Salimos de Madrid hacia Frankfurt a las 8:45 horas con Lufthansa y aterrizamos sobre las 11:30h, recogida rápida y fácil de las maletas y sobre las 12h estamos en la oficina de Europcar recogiendo el coche, un Wolkswagen Golf nuevecito, recién salido de fábrica. Firmamos el seguro extra a todo riesgo Go Zen por 11,34 euros/ día y recogemos el coche en la planta inferior.
El tiempo estimado a Bingen es de una hora, que se hace un poco más largo por unas obras en la carretera y un pequeño chaparrón que nos cae de camino. A pesar de esta bienvenida lluviosa, el tiempo se portará muy bien con nosotros durante casi todo el viaje.
El NH BINGEN está situado junto al río, detrás pasa una vía de tren, que no se escucha en ningún momento. Hotel cómodo, limpio, como cualquier otro de la cadena. Muy grande y sin estar ocupado al 100%. En la recepción nos atienden en español, nos explican los horarios de los ferrys a Rüdesheim, y nos dan un mapa de la zona.

Pedimos recomendación de un sitio para comer, que hemos salido de casa a las 6 de la mañana y estamos desmayados! Nos recomiendan caminar hasta casi el final del paseo junto al río, donde se encuentra el RESTAURANTE ZOLLAMT (Hafenstrasse 3) donde tomamos: 2 Paulaner, 1 entremeses variados (queso, jamón de york, aceitunas), 1 schnitzel con salsa, 1 entrecot Nebraska de 200 gr. Precio final: 50,80 euros
Después de comer, paseamos por Bingen para hacernos con la ciudad, compramos en una droguería Müller algunas cosas que se nos habían olvidado en Madrid (pasta de dientes y peine) y subimos a los jardines del castillo Klopp. No se puede entrar así que bajamos hacia el río y compramos el ticket para cruzar a Rüdesheim 2,5 euros / persona/ trayecto. Los horarios se pueden ver en su web y varían según la temporada (en nuestro caso, cada media hora hasta las 21:30h, después de esa hora, hay que coger el ferry de vehículos que opera hasta las 00:15h ) www.bingen-ruedesheimer.de
El ferry de pasajeros deja junto a la torre del águila.

Nos habría gustado ir al museo del vino e historia local situado en el Niederburg, donde se organizan catas pero abre de 10 a 18 horas y llegamos a las 17:30h así que quedará pendiente para otra ocasión. Paseamos por la bonita ciudad, hay muchos turistas y las estrechas calles se llenan fácilmente, pero el lugar tiene muchísimo encanto con sus casitas de entramado de madera y colores vivos.
Nos encantan en la Oberstrasse el Frankesteiner Hof, Ritters'sche Hof, Klunkhardshof y Bassenheimer Hof. El Brömershof es actualmente el museo de instrumentos musicales y uno de los edificios más impresionantes.
Aprovechamos para tomarnos unas cervezas en el local Quetschkommod (2 cervezas 8,60 euros).
Comienza a hacer bastante frío así que optamos por volver a cruzar hacia Bingen. Nuestro hotel tiene unas bonitas vistas hacia el río, el Mäuseturm (en obras) y al castillo Ehrenfels así que optamos por cenar en el bar del hotel, donde probamos por primera vez un flammkuchen clásico para compartir y 4 vinos (30 euros). Pasamos el rato viendo el denso tráfico de barcos que tiene el Rhin, así como la doble vía férrea que lo rodea (una línea a cada lado del río), nos llama mucho la atención pues en ningún lugar habíamos visto referencias a las vías del tren que pasan justo por la orilla y son muy utilizadas para el tráfico de mercancías.