DOMINGO 10 DE AGOSTO
El domingo 10 de agosto, a las 6:45 cogimos un vuelo de Air Asia hacia Hanoi, donde aterrizábamos a las 8:30 en el aeropuerto de Noi Bai.
Lo primero, antes de recoger las maletas, hay que hacer los trámites del visado en inmigración. Aquí no estuvimos listos y tardamos casi dos horas en hacerlo, ya que nos bajamos de los últimos de nuestro avión y además justo acababa de llegar otro vuelo, con lo que había unas colas interminables (CONSEJO 1 -> si no queréis esperar tanto como nosotros, apurad para llegar los primeros a las ventanillas de inmigración).
Una vez que nos dieron el visado, salimos del aeropuerto y en seguida nos empezaron a abordar para ver si nos llevaban al centro en furgoneta o en taxi. Hay que estar listos porque te intentarán cobrar de más (si no recurdo mal nos pedían 15$ por cabeza y al final lo sacamos en 3$, que es lo que ponen las guías y lo que cobraría la furgoneta oficial de Vietnam Airlines). CONSEJO 2: para no perder tiempo, escoged siempre una furgoneta que ya tenga gente dentro, porque de lo contrario os tocará esperar a que se llene antes de salir hacia el centro.
La primera impresión de Hanoi te deja con la boca abierta. Por mucho que te lo cuenten, hay que estar allí. Casas pequeñas, estrechas y altas, motos por todos lados, pitidos, bicicletas, marañas de cableado eléctrico colgando por las calles, sin normas de tráfico... Impresionante.
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La furgoneta nos dejó al lado de nuestro hotel, según lo que habíamos pactado con el conductor. En Hanoi nos alojamos en el HANOI OLD CENTRE HOTEL, totalmente recomendable (el mejor hotel del viaje). Nunca me han tratado tan bien en un hotel en ningún sitio. Totalmente recomendable. Cogimos una habitación con balcón preciosa, con aire acondionado y wifi:
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El personal del hotel es encantador. Cada vez que entras en el hotel tienes a tu disposición bebidas frescas gratis (limonada, té...) y fruta en recepción. En media hora nos ayudaron a organizar todas las actividades que traíamos sin cerrar. Reservamos con ellos la excursión a la Pagoda del Perfume, los trenes de ida y vuelta a Sapa y el tren de ida a Hué. Nos acompañaron a comprar una SIM de prepago vietnamita para el teléfono. La primera vez que fuimos a la estación, nos llamaron a un taxi, nos dijeron cuánto nos tenía que cobrar, pero además, uno de los chicos de recepción siguió al taxi en moto para segurarse de que no nos cobraba de más, y una vez en la estación nos llevó hasta nuestro tren y nos enseñó cuál era nuestro vagón y nuestro compartimento, para que no nos perdiésemos. Una vez que habíamos dejado el hotel, pudimos dejar allí el equipaje en un lugar seguro para recogerlo en unos días. Y se ofrecieron a que cada vez que lo necesitasemos, pasásemos por el hotel para usar un baño que había en recepción, para darnos una ducha, para beber algo fresco, para cargar el móvil (lo cual nos vino genial), etc, etc, etc. Cuando nos fuimos a la excursión de Sapa incluso nos tenían preparado un rollo de papel higiénico por si acaso dormíamos en alguna aldea en la que no hubiese papel. Impresionante. Estuvieron pendientes de hasta el más mínimo detalle.
Una vez que nos refrescamos y cerramos los flecos del viaje con el hotel, fuimos a comer nuestros primeros rollitos vietnamitas y unos tallarines:
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Y después a turistear un poco: vimos el lago Hoan Kiem, puente de Huc, templo de Ngoc Son, la Casa Monumento, callejeamos un poco para empaparnos del ritmo de vida de la ciudad, reservamos la excursión a la Bahía de Halong, sacamos las entradas para el Teatro de las Marionetas del Agua y, lo más divertido, aprendimos a cruzar una calle "sin miedo" en Hanoi, como los locales:
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Y por la noche, a cenar y a tomar algo en los concurridos bares de la calle P Ta Hien:
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LUNES 11 DE AGOSTO
Nos levantamos, desayunamos en el hotel, y pasamos el día en la excursión a la Pagoda del Perfume que habíamos contratado el día anterior en el propio hotel.
Una furgoneta pasó a buscarnos por el hotel, y tras un viaje de unas 2 horas, llegamos a un embarcadero. Cogimos una barca de remo que nos llevó río arriba hasta una zona en la que hay un conjunto de pagodas:
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Tras esto, se sube en teleférico hasta la cima de un monte, en donde se visita la Cueva del Perfume. El descenso lo hicimos a pie hasta llegar al punto de partida (también se puede bajar en teleférico pero no tiene mucho sentido porque luego hay que esperar por el resto del grupo). Se vuelve a coger la barca hasta el embarcadero de salida, y luego la furgoneta hasta Hanoi.
La excursión no está ni muy bien ni muy mal. Si os sobran días en Hanoi (nosotros teníamos 3, con 2 hubiese bastado) está bien hacerla, pero si no, no os perdéis nada espectacular (a lo largo del viaje vais a ver unas cuantas pagodas...).
Ya en Hanoi, despúes de ir al hotel, fuimos al teatro a ver el espectáculo de Las Marionetas del Agua, para el que habíamos sacado las entradas el día antes. Y después a cenar. Esta vez, entre otras cosas, nos atrevimos a probar en uno de esos bares callejeros vietnamitas con sillas enanas unos cangrejos con una salsa de lima y chili que estaban muy buenos:
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Y por cierto, sí, si os fijais en el vaso, la cerveza se toma con hielo en muchos sitios (en especial la Bia Hoi, de fabricación casera y caducidad diaria...). ¡¡¡Quién me lo iba a decir a mí antes de ir a Vietnam!!! Pero claro... la otra opción es tomarla caliente como una sopa...

MARTES 12 DE AGOSTO
Empezamos el día fuerte. En vez de desayunar en el hotel, fuimos a uno de los sitios de desayuno recomendados por la Lonely, para coger fuerzas con una de las famosas sopas vietnamitas que llevan caldo, tallarines, verduras y carne (pho bo, bun cha... o llamadlo como queráis, porque yo no las distingo). Teniendo en cuenta que hacía unos 35ºC, la sopa estaba caliente y que nos pasamos echándole picante... pues empezamos el día con una buena sudada:
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Nuestro último día en Hanoi lo dedicamos a conocer un poco más la ciudad. Por la mañana fuimos al Mausoleo de Ho Chi Minh, el Palacio Presidencial, la Casa sobre Pilares, la Pagoda del Pilar Único y el Templo de la Literatura. Después fuimos a comer a uno de los típicos restaurantes callejeros. Y por la tarde fuimos a ver el mercado de Don Xuang. La parte interior es todo de ropa, pero en el exterior está la parte más interesante, ya que hay montones de especias y frutas raras que son muy llamativas (la fruta del dragón, rambutanes, etc):
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Rebuscando por callejones del mercado llegamos a ver incluso murciélagos deshidratados...
Para acabar la tarde cogimos uno de los cyclos a pedales, para poder grabar unos vídeos, y fuimos a una terraza en frente del lago, para hacer fotos y disfrutar del caos del tráfico. Después de esto, cenamos, volvimos al hotel a refrescarnos (pese a que habíamos dejado el hotel esa misma mañana), y fuimos a la estación de tren donde íbamos a coger un tren nocturno rumbo a Sapa.