El cántico era “El día 22, Italia dice adiós, la la la la…”, y efectivamente, lo dijo, pero antes de llegar a ese momento tuvimos que pelear con un laaaaaargo y EXTREMADAMENTE caluroso día. Cuando pasa el tiempo, solo te acuerdas de lo bueno, pero de verdad que aún me entran sudores ¿quién dijo que en Centroeuropa no se pasaba calor? Madre mía.
Nos plantamos en Viena por la mañanita, recogimos las entradas del partido de Cuartos de Final que se celebraría a las 20.45 h. y hasta entonces hicimos de turistas.
Empezamos por el Museums Quartier, donde visitamos el Leopold Museum, donde tienen la más importante colección de Schiele, y varios cuadros de Klimt, aunque falta el archifamoso “Beso” (eso es porque lo tengo colgado en mi dormitorio, sh….. no digáis nada)
. El museo está bien pero no para volverse loco.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Después nos dirigimos al centro, zona de Hofburg, Graben y Catedral. Viena es lo que uno se imagina, elegante, limpia, monumental y tranquila. Y CARA especialmente aparcar. En concreto, los parkings cobran 3 ó 4 euros la hora, aparcar fuera es impensable, como el cualquier gran ciudad y, no obstante, con la matrícula española, habiendo fútbol, y tanto hooligang suelto, no nos arriesgamos ni lo más mínimo, así que, desde las 11 de la mañana, hasta las 12 de la noche….echad cuentas, y eso multiplicado por 3 días de fútbol, más otro de turismo. Una ruina.
Habiendo fútbol, tocaba merienda cena, y casi por casualidad decidimos sentarnos en el Restaurante Lohman
, en una de las laterales de Graben. Fue un acierto, la carta contiene todos los platos típicos vieneses (Schnitzel, Taffelspil), todo bien cocinado, y un camarero italiano muy simpático (que el día de la final iba con España). Todo ello hizo que se fuese convirtiendo en parte del ritual que realizamos cada día antes de los partidos.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Seguidamente nos sobraba un ratito y entramos en el Kunthistorische Museum. Además de que era el único sitio que estaba fresco, la colección de arte es estupenda
(con Rubens o Archimboldo, entre otros muchos) y el edificio magnífico. Muy recomendable.
Después nos acercamos al Rathaus, que también es impresionante pero, al igual que en Salzburgo, la zona centro estaba “tomada” por la Uefa, con la instalación de la fanzone, y claro, no es lo ideal para contemplar lo bonito que es. Te lo esconden, pero bueno.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Allí al lado, en Volkstheater se cogía el metro (gratis con la entrada) al Prater, donde está el estadio. Compramos una cervecita en un puesto para refrescarnos por el camino, y allí nos plantamos.
El ambiente era sensacional y el calor…. Cantamos, gritamos, saltamos, sudamos, sufrimos… y al final
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Se rompió la maldición, ganamos a Italia, en los penaltis, pasamos de cuartos y nos fuimos al hotel, muertos, pero felices.
Tras una buena ducha, en torno a la 1 de la madrugada, y aunque carezco de documentos gráficos que lo acrediten, en la vida se me olvidará lo que cené ese día. Un trozo de queso comprado en Berchtesgaden, cuya característica principal era estar recubierto de minerales de los Alpes, comido a bocados, pues no teníamos cuchillo ni nada semejante, regado de no sé qué brebajes que había en el minibar.
Pero la felicidad futbolera era tal que nada importaba.
Nos plantamos en Viena por la mañanita, recogimos las entradas del partido de Cuartos de Final que se celebraría a las 20.45 h. y hasta entonces hicimos de turistas.
Empezamos por el Museums Quartier, donde visitamos el Leopold Museum, donde tienen la más importante colección de Schiele, y varios cuadros de Klimt, aunque falta el archifamoso “Beso” (eso es porque lo tengo colgado en mi dormitorio, sh….. no digáis nada)

*** Imagen borrada de Tinypic ***
Después nos dirigimos al centro, zona de Hofburg, Graben y Catedral. Viena es lo que uno se imagina, elegante, limpia, monumental y tranquila. Y CARA especialmente aparcar. En concreto, los parkings cobran 3 ó 4 euros la hora, aparcar fuera es impensable, como el cualquier gran ciudad y, no obstante, con la matrícula española, habiendo fútbol, y tanto hooligang suelto, no nos arriesgamos ni lo más mínimo, así que, desde las 11 de la mañana, hasta las 12 de la noche….echad cuentas, y eso multiplicado por 3 días de fútbol, más otro de turismo. Una ruina.
Habiendo fútbol, tocaba merienda cena, y casi por casualidad decidimos sentarnos en el Restaurante Lohman

*** Imagen borrada de Tinypic ***
Seguidamente nos sobraba un ratito y entramos en el Kunthistorische Museum. Además de que era el único sitio que estaba fresco, la colección de arte es estupenda

Después nos acercamos al Rathaus, que también es impresionante pero, al igual que en Salzburgo, la zona centro estaba “tomada” por la Uefa, con la instalación de la fanzone, y claro, no es lo ideal para contemplar lo bonito que es. Te lo esconden, pero bueno.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Allí al lado, en Volkstheater se cogía el metro (gratis con la entrada) al Prater, donde está el estadio. Compramos una cervecita en un puesto para refrescarnos por el camino, y allí nos plantamos.
El ambiente era sensacional y el calor…. Cantamos, gritamos, saltamos, sudamos, sufrimos… y al final
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Se rompió la maldición, ganamos a Italia, en los penaltis, pasamos de cuartos y nos fuimos al hotel, muertos, pero felices.
Tras una buena ducha, en torno a la 1 de la madrugada, y aunque carezco de documentos gráficos que lo acrediten, en la vida se me olvidará lo que cené ese día. Un trozo de queso comprado en Berchtesgaden, cuya característica principal era estar recubierto de minerales de los Alpes, comido a bocados, pues no teníamos cuchillo ni nada semejante, regado de no sé qué brebajes que había en el minibar.
Pero la felicidad futbolera era tal que nada importaba.