26 de Diciembre, Boxing Day, festivo pero “menos” que el día anterior, y por tanto Hobbiton estaría abierto. Doy por hecho que si estáis leyendo este diario casi casi seguro que sabéis lo que es Hobbiton, pero por si acaso, os diré que es una frikada que el señor Peter Jackson se sacó de la manga al ver que el tirón del LOTR parecía no tener fin. Hace casi 15 años, cuando estaban buscando localizaciones para rodar las pelis, encontraron una granja en medio de Waikato que era perfecta para convertirla en Hobbiton y convencieron a los dueños para que les dejaran rodar allí. Cuando terminaron, desmantelaron todos los decorados, solo dejaron los agujeros en las colinas, y montaron un negocio de tours donde con un poco de imaginación podías verte rodeado de hobbits. Después de rodar el Hobbit decidieron que aquello podía ser una mina de oro si esta vez dejaban los decorados montados, así que llegaron a un acuerdo con la productora y ahora necesitas mucha menos imaginación para verte rodeado de hobbits, ya que la ambientación es impresionante y es un sitio realmente bonito. Claro, la entrada ahora es más cara que hace unos años ($75 por barba), pero por lo menos incluye una cerveza o sidra en el Green Dragon, la taberna que han construido a posteriori únicamente para los turistas y que no aparece en ninguna película.
No teníamos nada reservado porque llevábamos varios días de lluvia y la previsión para ese día tampoco era buena. Ver Hobbiton con mal tiempo era algo que no entraba en mis planes, de hecho prefería no verlo y dejarlo para mejor ocasión, pero esa mañana, desayunando, me dio por mirar en su web y vi que tenían ya varios horarios sin entradas. Decidimos llamar y reservar dos entradas para el primer tour que tuvieran disponible, y decidir qué hacíamos al llegar allí en función de cómo estuviera el tiempo, ya que nos pillaba de camino a Coromandel de todas formas. Desde el camping de Rotorua hasta Matamata, donde está la granja, hay poco más de una hora. Según nos íbamos acercando vimos algún claro en el cielo y pensamos que quizás tendríamos suerte y seríamos capaces de hacer el tour, que a mí particularmente me hacía mucha ilusión. Cuando llegamos, una hora antes de nuestro tour, decidimos arriesgarnos y pagamos las entradas. En ese momento nos enteramos de que ese día estaban haciendo tours cada 10 minutos en lugar de cada 30, que es lo habitual, porque tenían muchísima afluencia de gente (decían que eran los días con más visitas del año). Esto nos chafó un poco porque significaba muchísima gente a la vez haciendo el recorrido, pero estábamos resignados a que viajar en Navidad significaba precisamente eso: gente.
Teníamos una hora hasta nuestro tour, así que estuvimos matando el tiempo en la tienda de souvenirs que tienen montada, con muchas chorradas frikis pero no es comparable a la Weta Cave de Wellington. Si de verdad os mola el tema LOTR, os aconsejo encarecidamente que os acerquéis a Weta cuando paséis por Welly.
Finalmente llegó la hora de nuestro tour y nos montamos en una tartana de autobús que nos llevó hasta Hobbiton. Los decorados están muy metidos en la granja (que es enorme), lejos de las carreteras para mayor privacidad. El bus te deja en el principio del camino y a partir de ahí tu guía va llevando al grupo por el recorrido establecido, con grupos delante y grupos detrás, con lo cual el tiempo en cada “parada” es limitado para mantener a los grupos más o menos separados.
La verdad es que el sitio está muy chulo, tienen los detalles súper cuidados y si encima te hace buen tiempo es una maravilla. Es una visita muy cara pero a mí me encantó. Y al final, a pesar de que había mucha gente, nos las apañamos para hacer fotos decentes sin aglomeraciones. El guía era un chaval muy majete que nos contó muchas historias y curiosidades, se notaba que le gustaba el tema. Imagino que hay que ser un poco friki para ser buen guía de Hobbiton!
Uno de los protagonistas es el árbol donde hacen la fiesta de cumpleaños de Bilbo en la primera peli, que es una de las razones por las que Peter Jackson eligió este sitio para sus pelis: era el árbol perfecto en un claro perfecto. Curiosamente, los dueños de la granja estaban a punto de talarlo cuando llegó el señor Jackson con su oferta, y por supuesto el árbol se quedó ahí y ahí sigue.
Pero la gran estrella de la visita es, sin duda, Bag End o Bolsón Cerrado, la casita de Bilbo y Frodo que además tiene gran protagonismo en el Hobbit:
Si te gustan las pelis, es realmente espectacular estar allí de pie, parece que va a salir Frodo por la puerta en cualquier momento. Una de las cosas más curiosas que nos contó el guía es que el roble que está justo encima de Bag End, no es un árbol de verdad. En las primeras pelis, como ahí no había roble y necesitaban uno, lo cortaron en otro sitio, lo trocearon y lo volvieron a montar encima de Bag End, y eso que sólo aparece en la peli durante 12 segundos. Pero claro, ese árbol murió. Para el Hobbit tuvieron un poco más de vista y construyeron uno de plástico, cada una de las hojas está hecha a mano y tenían que parecerse lo más posible a un árbol de verdad. Y para más inri, como el Hobbit se supone que transcurre 60 años antes que LOTR, tuvieron que intentar crear un roble que pareciera 60 años más joven que el que se vio en las primeras pelis. Una pena que con Legolas les salieran las cosas al revés y parezca que tiene 30 años más…
Otra de las curiosidades que nos contaron es que en los libros Bag End mira hacia el Oeste, pero en Matamata mira hacia el Este, con lo cual la escena donde Gandalf y Bilbo están fumando al atardecer se tuvo que rodar justo antes del amanecer. El banco donde están sentados se puede ver en la entrada de Bag End.
Otra de las casas “famosas”: la de Sam.
La última parte de la visita consiste en cruzar el puente de piedra hacia el Green Dragon, donde puedes elegir entre cerveza o sidra. Las 11 de la mañana y nosotros bebiendo cerveza, pero qué le íbamos a hacer!
Con esto dimos por terminada la visita. Muy contentos y satisfechos, pusimos rumbo a Coromandel. Paramos a comer en Paeroa, otra frikada, porque es el pueblo de donde surgió L&P, una bebida de limón made in NZ (en Paeroa, claro) muy popular aquí. Ahora la ha comprado Coca Cola, pero es toda una institución nacional. Y el pueblo de Paeroa aprovecha el tirón todo lo que puede, con cafeterías y restaurantes temáticos de L&P. Si venís a NZ, probadla, está muy rica!
Aunque habíamos tenido suerte con el tiempo en Hobbiton, el viaje hacia Coromandel no fue precisamente soleado. La carretera que sube por el lado izquierdo de la península hacia Coromandel Town es lenta y revirada, pero tiene unos paisajes preciosos.
Llegamos al camping (enorme y lleno de gente) y nos dieron un hueco justo al lado de la playa, lo que nos permitió disfrutar de una puesta de sol maravillosa:
Teníamos dos días por delante en Coromandel. Al día siguiente se suponía que iba a hacer muy bueno e íbamos a aprovechar para visitar el lado este de Coromandel: Hot Water Beach, Cathedral Cove y alguna playa más. La previsión para el siguiente ya no era tan buena, así que habría que aprovechar todo lo posible!