa:
Al día siguiente amaneció gris y lluvioso. Parecía increíble, después del sol del día anterior, pero así es NZ (y a veces los cambios son en un mismo día). El plan era adentrarnos un poco en la zona al norte de Coromandel Town y ver la parte más salvaje de Coromandel, pero con la lluvia tuvimos que desistir. Decidimos hacer los primeros kilómetros de la 309 para ver el bosque de Kauris y las Waiau falls. La cascada es muy bonita, y me imagino que en un día de mucho calor habrá gente bañándose, pero en nuestro caso no fue así:
Es curiosa porque hay dos caminos, uno que lleva a la parte de arriba de la cascada y otro que lleva a la base, así que uno se puede poner a hacer el ganso arriba y el otro hacer las fotos desde abajo.
Justo después de la cascada está el parking para ver los kauris, que son coníferas endémicas de NZ con troncos tan grandes como las secuoyas americanas. Desgraciadamente quedan muy poquitos debido a su tala intensiva. La mayoría de los que sobreviven están en Northland, pero en Coromandel hay un pequeño bosque de kauris que incluye el kauri “siamés”, dos árboles que empezaron siendo independientes pero cuyos troncos acabaron fusionados creando una especie de doble tronco:

Todavía era pronto y no sabíamos muy bien qué hacer porque seguía lloviendo sin parar. Decidimos volver a acercarnos a la zona este, a ver si con un poco de suerte dejaba de llover y podíamos aprovechar algo el día, pero no hubo suerte. Volvimos al camping y pasamos la última tarde tranquilamente en nuestra tienda. A la mañana siguiente, después de una noche sin parar de diluviar, nos enteramos de que los campings en la zona de Hahei estaban inundados y habían tenido que evacuar a los campistas porque el agua llegaba a las rodillas. En ese momento nos alegramos mucho de habernos quedado en Coromandel Town.
Dejamos atrás Coromandel y empezamos nuestro camino hacia Auckland. De camino paramos en una hot pool en Miranda, ya que no teníamos nada planeado en todo día a parte de llegar a Auckland. Mi guía ponía que era la piscina natural más grande del hemisferio sur, y la verdad es que era enorme. Frecuentada por locales, no era tan impresionante como otras que habíamos visto pero nos sirvió para pasar un par de horas a remojo e incluso comer allí mismo.
Esa noche dormiríamos en un hotel junto al aeropuerto, ya que mi chico cogía un vuelo a primera hora, y al día siguiente yo me volví a Wellington.
Con esto termina nuestro viaje. Con un poco de paciencia, iré subiendo etapas de más sitios que hemos ido visitando en la isla norte, empezando por Wellington, claro!